¿como llega ulises al ciego de dias de reyes magos?


Un chaval descubrió a los ocho años que los reyes magos no existían y tras ello y el ambiente de enfrentamiento entre su padre y su madre decidió marcharse a los dieciséis años.

Su padre era bastante raro y enigmático, de joven perteneció a un grupo de teatro, en el cual actuó y empezó ha hacer sus primeras obras. Salía de casa por la mañana como los demás y volvía al anochecer. En su vida y trabajo, ante todo sólo tenía una “cúspide” para él, la ocupación poética. Se hacía comparaciones entre él y cualquier personaje ficticio de los libros que él creía que tenía algo en común. Tenía una gran memoria y se acordaba de muchos poemas rarísimos. También presumía que de joven había leído más de 2000 obras de teatro. Si esto fuese poco, también tocaba varios instrumentos, aunque siempre decía que eso no serviría de nada útil. Aun haciendo todo esto no estaba bien claro de donde sacaba la comida que llevaba todos los días a casa, ni que hacía por el día ni en que trabajaba. Era un hombre cerrado, que no se hablaba ni con su hijo, ni aunque lo intentase, no podía.

Al marcharse de casa todo era diferente, ahora sólo tenía que buscar un lugar para vivir, intentó pensar en los amigos, en los que pudiese confiar y estar con ellos. Se acordó de Cali, una amiga. Parecía un libro de cultura y de sabiduría. No era una belleza del otro mundo, pero tenía una personalidad extravagante, con la que no se compaginan las notas de sobresaliente que saca. La llamó y quedaron para dar una vuelta, empezaron a dar vueltas por el pueblo y mientras el chico la contaba su historia, Cali le contestaba de manera que le hacia ver la realidad de su situación en casa y las posibles razones y el estado en el que se encontraba en la calle.

Esto le hace pensar y decide dar una vuelta por el metro para que viese por sí mismo lo que le rodeaba y que le había contado Cali. Se dio una vuelta por el metro y se dio cuenta que era un lugar de resguardo para pobres y necesitados. Vio desde pobres, hasta ciegos que pedían dinero para comer, bien fuese con o sin instrumento de acompañamiento. Tras pasarse la tarde en el metro se dio cuenta de que estaría mejor en casa, con comida y cama, pero reivindicando su posición o idea que en la calle sin nada ni nadie.

Volvió a casa y su madre le recibió malhumorada, tampoco había llegado su padre. Cenaron sin dirigirse una palabra. Decidió volver al próximo día al metro a seguir con su mirada al mundo exterior. Cuando bajó se encontró con un paquete en el buzón, lo abrió y eran los libros que Cali le aconsejo que se leyese. La llamó pero ella le negó que se los hubiese mandado, pero él ya sabía que había sido ella. Llegó al metro y leyó las páginas que le aconsejó Cali, ponía lo que él dijo en un tiempo pasado, pero el texto era de siglos atrás. Paseó por el metro y encontró a un ciego cantando y recitando, las cosas que él pensaba. El ciego advirtió de su presencia y lo llamó, empezaron ha hablar de la vida del anciano, y de cosas del chico, su edad, que debería estar en el instituto… le invitó a un bocadillo y le hizo un trato, con el cual el chico le leería libros a cambio de dinero. Se marchó y buscó a Cali, la cual, le dijo los deberes que habían mandado en el instituto; puesto que él no había ido desde hace unos días por estar pensando en lo que iba ha hacer. Además la pidió el libro de Lazarillo de Tormes porque tras que el ciego le hablase de cosas del libro le entró el gusanillo de leerlo.

Su padre tampoco volvió al día siguiente, mientras desayunaban le preguntó a su madre si había un Lazarillo por la casa, ella perpleja le respondió un simple no. Bajó para ir a comprar un Lazarillo, pero alguien se le había adelantado y se lo había metido en el buzón cómo anteriormente. Había vuelto a ser Cali. La llamó y ésta le dijo que habían vuelto a ser los reyes magos. Lo cogió y decidió sentarse fuera del metro para leerlo, cuando empezó a leerlo, la profesora de lite le vio y le preguntó por su padre, éste disuadiendo su pregunta. Quedó con Cali, puesto que tenía muchas ganas de conocer al ciego. A la tarde lo encontraron y se presentaron. Después de hablar un rato le pidió que empezase a leer un romance que le dio. Se parecía al de Don Quijote de la Mancha, le había quitado un peso de encima, puesto que lo tenía que leer para clase. Cali se quedó impresionada y fascinada con el ciego. Volvieron a casa más pronto de lo habitual, pero daba igual.

Al próximo día volvió al metro a seguir con su trabajo. Estaban en la faena cuando nuestro protagonista disipó a lo lejos a Guille, un indeseable amigo matón. El ciego notó su preocupación por las interrumpidas pausas que ejercía nuestro muchacho. Entonces Guille y otros dos amigos que él desconocía se les acercaron y se empezaron a meter con él y el ciego. En ésta situación decidieron alejarse, pero eso no impidió que les siguiesen. Se sentaron y en un momento que no pasaba gente los tres amigos les rodearon y amenazaron, en uno de los momentos sacando unas navajas; el ciego en un momento, apartó a su pinche, y con su bastón tiró una navaja al andén imposibilitando la esquivación de otra. Se le hundió en el brazo, en ése momento, metió la mano en su saco y sacó un revólver enorme, amenazando a los matones. Vista ésta reacción salieron corriendo. Entonces al marcharse le dijo a su compañero que se marchase, haciéndolo así. Ése día Cali no le tuvo que esperar, puesto que llego antes. Le contó lo sucedido y desde entonces a Guille le pusieron el mote de Guillette.

Durante una semana no apareció el ciego. Nuestro personaje, lo buscó por todos los lados frecuentados con él. Mientras Cali seguía con sus “regalos” de Reyes Magos. Durante ésa semana leyó muchos libros que él no tenía anteriormente ninguna intención. Los regalos de Reyes no se ciñeron sólo en libros, también entradas para jazz, boomerangs etc. Al final apareció el ciego, y sin preguntarle por más sólo le preguntó por Novalis, un romanticista. Éste le respondió con todo tipo de detalles sobre su vida, y le recomendó más libros para que leyese. Empezaron a trabajar, empezando a leer. En éstas aparece de nuevo la profesora de lite. Le preguntó sobre su padre y éste le respondió que seguía igual, y la profesora, le dijo que se había saltado el examen. Entonces el ciego intervino diciendo que era su tío y que le estaba ayudando, haciendo que leyese y además culturizándolo para no perder el tiempo. Se marchó y el chaval le agradeció la ayuda que le ofreció y esa mentira que dijo.

Desde el día del enfrentamiento evitaron los lugares aislados. Así se colocaban en los lugares con luz y bien vistosos. Seguía leyendo libros y fragmentos que el ciego le decía. Terminó la jornada y cuando llamó a Cali le dijo que quería sorprender al ciego con un libro, pero no sabía cuál, entonces le respondió Cali que cuál era su libro favorito que hubiese leído, éste respondiendo que el Principito. Se lo leyó y pudo notar tras sus gafas negras una lagrima que no cayó.

En septiembre se dio cuenta que su vida había cambiado y decidió presentarse a las recuperaciones, aprobando todas, incluyendo un sobresaliente en literatura. Llegó al metro y empezó su lectura cotidiana. Al terminar, comieron en mantel y el ciego le comentó los cambios que había visto en él, añadiendo que se tenía que marchar en pocas horas. Como así fue. Desapareció y nuestro protagonista fue al metro en días posteriores para verlo, pero nada. En uno de esos días recibió en el buzón el libro de Bambi. Volvió a casa, pero para quedarse para tiempo, su madre, con pesadumbre le dijo que su padre había muerto en una especie de sanatorio. Por la tarde quedó con Cali en una heladería y la contó todo. Ésta le dio el pésame y le dijo que se iba a marchar a Francia con su padre a terminar los estudios. Ésta se despidió con un beso en la boca y llamándolo por su nombre, Ulises.

A la mañana siguiente, conoció a su madre, y conoció más cosas sobre su padre. Cogió el libro de Bambi y salió de casa. Al abrir el buzón como de costumbre halló un aviso de correos de un paquete para él. Se dirigió inmediatamente para allá y le dieron un paquetón del ciego. Lo abrió más tarde y entre muchas cajas encontró tres llaves, y en las llaves una dirección; la misma calle en la que el ciego deambulaba.

Se dirigió allí, era el último piso, entró y encontró libros y más libros, una grabadora, con una cinta de su voz leyendo El Principito, cartas y papeles con sus faltas al colegio y su comportamiento negativo. Una incógnita encontró, la dirección era la de su casa y no en la que estaba en ése momento. Había utilizado dos llaves, y le quedaba la tercera, bajó corriendo hasta el buzón, encontrando en él un paquetito con su nombre. Volvió a subir, lo abrió y encontró sus aventuras y andanzas contadas por Cali. Adjuntaba un pequeño recorte de periódico en el cual se contaba el final del ciego, cómo se cayó o fue empujado a las vías y cómo no se le halló ningún tipo de anomalía en los ojos. Siguió buscando en la buhardilla y encontró tras un póster y papeles, un ropero con disfraces de ciego, del payaso lloroso y de estatua marmórea, diferentes instrumentos y un repertorio de pelucas y barbas enormes. Entonces vio una caja de música. Al lado estaban todas las obras de teatro que había leído, estuvo escuchando la caja de música durante un largo rato. Se puso a leer el libro de Bambi y en la última página había un escrito de su padre añorándolo y la frase con la que su padre quiso terminar algún libro sobre el metro: “y lo devoró el metro…” ahora lo entendió, el ciego era su padre, y con eso le enseñaron una lección de la vida.

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