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12. Deseamos sin saber por qué la verdadera vida, la que no se ve afectada por la muerte, pero no conocemos nada de ella y hacia la que nos sentimos atraídos. Esta realidad desconocida es la verdadera esperanza que nos empuja y que nos desespera, así como todos los impulsos positivos o destructivos hacia el mundo auténtico y el auténtico hombre.
La expresión “vida eterna” es insuficiente, suscita la idea de interminable y eso da miedo. El concepto vida nos hace pensar en la vida que tenemos y que no queremos perder. La eternidad es el momento de plena satisfacción donde la totalidad nos abraza y nosotros abrazamos la totalidad. Es la vida en sentido pleno, sumergirse en la inmensidad del ser desbordados por la alegría. En el Evangelio de Juan 16,22, Jesús nos dice: “volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y nadie os quitará vuestra alegría. 

¿Es individualista la esperanza cristiana?13

Henri de Lubac, en su obra Catholicisme. Aspects sociaux du dogme, dice: ¿He encontrado la alegría? No… He encontrado mi alegría. Y esto es algo terriblemente diverso… La alegría de Jesús puede ser personal. Puede pertenecer a una sola persona, y ésta se salva, pero ella sola, ¡ella es precisamente la elegida! 
14. Lubac ha podido demostrar que la salvación ha sido considerada siempre como una realidad comunitaria.En la Carta a los hebreos se habla de una “ciudad” (cf. 11,10.16; 12,22; 13,14) y, por tanto, de una salvación comunitaria. Los Padres entienden el pecado como la destrucción de la unidad del género humano, una ruptura, una división. El ejemplo lo tenetmos en Babel, expresión radical del pecado. Por eso la “redención” es el restablecimiento de la unidad en la comunidad de creyentes. Esta vida verdadera comporta estar unidos existencialmente en un “pueblo” y sólo puede realizarse para cada persona dentro de este “nosotros”. Esto presupone dejar de estar encerrados en el propio “yo”, porque sólo la apertura a este sujeto universal abre la mirada hacia el amor mismo, hacia Dios. 
15. Esta idea de la “vida bienaventurada” orientada hacia la comunidad está más allá del mundo presente, y tiene que ver con la edificación del mundo, de formas diferentes según el contexto hco y las posibilidades que ofrece y excluye. En el tiempo de Agustín se trataba de fortalecer los fundamentos de la vida y la paz de la comunidad para sobrevivir al mundo cambiante. En la EM, dio la impresión de que los monasterios eran lugares para huir del mundo, buscando una salvación privada. Sin embargo, Bernardo de Claraval tenía una visión diferente con respecto a la Iglesia y al mundo, y muestra la responsabilidad de los monjes para con la Iglesia y les aplica la expresión de Pseudo-Rufino: “El género humano subsiste gracias a unos pocos; si ellos desaparecieran, el mundo perecería”. Los contemplativos han de convertirse en trabajadores agrícolas (laborantes) 

La transformación de la fe-esperanza xtiana en el tiempo moderno16

¿Cómo se ha llegado a interpretar la “salvación del alma” como huida de la responsabilidad respecto a las cosas en su conjunto y, por consiguiente, a considerar el cristianismo como búsqueda egoísta de la salvación? Para encontrar una respuesta a esta cuestión hemos de fijarnos en los elementos fundamentales de la época moderna y se ven claramente en Francis Bacón. Surge una nueva época que se basa en la nueva correlación entre experimento y método, que hace al hombre capaz de lograr una interpretación de la naturaleza conforme a sus leyes y conseguir “la victoria del arte sobre la naturaleza”. Esta nueva correlación entre ciencia y praxis significaría el restablecimiento del dominio sobre la creación, que Dios ha dado al hombre y que se perdíó con el pecado original. 

17

Parece ser un paso que desconcierta: hasta aquel momento la recuperación de lo que el hombre había perdido al ser expulsado del paraíso terrenal se esperaba de la fe en JC, y en esto se veía “la redención”. El restablecimiento del “paraíso”, ya no es sólo por la fe, sino por la correlación entre ciencia y praxis. La fe queda desplazada al plano privado e intramundano, siendo irrelevante para el mundo. Esto va a ser definitivo en el mundo moderno, de manera que la crisis de fe es, sobre todo, una crisis de la esperanza cristiana. De ahí que, en Bacón, la esperanza es fe en el progreso, de los descubrimientos nuevos surgirá un mundo nuevo, el reino del hombre; es una confirmación de la fe en progreso como tal.

18

Al mismo tiempo, hay dos categorías que ocupan cada vez más el centro de la idea de progreso: razón y libertad.
El progreso es sobre todo un progreso del dominio creciente de la razón, el poder del bien y para el bien. El progreso es progreso hacia la libertad perfecta, una promesa en la que el hombre llega a su plenitud. En ambos términos, razón y libertad, hay un aspecto político, con unas condiciones poco definidas. Razón y libertad parecen garantizar una nueva comunidad humana perfecta que llevan un potencial revolucionario de enorme fuerza explosiva. 
19. Hay dos etapas esenciales en la concreción política de esta esperanza. Primera, la Revolución francesa con la instauración del cominio de la razón y de la libertad, de manera políticamente real. La Europa de la Ilustración acogíó esto, pero ante su evolución ha tenido que reflexionar de manera nueva sobre la razón y la libertad. Para comprender estas dos fases de recepción de lo que ocurríó en la R francesa, hay dos escritos de Kant: “La victoria del principio bueno sobre el malo y la constitución de un reino de Dios sobre la tierra”, donde expresa que el rdD del que hablaba Jesús, se redefine y adquiere una nueva presencia y donde hay una “espera inmediata”. El RdD llega allí donde la “fe eclesiástica” es superada y reemplazada por la “fe religiosa”, por la simple racional. En su segunda obra “El final de todas las cosas”, aparece una imagen diferente y plantea la posibilidad de que junto al final natural de todas las cosas, se produzca un contrario a la naturaleza, perverso. 
20. Segunda etapa, en el S. XVIII se siguió considerando la razón y la libertad como la estrella-guía del camino de la esperanza. Sin embargo, la industrialización creó una situación social nueva: la aparición del proletariado industrial, cuyas condiciones de vida describíó Engels en 1845. Estaba claro que se necesitaba un cambio, aunque éste supuso una convulsión y el abatimiento de la burguésía. Llegaba la hora de una nueva revolución, la proletaria. Marx recogíó esta llamada y trató de encauzar este nuevo y definitivo paso de la Hª hacia la salvación, hacia lo que Kant había calificado como el “RdD”. La crítica del cielo se transforma en la crítica de la tierra, la crítica de la teología en la crítica de la política. Así el progreso hacia lo mejor, ya no viene de la ciencia sino de la política, que es pensada científicamente e indica el camino de la revolución y el cambio de todas las cosas. Marx dio inicio concretamente a la revolución que se implantó de manera radical en Rusia. 

21

Pero el error de Marx fue indicar cómo lograr el cambio radical, pero no qué hacer después. Pensó que con la expropiación de la clase dominante , al caída del poder político y la socialización de los medios de producción, se establecería la nueva Jerusalén. De este modo todo iría por el camino recto. La revolución incluía la dictadura del proletariado como una necesidad que luego fue decepcionante, ya que Marx no ideó los ordenamientos necesarios para el nuevo mundo. Olvidó que el hombre es hombre siempre y olvidó su libertad, y que la libertad siempre es libertad, incluso para el mal. Creyó erróneamente que salvadas las situaciones económicas todo estaría solucionado, pero esto le hizo caer en el error del materialismo, porque el hombre no es sólo producto de condiciones económicas.

22

¿Qué podemos esperar? Es necesaria una autocrítica de la Edad Moderna en diálogo con el cristianismo y con su concepción de la esperanza. En este diálogo los xtianos tienen que aprender en qué consiste su esperanza y qué pueden ofrecer al mundo y lo que no. La autocrítica de la Edad Moderna confluye en una autocrítica del xtianismo moderno y sus raíces. Pero ¿qué significa “progreso”; qué promete y que no promete?. En el s.XX Adorno exprésó la incertidumbre de la fe en el progreso. Ofrece posibilidades nuevas para el bien, pero también para el mal, que antes no existían. El progreso técnico debe corresponderse con un progreso en la formación ética del hombre, el crecimiento del hombre interior, de otro modo es una amenaza para el hombre y el mundo. 

23

Razón es el gran don de Dios al hombre y la victoria de la razón sobre la irracionalidad es objetivo también de la fe cristiana. Si el progreso, para ser progreso, necesita el crecimiento moral de la humanidad, entonces la razón del poder y del hacer debe ser integrada con la misma urgencia mediante la apertura de la razón a las fuerzas salvadoras de la fe, al discernimiento entre el bien y el mal. Sólo de este modo se convierte en una razón realmente humana. Sólo se vuelve humana si es capaz de indicar el camino a la voluntad, y esto sólo lo puede hacer si mira más allá de sí misma. En caso contrario, el desequilibrio entre la capacidad material y la falta de juicio del corazón, es una amenaza para sí mismo y para la creación. En cuanto a la libertad, la humana requiere que concurran varias libertades. Un RdD sin Dios, un reino sólo del hombre, desemboca en el “final perverso” de todas las cosas descrito por Kant. 

La verdadera fisonomía de la esperanza cristiana24

¿Qué es lo que podemos esperar y qué es lo que no podemos esperar? Ante todo considerar que un progreso acumulativo sólo es posible en lo material que lleva a un dominio mayor de la naturaleza. En cambio, en el ámbito de la conciencia ética y de la decisión moral, no existe ese incremento, ya que la libertad del ser humano tiene que tomar decisiones de nuevo, sin ello no seríamos libres. La libertad presupone que, en las decisiones fundamentales, cada hombre tenga un nuevo inicio. Las nuevas generaciones pueden construirse desde conocimientos y experiencias previas, así como del tesoro moral de la humanidad. Pero pueden rechazarlo por esa libertad. De ahí que:a) El recto estado de las cosas humanas no pueden garantizarse a través de estructuras, que son necesarias pero no deben dejar la libertad del hombre al margen de ellas. La libertad necesita una convicción que ha de ser conquistada de nuevo comunitariamente una y otra vez.B) El hombre es libre y su libertad es frágil, por lo que no existirá en este mundo el reino del bien definitivamente consolidado. La libertad debe ser conquistada para el bien una y otra vez. La libre adhesión al bien no existe por sí misma. 
25.Así, la búsqueda nueva y fatigosa de rectos ordenamientos para las realidades humanas es una tarea de cada generación que nunca termina y establece ordenamientos de libertad y bien para la siguiente generación, para el recto uso de la libertad, que den garantía para el futuro. Las buenas estructuras ayudan pero no bastan. Bacón y sus seguidores se equivocaron al pensar que el hombre sería redimido por la ciencia, ya que ésta puede redimir a la humanidad, pero también la puede destruir si no se orienta por fuerzas externas a ella misma,
26. La ciencia no redime al hombre, sólo el amor cuya experiencia “redime” y da sentido nuevo a la existencia. El amor de esta vida material es un amor frágil porque puede ser destruido por la muerte. Necesita de la certeza que implica que JC nos ha redimido y que por Él estamos seguros de un Dios que no es una lejana “causa primera” del mundo, porque su Hijo se ha hecho hombre, y podemos decir de Él: “Vivo de la fe en el Hijo de Dios que me amó hasta entregarse por mí” (Ga 2, 20). 

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Así pues, quien no conoce a Dios está sin esperanza, sin la gran esperanza que sostiene la vida (Ef 2, 12) La gran esperanza del hombre que sólo puede ser Dios, el Dios que nos ha amado y sigue amando hasta “el externo”, “hasta el total cumplimiento” (Jn 31,1 y Jn 19,30). Sólo así podemos intuir lo que será propiamente la “vida” derivada de una esperanza encontrada en el Bautismo: de la fe se espera la “vida eterna”, la vida en toda su plenitud, la verdadera. Con un sentido verdadero, un sentido de relación con quien es fuente de vida y si lo estamos con Él, que es Vida y Amor, estamos entonces en la vida, “vivimos”. 
28. Pero podemos preguntarnos ¿no hemos caído en el individualismo de la salvación? ¿Es sólo para mí, lo que no sería verdadera esperanza si descuida a los demás?No, la relación con Dios implica la relación con Jesús que al hacernos partícipes de su ser “para todos”, nos obliga en favor de los demás. Máximo el Confesor dirá que quien ama a Dios no puede guardar para sí el dinero, sino que lo reparte, según Dios, sin discriminación… Precisamente el amor de Dios se manifiesta en la responsabilidad por el otro. S. Agustín en sus Confesiones habla de que aterrado por sus pecados, huye hacia la soledad, pero Dios se lo prohíbe y le tranquilizó diciendo: “Cristo murió por todos para que los que viven ya no vivan para sí, sino para él que murió por ellos” (2Co 5,15). Vivir para Él es dejarse moldear en su “ser para”. 
29. Agustín transmitíó que esperanza venía de la fe y eso le hizo participar en la edificación de la ciudad, a pesar de su carácter introvertido. Renunció a la nobleza espiritual y predicó y actúo de manera sencilla para la gente sencilla. 
30. Resumiendo. A lo largo de la existencia, el hombre tiene muchas esperanzas, grandes o pequeñas, según el momento de la vida: la esperanza de un gran amor, de posición laboral, de éxito… pero esto no lo es todo para él. Sólo aspira a algo infinito, más de lo que podrá alcanzar. La Edad Moderna creo la esperanza de un mundo perfecto basado en la ciencia y el conocimiento, y la esperanza bíblica del RdeD ha sido sustituida por la esperanza del reino del hombre, un mundo que se consideraría como el RdD. Con el tiempo esta esperanza se fue alejando y que podía ser esperanza para algunos pero no para todos ya que era una esperanza contra la libertad, puesto que la situación de las realidades humanas depende en cada generación de la libre decisión de los hombres que pertenecen a ella. Si se les privara de esta libertad, el mundo no sería bueno. El mundo mejor del mañana no puede ser sólo el contenido de nuestra esperanza. ¿Cuándo es mejor el mundo? ¿qué es lo que le hace bueno? ¿Qué criterio nos permite valorarlo como bueno? ¿Por qué vías se puede alcanzar esta bondad?

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El h necesita esperanzas, pero sin la gran esperanza nada basta. Esta gran esperanza solo puede ser Dios que nos da lo que no podemos alcanzar por nosotros mismos. Es un Dios con rostro humano que nos ha amado hasta dar su vida, a todos y cada uno de nosotros. Su reino no es una ilusión, está presente donde se ama y ese amor nos permite perseverar para no perder la esperanza. Su amor es la garantía de que existe lo que apenas intuimos y que esperamos en lo más profundo del ser: la vida que es “realmente” vida. 

“Lugares” de aprendizaje y del ejercicio de la esperanza 1) La oración como escuela de la esperanza32

 El 1º lugar es la oración. Cuando nadie nos escucha, Dios lo hace. Si nos encontramos solos, Él nos acompaña. El que reza no está solo. Así vemos en el caso del Cardenal guyen Van Thuan, que estuvo 13 años en la cárcel. En sus Oraciones de esperanza, destaca que fue para él una fuerza creciente de esperanza. 
33. Agustín ilustró la relación íntima entre la oración y la esperanza en una homilía sobre la 1º carta de S. Juan. Define la oración como un ejercicio del deseo. El hombre ha sido creado para la gran realidad que es Dios mismo, para ser colmado por Él. Pero su corazón es demasiado pequeño para la gran realidad que se le entrega. Tiene que ser ensanchado. Agustín dirá que tiene que ser ensanchado, preparado y luego purificado. Rezar no es una retirada en el rincón de la propia felicidad, es un proceso de purificación interior que nos hace capaces para Dios y para los demás. En la oración debemos aprender a saber qué pedirle a Dios, lo que es digno de Él. No se pueden pedir cosas superficiales y vanas. El hombre ha de purificar sus deseos y esperanzas, liberarse de las mentiras ocultas con que se engaña porque Dios las escruta y reconocer su culpa y ofuscación de conciencia. El encuentro con Dios lo transforma en capacidad para escuchar el Bien mismo. 

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Para que la oración sea esta fuerza purificadora requiere dos cosas: 1º que sea una confrontación personal de mi yo con Dios vivo. 2º que esté guiada e iluminada por las grandes oraciones de la iglesia y los santos, por la oración litúrgica, en la cual el Señor nos enseña a rezar correctamente. En la oración debe hacer una interrelación entre oración pública y oración personal, donde hablamos a Dios y Dios nos habla. Por la purificación llegamos a ser capaces de Dios e idóneos para servir a los demás, siendo motivo de esperanza activa para los demás, manteniendo el mundo abierto a Dios. 

2) El actuar y sufrir como lugares de aprendizaje de la esperanza35

Toda actuación seria y recta del hombre es esperanza en acto. Así tratamos e llevar adelante nuestra esperanzas, colaborar a que el mundo sea más humano y abrir las puertas del futuro. Pero si este esfuerzo no está iluminado por la luz de esa esperanza más grande, que no puede ser destruida por la decepción ni la frustración, se convierte en fanatismo. Sólo la gran esperanza-certeza, está custodiada por el poder indestructible del Amor, lo que ayuda a seguir hacia adelante en todo momento. No podemos “construir” el RdD con los límites de nuestra naturaleza humana, porque es un don, un gran don que es respuesta a la esperanza. No obstante, nuestro obrar no es indiferente ante Dios y tampoco para el desarrollo de la historia. Debemos abrirnos nosotros mismos y el mundo para que Dios, que es verdad, amor y bien, entre en el mundo. Así lo han hechos todos los santos. Podemos liberar nuestro mente de las intoxicaciones que podrían destruirlo, tenemos que limpiar las fuentes de la creación, y así, hacer lo que es justo. Esto tiene un sentido aunque no seamos capaces de comprenderlo, y la gran esperanza fundada en las promesas de Dios es la que nos hace mantener el ánimo y orienta nuestra actividad. 

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Al igual que el obrar, el sufrimiento forma parte de la existencia humana puesto que somos limitados por un lado, y por otro, las culpas del pasado, crecen de manera constante en el presente. Hay que intentar aliviar el sufrimiento de los inocentes, pero no podemos acabar con él por esa limitación y no podemos erradicar el mal y la culpa del mundo, sólo Dios. Así Dios se hizo hombre y entró en la historia y sufríó en ella. Sabemos que existe, tenemos esa certeza “quita el pecado del mundo” (Jn 1,29), y así da esperanza al mundo que nos da valor para ponernos de la parte del bien aun cuando parece que no hay esperanza. 

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Cuando los hombres, pensando que no hay esperanza, se alejan de lo que es la aflicción y no quieren el dolor y la fatiga de la verdad, del amor y del bien, caen en una vida vacía, de falta de sentido y soledad. Tenemos que ser capaces de no esquivar el sufrimiento y huir del dolor, sino madurar en él y encontrar un sentido uníéndonos a Xto, que ha sufrido con amor infinito. El Salmo 136 nos dice: “Estoy lleno de gozo y alegría porque no estoy solo, sino que Xto está conmigo”. La gran esperanza no hace que el sufrimiento deje de ser sufrimiento, pero lo convierte en un canto de alabanza. 
38. La grandeza de la humanidad está determinada por su relación con los que sufren y con el sufrimiento mismo. Una sociedad que no acepta a los que sufren y no tiene compasión ni comparte ese sufrimiento sea sobrellevado, es una sociedad inhumana. El individuo debe encontrar personalmente en el sufrimiento un sentido, un camino de purificación y maduración, un camino de esperanza. Cuando el sufrimiento es compartido, queda traspasado por la luz del amor. La palabra latina consolatio, (consolación) lo expresa sugiriendo un “ser-con” en la soledad. La verdad y la justicia deben estar por encima del acomodamiento físico, de otro modo viviremos una mentira. También el “si” al amor es fuente de sufrimiento porque exige renuncias de mi yo. No puede existir el amor sin esta renuncia, de otro modo es egoísmo y se anula a sí mismo como amor.
39. Sufrir con los otros, por amor a la verdad y la justicia, es esencial para ser “humanos”. La fe nos enseña que verdad, justicia y amor son realidades importantes, Bernardo de Claraval decía que Dios no puede padecer, pero puede com-padecer. Esto muestra la importancia del hombre para Dios y así lo muestra en el relato de la Pasión de Jesús. En nuestras penas y pruebas menores siempre necesitamos nuestras pequeñas o grandes esperanzas, pero en las pruebas realmente graves, necesitamos de “la gran esperanza”, de los mártires que la muestran día a día. La capacidad de sufrir por el amor a la verdad es un criterio de la humanidad.

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La idea de poder “ofrecer” las pequeñas dificultades cotidianas, que nos aquejan, dándoles un sentido, era antes una devoción que antiguamente estaba muy difundida, y que hoyo se practica poco. Con ello se incluyen las pequeñas dificultades en el gran com-padecer de Xto, que se convierten en el tesoro de compasión que necesita el género humano, y así las pequeñas contrariedades diarias podrían encontrar también un sentido y contribuir a fomentar el bien y el amor entre los hombres.

3) El Juicio como lugar de aprendizaje y ejercicio de la esperanza41

 La parte central del Credo de la Iglesia, que trata de misterio de Xto y el nacimiento temporal de la Virgen María, para seguir con la cruz y la resurrección hasta su retorno, se concluye con las palabras: “de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos”. La perspectiva del Juicio es un criterio que ordena la vida presente, llama a la conciencia y es esperanza de la justicia de Dios. Este mirar hacia adelante ha dado la importancia que tiene el pte para el xtianismo. En Oriente se representaba al Sr como rey que vuelve (imagen de la esperanza), mientras que en Occ, estaba el Juicio final, como imagen de la responsabilidad con respecto a nuestra vida. A veces los artistas quedaron fascinados por su aspecto lúgubre, más que por el esplendor de la esperanza, que quedaba oculto bajo la amenaza.
12. Deseamos sin saber por qué la verdadera vida, la que no se ve afectada por la muerte, pero no conocemos nada de ella y hacia la que nos sentimos atraídos. Esta realidad desconocida es la verdadera esperanza que nos empuja y que nos desespera, así como todos los impulsos positivos o destructivos hacia el mundo auténtico y el auténtico hombre. La expresión “vida eterna” es insuficiente, suscita la idea de interminable y eso da miedo. El concepto vida nos hace pensar en la vida que tenemos y que no queremos perder. La eternidad es el momento de plena satisfacción donde la totalidad nos abraza y nosotros abrazamos la totalidad. Es la vida en sentido pleno, sumergirse en la inmensidad del ser desbordados por la alegría. En el Evangelio de Juan 16,22, Jesús nos dice: “volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y nadie os quitará vuestra alegría. 

¿Es individualista la esperanza cristiana?13

Henri de Lubac, en su obra Catholicisme. Aspects sociaux du dogme, dice: ¿He encontrado la alegría? No… He encontrado mi alegría. Y esto es algo terriblemente diverso… La alegría de Jesús puede ser personal. Puede pertenecer a una sola persona, y ésta se salva, pero ella sola, ¡ella es precisamente la elegida! 
14. Lubac ha podido demostrar que la salvación ha sido considerada siempre como una realidad comunitaria.En la Carta a los hebreos se habla de una “ciudad” (cf. 11,10.16; 12,22; 13,14) y, por tanto, de una salvación comunitaria. Los Padres entienden el pecado como la destrucción de la unidad del género humano, una ruptura, una división. El ejemplo lo tenetmos en Babel, expresión radical del pecado. Por eso la “redención” es el restablecimiento de la unidad en la comunidad de creyentes. Esta vida verdadera comporta estar unidos existencialmente en un “pueblo” y sólo puede realizarse para cada persona dentro de este “nosotros”. Esto presupone dejar de estar encerrados en el propio “yo”, porque sólo la apertura a este sujeto universal abre la mirada hacia el amor mismo, hacia Dios. 
15. Esta idea de la “vida bienaventurada” orientada hacia la comunidad está más allá del mundo presente, y tiene que ver con la edificación del mundo, de formas diferentes según el contexto hco y las posibilidades que ofrece y excluye. En el tiempo de Agustín se trataba de fortalecer los fundamentos de la vida y la paz de la comunidad para sobrevivir al mundo cambiante. En la EM, dio la impresión de que los monasterios eran lugares para huir del mundo, buscando una salvación privada. Sin embargo, Bernardo de Claraval tenía una visión diferente con respecto a la Iglesia y al mundo, y muestra la responsabilidad de los monjes para con la Iglesia y les aplica la expresión de Pseudo-Rufino: “El género humano subsiste gracias a unos pocos; si ellos desaparecieran, el mundo perecería”. Los contemplativos han de convertirse en trabajadores agrícolas (laborantes) 

La transformación de la fe-esperanza xtiana en el tiempo moderno16

¿Cómo se ha llegado a interpretar la “salvación del alma” como huida de la responsabilidad respecto a las cosas en su conjunto y, por consiguiente, a considerar el cristianismo como búsqueda egoísta de la salvación? Para encontrar una respuesta a esta cuestión hemos de fijarnos en los elementos fundamentales de la época moderna y se ven claramente en Francis Bacón. Surge una nueva época que se basa en la nueva correlación entre experimento y método, que hace al hombre capaz de lograr una interpretación de la naturaleza conforme a sus leyes y conseguir “la victoria del arte sobre la naturaleza”. Esta nueva correlación entre ciencia y praxis significaría el restablecimiento del dominio sobre la creación, que Dios ha dado al hombre y que se perdíó con el pecado original. 

17

Parece ser un paso que desconcierta: hasta aquel momento la recuperación de lo que el hombre había perdido al ser expulsado del paraíso terrenal se esperaba de la fe en JC, y en esto se veía “la redención”. El restablecimiento del “paraíso”, ya no es sólo por la fe, sino por la correlación entre ciencia y praxis. La fe queda desplazada al plano privado e intramundano, siendo irrelevante para el mundo. Esto va a ser definitivo en el mundo moderno, de manera que la crisis de fe es, sobre todo, una crisis de la esperanza cristiana. De ahí que, en Bacón, la esperanza es fe en el progreso, de los descubrimientos nuevos surgirá un mundo nuevo, el reino del hombre; es una confirmación de la fe en progreso como tal.

18

Al mismo tiempo, hay dos categorías que ocupan cada vez más el centro de la idea de progreso: razón y libertad. El progreso es sobre todo un progreso del dominio creciente de la razón, el poder del bien y para el bien. El progreso es progreso hacia la libertad perfecta, una promesa en la que el hombre llega a su plenitud. En ambos términos, razón y libertad, hay un aspecto político, con unas condiciones poco definidas. Razón y libertad parecen garantizar una nueva comunidad humana perfecta que llevan un potencial revolucionario de enorme fuerza explosiva. 
19. Hay dos etapas esenciales en la concreción política de esta esperanza. Primera, la Revolución francesa con la instauración del cominio de la razón y de la libertad, de manera políticamente real. La Europa de la Ilustración acogíó esto, pero ante su evolución ha tenido que reflexionar de manera nueva sobre la razón y la libertad. Para comprender estas dos fases de recepción de lo que ocurríó en la R francesa, hay dos escritos de Kant: “La victoria del principio bueno sobre el malo y la constitución de un reino de Dios sobre la tierra”, donde expresa que el rdD del que hablaba Jesús, se redefine y adquiere una nueva presencia y donde hay una “espera inmediata”. El RdD llega allí donde la “fe eclesiástica” es superada y reemplazada por la “fe religiosa”, por la simple racional. En su segunda obra “El final de todas las cosas”, aparece una imagen diferente y plantea la posibilidad de que junto al final natural de todas las cosas, se produzca un contrario a la naturaleza, perverso. 
20. Segunda etapa, en el S. XVIII se siguió considerando la razón y la libertad como la estrella-guía del camino de la esperanza. Sin embargo, la industrialización creó una situación social nueva: la aparición del proletariado industrial, cuyas condiciones de vida describíó Engels en 1845. Estaba claro que se necesitaba un cambio, aunque éste supuso una convulsión y el abatimiento de la burguésía. Llegaba la hora de una nueva revolución, la proletaria. Marx recogíó esta llamada y trató de encauzar este nuevo y definitivo paso de la Hª hacia la salvación, hacia lo que Kant había calificado como el “RdD”. La crítica del cielo se transforma en la crítica de la tierra, la crítica de la teología en la crítica de la política. Así el progreso hacia lo mejor, ya no viene de la ciencia sino de la política, que es pensada científicamente e indica el camino de la revolución y el cambio de todas las cosas. Marx dio inicio concretamente a la revolución que se implantó de manera radical en Rusia. 

21

Pero el error de Marx fue indicar cómo lograr el cambio radical, pero no qué hacer después. Pensó que con la expropiación de la clase dominante , al caída del poder político y la socialización de los medios de producción, se establecería la nueva Jerusalén. De este modo todo iría por el camino recto. La revolución incluía la dictadura del proletariado como una necesidad que luego fue decepcionante, ya que Marx no ideó los ordenamientos necesarios para el nuevo mundo. Olvidó que el hombre es hombre siempre y olvidó su libertad, y que la libertad siempre es libertad, incluso para el mal. Creyó erróneamente que salvadas las situaciones económicas todo estaría solucionado, pero esto le hizo caer en el error del materialismo, porque el hombre no es sólo producto de condiciones económicas.

22

¿Qué podemos esperar? Es necesaria una autocrítica de la Edad Moderna en diálogo con el cristianismo y con su concepción de la esperanza. En este diálogo los xtianos tienen que aprender en qué consiste su esperanza y qué pueden ofrecer al mundo y lo que no. La autocrítica de la Edad Moderna confluye en una autocrítica del xtianismo moderno y sus raíces. Pero ¿qué significa “progreso”; qué promete y que no promete?. En el s.XX Adorno exprésó la incertidumbre de la fe en el progreso. Ofrece posibilidades nuevas para el bien, pero también para el mal, que antes no existían. El progreso técnico debe corresponderse con un progreso en la formación ética del hombre, el crecimiento del hombre interior, de otro modo es una amenaza para el hombre y el mundo. 

23

Razón es el gran don de Dios al hombre y la victoria de la razón sobre la irracionalidad es objetivo también de la fe cristiana. Si el progreso, para ser progreso, necesita el crecimiento moral de la humanidad, entonces la razón del poder y del hacer debe ser integrada con la misma urgencia mediante la apertura de la razón a las fuerzas salvadoras de la fe, al discernimiento entre el bien y el mal. Sólo de este modo se convierte en una razón realmente humana. Sólo se vuelve humana si es capaz de indicar el camino a la voluntad, y esto sólo lo puede hacer si mira más allá de sí misma. En caso contrario, el desequilibrio entre la capacidad material y la falta de juicio del corazón, es una amenaza para sí mismo y para la creación. En cuanto a la libertad, la humana requiere que concurran varias libertades. Un RdD sin Dios, un reino sólo del hombre, desemboca en el “final perverso” de todas las cosas descrito por Kant. 

La verdadera fisonomía de la esperanza cristiana24

¿Qué es lo que podemos esperar y qué es lo que no podemos esperar? Ante todo considerar que un progreso acumulativo sólo es posible en lo material que lleva a un dominio mayor de la naturaleza. En cambio, en el ámbito de la conciencia ética y de la decisión moral, no existe ese incremento, ya que la libertad del ser humano tiene que tomar decisiones de nuevo, sin ello no seríamos libres. La libertad presupone que, en las decisiones fundamentales, cada hombre tenga un nuevo inicio. Las nuevas generaciones pueden construirse desde conocimientos y experiencias previas, así como del tesoro moral de la humanidad. Pero pueden rechazarlo por esa libertad. De ahí que:a) El recto estado de las cosas humanas no pueden garantizarse a través de estructuras, que son necesarias pero no deben dejar la libertad del hombre al margen de ellas. La libertad necesita una convicción que ha de ser conquistada de nuevo comunitariamente una y otra vez.B) El hombre es libre y su libertad es frágil, por lo que no existirá en este mundo el reino del bien definitivamente consolidado. La libertad debe ser conquistada para el bien una y otra vez. La libre adhesión al bien no existe por sí misma. 
25.Así, la búsqueda nueva y fatigosa de rectos ordenamientos para las realidades humanas es una tarea de cada generación que nunca termina y establece ordenamientos de libertad y bien para la siguiente generación, para el recto uso de la libertad, que den garantía para el futuro. Las buenas estructuras ayudan pero no bastan. Bacón y sus seguidores se equivocaron al pensar que el hombre sería redimido por la ciencia, ya que ésta puede redimir a la humanidad, pero también la puede destruir si no se orienta por fuerzas externas a ella misma,
26. La ciencia no redime al hombre, sólo el amor cuya experiencia “redime” y da sentido nuevo a la existencia. El amor de esta vida material es un amor frágil porque puede ser destruido por la muerte. Necesita de la certeza que implica que JC nos ha redimido y que por Él estamos seguros de un Dios que no es una lejana “causa primera” del mundo, porque su Hijo se ha hecho hombre, y podemos decir de Él: “Vivo de la fe en el Hijo de Dios que me amó hasta entregarse por mí” (Ga 2, 20). 

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Así pues, quien no conoce a Dios está sin esperanza, sin la gran esperanza que sostiene la vida (Ef 2, 12) La gran esperanza del hombre que sólo puede ser Dios, el Dios que nos ha amado y sigue amando hasta “el externo”, “hasta el total cumplimiento” (Jn 31,1 y Jn 19,30). Sólo así podemos intuir lo que será propiamente la “vida” derivada de una esperanza encontrada en el Bautismo: de la fe se espera la “vida eterna”, la vida en toda su plenitud, la verdadera. Con un sentido verdadero, un sentido de relación con quien es fuente de vida y si lo estamos con Él, que es Vida y Amor, estamos entonces en la vida, “vivimos”. 
28. Pero podemos preguntarnos ¿no hemos caído en el individualismo de la salvación? ¿Es sólo para mí, lo que no sería verdadera esperanza si descuida a los demás?No, la relación con Dios implica la relación con Jesús que al hacernos partícipes de su ser “para todos”, nos obliga en favor de los demás. Máximo el Confesor dirá que quien ama a Dios no puede guardar para sí el dinero, sino que lo reparte, según Dios, sin discriminación… Precisamente el amor de Dios se manifiesta en la responsabilidad por el otro. S. Agustín en sus Confesiones habla de que aterrado por sus pecados, huye hacia la soledad, pero Dios se lo prohíbe y le tranquilizó diciendo: “Cristo murió por todos para que los que viven ya no vivan para sí, sino para él que murió por ellos” (2Co 5,15). Vivir para Él es dejarse moldear en su “ser para”. 
29. Agustín transmitíó que esperanza venía de la fe y eso le hizo participar en la edificación de la ciudad, a pesar de su carácter introvertido. Renunció a la nobleza espiritual y predicó y actúo de manera sencilla para la gente sencilla. 
30. Resumiendo. A lo largo de la existencia, el hombre tiene muchas esperanzas, grandes o pequeñas, según el momento de la vida: la esperanza de un gran amor, de posición laboral, de éxito… pero esto no lo es todo para él. Sólo aspira a algo infinito, más de lo que podrá alcanzar. La Edad Moderna creo la esperanza de un mundo perfecto basado en la ciencia y el conocimiento, y la esperanza bíblica del RdeD ha sido sustituida por la esperanza del reino del hombre, un mundo que se consideraría como el RdD. Con el tiempo esta esperanza se fue alejando y que podía ser esperanza para algunos pero no para todos ya que era una esperanza contra la libertad, puesto que la situación de las realidades humanas depende en cada generación de la libre decisión de los hombres que pertenecen a ella. Si se les privara de esta libertad, el mundo no sería bueno. El mundo mejor del mañana no puede ser sólo el contenido de nuestra esperanza. ¿Cuándo es mejor el mundo? ¿qué es lo que le hace bueno? ¿Qué criterio nos permite valorarlo como bueno? ¿Por qué vías se puede alcanzar esta bondad?

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El h necesita esperanzas, pero sin la gran esperanza nada basta. Esta gran esperanza solo puede ser Dios que nos da lo que no podemos alcanzar por nosotros mismos. Es un Dios con rostro humano que nos ha amado hasta dar su vida, a todos y cada uno de nosotros. Su reino no es una ilusión, está presente donde se ama y ese amor nos permite perseverar para no perder la esperanza. Su amor es la garantía de que existe lo que apenas intuimos y que esperamos en lo más profundo del ser: la vida que es “realmente” vida. 

“Lugares” de aprendizaje y del ejercicio de la esperanza 1) La oración como escuela de la esperanza32

 El 1º lugar es la oración. Cuando nadie nos escucha, Dios lo hace. Si nos encontramos solos, Él nos acompaña. El que reza no está solo. Así vemos en el caso del Cardenal guyen Van Thuan, que estuvo 13 años en la cárcel. En sus Oraciones de esperanza, destaca que fue para él una fuerza creciente de esperanza. 
33. Agustín ilustró la relación íntima entre la oración y la esperanza en una homilía sobre la 1º carta de S. Juan. Define la oración como un ejercicio del deseo. El hombre ha sido creado para la gran realidad que es Dios mismo, para ser colmado por Él. Pero su corazón es demasiado pequeño para la gran realidad que se le entrega. Tiene que ser ensanchado. Agustín dirá que tiene que ser ensanchado, preparado y luego purificado. Rezar no es una retirada en el rincón de la propia felicidad, es un proceso de purificación interior que nos hace capaces para Dios y para los demás. En la oración debemos aprender a saber qué pedirle a Dios, lo que es digno de Él. No se pueden pedir cosas superficiales y vanas. El hombre ha de purificar sus deseos y esperanzas, liberarse de las mentiras ocultas con que se engaña porque Dios las escruta y reconocer su culpa y ofuscación de conciencia. El encuentro con Dios lo transforma en capacidad para escuchar el Bien mismo. 

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Para que la oración sea esta fuerza purificadora requiere dos cosas: 1º que sea una confrontación personal de mi yo con Dios vivo. 2º que esté guiada e iluminada por las grandes oraciones de la iglesia y los santos, por la oración litúrgica, en la cual el Señor nos enseña a rezar correctamente. En la oración debe hacer una interrelación entre oración pública y oración personal, donde hablamos a Dios y Dios nos habla. Por la purificación llegamos a ser capaces de Dios e idóneos para servir a los demás, siendo motivo de esperanza activa para los demás, manteniendo el mundo abierto a Dios. 

2) El actuar y sufrir como lugares de aprendizaje de la esperanza35

Toda actuación seria y recta del hombre es esperanza en acto. Así tratamos e llevar adelante nuestra esperanzas, colaborar a que el mundo sea más humano y abrir las puertas del futuro. Pero si este esfuerzo no está iluminado por la luz de esa esperanza más grande, que no puede ser destruida por la decepción ni la frustración, se convierte en fanatismo. Sólo la gran esperanza-certeza, está custodiada por el poder indestructible del Amor, lo que ayuda a seguir hacia adelante en todo momento. No podemos “construir” el RdD con los límites de nuestra naturaleza humana, porque es un don, un gran don que es respuesta a la esperanza. No obstante, nuestro obrar no es indiferente ante Dios y tampoco para el desarrollo de la historia. Debemos abrirnos nosotros mismos y el mundo para que Dios, que es verdad, amor y bien, entre en el mundo. Así lo han hechos todos los santos. Podemos liberar nuestro mente de las intoxicaciones que podrían destruirlo, tenemos que limpiar las fuentes de la creación, y así, hacer lo que es justo. Esto tiene un sentido aunque no seamos capaces de comprenderlo, y la gran esperanza fundada en las promesas de Dios es la que nos hace mantener el ánimo y orienta nuestra actividad. 

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Al igual que el obrar, el sufrimiento forma parte de la existencia humana puesto que somos limitados por un lado, y por otro, las culpas del pasado, crecen de manera constante en el presente. Hay que intentar aliviar el sufrimiento de los inocentes, pero no podemos acabar con él por esa limitación y no podemos erradicar el mal y la culpa del mundo, sólo Dios. Así Dios se hizo hombre y entró en la historia y sufríó en ella. Sabemos que existe, tenemos esa certeza “quita el pecado del mundo” (Jn 1,29), y así da esperanza al mundo que nos da valor para ponernos de la parte del bien aun cuando parece que no hay esperanza. 

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Cuando los hombres, pensando que no hay esperanza, se alejan de lo que es la aflicción y no quieren el dolor y la fatiga de la verdad, del amor y del bien, caen en una vida vacía, de falta de sentido y soledad. Tenemos que ser capaces de no esquivar el sufrimiento y huir del dolor, sino madurar en él y encontrar un sentido uníéndonos a Xto, que ha sufrido con amor infinito. El Salmo 136 nos dice: “Estoy lleno de gozo y alegría porque no estoy solo, sino que Xto está conmigo”. La gran esperanza no hace que el sufrimiento deje de ser sufrimiento, pero lo convierte en un canto de alabanza. 
38. La grandeza de la humanidad está determinada por su relación con los que sufren y con el sufrimiento mismo. Una sociedad que no acepta a los que sufren y no tiene compasión ni comparte ese sufrimiento sea sobrellevado, es una sociedad inhumana. El individuo debe encontrar personalmente en el sufrimiento un sentido, un camino de purificación y maduración, un camino de esperanza. Cuando el sufrimiento es compartido, queda traspasado por la luz del amor. La palabra latina consolatio, (consolación) lo expresa sugiriendo un “ser-con” en la soledad. La verdad y la justicia deben estar por encima del acomodamiento físico, de otro modo viviremos una mentira. También el “si” al amor es fuente de sufrimiento porque exige renuncias de mi yo. No puede existir el amor sin esta renuncia, de otro modo es egoísmo y se anula a sí mismo como amor.
39. Sufrir con los otros, por amor a la verdad y la justicia, es esencial para ser “humanos”. La fe nos enseña que verdad, justicia y amor son realidades importantes, Bernardo de Claraval decía que Dios no puede padecer, pero puede com-padecer. Esto muestra la importancia del hombre para Dios y así lo muestra en el relato de la Pasión de Jesús. En nuestras penas y pruebas menores siempre necesitamos nuestras pequeñas o grandes esperanzas, pero en las pruebas realmente graves, necesitamos de “la gran esperanza”, de los mártires que la muestran día a día. La capacidad de sufrir por el amor a la verdad es un criterio de la humanidad.

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La idea de poder “ofrecer” las pequeñas dificultades cotidianas, que nos aquejan, dándoles un sentido, era antes una devoción que antiguamente estaba muy difundida, y que hoyo se practica poco. Con ello se incluyen las pequeñas dificultades en el gran com-padecer de Xto, que se convierten en el tesoro de compasión que necesita el género humano, y así las pequeñas contrariedades diarias podrían encontrar también un sentido y contribuir a fomentar el bien y el amor entre los hombres.

3) El Juicio como lugar de aprendizaje y ejercicio de la esperanza41

 La parte central del Credo de la Iglesia, que trata de misterio de Xto y el nacimiento temporal de la Virgen María, para seguir con la cruz y la resurrección hasta su retorno, se concluye con las palabras: “de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos”. La perspectiva del Juicio es un criterio que ordena la vida presente, llama a la conciencia y es esperanza de la justicia de Dios. Este mirar hacia adelante ha dado la importancia que tiene el pte para el xtianismo. En Oriente se representaba al Sr como rey que vuelve (imagen de la esperanza), mientras que en Occ, estaba el Juicio final, como imagen de la responsabilidad con respecto a nuestra vida. A veces los artistas quedaron fascinados por su aspecto lúgubre, más que por el esplendor de la esperanza, que quedaba oculto bajo la amenaza.
12. Deseamos sin saber por qué la verdadera vida, la que no se ve afectada por la muerte, pero no conocemos nada de ella y hacia la que nos sentimos atraídos. Esta realidad desconocida es la verdadera esperanza que nos empuja y que nos desespera, así como todos los impulsos positivos o destructivos hacia el mundo auténtico y el auténtico hombre. La expresión “vida eterna” es insuficiente, suscita la idea de interminable y eso da miedo. El concepto vida nos hace pensar en la vida que tenemos y que no queremos perder. La eternidad es el momento de plena satisfacción donde la totalidad nos abraza y nosotros abrazamos la totalidad. Es la vida en sentido pleno, sumergirse en la inmensidad del ser desbordados por la alegría. En el Evangelio de Juan 16,22, Jesús nos dice: “volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y nadie os quitará vuestra alegría. 

¿Es individualista la esperanza cristiana?13

Henri de Lubac, en su obra Catholicisme. Aspects sociaux du dogme, dice: ¿He encontrado la alegría? No… He encontrado mi alegría. Y esto es algo terriblemente diverso… La alegría de Jesús puede ser personal. Puede pertenecer a una sola persona, y ésta se salva, pero ella sola, ¡ella es precisamente la elegida! 
14. Lubac ha podido demostrar que la salvación ha sido considerada siempre como una realidad comunitaria.En la Carta a los hebreos se habla de una “ciudad” (cf. 11,10.16; 12,22; 13,14) y, por tanto, de una salvación comunitaria. Los Padres entienden el pecado como la destrucción de la unidad del género humano, una ruptura, una división. El ejemplo lo tenetmos en Babel, expresión radical del pecado. Por eso la “redención” es el restablecimiento de la unidad en la comunidad de creyentes. Esta vida verdadera comporta estar unidos existencialmente en un “pueblo” y sólo puede realizarse para cada persona dentro de este “nosotros”. Esto presupone dejar de estar encerrados en el propio “yo”, porque sólo la apertura a este sujeto universal abre la mirada hacia el amor mismo, hacia Dios. 
15. Esta idea de la “vida bienaventurada” orientada hacia la comunidad está más allá del mundo presente, y tiene que ver con la edificación del mundo, de formas diferentes según el contexto hco y las posibilidades que ofrece y excluye. En el tiempo de Agustín se trataba de fortalecer los fundamentos de la vida y la paz de la comunidad para sobrevivir al mundo cambiante. En la EM, dio la impresión de que los monasterios eran lugares para huir del mundo, buscando una salvación privada. Sin embargo, Bernardo de Claraval tenía una visión diferente con respecto a la Iglesia y al mundo, y muestra la responsabilidad de los monjes para con la Iglesia y les aplica la expresión de Pseudo-Rufino: “El género humano subsiste gracias a unos pocos; si ellos desaparecieran, el mundo perecería”. Los contemplativos han de convertirse en trabajadores agrícolas (laborantes) 

La transformación de la fe-esperanza xtiana en el tiempo moderno16

¿Cómo se ha llegado a interpretar la “salvación del alma” como huida de la responsabilidad respecto a las cosas en su conjunto y, por consiguiente, a considerar el cristianismo como búsqueda egoísta de la salvación? Para encontrar una respuesta a esta cuestión hemos de fijarnos en los elementos fundamentales de la época moderna y se ven claramente en Francis Bacón. Surge una nueva época que se basa en la nueva correlación entre experimento y método, que hace al hombre capaz de lograr una interpretación de la naturaleza conforme a sus leyes y conseguir “la victoria del arte sobre la naturaleza”. Esta nueva correlación entre ciencia y praxis significaría el restablecimiento del dominio sobre la creación, que Dios ha dado al hombre y que se perdíó con el pecado original. 

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Parece ser un paso que desconcierta: hasta aquel momento la recuperación de lo que el hombre había perdido al ser expulsado del paraíso terrenal se esperaba de la fe en JC, y en esto se veía “la redención”. El restablecimiento del “paraíso”, ya no es sólo por la fe, sino por la correlación entre ciencia y praxis. La fe queda desplazada al plano privado e intramundano, siendo irrelevante para el mundo. Esto va a ser definitivo en el mundo moderno, de manera que la crisis de fe es, sobre todo, una crisis de la esperanza cristiana. De ahí que, en Bacón, la esperanza es fe en el progreso, de los descubrimientos nuevos surgirá un mundo nuevo, el reino del hombre; es una confirmación de la fe en progreso como tal.

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Al mismo tiempo, hay dos categorías que ocupan cada vez más el centro de la idea de progreso: razón y libertad. El progreso es sobre todo un progreso del dominio creciente de la razón, el poder del bien y para el bien. El progreso es progreso hacia la libertad perfecta, una promesa en la que el hombre llega a su plenitud. En ambos términos, razón y libertad, hay un aspecto político, con unas condiciones poco definidas. Razón y libertad parecen garantizar una nueva comunidad humana perfecta que llevan un potencial revolucionario de enorme fuerza explosiva. 
19. Hay dos etapas esenciales en la concreción política de esta esperanza. Primera, la Revolución francesa con la instauración del cominio de la razón y de la libertad, de manera políticamente real. La Europa de la Ilustración acogíó esto, pero ante su evolución ha tenido que reflexionar de manera nueva sobre la razón y la libertad. Para comprender estas dos fases de recepción de lo que ocurríó en la R francesa, hay dos escritos de Kant: “La victoria del principio bueno sobre el malo y la constitución de un reino de Dios sobre la tierra”, donde expresa que el rdD del que hablaba Jesús, se redefine y adquiere una nueva presencia y donde hay una “espera inmediata”. El RdD llega allí donde la “fe eclesiástica” es superada y reemplazada por la “fe religiosa”, por la simple racional. En su segunda obra “El final de todas las cosas”, aparece una imagen diferente y plantea la posibilidad de que junto al final natural de todas las cosas, se produzca un contrario a la naturaleza, perverso. 
20. Segunda etapa, en el S. XVIII se siguió considerando la razón y la libertad como la estrella-guía del camino de la esperanza. Sin embargo, la industrialización creó una situación social nueva: la aparición del proletariado industrial, cuyas condiciones de vida describíó Engels en 1845. Estaba claro que se necesitaba un cambio, aunque éste supuso una convulsión y el abatimiento de la burguésía. Llegaba la hora de una nueva revolución, la proletaria. Marx recogíó esta llamada y trató de encauzar este nuevo y definitivo paso de la Hª hacia la salvación, hacia lo que Kant había calificado como el “RdD”. La crítica del cielo se transforma en la crítica de la tierra, la crítica de la teología en la crítica de la política. Así el progreso hacia lo mejor, ya no viene de la ciencia sino de la política, que es pensada científicamente e indica el camino de la revolución y el cambio de todas las cosas. Marx dio inicio concretamente a la revolución que se implantó de manera radical en Rusia. 

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Pero el error de Marx fue indicar cómo lograr el cambio radical, pero no qué hacer después. Pensó que con la expropiación de la clase dominante , al caída del poder político y la socialización de los medios de producción, se establecería la nueva Jerusalén. De este modo todo iría por el camino recto. La revolución incluía la dictadura del proletariado como una necesidad que luego fue decepcionante, ya que Marx no ideó los ordenamientos necesarios para el nuevo mundo. Olvidó que el hombre es hombre siempre y olvidó su libertad, y que la libertad siempre es libertad, incluso para el mal. Creyó erróneamente que salvadas las situaciones económicas todo estaría solucionado, pero esto le hizo caer en el error del materialismo, porque el hombre no es sólo producto de condiciones económicas.

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¿Qué podemos esperar? Es necesaria una autocrítica de la Edad Moderna en diálogo con el cristianismo y con su concepción de la esperanza. En este diálogo los xtianos tienen que aprender en qué consiste su esperanza y qué pueden ofrecer al mundo y lo que no. La autocrítica de la Edad Moderna confluye en una autocrítica del xtianismo moderno y sus raíces. Pero ¿qué significa “progreso”; qué promete y que no promete?. En el s.XX Adorno exprésó la incertidumbre de la fe en el progreso. Ofrece posibilidades nuevas para el bien, pero también para el mal, que antes no existían. El progreso técnico debe corresponderse con un progreso en la formación ética del hombre, el crecimiento del hombre interior, de otro modo es una amenaza para el hombre y el mundo. 

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Razón es el gran don de Dios al hombre y la victoria de la razón sobre la irracionalidad es objetivo también de la fe cristiana. Si el progreso, para ser progreso, necesita el crecimiento moral de la humanidad, entonces la razón del poder y del hacer debe ser integrada con la misma urgencia mediante la apertura de la razón a las fuerzas salvadoras de la fe, al discernimiento entre el bien y el mal. Sólo de este modo se convierte en una razón realmente humana. Sólo se vuelve humana si es capaz de indicar el camino a la voluntad, y esto sólo lo puede hacer si mira más allá de sí misma. En caso contrario, el desequilibrio entre la capacidad material y la falta de juicio del corazón, es una amenaza para sí mismo y para la creación. En cuanto a la libertad, la humana requiere que concurran varias libertades. Un RdD sin Dios, un reino sólo del hombre, desemboca en el “final perverso” de todas las cosas descrito por Kant.

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