Humanización antropología


1. Origen de la antropología y evolución del concepto “cultura”.Es la ciencia que estudia al ser humano de una forma integral. Para abarcar la materia de su estudio, la antropología recurre a herramientas y conocimientos producidos por las ciencias sociales y las ciencias naturales. La aspiración de la disciplina antropológica es producir conocimiento sobre el ser humano en diversas esferas, intentando abarcar tanto las estructuras sociales de la actualidad, la evolución biológica de nuestra especie, el desarrollo y los modos de vida de pueblos que han desaparecido y la diversidad de expresiones culturales y lingüísticas que caracterizan a la humanidad. La pregunta antropológica es ante todo una pregunta por el otro. Y en términos estrictos, está presente en todo individuo y en todo grupo humano, en la medida en que ninguna de las dos entidades puede existir como aislada, sino en relación con Otro. Ese otro es el referente para la construcción de la identidad, puesto que ésta se construye por «oposición a» y no «a favor de». La preocupación por aquello que genera las variaciones de sociedad en sociedad es el interés fundador de la antropología moderna. Fue de esa manera que, para Krotz, el asombro es el pilar del interés por lo «otro» (alter), y son las «alteridades» las que marcan tal contraste binario entre los hombres. Durante el Siglo XIX, la llamada entonces Antropología general incluía un amplísimo espectro de intereses, desde la paleontología del Cuaternario al folclore europeo, pasando por el estudio comparado de los pueblos aborígenes. Fue por ello una rama de la Historia Natural y del historicismo cultural alemán que se propuso el estudio científico de la historia de la diversidad humana. Tras la aparición de los modelos evolucionistas y el desarrollo del método científico en las ciencias naturales, muchos autores pensaron que los fenómenos históricos también seguirían pautas deducibles por observación. El desarrollo inicial de la antropología como disciplina más o menos autónoma del conjunto de las Ciencias Naturales coincide con el auge del pensamiento ilustrado y posteriormente del positivismo que elevaba la razón como una capacidad distintiva de los seres humanos. Su desarrollo se pudo vincular muy pronto a los intereses del colonialismo europeo derivado de la Revolución industrial. Históricamente hablando, el proyecto de Antropología general se compónía de cuatro ramas: la lingüística, la arqueología, la antropología biológica y la antropología, referida esta última como antropología cultural o etnología en algunos países. Estas últimas ponen especial énfasis en el análisis comparado de la cultura —término sobre el que no existe consenso entre las corrientes antropológicas—, que se realiza básicamente por un proceso trifásico, que comprende, en primera instancia, una investigación de gabinete; en segundo lugar, una inmersión cultural que se conoce como etnografía o trabajo de campo y, por último, el análisis de los datos obtenidos mediante el trabajo de campo.
La antropología cultural es la rama de la antropología que centra su estudio en el conocimiento del ser humano por medio de su cultura es decir costumbres, mitos, creencias, normas, valores que guían y estandarizan su comportamiento como miembro de un grupo social.
La concepción dominante en Occidente hasta el Siglo XIX distinguía a las civilizaciones dominantes de los estados inferiores de desarrollo de la evolución cultural de las sociedades humanas: el estado de barbarie (bárbaros) y el de salvajismo (salvajes o indígenas, los pueblos periféricos o primitivos que se consideraba vivían en «estado de naturaleza» o mito del buen salvaje). Contra esta concepción dominante, la antropología cultural sostiene, siguiendo el paradigma del relativismo cultural, que buena parte de las experiencias y conceptos considerados naturales son en realidad construcciones culturales que comprenden las reglas según las cuales se clasifica la experiencia, se reproduce esta clasificación en sistemas simbólicos y se conserva y difunde esta clasificación. Los seres humanos, como animales sociales, viven en grupos más o menos organizados, las sociedades humanas. Sus miembros comparten siempre formas de comportamiento que, tomadas en conjunto, constituyen su cultura. Un debate intelectual muy antiguo discute si cada sociedad humana posee su cultura propia, distinta en su integridad de cualquier otra sociedad, y si los conceptos de civilización y cultura son asimilables o no. El antropólogo cultural estudia todas las culturas, ya sean de sociedades tribales o de naciones civilizadas complejas. Examina todos los tipos de conducta, racional o irracional. Considera todos los aspectos de una cultura, incluidos los recursos técnicos y económicos utilizados frente al medio natural, los modos de relación con otros hombres o las especiales experiencias religiosas y artísticas. No solo se estudian las actividades correspondientes a los diversos aspectos, sino que revisten especial interés sus relaciones recíprocas, por ejemplo, la relación entre la estructura de la familia y las fuerzas económicas o entre las prácticas religiosas y las agrupaciones sociales. Aunque hoy se considera a la antropología social o cultural una subdisciplina de la antropología, históricamente procede de la etnología, que se ocupa de recoger material que permita describir e interpretar las distintas culturas. El estudio de la etnología se originó en el Siglo XIX, cuando estudiosos e historiadores buscaron por primera vez proporcionar una interpretación sistemática de los mitostradiciones y costumbres de los pueblos extraeuropeos recopiladas por exploradores y misioneros; esta primera fase de la disciplina, desdeñosamente denominada «antropología de poltrona» por las generaciones posteriores, estuvo caracterizada por la falta de contacto directo entre investigadores e investigados, y por la dedicación a problemáticas predominantemente históricas y genéticas. Los teóricos de esta primera generación —entre ellos James Frazer y Edward Burnett Tylor— se ocuparon del problema de la difusión de los elementos culturales, de los métodos de transmisión del contenido cultural y de la elaboración de soluciones alternativas a problemas tecnológicos comunes. En línea con la filosofía positivista dominante en la teoría de la ciencia de la época, el consenso disciplinario se inclínó por suponer que las diferentes culturas pasaban por una serie homóloga de etapas en su evolución, aún sin tener necesariamente contacto entre sí. El pensamiento humano evoluciónó a través de los años así como las creencias religiosas crecieron y se esparcieron por todo el mundo. Cuando se esparcen por ciertos lugares, si éstas son aceptadas por la sociedad, quedan instaladas creando así una nueva cultura. La cultura que va creciendo en esta sociedad durante un plazo de tiempo es lo que el antropólogo social estudia. Citando un ejemplo está el de Hegel que dijo una vez: “Como el punto de partida fijado a la filosofía por el tiempo todopoderoso y su cultura es una razón afectada de sensualidad, tal filosofía no puede encaminarse al conocimiento de Dios, sino al conocimiento del hombre” Aunque la teología y la antropología social están ligadas, la antropología social se basa más en el conocimiento del cambio del pensamiento y rasgos físicos del hombre que de su cambio o creencia espiritual.

2. Impacto del neoliberalismo en la estrategia de la adaptación humana.Es la corriente económica y política capitalista, inspirada y responsable del resurgimiento de las ideas asociadas al liberalismo clásico o primer liberalismo desde las décadas de 1970 y 1980.Los defensores del neoliberalismo apoyan una amplia liberalización de la economía, el libre comercio en general y una drástica reducción del gasto público y de la intervención del Estado en la economía en favor del sector privado, que pasaría a desempeñar las competencias tradicionalmente asumidas por el Estado.Sin embargo, el uso y definición del término ha ido evolucionando en las últimas décadas6 y no hay un criterio unificado para determinar qué es «neoliberalismo».Originalmente el neoliberalismo era una filosofía económica surgida entre los eruditos liberales europeos en la década de 1930 que trataban de encontrar un «tercer camino» o un «camino entre medias» de la disputa que en ese momento se libraba entre el liberalismo clásico y la planificación económica.El impulso de desarrollar esta nueva doctrina surgíó del deseo de evitar nuevos fracasos económicos tras la Gran Depresión y el hundimiento económico vivido en los primeros años de la década de 1930, fracasos atribuidos en su mayoría al liberalismo clásico. En las décadas siguientes la teoría neoliberal tendíó a estar en contra de la doctrina laissez-faire del liberalismo, promoviendo una economía de mercado tutelada por un Estado fuerte, modelo que llegó a ser conocido como la economía social de mercado.

3. Las sociedades tribales forma y organización y situación global. Tanto para evolucionistas como para funcionalistas, la tribu es un grupo social con una organización pre-estatal, basada en la agrupación de numerosas familias. Para los evolucionistas, estamos ante uno de los cuatro estadios esenciales que marcan la evolución de la sociedad: banda, tribu, jefatura y Estado, donde la relación con el territorio (inexistente, con respecto a las bandas y tribus, necesaria por lo que hace para entender a la jefatura y al Estado es clave por categorizarlas. El funcionalismo considera que la existencia o no de una asociación territorio/grupo social no es el hecho determinante, sino que se basa en si el orden social está fundado en un poder centralizado y existe segmentación social (jefatura y Estado) o el poder es no centralizado y no existe segmentación social (banda y tribu). La generalización del uso del concepto “tribu” a diferentes grupos sociales de cualquier parte del mundo hace aflorar contradicciones en cualquiera de las dos aproximaciones: en la Polinesia las tribus tienen una cierta segmentación social (aristocracia tribal) y poder central (el jefe de la tribu asume funciones ejecutivas, militares y económicas, además de las religiosas, que van más allá de las típicas de un “big man”) en Nueva Zelanda las tribus (iwi), son el resultado de la agregación de grupos de descendencia cognaticios (hapu) con un territorio claramente delimitado; en la India los estudios etnográficos desarrollados entre 1881 y 1961 nos muestran que estamos ante unas 50.000 subcastas agrupadas en 3.000 castas que dan lugar a 427 tribus, agrupación que no responde a ninguno de los dos ejes mencionados: se presume que su origen proviene de la evolución en la división del trabajo y de la intrusión del legislador brahmán, que al codificarlo lo fijó. Por otra parte, en la sociedad árabe preislámica las tribus venían determinadas por hechos religiosos (como, por ejemplo, compartir sacrificios), en Siberia se basaban en uniones exogámicas de filiación patrilineal (intercambio de mujeres), en Japón una misma palabra (zoku) designa tanto a familia como a tribu o raza, en Alaska las tribus estaban formadas por casas (que son agrupaciones diferentes de familias, también existentes en sociedades arcaicas de Guinea o Madagascar o en la edad medieval de Europa o del Extremo Oriente) que manténían una fuerte autonomía económica y política… Una verdadera constelación de significados bajo un concepto demasiado potente como para que pueda ser descrito de una única forma, sin olvidar que la aproximación a estas realidades se ha hecho muchas veces con ojos ROMánticos que buscan (y por lo tanto, ven) el exotismo de aquello diferente. Otro aspecto que complica la conceptualitzación de tribu viene dado por la falta de teorías documentadas empíricamente que demuestren cómo las tribus evolucionan hacia las jefaturas. En general en África se ha asimilado el concepto de tribu al de nacíón como en el caso de entidades socio políticas estatales como los Yorubá, los Mandinga, los Mossi, y centenares de conjuntos culturales y estatales que en ningún caso pueden ser considerados como tribu. Este tipo de definición peyorativa minimizaba la importancia de las entidades sociopolíticas africanas como forma de justificar la intervención del colonizador con un sistema supuestamente superior. Asimismo los antropólogos colonialistas hicieron uso del término como herramienta de división que justificaría las fronteras impuestas, ese es el caso de la división del grupo cultural Fang en grupos menores atendiendo a criterios lingüísticos no científicos. Una reciente definición del término en la página aportada por el antropólogo y defensor de los derechos indígenas, Stephen Corry, pone en relación el concepto «tribu» con la adscripción «indígena» y se concentra en el componente diferencial de las formas de vida respecto a los modelos dominantes. El aporte de Corry es que los «pueblos indígenas tribales» preservan «formas de vida eminentemente autosuficientes», durante generaciones, que se distinguen de aquellas de la «sociedad mayoritaria», a la cual los sujetos «indígenas tribales» no se integran. Como análisis crítico final, hace falta decir que la enorme dificultad que la Antropología ha encontrado en el momento de definir “tribu” pone de relieve las carencias reales de los fundamentos empíricos de la vía antropológica de su estudio.

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