Cosmovisión filosófica


3.- Distintas cosmovisiones a lo largo de la historia
A lo largo de la historia se han sucedido distintas cosmovisiones, desde la teoría de
las ideas de Platón hasta las visiones influenciadas por la teoría de la relatividad y la
mecánica cuántica del siglo XX, pasando por el universo mecanicista de Newton.
La cosmovisión aristotélica, bastante influida por la metafísica del filósofo debido a
la nula separación entre filosofía en ciencia en la Grecia antigua, estuvo en vigor
durante casi dos mil años.
Esta cosmovisión era además teleológica, ya que Aristóteles consideraba que todos
los procesos tienen una finalidad, que todo lo que existe persigue una finalidad.
Aristóteles creía que el universo es comparable a un enorme ser viviente formado
por innumerables partes que tratan de perseguir sus propias metas.
Este universo tiene como centro la Tierra, alrededor de la cual giran la Luna, el Sol y
los demás planetas. Como buen filósofo griego, Aristóteles pensaba que el universo
siempre había existido y que era eterno en el tiempo. También pensaba que era un
universo finito, con un límite en el espacio.
El universo de Aristóteles también era heterogéneo, puesto que estaba dividido en
dos “espacios”: el sublunar y el supralunar.
● Espacio sublunar: situado debajo de la Luna (incluyendo, por lo tanto, a la
Tierra), este espacio está formado por los cuatro elementos de Empédocles
(aire, agua, tierra y fuego), los cuales tienen un lugar natural al que regresan
espontáneamente si son movidos. La tierra es el elemento más pesado, y por

lo tanto le corresponde estar debajo de todo lo demás; el agua iría justo
encima de la tierra; el aire, encima del agua y sobre este último iría el fuego.
● Espacio supralunar: espacio situado sobre la Luna compuesto por esferas de
éter (el quinto elemento) que en su interior contienen al Sol, a las estrellas y a
los planetas. Los cuerpos del mundo supralunar, a diferencia de los del
sublunar, son incorruptibles, no se deshacen. Los movimientos en este
mundo son circulares, forma considerada perfecta en el mundo griego. Estos
movimientos se iban transmitiendo de esfera a esfera, con la primera esfera
siendo movida por el théos, que actuaba como una especie de “primer motor”
necesario para el cosmos.
La Modernidad y las filosofías modernas están definidas por la revolución científica
que se dio en el Siglo XVII y que llevó a la aparición del método científico.
Científicos como Galileo, Kepler o Newton ayudaron a cambiar por completo la
visión que tenía la humanidad del cosmos, mientras que Copérnico desmontó la
teoría aristotélica del geocentrismo y propuso su modelo heliocéntrico según el cual
era el Sol el que giraba alrededor de la Tierra.
El uso de nuevos inventos como el telescopio también permite a la humanidad
determinar que el universo es ilimitado en el espacio y finito en el tiempo, a
diferencia de lo que creía Aristóteles. Los científicos modernos tampoco creían que
el universo perseguía ningún propósito, para ellos el movimiento dentro del universo
podía ser explicado mediante las leyes de la física.
Científicos como Newton veían al universo como algo perfectamente cognoscible
por las leyes matemáticas, además de homogéneo, siendo incluso comparable a un
reloj en su mecanicismo y determinismo (el universo es predecible, lo que “ha
hecho” en el pasado nos ayuda a predecir con gran grado de exactitud cómo
“actuará” en el futuro).
Durante esta época también se creía que en la naturaleza existían ciertas
propiedades fundamentales y magnitudes que se manténían constantes en el
tiempo y nunca cambiaban. Para describir esta estabilidad usaban los denominados
“principios de conservación”.
La visión mecanicista del universo propia de la Edad Moderna se mantuvo vigente
hasta finales del Siglo XX, cuando diversos experimentos demostraron que el
universo no era exactamente como lo habían concebido Newton y sus
contemporáneos. A raíz de esto surgieron nuevas cosmovisiones basadas en la
teoría de la relatividad y en la mecánica cuántica.

Teoría de la relatividad

Propuesta por Albert Einstein en 1905, esta teoría
establece que la velocidad de la luz debe ser idéntica para cualquier
espectador y que por lo tanto el espacio y el tiempo son relativos y dependen

en gran medida del observador, que cobra aquí una importancia que no tenía
siglos atrás. El espacio-tiempo de Einstein era como una cuarta dimensión
que se curvaba como si fuese una malla. La teoría de la relatividad indica que
la masa y la energía son dos manifestaciones de una misma realidad, por lo
que pueden transformarse la una en la otra.
● Mecánica cuántica: revolución en la física que desmontó la visión leibniziana
de una naturaleza que no da saltos y donde nada sucede de golpe y de una
materia y energía continuas. Experimentos a principio de siglo demostraron
que eso no era así y se tuvo que hacer a suposición de que la energía no es
continua, sino que solo puede intercambiarse en forma de “paquetes de
energía” llamados “cuantos”. La mecánica cuántica también afirma que las
partículas participan de un comportamiento ondulatorio.
○ Principio de indeterminación: principio establecido por la mecánica
cuántica que dicta que es imposible conocer al mismo tiempo y con
total certeza la posición y la velocidad de una partícula. Es, por lo
tanto, imposible conocer la trayectoria exacta de, por ejemplo, un
electrón.
○ Azar: la mecánica cuántica también introduce un elemento de azar en
nuestra cosmovisión, ya que ésta nunca nos va a poder decir con total
certeza dónde está, por ejemplo, un electrón; sólo nos puede decir la
probabilidad de que esté o no en un lugar determinado.
○ El observador: la mecánica cuántica también afirma que el observador
altera inevitablemente la realidad y que por lo tanto nos es imposible
estudiar la realidad en sí. Se desmonta pues el presupuesto de un
observador epistemológicamente neutro, que es capaz de acceder a
un objeto sin afectarlo.

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