Las drogas y los problemas psicosociales


TEMA 2. FACTORES PSICOPATOLÓGICOS DE LAS ADICCIONES

La carga genética de la persona puede mediar en las características farmacocinéticas de la droga, dado que existe un polimorfismo de los genes codificadores de las enzimas que participan en la absorción, el metabolismo y la eliminación de las drogas y en las reacciones mediadas por la interacción droga-receptor. Por ejemplo, la tolerancia innata al alcohol puede presentar un rasgo biológico que contribuye al desarrollo del alcoholismo.
Otra variable inherente al individuo como factor de riesgo de dependencia son los trastornos psiquiátricos. Con frecuencia los síntomas psíquicos observados en consumidores de drogas aparecen después de una etapa de consumo; por tanto, más que aliviar una patología psiquiátrica, la ocasiona o la recrudece.
Distintas investigaciones tendentes a la consecución de nuevos fármacos, pese a no conseguir el fármaco, sí condujeron al hallazgo de sustancias que posteriormente serían empleadas como drogas de abuso. Estas sustancias son sintetizadas en laboratorios clandestinos y se denominan drogas de diseño.
En algunos casos, estas drogas de diseño potencian o combinan el efecto de las drogas de abuso.
Los denominados consumidores sociales pueden restringir el uso de la droga a determinados periodos de tiempo.
Los denominados consumidores adictos son consumidores compulsivos de elevadas cantidades de droga. Sólo con gran dificultad dejan de consumirlas y suelen recaer con frecuencia. Persisten en su actividad autodestructiva aunque conozca plenamente las consecuencias de dicha conducta. Hay ejemplos en animales de laboratorio que lo demuestran: para ver el grado de adictividad a una sustancia de acceso libre:
ðHomínidos superiores con acceso a cocaína. Mueren por colapso cardiovascular o por ayuno si se les pone a su alcance tanto comida como droga. Esta es la psicopatología de una droga.
Las drogas psicoactivas son sustancias que actúan sobre el cerebro influyendo sobre el organismo y el comportamiento a través de una serie de mecanismos moleculares. Dichos cambios orgánicos son estudiados a través de técnicas de imagen de alta resolución tales como la TEP, que permite ver el funcionamiento humano en actividad normal y realizando tareas específicas. Además, la medida del metabolismo de glucosa sirve para conocer la actividad metabólica del cerebro (su consumo de energía) en un momento dado.
Depender físicamente de una sustancia adictiva implica estar adaptado bioquímicamente a la presencia en el cuerpo de dicha sustancia de manera que, independientemente de que la droga esté produciendo o no efectos, el organismo se presenta como normal; de manera que esta dependencia se manifiesta cuando el organismo carece de la sustancia y ara que no se manifiesta necesita consumirla.
La dependencia física sólo aparece en ausencia de a droga, mientras que la dependencia psíquica siempre está presente. El individuo quiere la droga, no sólo para sentir los efectos agradables, sino también para no sentir los efectos desagradables.
El síndrome de abstinencia es el conjunto de síntomas adversos que aparecen ante la ausencia de la droga. Son justamente los opuestos a los que da la droga en cuestión, por lo que la retirada de la droga desenmascara una fisiopatología desarrollada por el consumo habitual de la sustancia.

Mecanismos que subyacen a la adicción



El consumo de la droga produce una reacción homeostática del organismo


El organismo intenta amoldarse a las consecuencias de la toma de la droga. Si se retira la droga, dicho intento adaptativo queda cuestionado de nuevo, todo el sistema neuronal-cerebral entra en revisión y el sujeto entra en estado de hipo- o hiperexcitación en función de la sustancia y de otros factores.
Las alteraciones pueden ser totales o parciales. Ejemplo: opiáceos: inicialmente producen sedación, el síndrome de abstinencia llega manifestando hiperexcitación; los psicoestimulantes como la cocaína activan al individuo pero en la abstinencia llevan al letargo, la depresión e incluso la muerte; el alcohol modifica el comportamiento motor de las células de la oliva cerebelosa inferior y en ausencia de la sustancia da lugar a temblores.

Comportamiento de búsqueda de la droga


Es el denominado reforzamiento positivo. En este comportamiento influyen otros factores ambientales, sociales y genéticos. Estos factores son secundarios y los denominamos moduladores.

Refuerzo


Es el incentivo, el incremento de la probabilidad de que un individuo repita una determinada acción.
Las drogas actúan reforzadores positivos (dan lugar a la recompensa, se repite la acción para conseguir resultados agradables; un ejemplo es la euforia y el aumento de sociabilidad experimentados al tomar una copa, que deja un recuerdo agradable que inducirá a su repetición) y negativos (el organismo trabaja para evitar malestar o dolor; un ejemplo es la ingesta de tranquilizantes con el fin de eliminar la ansiedad o el aburrimiento).
El reforzamiento positivo determina la repetición en el consumo de la sustancia. En esta etapa la droga puede dejar de consumirse sin consecuencias negativas, pero si la administración de la droga es muy repetida su ausencia será aversiva.
Hay un momento en el cual el consumidor se encuentra condicionado bidireccionalmente tanto por los efectos positivos de la presencia de la sustancia como por el efecto negativo de la ausencia de la misma.
Todas las drogas de adicción actúan como reforzadores positivos, controlando el comportamiento estimulando directamente el circuito de reforzamiento positivo del cerebro.
Los individuos que consiguen superar la adicción a la cocaína caen en un largo estado de disforia (humor raro), lo cual explica la ceremonia que acompaña a la toma de la droga, modulador del efecto. El ritual crea un EC que sitúa al individuo en el correcto estado de ánimo para su ingestión.

INVESTIGACIONES ACERCA DE LOS EFECTOS DE LAS DROGAS EN EL SISTEMA NERVIOSO

Son a tres niveles:
+Molecular. Hablamos de receptores. Consiste en caracterizar la macromolécula que puede seleccionar, reconocer, etc. la droga que llega al SN. Si carecemos de dicha macromolécula, no seremos adictos puesto que carecemos de los receptores asociados a una determinada sustancia. Se trata de buscar las neuronas específicas sobre las que actúa cada droga, así como las conexiones sinápticas que se alteran.
Se están encontrando indicios acerca de que la interacción droga-neurona se produce en términos de comunicación interneuronal: fenómenos interactivos que unen poblaciones de neuronas en conjuntos especializados de redes o sistemas.
Actualmente, se están planteando vacunas para eliminar los receptores a las drogas.
+Celular.
+Comportamental.

Sistemas de recompensa


Las drogas de abuso son fundamentalmente reforzables. Hay vías o sistemas de recompensa que constituyen un fenómeno afectivo positivo.
Encontramos muchas sustancias naturales que también inciden en el sistema de recompensa y dejan algún tipo de marca: consiguen que permanezca en el individuo el deseo de conseguir la sustancia, lo cual ha evitado que determinadas actividades no se extingan.
Lo mismo ocurre con determinados fármacos.
Desconocemos los sistemas de funcionamiento de la mayoría de ellos; muchos fármacos poseen otros efectos tales como el fácil acceso al organismo, convirtiéndose así en sustancias de abuso. (*: Mirar la ubicación en el cerebro: distribución anatómica).

Mecanismos fisiológicos implicados en la drogodependencia

Las drogas de adicción parecen actuar sobre el denominado Sistema de Recompensa Cerebral.
Este sistema comprende un conjunto de áreas cerebrales interconexionadas entre sí y que en condiciones normales hacen que el hombre realice funciones relacionadas con su supervivencia y que proporcionan placer. Dichas funciones son: comida, bebida, procreación, maternidad. Es en dichas áreas del SRC donde se metabolizan las drogas.

Mecanismo de actuación del sistema de recompensa


Se activa por un mecanismo común a todos los reforzadores. Del área ventral tegmental del Córtex procede una señal que llegará, en último término, al núcleo accumbens y la corteza prefrontal. Las neuronas dopaminérgicas del área ventral tegmental también envían proyecciones al hipotálamo lateral. La corteza prefrontal, la amígdala, el tálamo dorsomedial y el hipocampo envían proyecciones, asimismo, al núcleo accumbens y éste, a su vez, al área ventral tegmental y al hipotálamo lateral. Así, estos núcleos están relacionados entre sí en un circuito anatómico y funcional denominado circuito reforzador límbico-motor.
En el núcleo accumbes se encuentra el sistema central del mecanismo de recompensa, el transportador de información entre las distintas regiones cerebrales.. De esta vía es de la que más datos poseemos. Todas las drogas adictivas actuales pasan por una zona del núcleo accumbens responsable de la conducta adictiva. Este núcleo se subdivide en la cubierta (conectada con distintos núcleos del SNC y con importantes proyecciones al sistema límbico) y el núcleo (establece conexiones principalmente con sistemas motores de los ganglios basales). Según los conocimientos actuales, la zona de la cubierta es el sustrato involucrado en conductas de recompensa que implican estados anímicos diversos. Si se impide el paso de la sustancia adictiva a esta zona, su efecto será menor. Parece ser que es necesaria la integridad de las vías dopaminérgicas para mantener la conducta de autoadministración de la sustancia.

Neurotransmisores


La dopamina es la amina más importante y más conocida. El Sistema Dopaminérgico posee las claves de las adicciones. Hay regiones cerebrales que convierten emociones en acciones, lo cual puede ser una explicación de la relación existente entre el deseo y el movimiento compulsivo en el drogadicto. Ciertas drogas adictivas liberan dopamina en el núcleo acumbes y aumentan la actividad dopaminérgica del sistema de recompensa. Las anfetaminas, al ser fármacos agonistas dopaminérgicos, facilitan la estimulación de las áreas de recompensa reduciendo el umbral de estimulación. Hay péptidos opioides que han sido involucrados en el sistema de recompensa.
No se conocen con exactitud los núcleos cerebrales en los cuales actúan las drogas de abuso pero todas las drogas poseen efectos motores. Las acciones estimulantes psicomotoras son comunes a todas las sustancias y dichas acciones van por la vía del refuerzo.

El GABA (ácido gamma aminobutírico) es un neurotransmisor que abunda en el cerebro y podría estar implicado en determinadas conductas adictivas. La nicotina posee un fuerte carácter adictivo y activa un receptor para la acetilcolina. La cafeína se asocia a un receptor cerebral para la adenosina. Los receptores GABA-A presentes en diversas regiones cerebrales podrían participar en el fenómeno de recompensa. Las neuronas GABAérgicas presentes en el área ventral tegmental y en la sustancia negra podrían actuar sobre las neuronas dopaminérgicas presentes en dichas regiones con la consiguiente activación del sistema de recompensa.
Las investigaciones llevadas a cabo involucran a prácticamente todos los neurotransmisores en la conducta adictiva. Por otra parte, los efectos de los neurotransmisores sobre los órganos diana en los circuitos de recompensa se producen a través de cascadas bioquímicas de mensajeros intracelulares, tales como las proteínas G y Gs unidas a las membranas (y mediadoras en el sistema dopaminérgico mesolímbico), los segundos mensajeros como el AMPcíclico, el calcio intracelular, etc.
En general, no existe una causa única que pueda considerarse responsable de la aparición de fenómeno de la drogodependencia ni tampoco la hay para el consumo de droga por parte de una persona concreta. Tanto en el inicio del consumo de una droga como en su mantenimiento intervienen numerosas variables, que pueden clasificarse en tres categorías: la propia droga (su potencial adictivo), el individuo (su edad, sexo, carga genética, grado de estabilidad emocional y la presencia de alteraciones psíquicas) y el ambiente (entorno familiar, legislación en materia de consumo de drogas, la actitud ante la droga en el entorno social,
la publicidad y propaganda, la información sobre el peligro de su consumo, la situación sociopolítica laboral, la orientación del tiempo de ocio, el comportamiento de los modelos sociales, la necesidad de reconocimiento por parte del grupo, las influencias de compañeros y amigos, etc.).
Hay datos que permiten afirmar que la alteración en la expresión génica puede contribuir al mantenimiento de la drogodependencia, pues las drogas poseen un efecto de regulación de la expresión génica.
Además, hay una serie de determinantes psicosociológicos de las drogodependencias: factores individuales, del entorno próximo (microsociales) y ambientales sociales (macrosociales).
De entre los factores individuales destacan los factores evolutivos (la adolescencia, por ejemplo), factores de personalidad (inmadurez afectivo-emocional; rasgos propios de periodo adolescente, así como consumo por sentimientos de aburrimiento, evasivo y por desafío) y motivaciones individuales (curiosidad, pertenencia aun grupo, experiencias, etc.).
De los factores microsociales destacan la familia, el grupo de iguales o coetáneos y los educadores.
De los factores macrosociales influyen la disponibilidad y accesibilidad a la droga y el desarrollo técnico de la sociedad occidental.

Factores promotores en la utilización de las drogas:


oferta y disponibilidad de cualquier tipo de droga, anuncios publicitarios de las drogas institucionalizadas, ausencia de información veraz, presión de los modelos sociales, dificultades para el uso sano y formativo del tiempo libre, valores transmitidos por los sistemas educativos, condiciones laborales, ejemplo de los padres, problemas de convivencia familiar, factores y problemas escolares, la presión grupal y trastornos previos de la personalidad.

Prevención de las drogodependencias



Prevención primaria


Dirigida a evitar la aparición del trastorno, actuando sobre el contexto ambiental y sobre los individuos. Tiene incidencia entre los no consumidores de drogas y entre consumidores experimentales.

Prevención secundaria


Dirigida a reducir el número de personas que consumen drogas de manera ocasional o sistemática con objeto de detener el avance del deterioro de la salud en las primeras fases del trastorno.

Prevención terciaria


Dirigida a reducir las consecuencias o efectos residuales del trastorno. Especial énfasis en la prevención de recaídas.

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