Isabel II: LAs regencias


Isabel II Durante el reinado de Isabel II (1833-1868) se establecíó el modelo de liberalismo y supuso un cambio en la estructura del Estado, de una monarquía absoluta a otra constitucional y parlamentaria, en la economía se pasó de la propiedad feudal a la privada capitalista y la sociedad pasó a tener la igualdad ante la ley. El reinado comenzó con las regencias de su madre, María Cristina y la del general Espartero. Tras la mayoría de edad, en el reinado, se llevó a cabo una sucesión de los grupos políticos (liberales moderados y progresistas). Además, Isabel tuvo que oponerse a los carlistas, defensores del absolutismo que reclamaban el trono, y emprendíó hasta tres guerras a lo largo del Siglo XIX.
El carlismo surgíó durante el reinado de Fernando VII con el objetivo de defender el absolutismo y poner a Carlos María Isidro, hermano del rey, como su sucesor. Su programa ideológico defendía el absolutismo monárquico, la Iglesia, los fueros, y los privilegios del Antiguo Régimen. Recibieron el apoyo del clero, el campesinado pobre y parte de la nobleza. La primera guerra carlista estalló tras la muerte de Fernando VII. Hubo enfrentamientos en el País Vasco y Navarra, en Maestrazgo y Cataluña. Se produjo una división en el bando carlista (los más conservadores y los menos radicales) y se firmó el Convenio de Vergara en 1839 entre los menos radicales, dirigido por Maroto y el general Espartero, del ejército isabelino. Espartero incumpliría el acuerdo. Las consecuencias de la guerra fueron: la inclinación de la monarquía al liberalismo moderado, el protagonismo político de los militares a través de los pronunciamientos y la desamortización de Mendizábal provocada por los enormes gastos en la guerra. Durante el reinado hubo diversos partidos políticos: los carlistas, los liberales, divididos en Moderados (“doceañistas” del Trienio Liberal) y Progresistas (“exaltados” del Trienio) que defendían una monarquía constitucional, el sufragio censitario y recurrían a los pronunciamientos para alcanzar el poder. Pero se diferenciaban en varios aspectos: los Moderados defendían la propiedad, el orden, el sufragio censitario restringido, la soberanía Rey-Cortes, la influencia de la Iglesia, la limitación de los derechos individuales y la abolición de la Milicia Nacional. Contaban con el apoyo de terratenientes, comerciantes, vieja nobleza, alto clero y los altos mandos del ejército. Este grupo estuvo dirigido por Martínez de la Rosa, Narváez y Alejandro Mon. Además, surgíó el Liberalismo doctrinario, corriente liberal nacida en Francia y se caracterizaba por no tener doctrina definida, buscando el justo medio entre autoridad y libertad; defendía la doble soberanía rey-Cortes y el sufragio restringido. Por su parte, los Progresistas liderados por Espartero, Mendizábal, Madoz y Prim, defendían la soberanía nacional, la Milicia Nacional, las reformas agrarias (desamortización y desvinculación), las libertades civiles y limitaron la influencia de la Iglesia. Contaban con el apoyo de la burguésía industrial y financiera, las clases medias y los artesanos. A partir de 1854, surgieron otros partidos como la Uníón Liberal, formada por un sector de los moderados y los más conservadores de los progresistas cuyo líder era O’Donell, y los Demócratas que representaban a las clases medias y bajas y estaban dirigidos por Rivero.


 Defendían el sufragio universal y la limitación del poder real. A lo largo del reinado de Isabel II se promulgaron varias constituciones, dependiendo del gobierno dirigente. La 1ª constitución fue la de 1837, promulgada durante la regencia de Espartero, en ella se implantaba la soberanía nacional, la división de poderes, la igualdad ante la ley y el parlamento era bicameral (Congreso y Senado). Otra constitución fue promulgada en 1845, ya durante la mayoría de edad de Isabel II, era de carácter moderado, en la que el rey compartía la soberanía con las Cortes, eliminaba la división de poderes, era de carácter moderado y se suprimíó la Milicia. La constitución de 1856, de carácter progresista, no fue promulgada. Durante los diversos gobiernos (Década Moderada, Bienio Progresista, Uníón Liberal y Moderados) se llevaron a cabo importantes reformas. Durante la regencia de M.Cristina el ministro Javier Burgos hizo una organización territorial en provincias en 1833. Durante la regencia de Espartero se llevó a cabo la desamortización de Mendizábal en 1837, que supuso la puesta en venta de propiedades de la Iglesia para sanear la deuda pública y para crear una clase de nuevos propietarios liberales. En la Década Moderada se realizaron reformas como: la disolución de la Milicia Nacional, la creación de la Guardia Civil, reformas fiscales y de la Hacienda, a través de la Ley de Administración local, se creó la Ley de instrucción pública que establecíó tres niveles en la educación (primaria, secundaria y universitaria), se publicó un código penal y se firmó un concordato con la Santa Sede, que paralizaba la desamortización. Por su parte, en el Bienio Progresista se realizó la desamortización de Madoz en 1855 por lo que se pusieron en venta las propiedades tanto de la Iglesia como de la Nacíón o los municipios para mejorar la economía y financiar la construcción de ferrocarril. Y por último, durante la Uníón Liberal destacamos las guerras en Marruecos y las intervenciones en  México. En la última etapa se produjo la crisis económica y financiera, por lo que los progresistas y demócratas firmaron el Pacto de Ostende para acabar con el reinado de Isabel II. Tras el pacto, en Cádiz surgíó una revolución, conocida como La Gloriosa, lo que significó el fin del reinado de Isabel II.En conclusión, podemos resumir el Siglo XIX como la transición del modelo absolutista al modelo liberal.

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