En que territorios se mantuvo la autoridad del Gobierno de la República cuando se produjo la sublevación militar de 1936?¿Que potencias ayudaron a los republicanos en la guerra?


1.De las elecciones de Febrero al 18 de Julio de 1936:

Las terceras elecciones generales de la República, celebradas en Febrero de 1936, dieron el triunfo al Frente Popular, una coalición de partidos integrada por los republicanos de izquierdas*, ERC , el PSOE y el PCE, que contó con el apoyo de los anarquistas.

* Izquierda Republicana y Uníón Republicana , dos partidos de ideología liberal-demócrata radical.

El nuevo Gobierno, compuesto solo por republicanos y presidido por Azaña, puso en marcha el programa pactado en la coalición electoral: amnistía para los encarcelados por la revolución de Octubre de 1934, devolución de la autonomía a Cataluña y aplicación de la legislación reformista del primer bienio, especialmente de la reforma agraria. Pero, entusiasmados por la victoria electoral y acuciados por la crisis económica, los jornaleros del campo y los trabajadores urbanos se movilizaron y el Gobierno se vio obligado a acelerar la reforma agraria y adoptar otras medidas favorables a los trabajadores, lo que la derecha interpretó como el comienzo de una revolución comunista en España.

El clima de enfrentamiento civil fue creciendo: desorden público, violencia callejera, atentados.

Los partidos tenían organizaciones juveniles muy radicalizadas y grupos paramilitares que hacían demostraciones de fuerza y se enfrentaban a sus oponentes. En la derecha, los falangistas se destacaron en el uso de la violencia , atrayendo a muchos jóvenes de clase media a su causa, y sufriendo también bajas en enfrentamientos o atentados. En las Cortes, Gil Robles y Calvo Sotelo hacían llamamientos a un golpe militar para frenar al marxismo y al separatismo. En la izquierda, al radicalismo de los anarquistas y del PCE se sumaba el sector del PSOE dirigido por Largo Caballero, que profetizaba el estallido de una revolución que establecería un régimen soviético en España.



En Mayo, las Cortes destituyeron a Alcalá-Zamora como Presidente de la República y Azaña ocupó su lugar, lo que constituía un giro a la izquierda de la jefatura del Estado.

Pero la preparación del Golpe de Estado que daría lugar a la Guerra Civil había comenzado ya al conocerse el resultado de las elecciones de Febrero, aunque destacados generales, como Franco, no acababan de decidirse. A medida que la situación se complicaba, el complot se iba concretando: la rebelión militar estaría encabezada por el general Sanjurjo y la planificación se le encomendó al General Mola , que estaba destinado en Pamplona .


Castillo decidieron matar a algún líder de la derecha y, aprovechando su autoridad policial, detuvieron y asesinaron a Calvo Sotelo.


EL Golpe de Estado DEL 18 DE Julio DE 1936

El Golpe de Estado debía comenzar con la sublevación coordinada de las unidades militares que se habían comprometido; en algunas de ellas los organizadores del golpe contaban con la participación de los jefes y oficiales de mayor rango, pero en otras sólo podían confiar en oficiales de menor graduación, los cuales tenían que destituir y detener a sus superiores si ofrecían resistencia. El ejército y los civiles que participaban en la conspiración ocuparían a continuación los puntos estratégicos: sedes de los gobiernos civiles, ayuntamientos, centrales telefónicas, etc., con el objetivo de dificultar la respuesta del Gobierno central, que quedaría paralizado.

El 25 de Abril, el General Mola transmitíó unas instrucciones que muestran la dureza de la acción que se preparaba: «Se tendrá en cuenta que la acción ha de ser en extremo violenta para reducir lo antes posible al enemigo, que es fuerte y bien organizado. Desde luego serán encarcelados todos los directivos de los partidos políticos, sociedades o sindicatos no afectos al movimiento, aplicándoles castigos ejemplares a dichos individuos para estrangular los movimientos de rebeldía o huelgas.

Conquistado el poder, se instaurará una dictadura militar que tenga por misión inmediata restablecer el orden público, imponer el Imperio de la ley y reforzar convenientemente al Ejército, para consolidar la situación de hecho, que pasará a ser de derecho».


El «alzamiento nacional» se inició en Melilla el 17 de Julio y en pocas horas los sublevados se hicieron con el control del Protectorado. Los militares que se opusieron al golpe fueron detenidos, asesinados o fusilados, acusados de rebelión militar. Franco llegó después desde Las Palmas, donde estaba destinado, y se puso al frente del ejército de África.

En la Península, la rebelión se inició el 18 de Julio.

Ante la gravedad de la situación, Casares Quiroga dimitíó. Azaña nombró a Martínez Barrio y le encomendó la misión de negociar con los rebeldes, pero éstos rechazaron la negociación. Finalmente, fue nombrado jefe del Gobierno otro republicano, José Giral, que decidíó entregar armas a las milicias que habían formado los partidos y sindicatos de izquierdas.

Los sublevados dominaban unas regiones de claro predominio agrario y escasa industrialización, contaban con la mayor parte de los regimientos y oficiales del ejército, siendo especialmente importante el control del ejército de África, el único con experiencia en una guerra.
La República contaba con las principales industrias, todas las grandes ciudades, excepto Sevilla y Zaragoza, y más población; controlaba también una importante zona agraria , así como la mayor parte de la aviación y de la armada . 


El final de la Guerra Civil

A finales de 1938, tras concluir la batalla del Ebro, Franco emprendíó la ofensiva sobre Cataluña. El 26 de Enero de 1939 entraban sus tropas en Barcelona. La caída de Girona provocó la huida hacia Francia de miles de refugiados, entre ellos, el Presidente de la República, Manuel Azaña, y el jefe del Gobierno, Juan Negrín, aunque este último volvíó posteriormente a España con la intención de resistir todo lo posible, confiando en que la guerra en Europa no tardaría en estallar y entonces Francia y Reino Unido serían, por fin, aliados contra las potencias fascistas y contra Franco.
En Febrero de 1939 a la República solo le quedaba la Zona Centro-Sur, que comprendía Madrid, parte de Castilla-La Mancha y la zona mediterránea desde Valencia hasta Almería. Londres y París reconocieron al Gobierno de Franco, y Azaña, en el exilio, presentó su dimisión.

Negrín, con la ayuda de los comunistas, pretendía mantener la lucha mientras fuera posible, aunque la situación era muy difícil, especialmente en Madrid, donde escaseaban los alimentos y la propaganda y los sabotajes de la “quinta columna” se intensificaban.

En estas circunstancias, algunos dirigentes políticos, como el socialista Julián Besteiro, y el jefe del Ejército del Centro, el coronel Casado, establecieron contactos con el bando franquista con el objetivo de que Franco se comprometiera a no llevar a cabo ningún tipo de represión y a mantener a los militares republicanos en el ejército español si la República se rendía.


Aunque Franco no se comprometíó, de hecho, había promulgado ya la Ley de Responsabilidades Políticas* (9 de Febrero de 1939), el 6 de Marzo se produjo el Golpe de Estado contra el Gobierno de Negrín. Casado creó el Consejo Nacional de Defensa, presidido por el general José Miaja, que asumía el Gobierno de la República. Los comunistas movilizaron a las unidades militares que les eran leales para hacer fracasar el golpe, pero el Cuerpo de Ejército dirigido por el anarquista Cipriano Mera, comprometido con Casado, consiguió derrotarlos. El 12 de Marzo los “casadistas” eran los dueños de la capital. El Gobierno de Negrín, que se había trasladado a Alicante antes del golpe, escapó a Francia.
* Esta ley criminalizaba a todos los partidarios del Frente Popular y a quienes hubieran servido a la República en la guerra y antes de ella. Es la ley que respaldó la represión de la posguerra.

Pero los intentos de Casado por negociar con Franco fueron inútiles, puesto que Franco exigíó la rendición incondicional. A finales de Marzo, las tropas de Franco ocuparon Madrid y el resto del territorio republicano, la zona Centro-Sur, sin encontrar resistencia. Miles de personas se dirigieron hacia Alicante con la esperanza de embarcar hacia el exilio, pero la mayoría no lo consiguió.

El 1º de Abril, Franco daba por concluida la guerra.


CONSECUENCIAS:


CONSECUENCIAS DE LA Guerra Civil

Consecuencias demográficas

Se produjo un retroceso de la población por el aumento de la mortalidad y el descenso de la natalidad. A éstos habría que sumar los muertos causados por la represión que siguió en la posguerra: muchas personas fueron condenadas a muerte y muchas otras murieron en las cárceles o en los campos de trabajo como consecuencia de la pésima alimentación, la falta de asistencia médica y las duras condiciones de vida .

La mayor parte se asentó en Francia, donde muchos fueron recluidos en campos de internamiento y más adelante, tras la invasión alemana de Francia, algunos acabaron en campos de concentración nazis o se sumaron a la resistencia francesa. Una parte de los exiliados marchó a Hispanoamérica, sobre todo a México, que acogíó a cerca de veinte mil españoles, entre ellos muchos intelectuales, artistas y científicos.

Consecuencias políticas

Consecuencia directa de la guerra fue la dictadura de Franco, que duró casi cuarenta años. El primer período de la dictadura estuvo protagonizado por la Falange: su ideología y sus símbolos se identificaron con los del régimen, y sus dirigentes ocuparon posiciones destacadas en el Gobierno y en la Administración del Estado. Tras el final de la II Guerra Mundial, con la derrota de Alemania e Italia, el falangismo fue perdiendo posiciones a favor de una nueva imagen del régimen, menos vinculada al fascismo y al nazismo derrotados, y más centrada en el anticomunismo, que acercaba a la España de Franco a las potencias democráticas, embarcadas ahora en la Guerra Fría contra la Uníón Soviética. El falangismo siguió siendo durante unos años el principal soporte del régimen, pero la parafernalia fascista fue quedando relegada a un segundo plano.

La represión se ejercíó de manera sistemática durante la posguerra: la Ley de Responsabilidades Políticas y la Ley de Represión del Comunismo y la Masonería llevaron a la cárcel, a campos de trabajo y al paredón a miles de personas.


Consecuencias económicas

La España de Franco quedó aislada tras la Segunda Guerra Mundial: no pudo ingresar en la ONU y los países democráticos practicaron un boicot político y económico para debilitar al régimen, lo que contribuyó al desarrollo en España de un modelo económico que, por otra parte, coincidía con los planteamientos ideológicos del Movimiento: la autarquía. Se trataba de conseguir la autosuficiencia económica del país, para lo cual, se produjo una intervención generalizada del Estado en la economía. El resultado fue el bloqueo del crecimiento económico, la reducción de la competitividad y el desaprovechamiento de la coyuntura económica favorable que Europa conocíó tras la II Guerra Mundial, apoyada en el Plan Marshall que pusieron en funcionamiento los norteamericanos para ayudar a los países democráticos frente al avance del comunismo.
El nivel de vida de los españoles cayó por los suelos, como lo demuestra el hecho de que los productos de primera necesidad (alimentos, combustibles, etc.) estuvieron racionados (cartillas de racionamiento) hasta 1951, generándose un mercado negro por el que circulaba al margen de la ley una parte importante de los productos comercializados en el país. Fueron los “años del hambre”. El régimen de Franco justificó sus fracasos económicos en la destrucción provocada por la guerra, pero la lentitud en la recuperación tuvo mucho que ver con el sistema político y económico vigente en España.

Consecuencias culturales

Los protagonistas de la Edad de Plata de la cultura española tuvieron destinos dispares como consecuencia de la guerra: algunos, como García Lorca o Muñoz Seca, fueron asesinados; el resto se dividíó entre los que apoyaron al régimen de Franco e influyeron en la vida cultural y el sistema educativo (Dionisio Ridruejo); los que se quedaron en España, pero al margen del régimen, en lo que se llama el “exilio interior” (Vicente Aleixandre); los que se habían marchado durante la guerra y volvieron aunque no simpatizaran con el régimen (Ortega y Gasset), y los que se marcharon y nunca volvieron (Luis Cernuda) o lo hicieron ya con la democracia (Rafael Alberti).

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