El arte de amar. Amor entre padres e hijos resumen


¿Cómo está nuestro papel de Padres?

(Pregunta de la noche anterior)

            La unión de un hombre y una mujer, fue establecida en el jardín del Edén por la máxima autoridad, nuestro Dios (Esto lo podemos ver en Gen. 2,24); fue ratificado por nuestro Señor Jesucristo cuando respondió a los fariseos que querían tentarlo con estas palabras: “¿No habéis leído que al principio, el Creador los hizo varón y hembra, y que dijo: Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne, por tanto lo que Dios unió, no lo separe el hombre” (Mt 19,4-6)

            De lo anterior se desprende, que este sacramento, base de la familia bien constituida, y base por ende de la perpetuidad de la especie y de la primacía del hombre sobre el resto de los seres vivos que pueblan y conforman la tierra, es un compromiso que se hace directamente con Dios y con el cónyuge.

            Una vez que asumimos ese “Gran Compromiso” y edificamos nuestro matrimonio sobre un fundamento como de roca, aguantamos las tensiones de la vida y estamos en rumbo de la felicidad. Pero, ¿Realmente estamos preparados para cumplir con este compromiso?, ¿Nos hemos dado cuenta que esta vida es una vocación? Pues sí, es una vocación, esa para la cual nacemos, esa inclinación o tendencia que se siente por cierta clase de vida y como toda vocación, difícil de cumplir en muchas ocasiones. La  vida religiosa y sacerdotal, la vida de laico comprometido, la de ser papá o mamá, todas implican su grado de dificultad. Vivir ese proyecto de vida que Dios nos confió, crearnos por Amor y para Amar no es fácil y por eso podemos decir que cada vocación es un desafío para la persona que lo asume.

            Algunas veces hemos afirmado que es difícil ser papá o mamá, que cada día la vida cambia, que no es ya como cuando yo era niño y es cierto, toda vocación vivida a plenitud es difícil y si no lo creen pregunten a cualquiera …. Pero, la experiencia y la vivencia de cada día que debe ser vivida con amor pleno, justifica la existencia hermosa y fecunda para cumplir este reto. Porque ser padre es un verdadero reto.

                        ¡Con que gratitud debemos ver nosotros los Padres este regalo procedente de Dios!

                        ¡El poder de producir una creatura humana, un hijo que es parte de ambos, pero diferente de cada uno! Verdaderamente que un hijo es una herencia hermosa por parte de Dios.

            Todos sabemos que los hijos necesitan de un padre y de una madre, que se amen mutuamente y que amen y traten con amor a sus hijos, ya que esto es importante desde el mismo momento que se nace, ¿Estoy yo dispuesto a aceptar las responsabilidades que vienen con el ser padre, a aceptar los sacrificios que ello lleva?

            En nuestra infancia puede habernos parecido que nuestros padres nos mantenían restringidos, pero cuando llegamos a ser padres descubrimos que la crianza de los niños es realmente un proyecto que consume mucho tiempo. Sin embargo, con la responsabilidad pueden venir grandes retos, pero también grandes gozos y eso solo depende de nosotros   (ejemplos)

Después de un hijo, la vida es diferente, la nueva vida por más que sea pequeña nunca pasa desapercibida.

            Para obtener los mejores resultados, es necesario que AMBOS PADRES hagan frente a este desafío. Ambos fueron necesarios para producir a la criatura y los dos han de desempeñar un papel vital en el desarrollo del bebé, desde que nace en adelante. Debe haber mucho equilibrio entre los padres, para ello es importante que entendamos que siempre el amor y la educación van juntos de la mano y que en realidad ambos son el arte de combinar los SI con los NO, eso sí, tomando en cuenta que los extremos pueden ser malos. (ejemplos)

            Si hablamos un poco del papel de la MADRE, es el más importante, desde el momento de la Concepción, la madre debe cuidarse para que el bebé sea sano, se forme completo, que todos sus sentidos funcionen y que en el momento de nacer, las condiciones sean las apropiadas para que sea un buen parto. Luego la madre debe proveerle de pecho o alimento, hacerlo sentir amado en un mundo extraño para él, dedicarse a su cuidado, al baño diario, su paseo, su juego, todas sus necesidades inmediatas, y si ella suple amorosamente todas estas necesidades, el bebé crecerá seguro, confiado, amado, ya que él aprende inmediatamente después del nacimiento después del nacimiento y los primeros años son importantes para su desarrollo psicológico. Si ella logra mostrar y enseñar Amor, puede resultar un bien duradero en el hijo, por el contrario, si fracasa, puede causar un daño irreparable. ¿Qué “carrera” que el mundo ofrezca puede acercarse a esto en significado y satisfacción duraderos?

            Si la madre está sola con su hijo, porque es madre soltera o divorciada o por otra razón, el reto es el doble, pero la satisfacción también lo es, por lo tanto, para ninguna madre sola debe ser un castigo esta bendición de Dios.

            Y si hablamos del PADRE, también es importante desde el momento de la Concepción, aunque él no esté participando directamente en el cuidado, la alimentación, etc., el bebé siente su presencia, en sus cariños, su voz, su deseo de tenerlo en casa, y si este proceso se da a partir de allí, podemos decir que es un buen principio. Si por el contrario el padre tarda mucho en empezar, puede ser el inicio de un problema que salga a la superficie, especialmente cuando el hijo alcance la adolescencia, y el disciplinar se haga más difícil (aunque no es imposible)

            Junto con el calor, la ternura y la comprensión que una madre expresa, el padre puede aportar una influencia estabilizadora, una fortaleza, de dirección sabia y de disciplina que puede ser el equilibrio de un buen hogar (leer Hebreos 12,7). Por reglas generales, el padre trabaja para el sustento y a veces llega cansado del trabajo, pero debe dar tiempo a su esposa e hijos. En el hogar debe haber mucha comunicación, es fundamental, apartar tiempo para ellos, para esos proyectos de familia, para la diversión o paseos, para las reuniones de los hijos, para todo en lo que una u otra forma la familia esté incluida.

De esta manera, se edifica la unidad y la solidaridad familiar. Ejemplo: un niño le preguntó a su papá cuanto costaba una hora de su trabajo, y él le preguntó a su vez, para que quería saberlo, el niño contestó que él tenía una alcancía y quería saber si le alcanzaría para pagarle dos horas de su tiempo.

            ¡Qué importancia tienen ambos padres!, juntos deben cooperar en el trato de los hijos, enseñándolos, fijándoles límites, comunicándose, disciplinándolos, educándolos, pero sobre todo amándolos.

            “La casa que está dividida contra sí misma, no puede permanecer y perecerá”, lo leemos en Marcos 3,25, y es que cuando un padre se pone por encima del otro ocasiona una lucha, mientras que si ambos consultan, hay sabiduría y es necesario que los hijos vean que sus padres cooperan en unión, comunicación, y en amor, para que haya un buen ambiente familiar, cumpliendo todos con su responsabilidad.

Mejores son dos que uno, bien reza un dicho, y aunque tengamos diferencias, nuestros hijos tienen un papá y una mamá, y ellos no tienen que ver en nuestros problemas. Además, el papel de los padres es suministrar un ambiente lleno de amor, y si los hijos lo perciben, sus incertidumbres o errores, no se amontonarán dentro de ellos porque teman mencionarlos, y habrá mucho diálogo familiar, comprensión y los asuntos se manejarán con interés amoroso, el hogar no será solo un refugio, sino también un abrigo. El afecto de los padres hará crecer y fortalecer el ánimo de los hijos, de modo que en un ambiente de fe, amor, oración, espiritualidad, comunicación y confianza en Dios, podremos lograr que nuestros hijos sean felices.

Sea pues, PADRE O MADRE, su papel representa un gran reto, pero al seguir los consejos del dador de vida, puede hacer frente a este desafío con resultados felices. Desempeñe su papel asignado por Dios a conciencia suya, evite los extremos, mantenga su equilibrio, que a todos sea conocido lo razonable que usted es, incluso a sus hijos, y que junto a Dios logrará una “FAMILIA FELIZ”

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