El juramento de los horacios David


El juramento de los horacios, 1784

David se marcha a Roma para realizar este lienzo. Obtuvo un reconocimiento enorme, y fue expuesto en el Panteón Agripa de Roma. Representa de nuevo un tema de exemplum virtutis. La precisión lineal es fundamental en esta obra, estamos ante esculturas coloreadas que dan una sensación marmórea que supone una clave connotativa de la relación con el mundo clásico, y que nos aleja a su vez de la carne palpitante y suave del rococó. El tema tiene que ver con los orígenes de Roma. Tres hermanos horacios que luchan contra tres campeones curaceos. Representan el sacrificio individual por la colectividad. Por la patria. Plasma el momento del juramento en el que las mujeres de los horacios muestran resignación en segundo plano. La mujer que representa David alcanza un papel histórico frente al papel de deseo que ofrece la pintura rococó. La escenografía del cuadro resulta muy importante, muestra el rigor teatral al ritmo narrativo del cuadro. Se trata de una doble estructura: por un lado; unidad de lugar, tiempo y espacio, por otro; reparto en tres actos de la narración, marcados físicamente por los grupos de personajes y por los tres arcos de la arquitectura de fondo. Los tres momentos resumen la declaración de guerra de los tres hermanos, el juramento de fidelidad a Roma que les toma su padre sobre las espadas que llevarán a la lucha, y la desesperación de las mujeres, que se apartan del ritmo histórico para llorar en su privacidad. Muestra un dibujo con gran perfección de la línea. La luz resulta bastante homogénea y se proyecta sobremanera en el primer personaje, haciendo muy visible un triángulo isósceles. Es la sombra de los otros personajes la que dota a la composición de equilibrio.

La muerte de Marat, 1793

Realizó tres grandes obras a los mártires de la revolución. Marat fue un hombre perteneciente al partido jacobino, un verdadero mártir. Los cuadros se condujeron en procesiones formando parte de una verdadera perfomances. Una de las obras cumbre del autor. Marat estaba enfermo de la piel lo que le provocaba continuos picores. Tenía que sumergirse en una bañera con productos calmantes, llegando incluso a recibir a gente y a hacer allí su trabajo. Fue asesinado por Carlota Cobait, que fue detenida y guillotinada. El verdadero tema de la composición es la idea de que este personaje, amigo del pueblo, es un verdadero filántropo. La escena muestra a un Marat que acaba de expirar, le acaban de asesinar. Vive en un espacio absolutamente mísero, vemos la idea del político que renuncia a cualquier privilegio a favor del pueblo. La pluma, instrumento de trabajo de Marat es un atributo muy señalado. En la habitación había armas de defensa, pero David ha querido desproveerlo, crenado una pared vacía de pinceladas que centellean. Son los destellos del alma de Marat que acaba de morir con una expresión extraña, en la que se mezcla dolor y cierto equilibrio placentero (sublimación de sentimientos del deber cumplido). El brazo caído guarda cierta relación con la Piedad de Bernini. Transposición de modelos de carácter religioso. La manera de representar el arma del asesinato, un cuchillo, y sobretodo el gesto extraño que insinúa casi lo mismo una mueca que una sonrisa. La luz incide directamente sobre el cuerpo, iluminándolo.

La balsa de la medusa, 1817

Es el más importante de Gericault (1791-1824). Se trata de la crónica de un hecho real ocurrido ese mismo año. Será presentado dos años más tarde y se verá en él una crítica pre revolucionaria, al estado de las cosas. La medusa era un barco que partía hacia África, pero naufraga. Los tripulantes que no caben en los botes se colocan en una balsa, y la dureza del mar les deja aislados. Durante 17 días de naufragio en alta mar se someten, se matan, llegando a realizar actos de canibalismo y finalmente regresan. Dos de los supervivientes editan un folleto en el que critican la actitud de la marinería. El espíritu revolucionario despierta. Realiza un estudio exhaustivo y multitud de folletos. Presenta una tonalidad muy sosegada, clásica y tenebrosa, pero en la que no hay color. La atmosfera resulta irreal, de tonos dorados muy fríos. Hay brillos cobrizos que de pronto se vuelven de una blancura mortuoria en el primer plano donde sitúa a los cadáveres. Marca una diagonal vital que arranca desde la pierna del primer muerto, y va hasta los brazos levantados de los vivos. Plasma la victoria del ser humano contra las fuerzas que lo superan, fe irracional, típica actitud romántica. Resucita los valores e ideales revolucionarios que quedaron amortiguados en el arte del Imperio. El espectador se sitúa casi en la balsa siendo el último en enterarse de lo que ya saben los primeros. Nos sitúa en el lado más trágico, el de los muertos. Victoria colectiva-Catarsis.

La bañista de Valpinçon, 1808

En este cuadro encontramos por primera vez la compleja clave de la pintura de Ingres. En él deja de lado la representación puramente académica que exalta la figuración mimética, y presenta lo que a él le da la gana ya que le conviene para el resultado final de la obra. Vemos un cuerpo muy descompensado. Pero es que le interesa más la superficie pictórica que la espalda pueda ofrecerle, que el hecho de representar bien la anatomía. El argumento central es distribuir diferentes formas sobre el lienzo. Este

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