Tipos de vertientes


¡Escribe tu texto aquí!Se llama tiempo atmosférico (en adelante hablaremos simplemente de «tiempo») al 

estado de la atmósfera en un lugar y momento determinados. Se describe midiendo los 
denominados factores del tiempo (presión barométrica, temperatura, humedad y viento)
, la 
nubosidad, y los fenómenos especiales o meteoros presentes al realizar la observación. Hay 
que señalar que las propiedades físicas normales del aire, incluido su movimiento (el viento) 
se consideran «factores del tiempo», mientras que cuando ocurre algún fenómeno especial 
(por ejemplo la lluvia, el rayo, la calima, la cenceñada, etc..) se conceptualiza como 
«meteoro». Los factores del tiempo, la nubosidad y los meteoros se observan rutinariamente 
cada tres horas en las Estaciones Meteorológicas de la Red Sinóptica Mundial (unas 
250.000 en todo el planeta) y a ellos nos referimos al hablar de «tiempo», tanto en lenguaje 
coloquial como en el meteorológico de rutina. Ahora bien, los factores físicos y químicos del 
medio aéreo «biológicamente efectivos» son mucho más y desde luego también forman 
parte del estado de la atmósfera en un lugar y en un momento determinados que hemos 
definido como «tiempo», por lo que en un sentido más amplio habría que incluir los 
siguientes: 
1. Composición del aire. Polvo, humos, vapores, gases, etc.. (contaminantes o no), 
partículas orgánicas. 
2. Radiactividad. Radiaciones ionizantes y corpúsculos radiactivos incluidos los 
artificiales. 
3. Electricidad atmosférica. Campo eléctrico del aire, estado de ionización, radiaciones 
electromagnéticas como los llamados ‘ atmosféricos» (descargas electromagnéticas 
de frecuencia comprendida entre 1 y 2 kHz y entre 10 y 50 kHz), corrientes aire-tierra. 
4. Presión atmosférica. Presión parcial de los distintos gases, ondas de presión, presión 
total. 
Por último, constituyen elementos determinantes del tiempo que afecta a un lugar, la 
masa de aire que gravita sobre el mismo (masa de aire = grandes cuerpos de aire de 
características físicas homogéneas y que tienden a conservarse cuando aquéllas se 
desplazan) y el tipo de estratificación vertical de la atmósfera, que posibilita que en su -seno 
se puedan o no desarrollar movimientos verticales (estabilidad o inestabilidad). 
La relación entre todos los componentes del tiempo (y otros que no se han mencionado) 
es extraordinariamente compleja y constituye el objeto de estudio de la Física del Aire. 
1.2. Meteorotropismo o sensibilidad al tiempo 
Se dice que un fenómeno cualquiera tiene un comportamiento meteorotrópico si es 
«sensible al tiempo», o sea, si es afectado por el tiempo atmosférico de una forma 
demostrable. Puede tratarse de un hecho sociológico (el n.° de espectadores/día de las 
salas de cine de una ciudad), biológico (la termorregulación o la diuresis) o psicológico (el 
humor o estado de ánimo). Precisamente, en el estado actual de la investigación en este 
campo se acepta que el meteorotropismo, o meteorosensibilidad, constituye no sólo un 
fenómeno en el que existen componentes más o menos subjetivos o psicológicos sino una 
realidad biológica que se explica mediante las leyes de la psicoquímica y la electrofisiología. 
La población meteorosensible supone el 50-60% de la total y algunos autores como F. G. Tiempo atmosférico, clima y psicopatología
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Sulman describen cinco tipos constitucionales con relación a la sensibilidad al tiempo: el 
balanceado o equilibrado, el vagotónico, el simpaticotónico, el serotonínico y el tiroideo. 
Cada una de estas constituciones reacciona específicamente a los cambios atmosféricos 
según sus particularidades neuroendocrinas. 
1.3. Tipos de tiempo 
Cuando los habitantes del Norte de España se refieren a una «galerna» del Cantábrico o 
los canarios a un «tiempo del Sur» (ola de calor sahariana) realizan, sin darse cuenta, dos 
afirmaciones importantes: 1.ª que todas las «galernas» y las «olas de calor» son parecidas, 
de características meteorológicas semejantes, y 2.ª que esa semejanza resulta explícita no 
sólo al enjuiciar algún factor del tiempo aisladamente (la temperatura, la nubosidad o las 
precipitaciones, etc..) sino la situación meteorológica globalmente considerada, el 
comportamiento atmosférico en su conjunto. De tal manera que ya a nivel popular al decir 
alguien que hay «tiempo de galerna» o «tenemos tiempo sur» los oyentes entienden 
perfectamente la referencia: para el caso de los temporales del Cantábrico se trata de un 
tiempo con vientos fríos de componente Norte, de gran fuerza, con cielos cubiertos con 
abundancia de nubes de desarrollo vertical que darán lugar a importantes precipitaciones 
acuosas, mar arbolada o montañosa, etc.., y para las «olas de calor» del litoral sur de la 
Península o de Canarias de un tiempo caracterizado por la llegada de aire cálido y seco 
procedente del Sahara en el que el polvo en suspensión origina las calimas con las 
correspondientes disminuciones de la visibilidad, los cielos despejados, etc.. 
Pues bien, ¿qué significa que se pueda hablar de «galernas» u «olas de calor»? La 
respuesta es sencilla: que las situaciones meteorológicas concretas, diarias, auque nunca 
son exactamente iguales, si se estudian detenidamente se pueden clasificar de tal forma 
que constituyan clases o tipos de tiempo de características esenciales semejantes y 
comportamiento equivalente a nivel de macroescala. Los meteorólogos entienden por tipo 
de tiempo «la distribución particular de los sistemas de presión y de las masas de aire sobre 
una región geográfica, asociados con típicas características generales del tiempo 
atmosférico» (Organización Meteorológica Mundial, 1966); y basándose en este concepto 
construyen catálogos de tipos de tiempo a gran escala para un continente o para una región 
geográfica. Cada tipo de tiempo queda descrito no sólo por el comportamiento típico de los 
factores del tiempo, nubosidad y meteoros, sino por una serie de particularidades técnicas 
científicamente analizables: configuración del campo de presiones barométricas (mapas del 
tiempo), tipo de masa de aire, curva de estado (determina el mayor o menor grado de 
estabilidad atmosférica en sentido vertical) y otros. 
De lo expuesto anteriormente resulta que «el tiempo» -como lo entiende la gente- o el «tipo 
de tiempo» en lenguaje más técnico, se convierte en una variable por sí misma (de carácter 
cualitativo o no-paramétrico naturalmente) y se puede introducir como tal de un modo 
adecuado, correcto y científico en los estudios de meteorotropismo o meteorosensibilidad de 
variables médicas o psiquiátricas. Opinamos que un modo de actuar que tenga presente la 
existencia de los tipos de tiempo, resulta mucho más apropiado desde el punto de vista 
meteorológico que lo que se hace con demasiada frecuencia en la investigación 
médico-meteorológica, al usar las variables como la «nubosidad» o la humedad relativa por 
ejemplo sin referirlas a la situación atmosférica que las determina: consideramos que no es 
correcto hablar de «suicidios y nubosidad total» porque esta última, para la mayoría de las 
áreas geográficas españolas, podría ser originada por una borrasca atlántica constituida por 
aire polar frío, o por una borrasca del Sur de aire más cálido y más húmedo o por un 
fenómeno totalmente local, situaciones meteorológicas en ningún modo equivalentes. Jesús San Gil, José L. G. De Rivera y Julián González 
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1.4.

Clima

 
Para llegar al concepto de clima supongamos que a lo largo de 100 años varias 
generaciones han anotado diariamente el valor de los factores del tiempo, la nubosidad y los 
meteoros de un lugar de la Tierra. Y escojamos un intervalo del calendario, por ejemplo, el 
mes de junio. Si una vez calculada la media de los datos para los 100 junios de la centuria 
obtenemos 1020 milibares de presión barométrico, 24° C de temperatura, 70% de humedad 
relativa, 3 litros/m² de precipitaciones, 3 octavos de nubosidad y 10% de días en que se 
produjeron tormentas, podemos considerar, en buena lógica, que esas magnitudes son los 
«valores normales» de la temperatura, humedad, presión, nubosidad y precipitaciones de la 
zona y para el mes de junio. Asimismo, se puede afirmar que la probabilidad de que se 
produzcan tormentas es, por término medio, del 10%. Toda cifra por encima o por debajo 
que se registre en un junio particular supondrá una perturbación respecto a su valor 
«normal». Naturalmente, cada día, los valores observados suelen diferir de los «normales». El 
clima de un lugar se define entonces como el conjunto de valores «normales» obtenidos en 
una serie de al menos 30 años y describe el estado medio de la atmósfera en dicho lugar. 
1.5. Estación climatológica y estación astronómica 
Para cada región geográfica, los períodos del año en que la atmósfera se comporta de un 
modo semejante, de tal forma que tanto los factores del tiempo como la nubosidad y los 
meteoros describen una situación meteorológica media frecuente, determina la estación 
climatológica, que obviamente, depende de cada área y no suele coincidir en su duración 
con la estación astronómica, fijada por la traslación del planeta alrededor del Sol y de igual 
duración en todos los puntos de la Tierra. 
Se dice que una variable biológica o médica cualquiera (n.º de nacimientos, n.º de 
urgencias psiquiátricas, por ejemplo) tiene un «comportamiento estacional» o -muestra 
estacionalidad cuando su presentación o variación en las distintas épocas del año definidas 
como estaciones no es uniforme, teniendo significación estadística tal desigualdad. 
La disciplina científica que estudia la acción del tiempo y del clima sobre los organismos 
vivos es la biometeorología. Si el objeto de estudio lo constituyen los diversos procesos 
fisiológicos y patológicos asociados con el enfermar humano, nos encontramos en el campo 
de la biometeorología médica. Y si se atiende exclusivamente a las enfermedades mentales 
-lo que haremos en lo que sigue- se trabajará en biometeorología psiquiátrica o psicológica. 
Como es sabido, la base del método científico consiste en observar realidades naturales 
medibles y reproducibles, de tal forma que en el estudio de un fenómeno cualquiera en que 
se busquen relaciones de causalidad hay que excluirla acción del azar mediante los 
procedimientos estadísticos adecuados a cada problema. Pues bien, los parámetros 
biológicos concretos, cuantificables, medibles, y sujetos de los correspondientes 
tratamientos estadísticos con relación al tiempo o al clima se denominan indicadores 
biometeorológicos. 
2. DIFICULTADES DE LA INVESTIGACIÓN EN BIOMETEREOROLOGÍA PSIQUIATRICA 
Y PSICOPATOLOGICA 
Los conceptos elementales anteriormente expuestos permiten descubrir la dificultad y 
complejidad del trabajo en esta área de conocimiento e investigación. Para ello basta un 
sencillo ejemplo: supongamos que pretendemos averiguar si las urgencias psiquiátricas 
clasificadas por diagnósticos o «razones de urgencia» atendidas en los centros hospitalarios 
de un territorio acotado (una isla, para facilitar la conceptualización) dependen del tiempo y Tiempo atmosférico, clima y psicopatología
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del clima. Nos encontraremos en primer lugar con una población general que para 
considerarla «estable» durante el período de toma de datos hay que excluir extranjeros y no 
residentes, y que dará origen a los cuadros urgentes (nuestro indicador biometeorológico) 
que pretendemos estudiar. En segundo término consideraremos el medio aéreo, la 
atmósfera, en el que tienen lugar lo que definimos como tiempo y clima. El problema de la 
estacionalidad, es decir, la demostración de que se producen ondas de período anual o 
semestral, con estaciones de máxima y mínima frecuencia de presentación resulta 
relativamente fácil de resolver porque el período de muestreo (intervalo de tiempo 
cronológico entre dos tomas de datos sucesivas) es necesariamente largo –el mes, el 
trimestre o la estación astronómica o climatológica– y las situaciones meteorológicas 
extremas, así como los elementos de azar se diluyen necesariamente al promediar. Pero si 
lo que queremos averiguar es si aquellas urgencias presentan un comportamiento 
meteorotrópico, sensible al tiempo atmosférico de cada día, el problema se complica 
extraordinariamente por las siguientes causas: 
1. La multicausalidad de cualquier fenómeno biológico. – 
2. Los comportamientos sociológicos de la población incluso con respecto al tiempo; son 
obvias las connotaciones sociales y económicas que influyen en el enfermo o familiares 
al tomar la decisión de acudir a un Servicio de Urgencia; por razones de simple 
comodidad se huirá de los fines de semana o de los tiempos desapacibles si la urgencia 
es aplazable (un cuadro depresivo en curso) mientras que se buscará la atención 
médica indefectiblemente si no lo es (intento de suicidio, síndrome de agitación 
psicomotriz severo, etc.). 
3. La complejidad de la acción de los factores físicos y químicos del Fambiente 
atmosférico biológicamente activos, que son muchos, actúan simultáneamente y con 
frecuencia no se conoce su efecto sobre los organismos vivos y ni sobre la mente 
humana. 
4. La naturaleza de los indicadores biometeorológicos, pues, por ejemplo, hay que contar 
con los períodos de latencia en el sentido que no siempre se acude al médico cuando 
se presenta un cuadro clínico. En este terreno se han cometido importantes 
imprecisiones conceptuales siendo la más frecuente la identificación de la fecha de 
ingreso o atención hospitalaria, como la fecha del comienzo del cuadro psiquiátrico. 
5. Dificultades inherentes a la toma de datos y al muestreo. En primer lugar hay que 
resolver el serio problema del periodo de muestreo ya que resulta obvio que cuanto 
menor sea éste mayor será la evidencia de las posibles relaciones causa-efecto y mayor 
consistencia tendrán las asociaciones estadísticamente demostrables. En segundo 
término han de evitarse los errores de muestreo, es decir, el obtener conclusiones 
generales de una muestra insuficiente. Por último, los psiquiatras de los Servicios de 
Urgencia han de homogeneizar criterios de valoración y diagnóstico de los cuadros 
atendidos. 
Estos cinco grupos de consideraciones explican lo complicado que puede resultar el 
análisis meteorotrópico de una variable médica, incluso en el caso de que se trate, en 
principio, de una no demasiado difícil de cuantificar, como las urgencias psiquiátricas que 
produce una población que vive en un territorio geográficamente acotado como una isla. 
3. METEOROTROPISMO Y PSICOPATOLOGIA 
Debido a las dificultades expuestas en lo que atañe a las posibles relaciones entre tiempo 
atmosférico y psicopatología. los estudios precisos son escasos hasta muy recientemente, 
en que se han publicado diversos trabajos que afrontan el problema. No obstante, hay que Jesús San Gil, José L. G. De Rivera y Julián González 
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señalar que a lo largo de todo el presente siglo no han faltado las observaciones científicas 
sobre el tema. Picard (1
), en 1923, ya apuntaba el papel de las temperaturas extremas en el 
hecho suicida. Helly (1920), Gampen (1932), Rhoden (1933), Dull (1938), Pfanner (1939), 
Oderwald (1939), Blumer (1945), Meixner (1955), Ballusch (1965) (*) afirman la 
correlación-entre el viento Foehn, los suicidios y los crímenes. Tromp (1963) halla una 
correlación significativa del fenómeno suicida con la turbulencia, la caída de la nieve y las 
variaciones drásticas de temperatura. 
Faust et al. (1973,1975) concluyen que las personalidades depresivas son especialmente 
sensibles a las condiciones atmosféricas afirmando la asociación entre depresiones 
involutivas, reactivas y suicidio al viento Foehn y la actividad frontal. Zung y Green (1974) 
relacionan la tasa de ingresos por depresión con la duración del día. Un importante trabajo 
es el que realizaron Larcan et al. (1974), quienes investigaron 675 casos de tentativas de 
suicidio por intoxicación medicamentosa atendidos por el Servicio de Urgencia y 
Reanimación del Hospital Central de Nancy entre el 1 de mayo de 1971 y el 30 de agosto de 
1972. 
Estos autores estudiaron diversos parámetros meteorológico-astronómicos, incluso los 
índices de erupción solar, fases de la Luna y la magnitud fF2 (frecuencia crítica de la capa 
F2. situada en la ionosfera, a 300 Km. y de densidad electrónica elevada) con los siguientes 
resultados: a) no se produjo ninguna tentativa durante los períodos de erupción solar; b) 
existe una correlación entre el fenómeno suicida y el viento, en especial con su dirección. 
Los vientos semejantes al Foehn, fuertemente ionizados, así como los vientos marinos (de 
las mismas características), coinciden con una frecuencia elevada de tentativas de suicidio. 
Large y Johnson (1980), al estudiar los diagnósticos psiquiátricos de urgencia referidos a las 
condiciones meteorológicas predominantes encuentran relaciones significativas entre la 
depresión reactiva y la psicosis maniaco-depresiva con la dirección del viento y los valores 
altos de la insolación. Mawson y Smith (1981) encontraron una correspondencia entre los 
ingresos por manía y la humedad relativa. Tomando como unidad de muestreo la semana, 
estos autores señalan una correlación negativa máxima entre los ingresos por manía y la 
humedad relativa media de las tres semanas anteriores, planteándose la posibilidad de la 
existencia de un período refractario. 
La ansiedad es asociada por Nixon en 1924 a los fenómenos meteorológicos en general 
y por Large y Johnson (1980) a los hidrometeoros. Faust et al. (1973,1975) insisten también 
en la asociación viento Foehn y actividad frontal con las neurosis. 
El alcoholismo tiene relación, según Large & Johnson, 1980, con las temperaturas altas, 
la insolación baja, las precipitaciones y la dirección del viento. 
La esquizofrenia se asocia según Faust et al. (1973,1975) al Foehn y a la actividad 
frontal, mientras que Large & Johnson (1980), afirman la relación con las precipitaciones y la 
dirección del viento. 
A continuación se expone brevemente el resumen de un trabajo que consideramos 
clásico por su metodología: el ya mencionado sobre la agitación de los enfermos mentales 
dirigido y coordinado por Tromp en 1959. El estudio se llevó a cabo en siete instituciones 
psiquiátricas de la región Occidental de los Países Bajos, colaborando 21 especialistas 
ligados a aquellos hospitales. Estos últimos, ayudados por enfermeras, realizaron un control 
diario del grado de agitación tanto psíquica como motora, así como del de irritabilidad del 
mismo grupo de pacientes. No fue el estado de agitación o la agresividad absoluta lo que se 
1
(*) Véase Revisión de Larcan et al. (1974).Tiempo atmosférico, clima y psicopatología
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registró, sino su variación por encima o debajo de los niveles que se asumieron como 
«normales», una interpretación subjetiva que sólo puede realizar el personal especializado 
en contacto habitual con los enfermos. Las observaciones se hicieron diariamente 
dividiendo el día en cuatro períodos de seis horas. Obviamente, sólo la agitación motora 
(claramente puesta de manifiesto por gritos, riñas, proyección de objetos, etc.) puede ser 
recogida con garantías. Se seleccionó un grupo de mujeres esquizofrénicas de la misma 
edad y extracción social, como muestra para el estudio final. En estas condiciones, el 
porcentaje de pacientes agitados y el «grado de agitación medio» se puede calcular para 
cada día. Estos datos fueron llevados al diagrama Biometeorológico correspondiente con los 
resultados siguientes: 
1. Se observó una relación estadísticamente significativa entre el tiempo atmosférico, la 
estación y el grado de agitación de los pacientes tanto varones como hembras, 
manifestándose la correlación más alta cuando se escogió el grupo homogéneo de 
mujeres citado. 
2. Los cambios bruscos en la distribución general de la Presión Barométrica sobre la 
Europa Occidental y el mar del Norte constituye un indicador biometeorológico con 
referencia al grado de agitación de los enfermos esquizofrénicos. 
3. Ni la Presión Barométrica por sí misma, ni ningún otro parámetro meteorológico 
individual, tal como la velocidad del viento, su dirección, humedad, paso de frentes, etc., 
parecen correlacionarse consistentemente con la curvas observadas de agitación. 
4. Existe correlación significativa entre el grado de agitación y el tipo de masa de aire. 
Como regla general, las siguientes conclusiones serían válidas en los Países Bajos al 
menos: a) La llegada de aire caliente continental, tropical marítimo o cálido marítimo, 
que causa una gradual elevación en la temperatura de la atmósfera, incrementa también 
la inquietud de los esquizofrénicos. b) El aflujo de una masa fría continental, polar o 
marítima, tiene un efecto inverso. 
5. Las situaciones meteorológicas «desagradables», como intensos aguaceros, tormentas 
de nieve, relámpagos, etc., no afectan las curvas de agitación al menos que tengan 
lugar simultáneamente con cambios en la masa de aire. 
 6. Las temperaturas extremas pueden tener un efecto opuesto al mencionado en el punto 
(1). Es decir, muy altas temperaturas durante las olas de calor (como se observó en 
1957) pueden aliviar el estado de inquietud general de los pacientes. 
 7. Al establecerse la correlación fundamental con las masas de aire, el fenómeno 
estudiado. se convierte en pseudoestacional. 
En un trabajo publicado recientemente, L. García Carretero et al. (1986) estudiaron las 
urgencias psiquiátricas que se produjeron en el Hospital Clínico Universitario de Salamanca 
durante los años 1977 y 1982 con relación a los factores meteorológicos del área 
(temperatura, oscilación de la temperatura, presión atmosférica, humedad, insolación, 
dirección del viento, nubosidad, precipitaciones y nieblas-neblinas) medidos en la Base 
Aérea de Matacán, encontrando las siguientes correlaciones: 1) Máximo de toxicomanías 
con vientos del cuarto cuadrante (noroeste o marinos), y tiempo lluvioso. 2) Mínimo 
incidencia de trastornos psicoorgánicos con vientos del cuarto cuadrante. 3) Disminución de 
la presentación de los trastornos de la personalidad con vientos del cuarto cuadrante. 4) Los 
cuadros exógenos aumentan con las tormentas y los endógenos en los días de cielo 
totalmente cubierto o despejado y en tiempo lluvioso. 5) Los intentos de suicidio están en 
relación con los vientos del tercer cuadrante, vientos variables, cielo cubierto y días de 
lluvia. 6) Las crisis de ansiedad y angustia se ven favorecidas por las tormentas y el tiempo 
de dos días anteriores a la llegada de los sistemas frontales (con gran carga iónica positiva Jesús San Gil, José L. G. De Rivera y Julián González 
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en la atmósfera). 7) Los trastornos de la conducta no tenían correlación alguna con los 
factores estudiados. 
Recientemente San Gil (1986), estudiando la relación entre urgencias psiquiátricas y 
condiciones meteorológicas en la isla de Tenerife, propone una metodología para abordar el 
análisis meteorotrópico de una variable médico-psiquiátrica. El método consiste en tomar 
como período de muestreo el día natural, tanto para la toma de datos médicos como 
meteorológicos, incluyendo en estos últimos no sólo el valor cuantitativo de los distintos 
factores del tiempo (temperatura, humedad, presión, viento, etc.) sino también la valoración 
de las situaciones meteorológicas globales utilizando el concepto de tipo de tiempo ya 
expuesto. Ello permite un tratamiento estadístico en dos fases. En una primera se investiga 
si la variable médico-psiquiátrica depende significativamente de las situaciones 
meteorológicas generales clasificadas en» tipos de tiempo y por lo tanto si tienen un 
comportamiento meteorotrópico. En caso afirmativo, se detecta a qué tiempo es más 
sensible. Luego, en una segunda etapa, se explora qué elementos del tiempo, analizados 
individualmente, son los responsables de la asociación bio-meteorológica puesta de 
manifiesto anteriormente. Ejemplo: Para averiguar si la presentación aguda, de urgencia, del 
«síndrome depresivo» es meteorosensible, primero se investiga si aparece un máximo 
estadísticamente significativo asociado a la variable «tiempo» (borrasca del sur, ola de calor, 
invasión polar, etc.) y posteriormente, y si encontramos que la mayor incidencia 
corresponde a un «tiempo» en particular, la «invasión polar», se busca (con los datos 
correspondientes solamente a los días de «invasión polar») el elemento del tiempo 
responsable del meteorotropismo del síndrome depresivo (las bajas temperaturas. la 
humedad relativa, etc.) mediante nuevos tests estadísticos. Este método funcionaría a modo 
de «zoom» óptico: primero permitiría contemplar el plano o panorámico general responsable 
de una acción biológica concreta (el tiempo como variable independiente por sí misma), y en 
un acercamiento posterior analizar los diversos primeros planos, los distintos componentes 
del medio aéreo (las variables meteorológicas individuales) para cada tipo de tiempo. 
Los tipos de tiempo que afectan a la región Canaria definidos, descritos y utilizados 
fueron los ocho siguientes: 
1. Anticiclónico con vientos débiles (Ad). 
2. Alisio moderado (Am). 
3. Alisio fuerte (A1). 
4. Sahariano sin ola de calor (Sf). 
5. Sahariano con ola de calor (Sc). 
6. Irrupción fría (Pi). 
7. Borrasca con vientos del N/NW (Pn). 
8. Borrasca con vientos del S/SW (Ps). 
Hay que señalar que en Canarias se dan dos circunstancias que facilitan 
extraordinariamente el análisis meteorotrópico de una variable. La primera es que constituye 
una región geográfica muy bien estudiada climática y meteorológicamente. La segunda es 
una característica original del clima de las islas. En efecto, puede decirse que el régimen 
«normal» de los alisios marítimos, que sopla a lo largo de todo el año unos 250 días por 
término medio, tiene el significado de una situación meteorológica «base» a la que siempre 
se vuelve después de ser interrumpida por una invasión de aire continental sahariano (ola 
de calor) o por una perturbación -borrasca- oceánica. Se puede pensar que se tiene una 
estación climatológica «diluida» a lo largo de todo el año (el régimen de alisios causante de 
la «eterna» primavera de las Islas) que, bruscamente, y por espacio de unos días, se 
convierte en un «verano (ola de calor) o un «invierno» (perturbaciones o irrupciones frías), Tiempo atmosférico, clima y psicopatología
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con la casi única limitación de la existencia de una estación seca (de junio a septiembre 
prácticamente no llueve). El resultado es que si existiese alguna variable dependiente bien 
de las situaciones de alisio o bien de las olas de calor o de las borrascas atlánticas, al 
menos teóricamente, sería fácil de poner en evidencia. Con estas premisas expondremos 
brevemente el material y conclusiones del trabajo, en el que se analizaron las urgencias 
psiquiátricas atendidas en el Hospital General y Clínico de Tenerife durante 1982. 
Se archivó en computador una columna diaria de 19 datos, uno de identificación del día, 
los siguientes 9 ítems meteorológicos: 
TM: Temperatura máxima en Santa Cruz. 
Tm: Temperatura mínima en Santa Cruz. 
T2: Temperatura media en Santa Cruz. 
P: Presión media en Santa Cruz. 
Hr: Humedad relativa media en Santa Cruz. 
V: Racha máxima del viento en Los Rodeos. 
B: Nubosidad en Santa Cruz. 
M:

Masa de aire

W: Tipo de tiempo. 
Y las siguientes variables psiquiátricas (n° de urgencias/día clasificadas por razón. de 
urgencia): 
U: Urgencias psiquiátricas totales. 
X: Síndrome de ansiedad. 
D: Síndrome depresivo. 
O: Patología aguda por toxicodependencia. 
L: Patología aguda por alcoholismo. 
C: Psicosis aguda. 
S: Tentativa de suicidio. 
G: Síndrome de agitación psicomotriz. 
N: Manía. 
Para la mejor comprensión del significado de esta forma de ordenar los datos, se expone 
en la fig. 1 el diagrama biometeorológico confeccionado para las urgencias totales/día y las 
variables meteorológicas correspondientes al mes de julio de 1982. La variable «viento» se 
describe mediante tres números: el 1 ° para la dirección (por cuadrantes), el 2 ° para la 
fuerza (por decenas de Km/h.) y el 3 ° para la racha máxima (también en Km/h.). En cuanto 
a la nubosidad se dividen los días en «despejados», «nubosos» y «cubiertos» según el criterio 
climatológico internacional. Se incorporan conceptos que atañen a la macroescala, a toda la 
Región Canaria como masa de aire y tipo de tiempo. Las abreviaturas significan: TM= 
temperatura máxima; Tm = ‘temperatura mínima; Hr= humedad relativa; P= presión 
barométrica. Y las siglas S, A, Sc y Pi (A = alisio; S = sahariano; Sc = Sahariano cálido, “Ola 
de calor”; Pi = ”irrupción fría) corresponden a los tipos de tiempo ya enumerados. Para los 
signos que simbolizan los meteoros véase el apéndice I. 
Los items urgencias psiquiátricas totales/día, síndrome depresivo (figura 2), tentativa de 
suicidio, psicosis aguda, la patología aguda por toxicodependencia y el síndrome de agita-Jesús San Gil, José L. G. De Rivera y Julián González 
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Figura 1. Diagrama biometeorológico correspondiente al mes de Julio. 
ción psicomotriz dependen significativamente de la situación meteorológica global o tipo de 
tiempo, por lo que se puede afirmar que, al menos en las condiciones de la experiencia, se trata de variables médicas meteorotrópicas. El síndrome de ansiedad y la patología 
aguda por alcoholismo no manifiestan en su presentación relación alguna con el tiempo 
atmosférico. 

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