La Generación del 98 y del 27: Autores, Obras y Características Clave


LA GENERACIÓN DEL 98. PRINCIPALES AUTORES Y OBRAS.

LA GENERACIÓN DEL 98: DEFINICIÓN Y CARACTERÍSTICAS.

  • “Generación del 98”: desde finales del siglo XIX en Europa y en América, autores como Unamuno, Baroja, Azorín y Maeztu analizarán con actitud crítica la realidad española.
  • Inspirándose en los acontecimientos históricos del “desastre del 98” y las pérdidas humanas y económicas, los temas tratados son:
    • España: exalta el paisaje de Castilla, la vida de los pueblos y su historia.
    • Historia: la “Intrahistoria” (“la vida callada de los millones de hombres sin historia”), busca sus valores culturales y sociales en Castilla y en España.
  • Europeización: junto con el amor a España, el anhelo de europeización o la apertura a Europa.
  • Los problemas existenciales, el malestar y la desazón (personajes de Unamuno, Azorín y Baroja).
  • El problema religioso: entre el agnosticismo, el debate entre la razón y Dios, y la posición católica tradicional.
  • La renovación estilística de los autores del 98:
    • Ideal de sobriedad (contra el retoricismo).
    • Cuidado por la forma (contra el prosaísmo).
    • Gusto por las palabras tradicionales y “terruñeras”.
    • El subjetivismo en tono lírico.
    • Innovaciones en los géneros literarios:
      • El ensayo moderno, que recoge reflexiones y vivencias.
      • Enriquecen la novela con nuevas técnicas.

LA PROSA (NARRATIVA Y ENSAYÍSTICA) DE PÍO BAROJA, AZORÍN Y MIGUEL DE UNAMUNO.

PÍO BAROJA, SAN SEBASTIÁN 1872 – MADRID 1956

  • Miembro de la Real Academia Española desde 1935.
  • No creyó en Dios, ni en la vida, ni en el hombre; amó a España y le preocuparon sus problemas.
  • Su novela (“Yo escribo mis libros sin plan”): obras de construcción libre, con yuxtaposición de episodios y anécdotas protagonizadas por personajes variopintos, al margen de la sociedad, desorientados y frustrados.
  • El estilo barojiano: de tendencia antirretórica, casi descuidada, con predominio de la frase corta y el párrafo breve, descripciones escuetas, diálogos espontáneos y evocaciones líricas que interrumpen la narración.
  • Su producción literaria: novelas, memorias y ensayos. Agrupada en trilogías, como Lucha por la vida (La busca (1904), Mala hierba (1904) y Aurora roja (1905)); Tierra vasca (La casa de Aizgorri (1900), El mayorazgo de Labraz (1903) y Zalacaín el aventurero (1909)); La raza (La dama errante (1909), La ciudad de la niebla (1909) y El árbol de la ciencia (1911)).

AZORÍN

  • José Martínez Ruiz, Alicante (1873).
  • Desde 1904 su seudónimo es “Azorín”, apellido del personaje protagonista de sus primeras novelas.
  • Conservador y tradicional de España y, en lo religioso, católico firme.
  • Su filosofía está centrada en la fugacidad de la vida, la tristeza y en el deseo de apresar lo que permanece.
  • Sus temas y libros son evocaciones a las tierras y a los españoles, con descripciones lentas en frases cortas, precisión y claridad, y con la técnica “miniaturista”, esto es, el detalle cargado de sugerencias: Los pueblos (1905) y Castilla (1912).
  • Otras obras son Lecturas españolas (1912) y Al margen de los clásicos (1915), ensayos de críticas literarias.

LA GENERACIÓN DEL 27: CARACTERÍSTICAS, AUTORES Y OBRAS PRINCIPALES.

LA GENERACIÓN DEL 27: DEFINICIÓN Y CARACTERÍSTICAS GENERALES.

La Generación del 27 fue un grupo de poetas que integraron la tradición literaria española con las vanguardias europeas, tomando su nombre tras conmemorar el tercer centenario de la muerte de Góngora en el Ateneo de Sevilla. Sus miembros más destacados fueron Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Dámaso Alonso, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Manuel Altolaguirre y Emilio Prados, quienes publicaron sus obras más importantes entre 1920 y 1935 y se reunían en la Residencia de Estudiantes de Madrid y el Centro de Estudios Históricos. Su estilo se caracteriza por el equilibrio entre lo intelectual y lo sentimental, la pureza estética y la autenticidad humana, y la combinación de inspiración y técnica, alternando entre hermetismo y claridad, lo culto y lo popular, y lo universal y lo español. Compartían rasgos comunes como la mezcla de tradición y modernidad, componiendo romances y sonetos influenciados por la literatura clásica y popular española, al tiempo que incorporaban innovaciones vanguardistas inspiradas por Juan Ramón Jiménez y los movimientos de vanguardia, como el verso libre y la disposición tipográfica. Cultivaron intensamente la imagen y la metáfora, creando un lenguaje poético brillante y original influenciado por Góngora, Juan Ramón Jiménez y las vanguardias. Sus temas abarcaban aspectos vanguardistas relacionados con la técnica y lo moderno, así como temas tradicionales de raíz romántica y existencial, destacando el amor entendido como entrega total.

La confrontación entre la deshumanización de la ciudad y la naturaleza simbólica de elevación espiritual, amor o infancia perdida, el tiempo perdido vinculado a la nostalgia por el exilio o la juventud, la plenitud del presente y la armonía universal, la soledad y la incomunicación acentuadas tras la Guerra Civil, la muerte enfrentada con temor, el interés por lo intrascendente reflejado en la fascinación por la tecnología y los objetos cotidianos, y el compromiso social y político que emergió con fuerza tras la guerra. La evolución del grupo se divide en tres etapas: una primera en los años 20 marcada por la influencia de las vanguardias y la poesía pura de Juan Ramón Jiménez, caracterizada por la experimentación y el rechazo de lo sentimental; una segunda a partir de 1928 donde surge una rehumanización de la poesía con un enfoque en los sentimientos humanos, influenciados por Bécquer, Machado y Pablo Neruda; y una tercera tras la Guerra Civil, cuando el grupo se dispersa, con algunos miembros muertos como García Lorca, otros exiliados como Alberti, Cernuda y Salinas, y otros permaneciendo en España desarrollando la llamada poesía desarraigada, todos coincidiendo en la profundización de temas humanos marcados por el dolor de la guerra, el exilio, la censura y la miseria.

LA TENDENCIA A LA DESHUMANIZACIÓN EN LA POESÍA DE LA GENERACIÓN DEL 27. POESÍA PURA, VANGUARDISTA, NEOPULAR, CLASICISTA. AUTORES Y OBRAS MÁS DESTACADOS.

Los poetas de la Generación del 27 iniciaron su camino bajo la influencia de Juan Ramón Jiménez y su concepto de “poesía pura”, caracterizada por un lenguaje depurado y perfección formal, como se observa en las obras de Pedro Salinas y Jorge Guillén. La metáfora audaz y original, aprendida de Ramón Gómez de la Serna, se convirtió en su principal recurso expresivo, aportando cierto hermetismo a sus poemas. Muchos exploraron estilos vanguardistas como el ultraísmo y el surrealismo, pero también cultivaron una poesía popular inspirada en la tradición, combinando sencillez y emoción con innovadoras metáforas.

Su admiración por los clásicos, especialmente Góngora, se reflejó en el uso de formas tradicionales y en la búsqueda de un lenguaje poético exclusivo. Esta influencia llegó también a Miguel Hernández, quien en sus primeras obras fusionó lo clásico y lo moderno, asimilando la fuerza expresiva de los grandes autores y la pasión amorosa propia de los poetas del 27.

LA TENDENCIA A LA REHUMANIZACIÓN EN LA POESÍA DE LA GENERACIÓN DEL 27. POESÍA SURREALISTA, NEORROMÁNTICA, SOCIAL Y ETAPA DE POSGUERRA. AUTORES Y OBRAS MÁS DESTACADOS.

  • El carácter fugaz y efímero de las vanguardias, el desgaste de esa poesía pura y antisentimental, así como una serie de crisis personales que afectan a varios de sus componentes, más, finalmente, el trágico estallido de la Guerra Civil española hacen girar la poesía de esta Generación hacia caminos distintos: se recupera lo sentimental. De las vanguardias solo quedará aquello que no renunció a lo humano, es decir, el surrealismo.
  • Por ejemplo, Rafael Alberti en Sobre los Ángeles expresa la angustia y confusión que lo asedian al haber perdido el paraíso de la infancia y su inocencia; abandona las formas métricas tradicionales en beneficio del verso libre, pues refleja mejor esa angustia. Algo semejante ocurre en Poeta en Nueva York (1929) de Lorca: también el surrealismo ofrece al poeta la manera más adecuada de mostrar un alma torturada por lo que ha visto.
  • Por tanto, volverán al verso libre, la ruptura de la sintaxis, la desfiguración de la realidad a través de imágenes alucinadas, el mundo incoherente de los sueños y a las metáforas atrevidísimas. Se recupera el latido humano: Alondra de verdad (1941), de Gerardo Diego; Clamor, de Jorge Guillén; Las nueves (1940), de Cernuda; Historia del corazón (1954), de Aleixandre.
  • Tras la Guerra, la muerte calla a Lorca, el exilio dispersa a la mayoría (Salinas, Cernuda, Alberti) y la dictadura arrincona a los que se quedan (Aleixandre, Gerardo Diego, Dámaso Alonso).
  • La poesía del exilio profundizará en esta tendencia humanizadora, con fuerte componente existencial, de indagación sobre el misterio de la existencia. Aparecen temas del exiliado: la nostalgia, el desarraigo, la preocupación por el destino del país. Testimonio de ello son algunos de sus últimos libros: Desolación de la Quimera (1956), de Cernuda; Entre el clavel y la espada (1941), de Alberti; Hombre y Dios, de Dámaso; o El contemplado (1946) de Salinas.

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