El forcejeo con la iglesia católica


En 1961 nace la Uníón de Fuerzas Democráticas, que agrupaba a varios partidos de izquierda y sindicatos. Al año siguiente se promovíó la reuníón de un centenar de representantes de la oposición, excepto los comunistas, tanto del interior como del exterior del país, y todos ellos europeístas, con el fin de elaborar una declaración a favor de la democracia en España. Aunque la respuesta del régimen ante lo que la prensa del régimen llamó “el contubernio de Múnich” fue muy dura, lo cierto es que este momento marca el comienzo de la superación de la Guerra Civil y, por fin de una cooperación de las distintas fuerzas de la oposición. 3) ÚLTIMOS AÑOS DEL FRANQUISMO. Tras la reuníón de Múnich, el régimen aumentó la represión, con numerosas detenciones y hasta ejecuciones (Grimau), aunque en vano porque los frentes de oposición se multiplicaban en una sociedad que maduraba. Cuatro son los más destacados: – Protesta estudiantil. A mediados de los sesenta aumenta el sentimiento de crítica en la universidad española, en la que se involucran tanto los estudiantes, que protagonizan huelgas y manifestaciones, como algunos destacados profesores (Tierno Galván, Aranguren, García Calvo), que son apartados de sus cátedras. – El mundo laboral. La conflictividad y movilización política aumentarán entre las clases trabajadoras, en parte debido a la flexibilización de la legislación y también por la estrategia que los sindicatos prohibidos adoptaron de infiltrarse en el sindicalismo oficial(sindicalismo vertical, parodia de sindicatos) para actuar “desde dentro”. Destacará el enorme crecimiento del nuevo sindicato clandestino Comisiones Obreras (CC.OO.) – El resurgir del nacionalismo. En el País Vasco, una escisión del PNV forma, en 1959, Euzkadi Ta Askatasuna (ETA), que se definirá como movimiento revolucionario de liberación nacional, y en 1964 asume la vía de “guerra revolucionaria”. Su primera acción será el asesinato del jefe de la policía política de San Sebastián, lo que trajo consigo que el régimen restableciese el decreto de “represión sobre el bandidaje y el terrorismo”, que pasaba a la jurisdicción militar los delitos políticos. El resultado fue el recrecimiento de la oposición ante las nuevas medidas represivas del gobierno. En 1970, nueve penas de muerte dictadas por un tribunal militar en Burgos, tuvieron que conmutarse por cadena perpetua debido a la presión internacional. – La actitud de algunos sectores de la Iglesia Católica. Aunque el verdadero giro se produce con el Concilio Vaticano II, se observará una creciente crítica de algunos sectores de la Iglesia hacia el régimen, que además empezarán a mostrar sensibilidad social y democrática. Incluso algunos sectores derivarán hacia posturas de izquierda o nacionalistas.


Organización política del franquismo

El germen del nuevo Estado surge entre Septiembre y Noviembre de 1936, con el nombramiento el 1 de Octubre de Franco como Generalísimo de los ejércitos y Jefe del Gobierno. Al liderazgo político y militar sumará la sanción religiosa otorgada por la jerarquía católica y en Diciembre del mismo año recibe el título de Caudillo. Paralelamente, sobre el heterogéneo conglomerado inicial del bando sublevado, se inicia la articulación de un estado más coherente de corte fascista; en Abril de 1937 se decreta la uníón de la Comunión Tradicionalista y de la Falange Española de las JONS en un partido único o Movimiento Nacional con la creación de la Falange Española Tradicionalista y de las JONS (FET de las JONS). Con la creación de la Junta Política y el Consejo Nacional de FET de las JONS, cuyos miembros son designados por el dictador, el poder de Franco se refuerza. El 30 de Enero de 1938 se constituye el primer gobierno del nuevo estado (sustituyendo a la Junta Técnica de Estado hasta entonces vigente), presidido por Franco, que asume así, en un régimen de carácter personalista, todo el poder sobre el ejército, el partido, el gobierno y la administración. La labor legislativa fundamental que irá conformado el entramado jurídico del estado se desarrolla en un largo y lento proceso del que se pueden señalar los hitos siguientes: En 1938 se aprueba el Fuero del Trabajo que sentó el marco de relaciones laborales del estado nacional- sindicalista. La Ley de Unidad Sindical de 1940 crea el Sindicato Vertical, único, de corte corporativista y en el que quedan obligatoriamente encuadrados todos los trabajadores, gerentes, empresarios y propietarios de negocios. La Ley de Cortes de 1942 crea un órgano corporativista sin atribuciones legislativas que colabora en la preparación y debate de los proyectos legislativos presentados por el gobierno, procediendo a su aprobación. El Fuero de los Españoles en 1945 establecíó la confesionalidad católica del Estado y supuso una concesión restringida de derechos a los ciudadanos. Del mismo año, la Ley de Referéndum Nacional establece un procedimiento de consulta popular para la ratificación de textos legislativos considerados de especial trascendencia. La Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado, en 1947, afirmará el carácter vitalicio de la jefatura de Franco, definirá a España como reino y concederá a Franco la prerrogativa de designar sucesor. En 1958, la Ley de Principios Fundamentales del Movimiento Nacional reafirmará los viejos valores doctrinales del régimen, definiendo a España como “monarquía tradicional, católica, social   representativa”. En 1967, tras su aprobación en referéndum, se completa la estructura jurídica del régimen con la Ley Orgánica del Estado con el propósito de garantizar su continuidad: la ley introdujo la figura de presidente del gobierno -sólo responsable ante el Jefe del Estado- y trasladó al Consejo del Reino la responsabilidad de proponer la terna presidencial al Jefe de Estado. A diferencia de otras dictaduras, el régimen franquista no se tomó muy en serio la tarea de institucionalizarse y no tuvo nada parecido a una ley fundamental hasta 30 años después de haber nacido.


Etapas del franquismo

A. TRIUNFO Y CONSOLIDACIÓN DEL RÉGIMEN (1939-59) a. En política interior asistimos a los momentos más duros de la represión contra los vencidos y cualquier intento de oposición. El nuevo estado inicia, aunque lentamente, la construcción de sus estructuras básicas. B. En política exterior, el comienzo coincide en la práctica con la II Guerra Mundial. Se trascurre por diferentes etapas en ella: neutralidad, no beligerancia y de nuevo neutralidad, si bien el Régimen queda señalado como colaborador del Eje y esto le supone el rechazo internacional y su aislamiento. La Guerra Fría y los intereses estratégicos de EE.UU. (a partir de 1950) generarán un asidero fundamental para Franco, que consigue cierto reconocimiento internacional y la admisión en algunos organismos supranacionales. C. En lo económico es la época de las mayores dificultades, con una lenta mejora en los años cincuenta. El aislamiento internacional provocado por la coyuntura de la Guerra Mundial y por las sanciones a la Dictadura tras 1945, unido a la pésima política económica del Régimen, provocarán una larga y penosa postguerra en España. B. ETAPA DEL DESARROLLISMO ECONÓMICO (1959-73) a. En política interior, el Régimen afianza su estructura sobre la base de una serie de leyes orgánicas y se suaviza la represión carácterística de la etapa anterior. Los
gobiernos tienen un perfil más técnico y pretenden mostrarse con una estructura más moderna. B. En política exterior se continúa con la limitada apertura (Latinoamérica, mundo árabe) y se intenta una mayor integración en el entorno europeo, con la solicitud de ingreso en la CEE. C. Destaca más la evolución económica. Amparándose en una coyuntura internacional favorable se produce en España un acelerado crecimiento económico hasta acercarla a los estándares europeos occidentales. Arranca con el Plan de Estabilización (1959) y estaba basada en la inversión extranjera, las remesas enviadas por los emigrantes y los ingresos del turismo. C. LA CRISIS FINAL DEL FRANQUISMO (1973-75) a. En política interior asistimos a la descomposición del Régimen al coincidir con la ancianidad del dictador, el fortalecimiento de la oposición y la madurez del pueblo español que se encontraba en condiciones de mostrarse cada vez menos sumiso. La gran inestabilidad que se registra en estos años es prueba de ello. B. En política exterior, el Régimen queda en evidencia tras la caída en 1974 de las últimas dictaduras de Europa occidental (Portugal y Grecia) y es vista como un anacronismo. C. Económicamente se pone fin a la etapa de desarrollo anterior, debido fundamentalmente a la fuerte crisis internacional del petróleo (1973), que inició una fuerte recesión económica en España debido a su frágil estructura productiva.


Familias y apoyos el franquismo

GRUPOS IDEOLÓGICOS DE APOYO AL RÉGIMEN La lenta institucionalización de nuevo estado franquista radicaba en que el régimen se apoyaba, no en un partido, sino en una coalición informal de partidos o “familias” con intereses distintos. Sobre ese conglomerado Franco ejercía su autoridad y un cierto arbitraje, manteniéndose por encima y equilibrando posturas. Esto se notó en la elección de ministros y altos cargos, con alternancia entre las mencionadas familias, que eran las siguientes: – La Falange. Muerto José Antonio y tras el decreto de Unificación, quedó muy diluida. La pretensión falangista de un estado “corporativo” dio paso a un mero sometimiento al Caudillo, lo que era imprescindible para ascender políticamente. Casi sólo se utilizó como imagen pública del régimen, con su parafernalia de uniformes, desfiles, símbolos etc., y tras la derrota de las potencias del Eje perdíó aún más su influencia. – El ejército. Muchos militares de carrera que hicieron la guerra con Franco (Jordana, Valera, Muñoz Grandes…) ocuparon cargos de primer orden. Los más críticos e independientes fueron apartados. Paulatinamente su número en el gobierno disminuyó aunque siempre ocuparon las carteras de defensa. En todo caso nunca fueron un grupo de presión propiamente dicho, y Franco se encargó de mantener siempre una subordinación a él. – Los católicos. Muy influyentes ocuparon ministerios como el de educación, especialmente a través del Opus Dei, que mantuvo su influencia incluso después del Concilio Vaticano II, cuando hubo un leve distanciamiento de la Iglesia con el régimen. – Los monárquicos. Heterogéneos y enfrentados entre sí. Los partidarios de Juan de Borbón pronto fueron anulados tras dejar este entrever su deseo democratizador. Los carlistas o tradicionalistas, que ayudaron a Franco en la guerra (el requeté), si ocuparon algunas carteras y en el cuerpo diplomático fueron importantes. APOYOS SOCIALES Socialmente, el régimen contó con los partidarios de los valores más tradicionales y autoritarios: – Oligarquía agraria terrateniente, financiera e industrial. Partidarios del autoritarismo y la represión de la conflictividad laboral, y especialmente interesados en la defensa a ultranza de la propiedad. – El clero y los católicos. Partidarios de la imposición de sus modelos a toda la sociedad y de seguir contando con todo tipo de ayudas y prebendas por parte un estado que se declara oficialmente católico. El paréntesis republicano que pretendíó suavizar esto, así como el anticlericalismo de ciertos sectores republicanos, les hicieron decantarse y apoyar a los sublevados desde el inicio de la Guerra Civil. – Pequeños y medianos propietarios rurales, de los que en muchos casos era carácterística su mentalidad tradicional en cuanto a la familia, la religión y la propiedad privada, y que se sintieron amenazados durante la II República. Su área principal se situó al norte de Tajo. – Clases medias de ciudades pequeñas y medianas. De parecidas carácterísticas y muy preocupados por el orden público, alterado en la etapa republicana. Casi nulo era el apoyo entre el proletariado industrial y los jornaleros y amplias clases urbanas, lo cual no significó una clara oposición debido a la miseria generalizada y al miedo a la delación y la represión. Tampoco tuvo apoyo en la intelectualidad española; la inmensa mayoría de las mentes más brillantes en todos los órdenes de las ciencias, las artes y las letras de España prefirieron marcharse al exilio a permanecer en el país.


Alternativas políticas (La pura y simple continuidad del régimen franquista. Supondría el mantenimiento de todas las estructuras o, como mucho, ligeros cambios superficiales. Los más acérrimos defensores del franquismo, el denominado “búnker”, reaccionario e inmovilista, era su defensor y contaba con una gran fuerza al contar con las instituciones vigentes y el ejército. Entre ellos estaban el presidente de la Confederación Nacional de Ex Combatientes, José Antonio Girón, Blas Piñar, líder de Fuerza Nueva y el falangista Raimundo Fernández Cuesta. 2. La reforma política a partir de las leyes e instituciones del propio franquismo. Esta opción pretendía aprovechar las instituciones del régimen para lograr una liberalización paulatina de la política hasta equipararse, en mayor o menor grado, a las potencias democráticas europeas. Sería la reforme “desde dentro”, y era defendida por los llamados “aperturistas”, conscientes de que a estas alturas el franquismo era inviable y que la integración y equiparación de España a Europa necesitaban una evolución política hacia la democracia. Esta sería la estrategia que finalmente se impondría en la llamada TRANSICIÓN ESPAÑOLA. Lo defendían políticos jóvenes del régimen que no habían vivido la Guerra Civil y que habían entrado en el Movimiento para hacer carrera política, siendo algunos de ellos monárquicos o simplemente técnicos. Destacaron Pío Cabanillas, Gabriel Cisneros, Adolfo Suárez, Rodolfo Martín Villa o Marcelino Oreja, además de otros más veteranos como Manuel Fraga o José María de Areilza. 3. La ruptura democrática. Propónía acabar rápidamente con el régimen dictatorial y restaurar una auténtica y clara democracia de forma inmediata. Esta opción era defendida por toda la izquierda antifranquista. Esta había formado la Junta Democrática por un lado, a partir del PCE, asociaciones vecinales y sindicatos como CCOO; y la Plataforma de Convergencia Democrática por otro, en torno al PSOE, además de otros socialdemócratas, la UGT y el PNV. También lo defendía el nuevo catalanismo (Assemblea de Catalunya, organismo unitario de fuerzas catalanistas de oposición al régimen) y, tímidamente, una derecha democrática como los democratacristianos de Ruiz Jiménez e incluso monárquicos “donjuanistas”. En general era defendida por la mayoría de la oposición democrática y la sociedad española. Los siete meses que duró este gobierno fueron un período de gran. Al tiempo que la reforma política permanecía estancada se sucedían las movilizaciones sociales promovidas por los partidos de la oposición que, si bien continuaban siendo ilegales, ya no eran clandestinos. Además, los dos organismos que aglutinaban a la oposición se habían unificado en una sola entidad, coloquialmente denominada ‘Platajunta’. Como Arias Navarro era esencialmente un inmovilista no podía ser él quien hiciera las maniobras de pilotaje, así fue el rey tomó la iniciativa con el nombramiento de Adolfo Suárez como nuevo Presidente de Gobierno. Desde el primer momento Suárez manifestó una clara voluntad de avanzar hacia un régimen de libertades.


Papel del rey  (Tras la muerte del dictador Francisco Franco, el 20 de Noviembre de 1975, se siguió lo dispuesto en la Ley Orgánica del Estado, la cual establecía que sería nombrado Jefe del Estado, con el título de rey, Juan Carlos de Borbón, nieto de Alfonso XIII, el cual adoptaría el nombre de Juan Carlos I. Su juramento como rey, el 22 de Noviembre, supónía jurar lealtad a los Principios del Movimiento Nacional y a las Leyes Fundamentales del régimen franquista. En su discurso de proclamación, Juan Carlos dio a entender de forma vaga su voluntad democrática. Unos días después, firmó un indulto con el que abandonaron la cárcel muchos presos políticos entre los que se encontraba el dirigente de CCOO Marcelino Camacho. Pese a todo, no estaba clara cuál sería la posición final del nuevo rey. Los partidarios del régimen lo consideraban simplemente demasiado joven e inexperto, y desconfiaban de que fuera fiel a los principios que había jurado. Por su parte, muchos miembros de la oposición, que en su mayoría se declaraba republicana, le veían con malos ojos porque simbolizaba la restauración de la denostada monarquía de su abuelo Alfonso XIII y porque además había ascendido a la jefatura del estado por voluntad de Franco. El trascurso de los meses, con una tensa situación política y social, dejó ver que su apuesta por la democracia era cierta, y eso empezó con el nombramiento de Adolfo Suárez como Presidente de Gobierno, el cual sería el verdadero motor de la transición española. Para ello, destituyó antes a su predecesor, Carlos Arias Navarro, claro exponente del franquismo y poco partidario de cambios reales. Sin embargo, el papel de Juan Carlos de Borbón en todo este proceso ha sido probablemente magnificado. Es cierto que conocía el triste final de antecesores suyos que se alejaron de la voluntad del pueblo, como Isabel II o Alfonso XIII, pero no es menos cierto que la democracia en España, a esas alturas del Siglo XX y en medio del continente europeo, era una exigencia y la única salida viable para una país como España que la demandaba y aspiraba a integrarse en Europa. Además, no se puede ignorar el esfuerzo y la lucha de miles y miles de personas en España que lucharon por la democracia durante mucho tiempo y que la sociedad española fue la que, en última instancia, exigía el cambio. En todo caso contribuyó de forma esencial a la restauración de la democracia en España, aún a costa de renunciar a los amplísimos poderes que el testamento de Franco le había otorgado. Y también es significativo en este contexto el papel desempeñado con su intervención para frenar el intento de Golpe de Estado involucionista del 23 de Febrero de 1981. Este se produjo durante la investidura de Calvo-Sotelo, y consistíó en un intento de golpe duro con Antonio Tejero tomando el Congreso de los diputados y Jaime Milans del Bosch declarando el estado de guerra en Valencia. Cerca de medianoche el rey Juan Carlos I aparecíó en la televisión para condenar el golpe y confirmar la voluntad democrática de la Corona. La consecuencia inmediata de todo ello fue que la monarquía salíó reforzada, el 27 de Febrero de 1981 una gran cantidad de ciudadanos desfilaron por las calles tras los líderes políticos y sindicales expresando su adhesión a la corona.


Integración en Europa  ANTECEDENTES. El aislamiento al que estuvo sometido España a la largo del franquismo la mantuvo como un país atrasado y muy alejado en relación con los países más desarrollados del contexto de Europa Occidental. Cuando se funda la CEE era imposible que se contemplase la adhesión de España por no tratarse de un país que reuniera las condiciones mínimas para cualquier miembro: ser un estado con garantías democráticas. Así, la solicitud de ingreso de 1962 no fue atendida, decisión en la que influyó la actuación de la oposición al franquismo organizada en el llamado Manifiesto de Múnich. Finalmente si se logró un Acuerdo Comercial Preferencial en 1970. La normalización del país con el restablecimiento de la democracia, consolidado en 1978 con la proclamación de la Constitución, hizo posible por fin que se abrieran las negociaciones de adhesión, iniciadas en 1979 por Adolfo Suárez. Estas fueron largas y complejas ya que no había suficiente confianza en el afianzamiento de la democracia en España y a que exigían la adaptación y en su caso transformación de la economía española (sobre todo en los ámbitos agrícola y pesquero) y diversos aspectos de su legislación, especialmente en lo referido a la uníón aduanera y el fin de determinados monopolios. INTEGRACIÓN EN Europa. España firmó la adhesión se firmó finalmente en 12/06/1985, para entrar en vigor el 1/1/1986, lo que la convirtió en miembro de pleno derecho en la Comunidad Económica Europea (CEE) (luego Uníón Europea, UE). Entre los objetivos perseguidos por España destacaban principalmente recuperar la identidad cultural y política europea y alcanzar los niveles de riqueza y bienestar de los demás miembros de la uníón. Cuando se produjo el ingreso, la situación española distaba bastante de la media europea. En 1992 se firma el Tratado de la Uníón Europea (Maastricht). A partir de ahí se aplicaron básicamente políticas económicas neoliberales. En 1995: nueva moneda común (euro) que entra en circulación en 2002 (1 de Enero). La integración en la moneda común provocó una generalizada subida de precios e inflación, e imposibilitó ajustes monetarios que hubieran aminorado la crisis, pero también eliminó costes de cambio de moneda y tramites en las transacciones monetarias. En 2004 España aprobó por referéndum la fallida constitución europea (al carecer de apoyo en otros países).CONSECUENCIAS PARA ESPAÑA. El desarrollo económico y social alcanzado por España en las últimas tres décadas es debido en buena medida a la modernización generada a partir de la integración europea. España se ha beneficiado de los fondos estructurales y de cohesión, lo que ha contribuido a limitar parcialmente las desigualdades entre territorios dentro del país y ha acelerado el desarrollo
regional. También ha sumergido a España de lleno en el fenómeno de la globalización. Han aumentado los niveles de renta, las políticas sociales y las infraestructuras y equipamientos. Gracias a esto, España puede considerarse hoy como un estado plenamente integrado y con un peso relativo importante dentro del marco europeo. Esto puede constatarse si se analizan diferentes datos: 1. La renta per cápita española ha pasado del ser el 68% de la europea a ser el 92%. 2. España ha recibido fondos europeos cada año equivalentes al 0,8% de su PIB 3. Hasta la crisis de 2008 la ayudas de la UE han facilitado la creación de 10.000 empleos /año 4. El 90% de las inversiones que recalan en España proceden de la UE. 5. El 62% de nuestras exportaciones se hace a países de la UE. 6. El 60% de nuestras importaciones se hace a países de la UE. Políticamente, la integración ha alineado más fuertemente a España dentro del bloque occidental, situación a la que también contribuyó la integración de España en la OTAN en 1982. También facilitó probablemente la colaboración francesa en materia antiterrorista.


Constitución de 1978  (. La Constitución consta de 11 títulos y 109 artículos, además de disposiciones adicionales, transitorias y derogatorias. Fue aprobada en referéndum el 6 de Diciembre de 1978. Derechos y deberes de los ciudadanos. La Constitución asegura un amplio conjunto de derechos democráticos. Partiendo de que «la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado», canaliza la participación de los ciudadanos en la vida política a través de los partidos, que se configuran como la expresión del pluralismo ideológico y los representantes de la voluntad popular. La mayoría de edad se establece en los 18 años. Los derechos reconocidos a los españoles se pueden englobar en tres apartados: a. Derechos individuales. Igualdad ante la ley, derecho a la vida y a la integridad física y
moral (se prohíbe la tortura y la pena de muerte), libertad de opinión, de expresión… B. Derechos cívico-políticos. Derecho de reuníón, de manifestación, de asociación, de sindicación, de huelga… C. Derechos sociales, que garantizan una calidad de vida aceptable: Derecho a la educación, al trabajo, a la vivienda… También hace referencia a una serie de deberes como la obligación de los ciudadanos de contribuir, de acuerdo con sus recursos, al mantenimiento del gasto público mediante el pago de impuestos. Las libertades individuales y colectivas queda protegido por el Tribunal Constitucional, el Poder Judicial y el Defensor del Pueblo, que son elegidas por una mayoría cualificada del Parlamento. Las Instituciones y los procesos políticos. El régimen político se define como una monarquía parlamentaria. El rey, Jefe del Estado según el testamento de Franco, continúa siéndolo y es quien lo representa. Desempeña un papel de árbitro y moderador entre las instituciones, así como de carácter
simbólico, pero no tiene unas responsabilidades políticas concretas ni papel decisorio. La división de poderes como garantía de la democracia política. El poder legislativo corresponde a las Cortes, que están formadas por dos cámaras elegidas cada cuatro años por sufragio universal, libre, igual, directo y secreto, el Congreso, mediante un sistema electoral proporcional y de listas cerradas; y el Senado, mediante un sistema electoral mayoritario y con listas abiertas. En ambos casos, la provincia es la circunscripción electoral. Cada una tiene asignados cuatro senadores y un número variable de diputados en función de su población. El Congreso de los
Diputados tiene mucha mayor relevancia que el Senado. Este queda como una cámara de segunda lectura para los proyectos ya aprobados en el Congreso y, además, tiene un cierto componente regional, ya que sus miembros son elegidos por las circunscripciones provinciales y otros lo son en representación de las Comunidades Autónomas. El poder ejecutivo: gobierno, integrado por el presidente, los vicepresidentes y los ministros. Para poder derribarlo, hay que presentar un voto de censura constructivo en el Congreso de los Diputados. El poder judicial corresponde a los jueces y magistrados. El Tribunal Supremo es el órgano jurisdiccional superior del Estado; el Tribunal Constitucional, que asume el papel de intérprete último de la Constitución en caso de conflicto y el Defensor del Pueblo, se encarga de velar por los derechos y libertades fundamentales de los ciudadanos. El Estado de las autonomías. Se articula territorialmente el Estado en municipios, provincias y comunidades autónomas y especifica que estas entidades podrán gestionar sus intereses respectivos con autonomía. La constitución define un modelo de Estado unitario que reconoce derecho a la autonomía de diferentes nacionalidades y regiones y establece el principio de solidaridad entre todas ellas. Cada Comunidad dispone de un Estatuto o norma fundamental que desarrolla y singulariza los principios constitucionales y organiza su vida política en torno a instituciones de autogobierno, que reproducen con bastante exactitud en el ámbito autonómico la estructura y funcionamiento de sus homónimos estatales: un parlamento unicameral, un gobierno y un tribunal superior de justicia. Se regulan dos posibles vías de acceso a la autonomía: la rápida del artículo 151 y la lenta del 143. Para satisfacer a Cataluña, País Vasco y Galicia, al referirse a ellas se empleó el término «nacionalidad», que la derecha consideraba atentatorio contra la unidad nacional. La delimitación de las competencias. Se entiende que las competencias que no se concretan en los respectivos estatutos corresponden al Estado. La existencia de competencias de gobierno y administración supone la transferencia de recursos financieros y atributos fiscales, siempre bajo la coordinación de la hacienda estatal y atendiendo al principio de solidaridad.


Crisis final del franquismo ANTECEDENTES. El aislamiento al que estuvo sometido España a la largo del franquismo la mantuvo como un país atrasado y muy alejado en relación con los países más desarrollados del contexto de Europa Occidental. Cuando se funda la CEE era imposible que se contemplase la adhesión de España por no tratarse de un país que reuniera las condiciones mínimas para cualquier miembro: ser un estado con garantías democráticas. Así, la solicitud de ingreso de 1962 no fue atendida, decisión en la que influyó la actuación de la oposición al franquismo organizada en el llamado Manifiesto de Múnich. Finalmente si se logró un Acuerdo Comercial Preferencial en 1970. La normalización del país con el restablecimiento de la democracia, consolidado en 1978 con la proclamación de la Constitución, hizo posible por fin que se abrieran las negociaciones de adhesión, iniciadas en 1979 por Adolfo Suárez. Estas fueron largas y complejas ya que no había suficiente confianza en el afianzamiento de la democracia en España y a que exigían la adaptación y en su caso transformación de la economía española (sobre todo en los ámbitos agrícola y pesquero) y diversos
aspectos de su legislación, especialmente en lo referido a la uníón aduanera y el fin de determinados monopolios. INTEGRACIÓN EN Europa. España firmó la adhesión se firmó finalmente en 12/06/1985, para entrar en vigor el 1/1/1986, lo que la convirtió en miembro de pleno derecho en la Comunidad Económica Europea (CEE) (luego Uníón Europea, UE). Entre los objetivos perseguidos por España destacaban principalmente recuperar la identidad cultural y política europea y alcanzar los niveles de riqueza y bienestar de los demás miembros de la uníón. Cuando se produjo el ingreso, la situación española distaba bastante de la media europea. En 1992 se firma el Tratado de la Uníón Europea (Maastricht). A partir de ahí se aplicaron básicamente políticas económicas neoliberales. En 1995: nueva moneda común (euro) que entra en circulación en 2002 (1 de Enero). La integración en la moneda común provocó una generalizada subida de precios e inflación, e imposibilitó ajustes monetarios que hubieran aminorado la crisis, pero también eliminó costes de cambio de moneda y tramites en las transacciones monetarias. En 2004 España aprobó por referéndum la fallida constitución europea (al carecer de apoyo en otros países). CONSECUENCIAS PARA ESPAÑA. El desarrollo económico y social alcanzado por España en las
últimas tres décadas es debido en buena medida a la modernización generada a partir de la integración europea. España se ha beneficiado de los fondos estructurales y de cohesión, lo que ha contribuido a limitar parcialmente las desigualdades entre territorios dentro del país y ha acelerado el desarrollo regional. También ha sumergido a España de lleno en el fenómeno de la globalización. Han aumentado los niveles de renta, las políticas sociales y las infraestructuras y equipamientos. Gracias
a esto, España puede considerarse hoy como un estado plenamente integrado y con un peso relativo importante dentro del marco europeo. Esto puede constatarse si se analizan diferentes datos: 1. La renta per cápita española ha pasado del ser el 68% de la europea a ser el 92%. 2. España ha recibido fondos europeos cada año equivalentes al 0,8% de su PIB 3. Hasta la crisis de 2008 la ayudas de la UE han facilitado la creación de 10.000 empleos /año 4. El 90% de las inversiones que recalan en España proceden de la UE. 5. El 62% de nuestras exportaciones se hace a países de la UE. 6. El 60% de nuestras importaciones se hace a países de la UE. Políticamente, la integración ha alineado más fuertemente a España dentro del bloque occidental, situación a la que también contribuyó la integración de España en la OTAN en 1982. También facilitó probablemente la colaboración francesa en materia antiterrorista.


La oposición durante el franquismo  1) OPOSICIÓN ARMADA. La resistencia a la dictadura en el plano militar comenzó recién acabada la guerra, si bien con medios muy limitados. Es el maquis. Ya antes de la derrota, existieron guerrilleros antifranquistas en su zona; después, miles de ellos, especialmente del PCE, pasaron a Francia y lucharon significativamente contra la invasión nazi en aquel país, mientras que atacaban al estado franquista dentro de España, refugiándose en las zonas montañosas. Especialmente cuando se líberó Francia, se extendíó la esperanza de que los aliados considerasen a Franco un enemigo más e intensificaron sus acciones pretendiendo mantener la atención internacional. De hecho, se llegó a producir un amago de “invasión” de España con la entrada de varios miles de guerrilleros comunistas por el Valle de Arán (Lérida), que fueron derrotados. Tras esto, sobrevivieron hasta mediados de los años 50, tras una implacable y durísima represión, y cuando Franco tenía ya el reconocimiento internacional por el apoyo de EEUU. 2) OPOSICIÓN POLÍTICA. La desaparición del “maquis” o guerrilla antifranquista y el reconocimiento internacional del régimen llevaron a la oposición a uno de sus momentos más complicados. La debilidad de la oposición republicana hará al PCE el principal partido en la clandestinidad. Dejando atrás la lucha armada, el PCE comenzó a hacer hincapié en el objetivo de una reconciliación nacional y en la creación de un frente antifranquista. Además pretendía derribar a la dictadura con el instrumento de una huelga general de carácter político. En 1961 nace la Uníón de Fuerzas Democráticas, que agrupaba a varios partidos de izquierda y sindicatos. Al año siguiente se promovíó la reuníón de un centenar de representantes de la oposición, excepto los comunistas, tanto del interior como del exterior del país, y todos ellos europeístas, con el fin de elaborar una declaración a favor de la democracia en España. Aunque la respuesta del régimen ante lo que la prensa del régimen llamó “el contubernio de Múnich” fue muy dura, lo cierto es que este momento marca el comienzo de la superación de la Guerra Civil y, por fin de una cooperación de las distintas fuerzas de la oposición. 3) ÚLTIMOS AÑOS DEL FRANQUISMO. Tras la reuníón de Múnich, el régimen aumentó la represión, con numerosas detenciones y hasta ejecuciones (Grimau), aunque en vano porque los frentes de oposición se multiplicaban en una sociedad que maduraba. Cuatro son los más destacados: – Protesta estudiantil. A mediados de los sesenta aumenta el sentimiento de crítica en la universidad española, en la que se involucran tanto los estudiantes, que protagonizan huelgas y manifestaciones, como algunos destacados profesores (Tierno Galván, Aranguren, García Calvo), que son apartados de sus cátedras. – El mundo laboral. La conflictividad y movilización política aumentarán entre las clases trabajadoras, en parte debido a la flexibilización de la legislación y también por la estrategia que los sindicatos prohibidos adoptaron de infiltrarse en el sindicalismo oficial (sindicalismo vertical, parodia de sindicatos) para actuar “desde dentro”. Destacará el enorme crecimiento del nuevo sindicato clandestino Comisiones Obreras (CC.OO.) – El resurgir del nacionalismo. En el País Vasco, una escisión del PNV forma, en 1959, Euzkadi Ta Askatasuna (ETA), que se definirá como movimiento revolucionario de liberación nacional, y en 1964 asume la vía de “guerra revolucionaria”. Su primera acción será el asesinato del jefe de la policía política de San Sebastián, lo que trajo consigo que el régimen restableciese el decreto de “represión sobre el bandidaje y el terrorismo”, que pasaba a la jurisdicción militar los delitos políticos. El resultado fue el recrecimiento de la oposición ante las
nuevas medidas represivas del gobierno. En 1970, nueve penas de muerte dictadas por un tribunal militar en Burgos, tuvieron que conmutarse por cadena perpetua debido a la presión internacional. – La actitud de algunos sectores de la Iglesia Católica. Aunque el verdadero giro se produce con el Concilio Vaticano II, se observará una creciente crítica de algunos sectores de la Iglesia hacia el régimen, que además empezarán a mostrar sensibilidad social y democrática. Incluso algunos sectores derivarán hacia posturas de izquierda o nacionalistas. Entre 1970 y 1975, año de la muerte de Franco, el declive del régimen coincide con el momento máximo de la actividad opositora y el clamor popular en pro del cambio. Por un lado, el desarrollo económico y social del país alcanza cotas importantes. Como consecuencia, se intensifica la demanda del cambio político y el reconocimiento de libertades, lo cual será visible, entre líneas, pero con claridad, en la prensa, la universidad, el cine, los sectores profesionales, intelectuales… Además, la conflictividad laboral, en demandas tanto laborales como políticas, alcanza cotas antes no vistas, multiplicándose el número de
huelgas y actos. También en el mundo estudiantil. Destaca el congreso que el hasta entonces débil PSOE celebra en Suresnes (Francia) en 1974. De ahí surgirá su nuevo líder Felipe González, con importante papel en la posterior transición. También asistiremos al crecimiento de la ultraizquierda, con grupos marxistas-leninistas y su manifestación terrorista que, como el FRAP y el GRAPO, contribuyeron a la desestabilización.


Transformaciones de la sociedad en el franquismo  La sociedad española en la postguerra mantiene una estructura muy poco evolucionada y propia de la década de los treinta. El sector primario se mantiene como el mayoritario, pasando del 51% en 1940 al 40% en 1960, lo que implica una evolución muy lenta, acorde con las penalidades y el estancamiento económico. Esto indica un país atrasado y esencialmente agrario, con clases medias escasas y una fuerte polarización, una reducida y rica oligarquía agraria, industrial y financiera y una mayoría rural y urbana de muy bajo nivel de renta. La lenta evolución de esta situación durante estos años produjo el inicio del despoblamiento del campo, empezando por las áreas rurales más desfavorecidas y el chabolismo en las grandes ciudades que lo recibían, pues no estaban preparadas
para absorber esa población. Aparte de la diferenciación de clases, en España se producía otra entre vencedores y vencidos. La revancha, la política del miedo y la imposición de los valores más conservadores fueron las armas del poder para imponer la intolerancia religiosa, una disciplina militar y exaltación de sus valores y el
machismo: – Moral asfixiante y estricta de inspiración católica. Impregnaba todas las manifestaciones de la vida pública y privada. La Iglesia funcionaba como registro civil, los actos religiosos estaban presentes en todos los ámbitos, los curas expedían certificados de buena conducta, la censura se basaba en parte en la moral religiosa…Con una moral única y opresora de cualquier atisbo de libertad. – Exaltación de los valores militares y fuerte autoritarismo. Obediencia a los padres, a los jefes, a los maridos y a las autoridades, con exaltación especial de Franco. – Machismo y división estricta de las funciones de cada sexo. El hombre debía ser trabajador y guerrero, la mujer cuidar el hogar y a su marido. La mujer está en inferioridad de derechos al hombre y sometida a él (padre…Marido). No podía firmar un contrato, abrir una cuenta bancaria, comprar una vivienda, etc. Sin autorización. LA SOCIEDAD ESPAÑOLA EN LA ÉPOCA DEL DESARROLLISMO Y CRISIS FINAL DEL RÉGIMEN (1959-
75) El crecimiento económico provocó cambios en la estructura ocupacional del país, que poco a poco fue adquiriendo las carácterísticas de un país desarrollado. Se redujo así por fin el sector primario, que desciende al 29% en 1970, mientras crecían el secundario y terciario. España dejaba de ser un país agrario, intensificándose el éxodo rural y dejando a numerosas comarcas, e incluso provincias enteras (especialmente del interior) sumidas en la despoblación, el envejecimiento y el subdesarrollo. Paralelamente, la estructura social también se modernizó a medida que se incrementaba la clase media, especialmente urbana. El cambio se produjo por el incremento de rentas de hasta entonces mayoritarios clases bajas. Esta mejora se concretó en una mejora en la alimentación, un auge de la construcción de viviendas (y crecimiento desordenado de las ciudades), una mejor calidad y dotación de las viviendas (electrodomésticos…) y un incremento de las ventas de automóviles. Estas mejoras en los niveles de vida se vieron acompañadas de un progresivo cambio de mentalidad y especialmente de las capas más jóvenes (y numerosas debido a la estructura poblacional). Gracias a las experiencias de los miles de españoles que emigraron a Europa y al contacto con los el creciente número de turistas, los españoles pudieron conocer la existencia de unos niveles de vida y estándares de libertad muy superiores a los que encontraban aquí. Esto hizo de Europa algo anhelado y envidiado, y modificó la mentalidad general al hacer menos sumisa y conservadora y más crítica y deseosa de libertades y derechos. También provocó cambios de modelos de conducta, lo que se nota en la reducción del número de hijos, un mayor interés por el desarrollo profesional, una nueva cultura del ocio, alejamiento del catolicismo…

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