La Transición Democrática en España: De la dictadura a la democracia


Exilio y oposición al régimen

La moderada del interior, reunida en Munich en 1962, hace una declaración a favor de la desaparición del régimen y la restauración democrática en España. Es ridiculizada por los medios afines al régimen como el «contubernio de Munich». El PSOE renueva a sus dirigentes en el Congreso de Suresnes (1973). Se cambia la orientación política e ideológica del partido poco antes de la transición democrática en España. Elige a Felipe González (Isidoro) como Secretario General del Partido. El PCE, con Santiago Carrillo como secretario general en 1960, abraza el eurocomunismo y pasa a convertirse en el grupo antifranquista más activo. A la izquierda del PCE se sitúan unos partidos comunistas radicales: PTE (Partido del Trabajo de España), maoísta; la ORT (Organización Revolucionaria de Trabajadores), leninista; LCR (Liga Comunista Revolucionaria), trotskista; MC (Movimiento Comunista de España). Su implicación es escasa. También hay grupos terroristas, como el FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota) y el GRAPO (Grupos Revolucionarios Antifascistas Primero de Octubre). Organizaciones nacionalistas. En Cataluña nace Convergencia (Convergencia Democrática de Cataluña, actualmente sin actividad política) y en el País Vasco el partido mayoritario es el PNV (Partido Nacionalista Vasco). ETA (Euskadi ta askatasuna) nace en 1959 en el seno de las juventudes del PNV, ante lo que consideran el inmovilismo de este. Desde 1964 apuesta por las acciones de tipo terrorista.

Gobierno de Adolfo Suárez y Ley para la Reforma Política

Tras la muerte de Franco (20/11/1975), Juan Carlos de Borbón jura como rey de España ante las Cortes franquistas (22/11/1975). El gobierno, presidido por Arias Navarro, pronto decepciona por su tímido intento reformista. El Rey nombra como presidente de las Cortes a Torcuato Fernández Miranda que logra cambiar el rumbo involucionista y aconseja al monarca para que la reforma política se hiciera de manera legal. La mayor parte de las organizaciones de izquierda está agrupada en dos plataformas: La Junta Democrática, impulsada por el PCE, liderada por Santiago Carrillo; La Plataforma de Convergencia Democrática, está alrededor del PSOE, dirigido por Felipe González. En marzo de 1976 forman un solo organismo, Coordinación Democrática, popularmente Platajunta, que exige la apertura de un periodo constituyente. El Rey realiza en junio de 1976 su primera visita de estado a Estados Unidos. Pronuncia un discurso ante congresistas y senadores juntos. No es un discurso fácil ni improvisado; hay que tener en cuenta que en España no hay todavía un gobierno democrático (lo preside Carlos Arias Navarro), ni se intuye la Constitución. En el discurso, el Rey se declara a favor de la democracia en España. Un mes después Arias presenta su dimisión.

Tras numerosas negociaciones, Fernández Miranda consigue que el Consejo del Reino incluya a Adolfo Suárez en la terna preceptiva para nombrar nuevo presidente de gobierno. El Rey le da el cargo y Suárez toma la iniciativa política y establece ante los españoles unos compromisos públicos: instauración de la democracia, elecciones libres y amnistía para los delitos de opinión y de intencionalidad política. Toda la reforma se hace desde la legalidad vigente, sin ruptura. Con la ayuda de los reformistas y de la oposición, desmonta, en apenas once meses, el régimen del 18 de julio. La pieza clave que presenta es la Ley para la Reforma Política. Antes de su votación se modifica el Código Penal para permitir la legalización de los partidos políticos (excepto el PCE). El 18 de noviembre de 1976, las Cortes aprueban el proyecto de reforma política, que anuncia un Congreso de Diputados elegidos por sufragio universal y un Senado electivo, con cuarenta senadores designados por la Corona. El resultado de la votación es de 435 votos afirmativos y 59 negativos. Se consuma el «suicidio político» de las Cortes franquistas. Siguiendo al pie de la letra la legislación franquista, para que la ley entre en vigor tiene que ser aprobada por el pueblo en referéndum. La oposición pide la abstención; los conservadores franquistas piden el no. El pueblo, sin hacer caso a unos ni a otros, la aprueba por abrumadora mayoría el 15 de diciembre de 1976. Pero las fuerzas reacias al cambio, por uno u otro lado, no se quedan quietas. Los secuestros de personalidades del Estado por parte del GRAPO, la llegada de Santiago Carrillo a Madrid y su detención como forma de presionar para la legalización del PCE, el asesinato de cinco abogados laboralistas en Atocha a manos de un comando de ultraderecha, no hacen sino complicar en grado sumo la situación. Legalización del PCE y elecciones de junio de 1977.

En febrero de 1977 se legaliza la mayoría de partidos políticos, pero no al PCE, lo que proyecta dudas sobre la legitimidad de las próximas elecciones. Poco después, en plenas vacaciones de Semana Santa, Adolfo Suárez legalizó al PCE, lo que provoca amplias protestas en el estamento militar. Se convocan elecciones democráticas para el 15 de junio de 1977. La transición se ha consumado. Los resultados de las elecciones (1977 y 1979) confirman la consolidación de dos grandes partidos claramente mayoritarios: UCD (Unión de Centro Democrático) y PSOE; grupos minoritarios a derecha e izquierda: AP (Alianza Popular) y PCE; aumento de las organizaciones nacionalistas (CiU – Convergencia y Unión – y PNV); y fracaso total del franquismo reaccionario (Fuerza Nueva y Falange) y de los partidos de extrema izquierda (PTE, ORT, LCR). Aunque formalmente las nuevas Cortes no tienen el carácter de constituyentes, casi todo el mundo sabe que la redacción de una Constitución es la principal tarea a la que deben consagrarse. Es aprobada por el pueblo español (en el País Vasco, la abstención y el «no» fueron mayoritarios) en referéndum el 6 de diciembre de 1978. La principal novedad de la Constitución con respecto a todas las anteriores es el «consenso».

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