Marx y Nietzsche: Fundamentos del Materialismo Histórico y la Filosofía Vitalista


El Materialismo Histórico de Marx

La historia, para Marx, es dialéctica porque avanza por contradicciones: cada etapa (tesis) contiene antagonismos (lucha de clases) que generan su negación (antítesis) y se superan en una etapa superior (síntesis). Este proceso es continuo y orientado a estadios más avanzados.

Es materialista porque lo determinante son las condiciones materiales de existencia (modo de producción o economía). La infraestructura económica es la base que determina la superestructura (Estado, Derecho, moral, religión, filosofía, cultura). Por tanto, no es la conciencia la que determina la vida, sino la vida material la que determina la conciencia.

Infraestructura y Superestructura

La superestructura no es autónoma: está determinada por la infraestructura. Así, las ideas (moral, religión, filosofía, etc.) son ideologías: ideas deformadas que representan los intereses de la clase dominante y justifican el orden establecido.

El Motor de la Historia y la Lucha de Clases

Los cambios históricos se producen cuando hay una contradicción entre las fuerzas productivas (trabajo y medios de producción) y las relaciones de producción (explotación/colaboración). Esta contradicción provoca revoluciones sociales que cambian el modo de producción y, con ello, la superestructura y la sociedad.

En el capitalismo (tesis), la contradicción entre capitalistas y proletariado genera su superación: la revolución del proletariado (antítesis) instaura el comunismo (síntesis). Así, la lucha de clases es el motor de la historia, que es la historia de los modos de producción y concluirá con la desaparición de las clases y el comunismo.

La Filosofía Afirmativa de Nietzsche: Superhombre, Voluntad de Poder y Eterno Retorno

El superhombre, la voluntad de poder y el eterno retorno son los pilares de la filosofía positiva de Nietzsche, expuesta en su obra Así habló Zaratustra, donde se proclama la muerte de Dios, la aparición del nuevo hombre y la afirmación de la vida.

La Voluntad de Poder

Una vez superado el nihilismo negativo, el ser humano debe reinventar su futuro. La vida es voluntad de poder: el impulso de todo lo viviente hacia su duración, crecimiento y superación. Es afirmación de la existencia, poder sobre uno mismo, búsqueda de una vida más noble y digna. Todo lo que aumente esta voluntad será bueno; lo que la obstaculice será malo. Una vida plena es la que ha intensificado esa voluntad.

El Eterno Retorno

Esta visión vitalista se une al eterno retorno, la idea de que todo se repetirá infinitamente, negando la visión lineal del tiempo. Así, vivir implica querer repetir la vida eternamente, aceptar todo como es: el amor fati. Esta idea es una prueba: si estamos dispuestos a repetir cada instante, entonces decimos sí a la vida.

El Superhombre (Übermensch)

El superhombre (Übermensch) es quien, tras la muerte de Dios, crea nuevos valores. Es heredero de esa muerte (espíritu libre), opuesto al “último hombre” (sumiso, mediocre) y es esperanza del futuro. Su superioridad es vital y espiritual: encarna la voluntad de poder, niega trascendencias, crea valores.

Las Tres Transformaciones del Espíritu

El superhombre surge de tres transformaciones del espíritu:

  • Camello: Carga el deber, acepta normas dadas (el hombre domesticado).
  • León: Niega los viejos valores, busca la libertad (el nihilista activo).
  • Niño: Inocente, libre de prejuicios, capaz de crear nuevos valores.

El superhombre es ese niño, creador de nuevos valores, fiel a la vida terrenal, sin miedo a la diferencia, sin fe en trascendencias. El superhombre dice sí a la vida en toda su plenitud.

La Crítica de Nietzsche a la Cultura Occidental

Nietzsche critica radicalmente la cultura occidental, sobre todo la filosofía, la moral, la religión y la ciencia. Como filósofo vitalista, cree que la vida es la realidad fundamental desde la que se deben estudiar los valores de una cultura. Toda cultura se basa en valores que reflejan su actitud ante la vida. Su crítica es una genealogía: un estudio del origen de esos valores.

Cultura Sana frente a Cultura Decadente

Una cultura es sana si afirma la vida (ascendente) y enferma si la niega (decadente). La cultura occidental es decadente: niega la vida, su voluntad está debilitada. Establece valores antivitales como Dios, la Verdad Absoluta, el Bien Supremo, etc. Es una cultura nihilista, que sustituye la vida por ficciones para escapar del dolor y los instintos. El progreso del siglo XIX esconde una profunda ruina espiritual. Cuando Dios muere, surge el vacío: el nihilismo pasivo.

Crítica a la Filosofía Occidental

La filosofía occidental comete el error de creer en la verdad, un error iniciado con el triunfo de lo apolíneo (razón, medida) sobre lo dionisíaco (instinto, vitalidad), y consolidado con el racionalismo de Sócrates y Platón. Platón impone el dualismo entre un mundo verdadero (inteligible) y uno falso (sensible). Sin embargo, para Nietzsche, el mundo ideal es solo deseo, y los conceptos metafísicos son ilusiones morales. No hay verdades absolutas, solo apariencias y perspectivas.

Crítica a la Moral y la Religión Judeocristiana

Sus críticas más severas se dirigen a la moral y la religión, en especial al judeocristianismo, que impone la moral de esclavos (hostil, sumisa, descendente) frente a la moral de señores (noble, activa, ascendente). El cristianismo invierte los valores: convierte la impotencia en bondad, la sumisión en obediencia. Esta moral nace del resentimiento: bajo el aparente amor se esconde el odio. Impone un ideal ascético, que renuncia a los sentidos y al cuerpo, y acepta el sufrimiento como castigo y camino hacia la salvación. Es un ideal nihilista, pues solo acepta la vida si esta se niega a sí misma.

La Muerte de Dios y la Transmutación de los Valores

Con la Ilustración y el auge de la ciencia, surge una moral gregaria y racionalista, pero también llega la “muerte de Dios”, y con ella, la caída de todos los valores tradicionales. Esto representa un peligro (el vacío del “último hombre”) pero también una esperanza: el ser humano puede crear nuevos valores. El nihilismo activo destruye los antiguos valores para permitir la transmutación de los valores: la afirmación de la vida. Ese ideal lo encarna el superhombre, que dice sí a la vida, defiende su individualidad y crea nuevos valores que no son hostiles a la vida, a diferencia de lo que ha sido toda la cultura occidental.

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *