Ejemplos de ideas innatas adventicias y ficticias


Nociones: “Pensamiento e ideas”

Las dos nociones presentes en el fragmento son el pensamiento y las ideas.
El pensamiento es la actividad que define o indica la esencia de la sustancia pensante –res cogitans–.
Descartes la define de la siguiente forma: “el pensamiento es un atributo que me pertenece, siendo el único que no puede separarse de mí”. Las ideas, por su origen, pueden ser de tres tipos:
Ideas adventicias, que son aquellas que formamos a partir de objetos que están fuera de nosotros, como por ejemplo un árbol; ideas facticias, que son aquellas que nosotros hacemos por composición, como por ejemplo el “caballo alado”, el pegado, donde suma la idea de caballo más la idea de ave –carecen de objeto en la realidad que los origine, pero son verdaderas porque nuestra razón las piensa–; y las ideas innatas, que son aquellas ideas que ni formamos a partir de nada externo a nosotros –adventicias–, ni por composición puesto que son simples –facticias–, sino que nuestra propia razón, por su propia naturaleza, las contiene. Pero entonces, ¿de dónde proviene mi idea de “perfección”? ¿Qué tipo de idea es? Es una idea innata, que ha puesto en mi razón un ser tan perfecto como la idea: ese ser es Dios. La idea de Dios se define como una “sustancia infinita, eterna, inmutable, independiente, omnisciente, omnipotente”, creador universal de todas las cosas que están fuera de él.

Síntesis teórica o doctrinal: “Las demostraciones de la existencia de Dios”

Una vez reflexionada la primera verdad “Pienso, luego existo” y sus consecuencias, junto con la segunda verdad “Dios existe”, busca un nuevo modelo de saber por qué la filosofía escolástica ha dejado de servir: Dios ya no es el centro del universo (teocentrismo), por lo que hay que establecer unas bases sólidas sobre las que construir la tercera verdad: el Mundo.
Para pasar de la primera verdad al conocimiento de la tercera surge el problema del puente: ¿cómo salgo de mí y conozco el mundo exterior? Trazo el puente entre mi yo y el mundo con Dios. A través de él, me garantizo mi existencia y el conocimiento de lo que hay fuera de mí. En el Mundo hay otros “yoes” y otras “cosas”. Pero, ¿esas “cosas” qué son? ¿Qué puedo conocer de ellas? Sólo su extensión y su cantidad. Todo lo que hay fuera de mí son cuerpos “res extensa”, es decir, sustancias que tienen como carácterística indudable la extensión y el movimiento. Por lo tanto, hay dos sustancias en el mundo: las pensantes (“res cogitans”) y las extensas (“res extensas”), las almas y los cuerpos. La sustancia es “una cosa que existe en tal forma que no tiene necesidad sino de sí misma para existir”, y así definida, sólo a Dios se le puede llamar sustancia. Por sí sólo existe Dios, que es un ser necesario y no recibe su existencia de nadie.


La primera demostración de la existencia de Dios es la siguiente: las ideas adventicias y facticias pueden haber sido causadas por mí, puesto que se trata de ideas de cosas menos o igual de perfectas que yo; pero las carácterísticas que posee la idea de Dios hacen que ésta no pueda haber sido producida por mí. No puedo formar la idea de sustancia infinita porque yo soy una sustancia finita. Así pues, siguiendo el principio de que la causa debe poseer al menos el mismo grado de perfección que el efecto, Descartes demuestra la existencia de Dios basándose en la existencia en el sujeto que piensa en la idea de Dios como ser perfecto e infinito y aplicando el principio de causalidad que utilizó Sto. Tomás de Aquino en sus cinco vías:

Tal idea debe estar en mi mente por alguna causa

Descartes concluye de esto que ha de existir Dios como causa de mi idea de Dios.

La segunda demostración de la existencia de Dios parte del supuesto de que el “yo”, el sujeto pensante, tiene que tener una causa, que no es él mismo porque si fuera así me habría dado todas las perfecciones de las que yo tengo idea y sería el ser perfecto; pero no es así.

Descartes considera evidente que las ideas deben tener una causa proporcionada y que la sustancia pensante debe haber sido causada por algo; por eso no se detiene a demostrar el principio de causalidad. En el siglo siguiente Hume hará una crítica radical de este principio, desde supuestos empiristas.

La tercera demostración de la existencia de Dios se basa en el argumento ontológico.
Dios es perfecto, y por ello no puedo pensar que le falte alguna perfección, por lo que tiene que tener la perfección de existir. Si pienso en la idea de triángulo, lo pienso teniendo tres ángulos que suman 180º y lo percibo clara y distintamente. De la misma manera, la simple consideración de la idea de Dios sigue necesariamente su existencia real, ya que ésta es una perfección. El objetivo de este razonamiento es buscar algo externo al “yo”. Este argumento ha sido criticado por Kant, ya que la existencia no es una perfección.


5º Fragmento

Resumen

Este fragmento comienza en “Quise buscar…” y termina en “…demostración de la geometría”. Pertenece al Discurso del método, de Descartes. En relación con la geometría, que está demostrada que es verdadera por la regla de la evidencia, también es cierta la idea de que Dios existe, un ser necesario y perfecto. Una vez demostrada la primera verdad –“Pienso, luego existo”– y la segunda verdad –“Dios existe”–, formulará la tercera verdad: “el Mundo”.

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