Revolución liberal en el reinado de Isabel II selectividad



EL PROBLEMA SUCESORIO

El reinado de Fernando VII en España aún tenía que cerrarse con un grave problema: la sucesión. El 11 de Diciembre de 1829 y después de tres matrimonios anteriores sin descendencia, Fernando VII contrae nupcias con su sobrina María Cristina de Borbón-Dos Sicilias. Esta uníón consiguió su objetivo aunque sólo a medias: por fin hubo descendencia con el nacimiento de Isabel (10-Octubre-1830) y más tarde el de su hermana Luisa Fernanda (30-Enero- 1832); sin embargo, según la Ley Sálica establecida en 1713 por Felipe V (Ley de Sucesión Fundamental, de agnación rigurosa), las mujeres sólo podrían heredar el trono de no haber herederos varones en la línea principal (hijos) o lateral (hermanos y sobrinos) por lo que la sucesión quedaría en manos del hermano del Rey, Carlos María Isidro. Dicha ley ya se había intentado anular durante el reinado de Carlos IV, concretamente con la redacción de la Pragmática Sanción de 30 de Noviembre de 1789, pero al no llegar a ser publicada no estaba en vigor, hasta que el 31 de Marzo de 1830, estando la reina encinta de su primera hija, el Rey Fernando VII promulga por fin esta derogación, dejando así fuera de la línea sucesoria a su hermano Carlos.

EL LIBERALISMO DURANTE EL REINADO DE Isabel II CONSTRUCCIÓN Y EVOLUCIÓN DEL ESTADO LIBERAL

Mª Cristina de Borbón-Dos Sicilias Esta decisión causó el rechazo de los partidarios de Carlos y aprovechando la enfermedad del Rey en 1832 lo presionaron para que firmase un Decreto aboliendo la Pragmática. No obstante Fernando VII tuvo una mejoría casi milagrosa y en posesión de nuevo de sus facultades mentales restablecíó la Pragmática y tomó represalias contra los cortesanos que lo embaucaron. Un año más tarde, el 29 de Septiembre de 1833, muere Fernando VII sin hijos varones por lo que la corona corresponde a Isabel, que es proclamada Princesa de Asturias y asume su ascendencia futura al trono cuando le faltaban once días para los tres años. Sin embargo, Carlos no reconoce la legitimidad de la Princesa y se autoproclama Carlos V en el Manifiesto de Abrantes el 1 de Octubre de 1833, lo que sería el antecedente de la Primera Guerra Carlista.

EL PERÍODO DE LAS REGENCIAS. REGENCIA DE MARÍA Cristina


La minoría de edad de la princesa hace que el reino quede bajo la regencia de su madre. La Regencia de María Cristina (1833-1840) supone el intento de acabar con el absolutismo, ya que su forma de pensar estaba totalmente en desacuerdo tanto con la de su marido como con el tipo de reinado que llevó a cabo éste. Por ello se intenta superar el absolutismo y acercarse a la corriente liberal pactando con liberales moderados para modernizar la política. Entre sus primeras medidas dispuso un decreto de amnistía general que permitíó a muchos de los detenidos por ideas políticas y a los llamados afrancesados salir de la cárcel o regresar a España desde el exilio provocado en la Década Ominosa. Las Universidades cerradas anteriormente se reabren y el retraso con respecto al resto de Europa se intenta sobrellevar creando el Ministerio de Fomento con el deseo de impulsar la modernización del país. Por otra parte, las bases en las que se intenta modificar la política son las siguientes: en 1833 Javier de Burgos, secretario de Estado de Fomento, lleva a cabo un decreto en el que se organiza territorialmente el Estado en 49 provincias, organización que, en líneas generales, se ha mantenido hasta hoy un año más tarde el Presidente del Consejo de Ministros, Francisco Martínez de la Rosa, realiza una reforma del clero, al cual agrupa para posteriormente desamortizar sus bienes. Otra de las medidas tomadas por Martínez de la Rosa es la redacción del Estatuto Real de 1834, el principal instrumento político para la transición. El Estatuto de 1834 es una Carta Otorgada, aprobada por Real Decreto el 10 de Abril de 1834, la cual tendrá efectos positivos como el reconocimiento de María Cristina de la necesidad de una constitución, para fusionarla con la

monarquía, estableciendo un régimen monárquico controlado por las leyes y las Cortes, lo que supone los primeros pasos hacia la consolidación del nuevo proceso de Revolución Liberal. Entre los aspectos más destacados de dicho podemos señalar que: · se dividen los poderes quedando el ejecutivo y el legislativo en manos del soberano; · se permite el voto a los mayores contribuyentes ; · la estructura parlamentaria está compuesta por dos cámaras (sistema bicameral), el Estamento de Próceres y en el Estamento de Procuradores; · se convocan Cortes con funciones entre Asamblea consultiva y legislativa El Rey, además, asumía un conjunto desorbitado de facultades. Este Estatuto no satisfacía ni siquiera a los liberales más moderados y, por supuesto, era rechazado abiertamente por los carlistas. Todo esto derivó en un gran número de problemas para la Regencia de María Cristina, que soportó una fuerte presión por parte de los liberales progresistas, no por los moderados ya que María Cristina colaboraba con ellos. También hubo problemas con la población, que sufriendo una epidemia de cólera, por su analfabetismo e incultura creyó los rumores que se oían, pensaban que los frailes estaban envenenando el agua de las fuentes, lo que provocó una reacción anticlerical que derivó en varios asaltos a conventos. Llegado a este punto Martínez de la Rosa dimite en 1835 debido principalmente a la fuerte presión liberal; los graves altercados en toda la Península; una fuerte presión de la Prensa -que sigue presionando en su demanda de formar un sistema más democrático y por consiguiente pide un mayor papel del Parlamentarismo-; y la sublevación de las Milicias Urbanas que reclamaban la libertad de prensa (podría considerarse que la presión de la prensa y la de las Milicias son dos brazos del mismo movimiento), una ampliación de la Milicia, un acceso al voto de más cabezas de familia y una convocatoria de Cortes Generales. Durante este período, la Guerra Civil (Primera Guerra Carlista), el desastre económico y las sublevaciones y revueltas llevaron al país a una situación de inestabilidad y caos que desembocó en que, el 12 de Agosto de 1836, un grupo de suboficiales entrara por la fuerza en el palacio de San Ildefonso de La Granja y obligaran a la regente a firmar un decreto por el que se restituía la Constitución de 1812 y se derogaba el Estatuto Real de 1834. Este hecho es conocido como “Motín de La Granja”, lo que agravó la situación de desastre. José María Calatrava, tras la dimisión de Francisco Martínez de la Rosa, pasa a ser el Presidente del Gobierno. Por otro lado, Mendizábal, Ministro de Hacienda, destaca por intentar mejorar la economía e industria, entre otras medidas, suprimiendo los diezmos dando paso a la ley de libertad de imprenta; desamortizando al clero –se les retiraba los terrenos o baldíos abandonados para así crear pequeñas parcelas con intención de que éstas volviesen a ser cultivadas, pero las acabaron comprando personas ricas destinando esas tierras a la caza–; suprimiendo los gremios definitivamente y eliminando las aduanas interiores. Al restituir la Constitución de 1812, se plantea promulgar otra constitución acorde con el tiempo en el que se encontraban, de carácter más conservador. Por ello se redactó una nueva carta magna, la Constitución de 1837, bastante más moderada que la de 1812. La Constitución de 1837 es un texto corto con cierto consenso en su elaboración, que rememora la del 12. El poder legislativo reside en las Cortes junto con el Rey, con un sistema bicameral, formado por el Congreso de los Diputados y el Senado. El poder ejecutivo está en manos del Rey, que delega en el Presidente del Consejo de Ministros. Se amplía el sufragio censitario siguen siendo personas ricas quienes votan–. Además se recoge un conjunto limitado de derechos individuales. Cuando finalizó la guerra carlista, entre 1839 y 1840, un Gobierno dirigido por el moderado
Pérez de Castro intentó nuevamente limitar las reformas y la participación de las clases medias urbanas, promulgando una Ley de Ayuntamientos (1840), en la cual se eliminó la elección de alcaldesArt. 70 de la Constitución:en lugar de que los ciudadanos votasen, el gobierno lo escogería de entre los concejales electos; éste fue uno de los cambios más importantes porque el alcalde al no ser elegido por el pueblo actuaría

defendiendo los intereses de quien lo había nombrado. Esto provocó sublevaciones populares en Madrid y Barcelona, enfrentándose partidarios de Espartero (progresistas) y de la Regente (moderados), y creándose “juntas revolucionarias” que desafiaron la autoridad del gobierno. María Cristina se vio obligada a renunciar a la regencia el 12 de Octubre, y las Cortes eligieron a Baldomero Espartero como nuevo Regente. 3.- REGENCIA DE Espartero Este militar vencedor de la Primera Guerra Carlista contaba con el apoyo de los liberales progresistas; sin embargo actuaba de manera dictatorial, apartando a los moderados de los órganos de poder y actuando al margen del Parlamento, por lo que entre otras razones se ganó el rechazo general en toda España. Así, la regencia de Espartero estuvo marcada por una serie de conflictos políticos que acabaron aislándole: su política liberal librecambista de la industria textil catalana hizo que se ganase la enemistad con éstos la reordenación de los fueros vascos en 1841 causó la hostilidad de éstos; en cuanto a los moderados el ya nombrado desplazamiento de sus puestos ocasiónó su antipatía, lo que provocó varios intentos conspirativos que fracasaron; e incluso sus propios partidarios liberales progresistas terminaron distanciándose de él debido a su autoritarismo. Este desprecio generalizado en toda España provocó una serie de rebeliones. En 1842 Barcelona se subleva y Espartero responde bombardeando la ciudad. Tan sólo un año más tarde y tras perder las elecciones, éste las impugna demostrando una vez más su actitud dictatorial. Ante esta situación, los militares moderados O’Donnell y Narváez organizan un ejército el 11 de Junio y derrotan a las tropas esparteristas en Torrejón de Ardoz el día 22 de Julio. Al mismo tiempo y a nivel político, moderados y liberales se confabulan en Andalucía contra el régimen. En pocos días la sublevación se extiende a Cataluña, Galicia, Valencia y Zaragoza. Estas circunstancias finalmente obligaron a Espartero a huir a Cádiz y embarcarse en el Meteor rumbo a Londres suponiendo el fin de su regencia.

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