Repercusión en el Barroco de Bernini


La arquitectura barroca italiana se caracteriza por las líneas curvas de las fachadas que parecen otorgar movimiento a los edificios. En cambio, en Francia las superficies son regulares y las fachadas rectas, en lo que parece un intento de no romper las normas clásicas. Un complemento a este tipo de arquitectura será la domesticación de la naturaleza: los palacios son enmarcados en jardines trazados geométricamente. En Roma, el Barroco tiene dos polos que parecen contradictorios, liderados por Bernini y Borromini. Bernini utilizó el mármol, respetó las proporciones de los órdenes clásicos y planteó espacios naturales abiertos además de dejar sus fachadas e interiores pulidos con el propósito de que la claridad y la sombra los bañen por igual, sin embargo,Borromini empleó el estuco y el ladrillo y rompíó las normas creando nuevos elementos, afila los perfiles y crea artistas para que la luz se quiebre en un efecto de claroscuro. Bernini: Ha sido presentado por sus biógrafos como el genio perfecto, tanto en lo personal como en lo artístico. Su carrera como arquitecto se inicia con el diseño del Baldaquino de San Pedro:
Un monumental palio de bronce sostenido por cuatro columnas salomónicas; se situó bajo la cúpula de la basílica para conmemorar que allí estaba la tumba del primer apóstol.


Fue tanto el éxito de esta primera obra que pronto recibíó dos encargos más: la columnata que rodea la plaza delante de la basílica y la Cátedra de San Pedro, en el ábside. La columnata sirve de deambulatorio cubierto para las procesiones.  Configura el escenario perfecto para los cristianos que cada primero de año se reúnen en la plaza para recibir la bendición del Papa. La Cátedra está relacionada con la silla que, según la tradición, había usado San Pedro. Bernini sitúa la reliquia en un trono mayor, sostenido en el aire por los Doctores de la lglesia; y abre en la zona superior un hueco (llamado “gloria”) que perfora el muro. Fuera de San Pedro, construye Bernini Sant’Andrea al Quirinale, una iglesia para los jesuitas, de planta central configurada a partir de un juego de líneas cóncavas y convexas. BORROMINI: Tiene una personalidad muy distinta a la de Bernini. Es irascible y atormentado, hasta el punto de que se suicida con su espada por no poder soportar el insomnio y la fiebre que le provocan su enfermedad. Trabaja para clientes pobres: los trinitarios descalzos, los filipenses, las hermanas agustinas y los franciscanos. Sus comienzos fueron modestos: después de trabajar en Milán como cantero, se instala en Roma, donde es acogido por Carló Maderno, que dirigía las obras del Vaticano.


Su primera gran obra es San Carló alle Quattro Fontane (1637-1667), encargada por los trinitarios españoles. Destaca en ella una admirable fachada.
El Oratorio de San Felipe Neri está concebido como una sala de audiciones, pues los filipenses, para los que realiza la obra, daban a la música una gran importancia como complemento a su labor pastoral. Pero quizás su obra más original sea la iglesia universitaria de Sant’Ivo allá Sapienza. Su planta está formada por dos triángulos equiláteros que, al cruzarse, forman un hexágono. Esta forma vuelve a repetirse en la cúpula, lo que se ha interpretado como un homenaje al papa Urbano VIII, cuyo emblema era la abeja. B. El palacio clasicista francés: Versalles es el prototipo de residencia de un rey absoluto. Luis XIV lo mandó edificar como forma de representar el poder omnímodo que llegó a tener y que él sentía como designio divino. Son muchos los testimonios de lo impresionados que quedaban los embajadores extranjeros cuando iban a Versalles a presentar sus credenciales o eran recibidos en audiencia por el “Rey Sol”. En origen, Versalles era un çpequeño castillo, ubicado en una zona boscosa en la que abundaba la caza. Su transformación en la impresionante construcción que llegó a ser se produjo en tres momentos. Al final, el palacio incluía viviendas para los cortesanos, cuarteles para los soldados, viviendas para los funcionarios y la residencia privada del rey.




3. Escultura en Italia: Bernini. Bernini dominó todas las disciplinas pero fue, sobre todo, escultor. Aprendíó la profesión de su padre. Tras el traslado de la familia a Roma, en 1605, se dedicó a hacer copias de las obras clásicas que había en el Vaticano.  Podemos dividir la producción escultórica de Bernini en cuatro etapas: Etapa juvenil:  Compuesta por los encargos, mitológicos y bíblicos, que le hace el cardenal Scipione Boghese para decorar su villa. Destaca el virtuosismo técnico en el tratamiento de la piel y el tratamiento psicológico de los personajes. Obras: Eneas, Anquises y Ascanio… Alto Barroco:
Coincide con el papado de su amigo Urbano VIII. Lo más llamativo es el tratamiento de las ropas. Las telas se mueven y concentran en masas, lo que produce efectos de claroscuro. La principal obra es San Longinos, en el Vaticano. Periodo medio: Resolvíó el problema  del pecho cortado en los retratos de busto mediante la colocación de ropas flotantes que envuelven los hombros. Estilo tardío: Busca la espiritualidad, siguiendo el mismo camino de Donatello y Miguel Ángel. Las figuras se alargan y los ropajes se agitan, como podemos observar en los Ángeles con los atributos de la Pasión que decoran las barandillas del Puente de Sant’Angelo.

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