El panorama general del siglo XVII
El Barroco fue un período de la historia en la cultura occidental originado por una nueva forma de concebir el arte y que, partiendo desde diferentes contextos histórico-culturales, produjo obras en numerosos campos artísticos. El siglo XVII es un período inquieto en el que se buscan nuevas soluciones.
El Barroco es la denominación que se da a la cultura y al arte de toda Europa en esta época y supone una ruptura emocional. Algunos rasgos característicos de la sociedad del siglo XVII incluyen su economía y cultura.
Orientación general del Racionalismo
El racionalismo y el empirismo, si bien con diferencias fundamentales, otorgaban importancia a la búsqueda del conocimiento y reconocían la relevancia de las matemáticas, la observación, la razón y la experiencia. Para el racionalismo, la razón es la única fuente válida para llegar al conocimiento.
Los filósofos racionalistas se caracterizan, en una primera aproximación, por su absoluta confianza en la razón humana.
El conocimiento, según esta corriente, tiene su origen en la razón.
Puntos a tener en cuenta sobre el Racionalismo:
- La razón es la única autoridad última.
- El conocimiento sensible no permite derivar por sí solo el conocimiento científico universal y necesario.
- El modelo del saber se rige por las leyes de la razón, las matemáticas y la lógica.
- El modelo del método racional es el método deductivo.
- El método inductivo, basado en la observación y en las experiencias, resulta un método considerado insuficiente por los racionalistas para alcanzar certezas absolutas, ya que va detrás de los hechos (opera a posteriori).
Descartes
Biografía
René Descartes nació en 1596, en La Haye en Touraine (Francia). Estudió Derecho, Filosofía Escolástica y Matemáticas. Descartes se sintió decepcionado con la enseñanza recibida, por su falta de certeza, y decidió emprender la búsqueda de un nuevo método para alcanzar un conocimiento firme y seguro.
Obras principales de Descartes
- Discurso del método (1637)
- Meditaciones metafísicas (1641)
- Principios de la Filosofía (1644)
- Las pasiones del alma (1649)
- El Mundo o Tratado de la luz (escrito c. 1633, publicado póstumamente)
El proyecto filosófico de Descartes
Descartes no daba nada por supuesto; se lo cuestionaba todo y ponía todo en duda como punto de partida.
El objetivo y el proyecto de Descartes era reconstruir el sistema del saber sobre fundamentos sólidos, utilizando un método fiable basado en la razón que permitiera llegar a verdades ciertas e indudables.
El Método Cartesiano
Finalidad y orígenes del método
Descartes define el método como un conjunto de reglas ciertas y fáciles, tales que todo aquel que las observe exactamente no tome nunca algo falso por verdadero, y, sin gasto alguno de esfuerzo mental, sino por incrementar su conocimiento paso a paso, llegue a una verdadera comprensión de todas aquellas cosas que no sobrepasen su capacidad
.
Para Descartes, la matemática es el modelo de ciencia y certeza para el entendimiento. La razón debe guiar y depurar nuestro conocimiento. Se basaba en las matemáticas porque sus proposiciones le parecían ciertas e indudables, y su método, claro y exento de errores.
Los cuatro preceptos del método
- Evidencia: No admitir como verdadero sino aquello que se presente al espíritu con tal claridad y distinción que no quepa la menor duda. Estos son conocimientos verdaderos a los que se llega mediante la intuición.
- Análisis: Dividir cada una de las dificultades que se examinan en tantas partes como sea posible y en cuantas requiera su mejor solución, descomponiendo las ideas complejas en sus elementos más simples y claros. El objetivo es alcanzar los componentes fundamentales e indivisibles del problema.
- Síntesis: Conducir ordenadamente los pensamientos, comenzando por los objetos más simples y fáciles de conocer (captados por intuición), para ascender poco a poco, como por grados, hasta el conocimiento de los más compuestos, mediante la deducción. Se trata de formar una cadena de razonamientos donde cada eslabón se sigue necesariamente del anterior, construyendo así un conocimiento complejo pero evidente y libre de errores.
- Enumeración y revisión: Hacer en todos unos recuentos tan integrales y unas revisiones tan generales que se llegue a estar seguro de no omitir nada. Es la comprobación del análisis y de la síntesis, revisando el proceso para asegurarse de no haber cometido errores, buscando un rigor similar al de las demostraciones matemáticas.
La Duda Metódica
El método de Descartes busca llegar a distinguir lo verdadero de lo falso.
La duda es el punto de partida y un instrumento fundamental en su método; Descartes se cuestiona todo. Para llegar a algo verdadero, hay que dudar de todo aquello que sea posible dudar, con el fin de encontrar una certeza inquebrantable.
Duda de los datos sensibles
Los sentidos son los primeros que nos pueden inducir a error y, por tanto, a dudar. Lo que percibimos puede ser una equivocación; la percepción sensible puede no reflejar fielmente la realidad, ya que los sentidos nos han engañado en ocasiones.
La dificultad de distinguir el sueño de la vigilia
Lo que experimentamos en sueños y en la vigilia a menudo se asemejan tanto que pueden confundirse, lo que introduce la posibilidad de que nuestras percepciones actuales sean ilusorias, como las de un sueño.
La hipótesis del genio maligno
Si existe un Dios todopoderoso, Descartes considera la hipótesis radical de que pudiera existir un genio maligno, sumamente poderoso y astuto, que emplee toda su industria en engañarnos constantemente, incluso acerca de las verdades matemáticas más evidentes. Esta hipótesis es un instrumento para llevar la duda a su extremo.
Verdades y Certezas Fundamentales
La primera verdad: El Cogito
y la naturaleza del Yo
Pienso, luego existo
(Cogito, ergo sum). Aunque me engañe en todo, aunque dude de todo, de una cosa puedo estar seguro: de que estoy pensando y, por tanto, de que existo como algo que piensa. Descartes halló así la primera verdad indubitable, la existencia del Yo, y la naturaleza de ese Yo como una cosa que piensa (res cogitans). Yo soy una sustancia cuya total esencia o naturaleza es pensar, dudar, querer, etc.; soy alguien, es imposible que este conjunto de actividades del pensamiento no sea nada mientras las experimento.
El criterio de certeza y la idea de sustancia
A partir de la certeza del Cogito
, Descartes establece el criterio de certeza: todo aquello que se perciba con la misma claridad y distinción que el Pienso, luego existo
será verdadero. Una sustancia es aquello que existe de tal manera que no necesita de ninguna otra cosa para existir (aplicado estrictamente, solo Dios; por analogía, el yo pensante y la materia extensa).
La teoría de la realidad objetiva de las ideas
Podemos analizar las ideas en un doble sentido: como actos mentales (realidad formal) y como representaciones de algo (realidad objetiva). Las ideas son representaciones de imágenes, de objetos, de cosas; a este aspecto representacional, Descartes lo denomina la realidad objetiva de las ideas. Las ideas representan cosas muy diferentes, es decir, que contienen diferentes grados de realidad objetiva (perfección representada).
Descartes distingue tres tipos de ideas según su origen:
- Ideas adventicias: Proceden de la experiencia externa, representan cosas naturales y parecen provenir de fuera de la mente humana; como, por ejemplo, la idea de mariposa o de árbol.
- Ideas facticias (o ficticias): Son las constituidas por la intervención de la imaginación y la voluntad; son las ideas inventadas o construidas por nosotros mismos, como la idea de un caballo alado o una quimera.
- Ideas innatas: Son aquellas que no proceden de la experiencia externa ni son elaboradas por la imaginación, sino que el entendimiento las posee por naturaleza, como la idea de Dios (ser infinito y perfecto), de existencia, de pensamiento, o los axiomas matemáticos.
Sustancia y la Existencia de Dios
La existencia de Dios: Partiendo de la idea innata de Dios como un ser infinito, eterno, inmutable y perfecto, Descartes argumenta que esta idea debe tener una causa proporcionada a su realidad objetiva. Concluye que solo un ser realmente infinito y perfecto (Dios) pudo haber puesto tal idea en nosotros. Así, Dios existe.
Si Dios es perfecto, no me puede engañar, o de lo contrario no sería Dios, pues el engaño es una imperfección.
No existe, pues, un genio maligno o un Dios engañador. Dios es bueno y perfecto, y no es engañador; no puede engañar a nadie. Para Descartes, la veracidad divina garantiza que lo que percibimos con claridad y distinción es verdadero, fundamentando así la posibilidad del conocimiento científico del mundo.