La sílaba el acento y la entonación


El lenguaje es la capacidad que tienen los humanos para adquirir y dominar una lengua, para comunicarse verbalmente. El lenguaje, en tanto que facultad de expresarse, incluye todas las lenguas de las comunidades humanas. Según Saussure, el lenguaje es un todo complejo constituido por dos partes estrechamente unidas: la lengua y el habla.  La lengua es el sistema de signos que emplea una comunidad lingüística como instrumento de comunicación. Es un modelo general, abstracto, presente de manera colectiva en los cerebros de todas las personas que se comunican con el mismo código.

El habla es el uso individual que cada hablante realiza cada vez que codifica un mensaje en la lengua que comparte con su comunidad. 

lengua

habla

Carácter colectivo

Carácter individual

Carácter abstracto

Carácter concreto

Orden psíquico, mental

Orden psicofísico

Permanente en el tiempo

Momentánea

Sistema de signos

Manifestación del sistema

2. La comunicación y el lenguaje. Carácterísticas

La comunicación consiste en la transmisión de información de un punto a otro.La comunicación no es sólo verbal, pues puede ser también visual o auditiva: la sirena de una ambulancia; el levantar la mano en clase; la luz verde de un taxi o la luz verde de un semáforo; el dibujo de un hombre en la puerta del servicio; etc.

En el proceso de comunicación participan todos los sentidos: el oído, la vista, el tacto (dar un cachete, una caricia o una palmada de aprobación en la espalda), el olfato (liberación de feromonas) y el gusto (estos dos últimos apenas tienen relevancia en la comunicación humana, pero sí en la de muchas especies animales.

Los elementos que intervienen en el proceso de transmisión de la información forman el sistema de la comunicación.

Los elementos que intervienen en el acto de comunicación son:

  • El emisor
  • El receptor
  • El mensaje
  • El código
  • El canal
  • El referente
  • La situación

El emisor es aquel que emite la información, el mensaje. Puede ser una persona, aunque no necesariamente: un grupo, un organismo, un animal (ej. Cuando ladra un perro), incluso una máquina. 

El receptor es quien recibe el mensaje. Al igual que en el caso del emisor, también puede ser un individuo concreto, un grupo, un animal o una máquina.

El mensaje es la información que el emisor transmite al receptor. Para formar este mensaje, el emisor selecciona y combina los elementos de un código determinado de manera que expresen lo que desea comunicar.

Pueden distinguirse entre mensajes unilaterales y bilaterales. Los mensajes unilaterales (o comunicación unilateral)
Son aquellos que se producen o se reciben en ausencia física del emisor o del receptor (por ejemplo: un libro, un periódico, la radio, la televisión, un cartel). Los mensajes bilaterales (o comunicación bilateral)
Son aquellos que tienen lugar en presencia del emisor y el receptor (el ejemplo más común es el diálogo), por lo que ambos pueden alternar los roles.

El código es el conjunto de signos y reglas que permite la elaboración de los mensajes por parte del emisor y su decodificación por parte del receptor.

            En el lenguaje verbal, el código está constituido por la propia lengua, en sus dos aspectos: el oral y el escrito.

            En todo acto de comunicación hay dos procesos fundamentales: la codificación y la descodificación. La codificación la realiza el emisor, y consiste en seleccionar los elementos del código y combinarlos para formar el mensaje deseado. La descodificación la lleva a cabo el receptor, y consiste en el reconocimiento e interpretación de la combinación de elementos propuesta por el emisor.

Si el emisor y el receptor no comparten el mismo código, el mensaje no será comprendido y el acto de comunicación no habrá tenido éxito.

            El canal es la vía por la que circula el mensaje. Puede ser el aire en una conversación física; el cable en una conversación telefónica; las ondas en las emisiones de radio o televisión; el papel en el caso de los libros, la prensa, los manuscritos, etc.

            Existen otros dos factores que intervienen en la comunicación y que tienen carácter extralingüístico: el referente y la situación.

            El referente es el objeto, físico o mental, al que representa o al que remite un signo o un mensaje.

            La situación, también llamada contexto, es el conjunto de circunstancias espaciales, temporales, sociales y personales que enmarcan el acto de comunicación. Son las circunstancias que envuelven al emisor y al receptor durante el proceso de comunicación.

            No hay que confundir la situación (o contexto extralingüístico) con el contexto lingüístico, que es el entorno en el que se sitúa una unidad lingüística dada.

Así pues, podemos distinguir tres tipos de contextos:

  • Contexto situacional:
    Es el conjunto de circunstancias espaciales y temporales en las que se produce un acto comunicativo. Tiene un carácter concreto.
  • Contexto sociohistórico:
    Se refiere a la época en la que se produce el mensaje. Tiene un carácter más general.
  • Contexto lingüístico:
    Se refiere a lo dicho antes y después de un acto comunicativo.

Otro elemento que puede intervenir –negativamente– en el acto de comunicación es el ruido.
Es un elemento desestabilizador de la comunicación, que puede afectar tanto a la comunicación oral como a la escrita. Impide que un mensaje llegue en condiciones al receptor. Son perturbaciones no previstas ni previsibles que alteran o destruyen la comunicación.

La contrapartida del ruido es la redundancia.
Se trata de un elemento estabilizador que combate el ruido y permite que el mensaje llegue en buenas condiciones. (Por ejemplo: subir el volumen de la voz en una discoteca, o escribir en mayúscula si no se tiene buena letra.)

3. Las funciones del lenguaje

 Cada uno de los seis elementos fundamentales de la comunicación determina una función diferente del lenguaje. Estas funciones no suelen darse aisladas, sino en combinaciones complejas.

  • Función expresiva o emotiva (emisor)
  • Función conativa o apelativa (receptor)
  • Función referencial (referente, contexto). Karl Bühler
  • Función fática o de contacto (canal)
  • Función metalingüística (código)
  • Función poética (mensaje). Román Jakobson

            De estas seis funciones, dos son compartidas por el hombre con el resto de los animales: la expresiva y la conativa. Las restantes (referencial, fática, metalingüística y poética) son exclusivas del ser humano.

            Podemos distinguir tres funciones principales: expresiva, conativa y referencial; y tres secundarias: fática, metalingüística y poética.

            La función expresiva, también llamada emotiva, está enfocada hacia el emisor, pues aspira a una expresión directa de la actitud del hablante hacia lo que está diciendo.

            Es la manifestación de algo interno del emisor (dolor, alegría, sorpresa, etc.), de sensaciones y sentimientos primarios.

            Suele expresarse a través de interjecciones (lo más próximo al lenguaje de los animales), expresiones malsonantes, frases exclamativas o procedimientos lingüísticos más complejos. También se puede expresar a través de la entonación.

Ejemplo de situación: cuando alguien se da un golpe.

La función conativa, también llamada apelativa, está orientada hacia el receptor. Pretende obtener una respuesta del receptor.

Esta función tiene su más pura expresión gramatical en el vocativo (, Luis) –así como en los gritos vocativos (¡Eh!)– y en el imperativo (Cállate). Otros recursos son el empleo del condicional (podrías), las expresiones de cortesía (por favor) y las exhortativas (A ver si estudiamos más).

            Ejemplo prototípico: el lenguaje publicitario; los manuales de instrucciones.

            La función referencial, también denominada representativa (o denotativa o cognoscitiva), está orientada hacia el contexto, hacia el referente.

Es la función que suele predominar en la mayor parte de los actos de habla. Está presente en todos los actos de habla, pues al hablar siempre transmitimos información, en mayor o menor grado.

Su fin es transmitir información de forma objetiva, sin que se manifieste la subjetividad del emisor ni se pretenda provocar una reacción en el receptor.

Un recurso habitual es el empleo de la tercera persona (él, ella, eso…).

Ejemplo prototípico: un manual de estudio, la guía telefónica, una noticia en el periódico.

            La función fática, también llamada de contacto, trata de mantener abierto el canal. Se ocupa de establecer, prolongar o evitar la ruptura de la comunicación. Su finalidad es comprobar si el canal funciona, para atraer o confirmar la atención continua del interlocutor.

            Ejemplo de situación: Pues al final se ha quedado buena tarde (en el ascensor).

            Cuando hablamos por teléfono: uhm, , ya, bueno, etc.

            Carraspeo (para advertir a alguien nuestra presencia).

            La función metalingüística está centrada en el código.

Tiene lugar cuando empleamos el lenguaje para hablar de las carácterísticas de nuestra lengua: definiciones, etimologías, explicaciones gramaticales, etc.

            La función poética, también denominada estética, está enfocada en el mensaje, en su forma lingüística.

            La finalidad de esta función es potenciar la belleza de la lengua, desarrollar al máximo sus recursos estéticos. Ejemplo: aliteraciones (con el ala aleve del leve abanico), juegos de palabras (tres tristes tigres), rimas (el ful de Estambul), etc.

4. El signo lingüístico

El signo es un elemento que representa a otro elemento. El valor de un signo depende de las relaciones que se establecen entre ese signo y los demás miembros del sistema.  

Saussure rechaza la idea de considerar la lengua como una nomenclatura, es decir, como una lista de nombres que responden a otras tantas cosas. El signo lingüístico no une cosas y nombres sino un concepto y una imagen acústica.   

           El signo es, pues, una unidad de dos caras: concepto e imagen acústica que se suponen mutuamente y son inseparables. Saussure afirma que el signo lingüístico es arbitrario porque lo es la relación que existe entre el significado y el significante.   

Los signos lingüísticos mantienen entre sí dos tipos de relaciones: sintagmáticas y paradigmáticas.

            Las relaciones sintagmáticas son las relaciones de sentido que cada signo lingüístico mantiene con otros signos de diversas categorías gramaticales, ya sea dentro de un sintagma o de una oración.Ejemplo: Las ovejas pacen tranquilas en el prado.

Las relaciones paradigmáticas son las relaciones de sentido existentes entre signos de la misma categoría gramatical que pueden aparecer en el mismo contexto sintagmático.

                                   cabras

            Ejemplo: Las ovejas pacen tranquilas en el prado.

                                   vacas

Los dialectos (también denominados geolectos) son variantes de una misma lengua diferenciadas geográficamente (variedades geográficas o diatópicas). Tienen, por lo tanto, un alcance mucho más reducido que la lengua.

En general, se suele aplicar la denominación de dialecto a aquellas variedades lingüísticas en las que se cumple una o varias de estas razones:

  • Falta de tradición escrita o de una tradición literaria reconocida (factor cultural).
    • Sus hablantes no poseen un estado o nacíón propios. Max Weinrich dijo que: “una lengua es un dialecto con un ejército” (factor político).
    • Carece de prestigio o reconocimiento, bien porque es hablado por un número reducido de personas, o con bajo nivel sociocultural, o pertenecientes al ámbito rural (factor social).
    • No se considera que existen suficientes diferencias gramaticales con la variedad estándar (factor lingüístico). 

            Los sociolectos (variedades socioculturales o diastráticas -los niveles lingüísticos-) formas de una misma lengua diferenciadas sociológicamente, es decir, empleadas dentro de un grupo social concreto, ya sea en función de su nivel socioeconómico (clases altas, medias, bajas, obreros, campesinos, etc.), su edad (el habla de los jóvenes, frente al habla de los mayores), su sexo (el habla de las mujeres) o su raza o etnia (el habla de los gitanos: gitanismos como chivato, chungo, espichar, coba, trola, tronío, mangar, que son de uso común en la lengua). 

Dentro de los sociolectos podemos distinguir las jergas (también denominadas argots), referidas al conjunto de rasgos lingüísticos específicos compartidos por un grupo de hablantes dedicados a una misma profesión o actividad. Por ejemplo: la jerga de los abogados, de los deportistas. Las jergas suelen caracterizarse especialmente en su componente léxico: modificación formal o semántica de términos ya existentes, préstamos de otras lenguas e invención de palabras nuevas.

 Ejemplo: Acullá birris y no conoce a la tía Jacinta.

(Está borracho y no conoce la vergüenza.)

            Un idiolecto es el conjunto de rasgos lingüísticos propios de un hablante determinado. Es individual, es decir, no hay dos personas que compartan el mismo idiolecto, que empleen recursos lingüísticos idénticos. El idiolecto de una hablante se manifiesta en la gramática, en una selección particular del léxico (palabras, frases y giros peculiares) y en variantes de la entonación y la pronunciación. El idiolecto de un hablante, con frecuencia de modo inconsciente, está fuertemente condicionado por su entorno familiar, social y cultural. 

            No hay que confundir el dialecto o el idiolecto con el acento, que se refiere al modo en que los hablantes de una regíón pronuncian fonética o fonológicamente su propia u otra variedad lingüística.

 Los registros (variedades funcionales o diafásicas), también denominados estilos funcionales o usos lingüísticos, corresponden a la situación en que se realiza la comunicación. Así, podemos distinguir entre registro solemne, culto, formal, oficial, medio, popular, coloquial, familiar, íntimo, vulgar, etc.

            Todos los hablantes tienen acceso a más de un estilo o registro lingüístico, que va desde el más coloquial y espontáneo al más formal. Cuanto menor o mayor sea el nivel sociocultural de un hablante, dominará un menor o un mayor número de registros lingüísticos.

            Los registros más formales se caracterizan por un vocabulario más rico y refinado, unas estructuras oracionales más complejas (mayor presencia de la subordinación), una pronunciación más cuidada, unos esquemas entonativos menos acusados y una diferente estructura de discurso.

            En la elección de un registro u otro se tienen en cuenta diversos factores:

  • El tipo y estatus del receptor con el que se establece la comunicación (posición social, jerarquía con respecto al hablante, grado de familiaridad, edad, sexo, etc.).
    • La situación o el lugar en que se produce el acto comunicativo (distinto nivel de formalidad).
    • Los usos y costumbres de la sociedad en la que tiene lugar el acto comunicativo.
    • El tipo de vía o canal comunicativo (oral o escrito).

7. Lengua hablada y lengua escrita

            La mayor parte de las lenguas desarrolladas dispone de dos facetas diferentes: la hablada y la escrita. Entre las dos formas existen diferencias importantes que atañen a diversos aspectos: su estado actual, la construcción del texto desde el punto de vista tanto de la forma como del contenido, las formas de materialización, su alcance en el tiempo y en el espacio, etc.

            La forma primaria es el habla, que se desarrolló poco a poco junto con el hombre desde los comienzos de su existencia, y que, a lo largo de millones de años, ha pasado de ser un sistema rudimentario y reducido de gruñidos, similar al de los animales, al complejo sistema de comunicación que es hoy en día.

            La escritura es una forma secundaria, que ha aparecido hace relativamente poco tiempo, unos cinco mil años. Además, en un principio su empleo había estado limitado a unas pocas civilizaciones antiguas, y dentro de ellas a un número bastante limitado de individuos (por lo habitual de las clases altas). Hasta comienzos del Siglo XX muchas lenguas no dispónían de escritura, e incluso algunas tribus indígenas no la conocen todavía. De hecho, en los países occidentales de Europa y América, hasta hace unas décadas, existía una buena parte de la población que no sabía leer ni escribir.

           Cuadros comparativos de carácterísticas de la lengua hablada y la lengua escrita (Materiales: El español hablado, pp.8-12).  

            Una de las principales aportaciones de la escritura es que permite que la comunicación, la transmisión de información, supere las limitaciones del tiempo y el espacio y que pueda producirse a través de grandes distancias. La aparición de la escritura nos permite además, desde un punto de vista filológico, conocer los estados de la lengua en tiempos pasados, su evolución y los rasgos lingüísticos carácterísticos de períodos concretos.

            La escritura tiene su origen en los primitivos dibujos con los que los hombres prehistóricos trataban de reflejar la realidad, y surge cuando esos dibujos dejaron de referirse a objetos concretos para empezar a relacionarse con unidades lingüísticas, en un principio las palabras. Nace así la escritura ideográfica, aquella por la cual cada signo designa una palabra completa, como es el caso de la escritura China o la del antiguo Egipto. Cada uno de estos signos recibe el nombre de jeroglífico.
En un primer momento, los signos conservaron su forma de dibujos, por lo que este tipo de escritura recibe también el nombre de pictográfica.

            Un siguiente paso en la evolución de la escritura se produjo cuando los signos dejaron de representar palabras o morfemas y comenzaron a designar sílabas. Surge así la escritura silábica, que consigue reducir notablemente el número de signos, pues se pasa de los miles de la escritura ideográfica a unas cuantas centenas. Un ejemplo es la escritura hindú dēvanāgarī, empleada en el sánscrito antiguo y en varias lenguas actuales de la India. En esta escritura cada signo equivale a una consonante (o grupo de consonantes) y las vocales se representan mediante diacríticos. Las antiguas lenguas peninsulares, el ibero y el tartesio, anteriores al latín, también poseían una escritura silábica.

            Un cuarto paso consistíó en que cada signo pasara a designar un solo fonema, ya fuera vocálico o consonántico, con lo que nace así la escritura fonética o alfabética. Se trata del sistema de escritura más económico, puesto que cada lengua no suele tener más de treinta fonemas, por lo que el número de letras de su alfabeto será similar. Es la escritura que emplean las lenguas occidentales, como es el caso del español, que a su vez la adaptó de la escritura latina.

 La escritura posee unos rasgos propios que la diferencian de la lengua hablada. Podemos señalar como sus principales carácterísticas las siguientes:

  • Ausencia de un contacto directo entre el emisor y el receptor.
  • La homogeneidad de su contenido. Por lo general no solemos saltar de un tema a otro, como lo haríamos en una conversación, sino que hay mayor homogeneidad temática.
  • Predominio del monólogo sobre el diálogo (salvo en algunas obras literarias de ficción).
  • Mayor uso de largas oraciones complejas (coordinadas y, especialmente, subordinadas), gracias a que el lector puede escoger su propio ritmo de lectura y releer cuantas veces sea necesario los párrafos cuyo significado no ha entendido por la mayor complejidad sintáctica.
  • Menor presencia de elementos dialectales, coloquiales, vulgarismos o expresiones subjetivas (salvo por ignorancia, o, en determinadas obras literarias, por un intento deliberado del escritor de reproducir el habla oral o coloquial en los diálogos de algunos personajes).
  • Imposibilidad de emplear algunos recursos lingüísticos (la entonación, el ritmo, el tono, etc.) o extralingüísticos (gestos, mímica, etc.) que acompañan a la comunicación oral. Por el contrario, la escritura puede verse acompañada de imágenes, que refuerzan su significado temático.

La unidad fonológica más pequeña en que puede dividirse un conjunto fónico recibe el nombre de fonema.

La Fonología se ocupa de los sonidos, del significante, pero en el plano de la Lengua. No le interesan las diferentes  realizaciones o maneras de pronunciar; prescinde del estudio de las carácterísticas articulatorias y acústicas de estos sonidos,


La Fonética se ocupará de describir las diferentes maneras de pronunciar los sonidos del significante, las variantes que no cambian el valor significativo del mensaje, sus carácterísticas.

1.  Fonética articulatoria y acústica

La fonética articulatoria o fisiológica estudia el conjunto de operaciones en las que intervienen los órganos fonadores para la formación y emisión de los sonidos que constituyen el mensaje.La Fonética acústica se ocupa de estudiar la onda sonora y su percepción

3.     CLASIFICACIÓN DE LOS SONIDOS EN ESPAÑOL

La descripción de los órganos que intervienen en la fonación nos sirve para clasificar los sonidos, y de esta clasificación tomamos los rasgos para definir los fonemas.

   La clasificación es la siguiente:

3.1.  Modo de articulación

   Depende fundamentalmente de la posición que adoptan los órganos articulatorios al establecer un contacto o interrupción en el paso del aire fonador o una fricción o constricción. Así, encontraremos sonidos cerrados, mediocerrados  y abiertos. Según el concepto expresado, los sonidos articulados se clasifican del siguiente modo:

  Las vocales se dividen en altas, medias y bajas.

  Las consonantes se dividen en:

  •  Oclusivas: Establecen un cierre completo de los órganos articulatorios y el aire sale tras la interrupción momentánea; pueden ser oclusivas orales y oclusivas nasales: /p, b, t, d, k, g, m, n, ɲ/.
  • Fricativas: establecen un estrechamiento de dos órganos articulatorios o un ligero contacto en algún lugar de la cavidad bucal por donde pasa el aire: /f, θ, s, x, ǰ/.
  • Africadas: Establecen un cierre completo de dos órganos articulatorios, provocando la interrupción momentánea del paso del aire, e inmediatamente una fricación: oclusión y fricación se producen en el mismo lugar/c/.
  • Líquidas: Forman un grupo especial al ser sonidos consonánticos con carácterísticas vocálicas y consonánticas. Comprende:
  •  Laterales: Durante su emisión, el aire fonador sale por un lado o por los dos de la cavidad bucal: /l, ʎ/.
  • Vibrantes: Durante su emisión se produce una o varias vibraciones del ápice de la lengua contra los alvéolos: /r, r̄/.

2.1. Diptongos

La uníón de dos vocales en una sola sílaba se denomina diptongo, los diptongos se forman cuando se junta una vocal alta [i, u] con las vocales medias [e, o] o con la vocal baja [a]. Las vocales altas también pueden formar diptongos.

2.2. Triptongos

La uníón de tres vocales en una sílaba se denomina triptongo;
La vocal más abierta constituye el núcleo o centro de la sílaba.
Por ejemplo: pre-sen-ciéis, des-pre-ciáis, a-ve-ri-güéis, san-ti-guáis.  

2.3. Hiatos

Cuando dos vocales altas [i, u] están en contacto en una palabra con vocales medias o vocal baja [e, o, a] y cada una forma sílaba diferente se denomina hiato. Los núcleos son independientes y cada vocal constituye sílaba distinta. Ejemplo: estío, día, diurno, dúo, oído, seísmo, caída.

1. La sílaba

Los segmentos vocálicos y consonántico, estudiados de forma aislada, aparecen en la cadena hablada agrupados en unidades mayores para formar signos lingüísticos. Una de esas unidades o elementos fundamentales de la palabra, constituida por uno o varios fonemas, es la sílaba, cuya estructura fundamental diferencia vocales de consonantes.

EL ACENTO

         El acento es un rasgo prosódico y fonológico. El sistema español, frente a otras lenguas de acento fijo, como el francés o el polaco, es de acento libre. Debido a esta flexibilidad, es un rasgo diferenciador, pues origina cambios significativos según la sílaba donde se sitúe. En toda palabra hay una sílaba que recibe mayor intensidad, y es sílaba tónica y acentuada; las sílabas que carecen de dicha energía articulatoria son átonas o inacentuadas. Ejs.: teléfono, cuaderno, adornar.

       Hay que diferenciar el acento fonológico (toda palabra acentuada es portadora de este acento) y el acento ortográfico, representado con una tilde (´).

CLASIFICACIÓN DE LAS PALABRAS SEGÚN EL ACENTO

El acento puede ocupar varias posiciones en la palabra. Según el lugar ocupado, se realiza la siguiente clasificación.

  • Oxítona (o aguda), cuando el acento ocupa el último lugar de la palabra: papel /papél/, café /kafé/.
  • Paroxítona (o grave), cuando el acento ocupa el penúltimo lugar en la palabra: carretera /karetéra/, vaso /báso/.
  • Proparoxítona (o esdrújula), cuando el acento ocupa el antepenúltimo lugar en la palabra: fábrica /fábrika/, teléfono /teléfono/.
  • Superparoxítona (o sobresdrújula), cuando el acento ocupa  una posición anterior a la antepenúltima sílaba; esta acentuación es muy poco frecuente y sucede en formas compuestas: mándaselo /mándaselo/, cómetelo /kómetelo/.

FUNCIÓN DEL ACENTO

El acento posee varias funciones:

3.1. La función diferencial

         El acento en español da origen a importantes cambios significativos en palabras con idénticos segmentos. Al situar el acento en distintas sílabas da lugar a significados diferentes:

          célebre                         celebre                     celebré

          depósito                       deposito                   depositó

          límite                           limite                        limité                                                                                             

                                     tiro                      tiró

libro                    libró

                                     pelo                     peló

  • La función enfática

Se da, a veces, en la conversación  el deseo de recalcar o poner de relieve una determinada palabra de especial interés para el oyente o bien por propia afectación; y se marcan con un acento enfático o expresivo  ciertas palabras que normalmente son inacentuadas. Ejs.: Bajo mi responsabilidad; lo hace de memoria; Eres un miserable.  


La unidad fonológica más pequeña en que puede dividirse un conjunto fónico recibe el nombre de fonema


La Fonología se ocupa de los sonidos, del significante, pero en el plano de la Lengua. No le interesan las diferentes realizaciones o maneras de pronunciar; prescinde del estudio de las carácterísticas articulatorias y acústicas de estos sonidos,

La Fonética se ocupará de describir las diferentes maneras de pronunciar los sonidos del significante, las variantes que no cambian el valor significativo del mensaje, sus carácterísticas.

1. Fonética articulatoria y acústica

La fonética articulatoria o fisiológica estudia el conjunto de operaciones en las que intervienen los órganos fonadores para la formación y emisión de los sonidos que constituyen el mensaje.La Fonética acústica se ocupa de estudiar la onda sonora y su percepción

3. CLASIFICACIÓN DE LOS SONIDOS EN ESPAÑOL

La descripción de los órganos que intervienen en la fonación nos sirve para clasificar los sonidos, y de esta clasificación tomamos los rasgos para definir los fonemas.

La clasificación es la siguiente:


3.1. Modo de articulación

Depende fundamentalmente de la posición que adoptan los órganos articulatorios al establecer un contacto o interrupción en el paso del aire fonador o una fricción o constricción. Así, encontraremos sonidos cerrados, mediocerrados y abiertos. Según el concepto expresado, los sonidos articulados se clasifican del siguiente modo:

Las vocales se dividen en altas, medias y bajas


Las consonantes se dividen en:


Oclusivas: Establecen un cierre completo de los órganos articulatorios y el aire sale tras la interrupción momentánea; pueden ser oclusivas orales y oclusivas nasales: /p, b, t, d, k, g, m, n, ɲ/. Fricativas: establecen un estrechamiento de dos órganos articulatorios o un ligero contacto en algún lugar de la cavidad bucal por donde pasa el aire: /f, θ, s, x, ǰ/. Africadas: Establecen un cierre completo de dos órganos articulatorios, provocando la interrupción momentánea del paso del aire, e inmediatamente una fricación: oclusión y fricación se producen en el mismo lugar/c/. Líquidas: Forman un grupo especial al ser sonidos consonánticos con carácterísticas vocálicas y consonánticas. Comprende: Laterales: Durante su emisión, el aire fonador sale por un lado o por los dos de la cavidad bucal: /l, ʎ/. Vibrantes: Durante su emisión se produce una o varias vibraciones del ápice de la lengua contra los alvéolos: /r, r̄/.

2.1. Diptongos

La uníón de dos vocales en una sola sílaba se denomina diptongo, los diptongos se forman cuando se junta una vocal alta [i, u] con las vocales medias [e, o] o con la vocal baja [a]. Las vocales altas también pueden formar diptongos.

2.2. Triptongos

La uníón de tres vocales en una sílaba se denomina triptongo; la vocal más abierta constituye el núcleo o centro de la sílaba. Por ejemplo: pre-sen-ciéis, des-pre-ciáis, a-ve-ri-güéis, san-ti-guáis.

2.3. Hiatos

Cuando dos vocales altas [i, u] están en contacto en una palabra con vocales medias o vocal baja [e, o, a] y cada una forma sílaba diferente se denomina hiato. Los núcleos son independientes y cada vocal constituye sílaba distinta. Ejemplo: estío, día, diurno, dúo, oído, seísmo, caída.

1. La sílaba

Los segmentos vocálicos y consonántico, estudiados de forma aislada, aparecen en la cadena hablada agrupados en unidades mayores para formar signos lingüísticos. Una de esas unidades o elementos fundamentales de la palabra, constituida por uno o varios fonemas, es la sílaba, cuya estructura fundamental diferencia vocales de consonantes.

EL ACENTO

El acento es un rasgo prosódico y fonológico. El sistema español, frente a otras lenguas de acento fijo, como el francés o el polaco, es de acento libre. Debido a esta flexibilidad, es un rasgo diferenciador, pues origina cambios significativos según la sílaba donde se sitúe. En toda palabra hay una sílaba que recibe mayor intensidad, y es sílaba tónica y acentuada; las sílabas que carecen de dicha energía articulatoria son átonas o inacentuadas. Ejs.: teléfono, cuaderno, adornar.

Hay que diferenciar el acento fonológico (toda palabra acentuada es portadora de este acento) y el acento ortográfico, representado con una tilde (´).

CLASIFICACIÓN DE LAS PALABRAS SEGÚN EL ACENTO

El acento puede ocupar varias posiciones en la palabra. Según el lugar ocupado, se realiza la siguiente clasificación.

Oxítona (o aguda), cuando el acento ocupa el último lugar de la palabra: papel /papél/, café /kafé/. Paroxítona (o grave), cuando el acento ocupa el penúltimo lugar en la palabra: carretera /karetéra/, vaso /báso/. Proparoxítona (o esdrújula), cuando el acento ocupa el antepenúltimo lugar en la palabra: fábrica /fábrika/, teléfono /teléfono/. Superparoxítona (o sobresdrújula), cuando el acento ocupa una posición anterior a la antepenúltima sílaba; esta acentuación es muy poco frecuente y sucede en formas compuestas: mándaselo /mándaselo/, cómetelo /kómetelo/.

FUNCIÓN DEL ACENTO

El acento posee varias funciones:


3.1. La función diferencial

El acento en español da origen a importantes cambios significativos en palabras con idénticos segmentos. Al situar el acento en distintas sílabas da lugar a significados diferentes:

Célebre celebre celebré

Depósito deposito depositó

Límite limite limité

Tiro tiró

Libro libró

Pelo peló

La función enfática

Se da, a veces, en la conversación el deseo de recalcar o poner de relieve una determinada palabra de especial interés para el oyente o bien por propia afectación; y se marcan con un acento enfático o expresivo ciertas palabras que normalmente son inacentuadas. Ejs.: Bajo mi responsabilidad; lo hace de memoria; Eres un miserable.

PALABRAS ACENTUADAS Y PALABRAS INACENTUADAS

Las palabras llenas o portadoras de sílabas acentuadas son:


El sustantivo: la silla, el gato. El adjetivo: el perro negro, el hombre triste. El pronombre tónico: él juega para ; juegas. Los indefinidos, adjetivos o pronombres, apocopados o no: algún joven, va alguno, algo cansado. Los pronombres posesivos: el lápiz mío, la casa vuestra, todo es nuestro. Los demostrativos, tanto pronombres como adjetivos: voy este lunes, veo ese. Los numerales, tanto cardinales como ordinales: tres coches; llega el tercero. En un compuesto numeral el primer elemento no se acentúa: tres mil libros (tres no se acentúa). El verbo, incluso en los casos en que sea auxiliar: el pez nada, mañana llueve, Juan ha gritado. El adverbio: siempre juega, estudia mal. Las formas interrogativas: qué, cuál, quién, dónde, cuánto, cuándo, cómo: ¿Cuándo viene? ¿Dónde está?

Las palabras no portadoras de sílabas acentuadas son:


El artículo determinado: el gato, las mesas. El artículo indeterminado se acentúa: un vaso, unas casas. La preposición: voy a León, vive para trabajar (se exceptúa según, que es tónica, ya sea preposición o adverbio), según la ley. La conjunción: Juan y María, ni frío ni caliente. Los términos de tratamiento: don Juan, fray Luis, señor González. El primer elemento de los compuestos: María Luz, tres mil libros, tragaluz. Los pronombres átonos que funcionan como complemento y el reflexivo se: se lo doy mañana, ayer os vimos. Los adjetivos posesivos, apocopados o no: mi casa está lejos, tus dos hijos y vuestros padres. Los adverbios relativos cuando no funcionan como interrogativos: voy donde tú, vine cuando jugaba, como tú dices, quien quiere, cuanto gane, que llueve. En vocativos y en expresiones exclamativas cortas de cariño o reproche son inacentuados los elementos que acompañan al núcleo: sí, buen chico; ven, gran pájaro.

Hay formas léxicas que como hemos visto son tónicas o átonas según su función: luego, aun, mientras, medio, mas, menos; tónica: juega medio día; átona: está medio dormido, tónica: luego vamos, átona: terminó, luego vamos


PALABRAS ACENTUADAS Y PALABRAS INACENTUADAS

Las palabras llenas o portadoras de sílabas acentuadas son:

  •  El sustantivo: la silla, el gato.
  •  El adjetivo: el perro negro, el hombre triste.
  •  El pronombre tónico: él juega para ; juegas.
  •  Los indefinidos, adjetivos o pronombres, apocopados o no:                            algún  joven, va alguno, algo cansado.
  •  Los pronombres posesivos: el lápiz mío, la casa vuestra, todo es nuestro.
  • Los demostrativos, tanto pronombres como adjetivos: voy este lunes, veo ese.
  • Los numerales, tanto cardinales como ordinales: tres coches; llega el tercero. En un compuesto numeral el primer elemento no se acentúa: tres mil libros (tres no se acentúa).
  • El verbo, incluso en los casos en que sea auxiliar: el pez nada, mañana llueve, Juan ha gritado.
  •  El adverbio: siempre juega, estudia mal.
  •  Las formas interrogativas: qué, cuál, quién, dónde, cuánto, cuándo, cómo: ¿Cuándo viene? ¿Dónde está?

                Las palabras no portadoras de sílabas acentuadas son:

  • El artículo determinado: el gato, las mesas. El artículo indeterminado se acentúa: un vaso, unas casas.
  • La preposición: voy a León, vive para trabajar (se exceptúa  según, que es tónica, ya sea preposición o adverbio), según la ley.
  • La conjunción: Juan y María, ni frío ni caliente.
  • Los términos de tratamiento: don Juan, fray Luis, señor González.
  • El primer elemento de los compuestos: María Luz, tres mil libros, tragaluz.
  • Los pronombres átonos que funcionan como complemento y el reflexivo se: se lo doy mañana, ayer os vimos.      
  • Los adjetivos posesivos, apocopados o no: mi casa está lejos, tus dos hijos y vuestros padres.
  • Los adverbios relativos cuando no funcionan como interrogativos: voy donde tú, vine cuando jugaba, como tú dices, quien quiere, cuanto gane, que llueve.
  • En vocativos y en expresiones exclamativas cortas de cariño o reproche son inacentuados los elementos que acompañan al núcleo: sí, buen chico; ven, gran pájaro.   

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *