Descripción Formal
Impresión, sol naciente es una imagen tomada directamente del natural por Monet en Le Havre, representando las neblinas del puerto al amanecer mientras el sol «lucha» por despuntar, creando magníficos reflejos anaranjados en el mar y en el cielo. La sensación atmosférica domina una escena en donde las formas desaparecen casi por completo. Los colores se han aplicado con pinceladas rápidas y empastadas, apreciándose a simple vista la dirección del pincel, resultando una imagen de enorme atractivo tanto por su significado como por su estética.
Esta es la obra que bautizó el movimiento pictórico con el nombre de Impresionismo. La obra es más bien un esbozo, como un apunte, dado el nivel de síntesis de su resolución, donde barcos y chimeneas resultan casi fantasmagóricos. Es la «impresión» exacta que tenemos cuando casi ha desaparecido la luz y el sol parece una naranja roja.
Las zonas de cálidos y fríos se equilibran perfectamente, resultando casi simétricas, tomando como eje la línea de horizonte. La línea que forman las barcas sobre el agua es como el reflejo de la línea que separa, en el cielo, la zona de colores amarillo-rojizos de la zona azul-verdosa. Dentro de la zona fría está el sol y su reflejo en el agua en un rojo intenso que deja filtrarse el amarillo que se ha dado debajo, el cual forma como una «i» de «impresión», como un grafismo o jeroglífico.
Composición y Ritmo
Compositivamente hablando, los pesos están bien repartidos y los triángulos que forman las zonas frías y calientes en la zona del cielo, y los delimitados por las barcas, en la zona inferior, producen una sensación dinámica dentro de la quietud.
Desde el punto de vista de la composición lineal, se combinan las líneas rectas verticales del velamen y chimeneas, con las horizontales de los movimientos y reflejos del agua y las curvas de humos y el sol que dan variedad lineal a la obra. Los ritmos se producen por repetición de formas muy semejantes como las barcas, los mástiles y las chimeneas; la repetición de trazos naranjas en los reflejos del sol en el agua y los trazos violeta oscuros del movimiento del agua. Toda la obra es pura síntesis.
Contexto Histórico y Artístico
Influencias y Antecedentes
Sus fuentes se remontan a pintores clásicos de pinceladas sueltas como Rembrandt, Velázquez y Goya. Más cercano, el romántico francés Delacroix, enseñó la fuerza de las pinceladas libres y de colores brillantes.
En 1870, Monet visitó Londres y conoció las pinturas de Constable y Turner. Estos artistas, ya desde décadas anteriores, habían incorporado elementos nuevos a sus cuadros basados en estudios al aire libre: mostraron la naturaleza con sus fenómenos atmosféricos, incorporando a sus paisajes trenes y fábricas, indicadores de los tiempos modernos y de la celeridad y fugacidad con la que se comenzaba a vivir.
Mucho antes, en 1830, en Francia, la escuela de paisaje de Barbizon, en el bosque de Fontainebleau, comenzó a estudiar la naturaleza y sus cambios. En 1840, la invención de los tubos de pintura al óleo facilitó pintar al aire libre con rapidez y poder captar los cambios y la instantaneidad de la realidad, lo cual se tradujo sobre los lienzos en pinceladas impulsivas y colores luminosos.
Legado e Influencia Posterior
Su obra influirá en numerosos artistas posteriores: la desatención del motivo pictórico a favor de la autonomía del color y de la luz convertirán al cuadro en un valor en sí mismo. Abrió las puertas a postimpresionistas y simbolistas, a los fauvistas y a los primeros abstractos.
Hoy, Monet es considerado padre de la pintura moderna, junto a Cézanne y Van Gogh.
Función y Significado
El Origen del Término «Impresionismo»
Así recogió Monet años más tarde cómo surgió el nombre que con orgullo aceptaron los pintores del movimiento impresionista:
«He enviado [a la exposición del Boulevard des Capucines en abril de 1874] algo que hice en el Havre, desde mi ventana, con el sol en la niebla y, en primer plano, algunos mástiles de barco que se elevan… me preguntaron el título para el catálogo; el cuadro no podía pasar por una vista de El Havre, así que les dije: “Poned Impresión”. De ahí se pasó al impresionismo y se extendieron las bromas».
De esta manera recordaba Monet a finales de siglo, con ironía, el origen del neologismo que nació del espíritu crítico del periodista del Charivari, Louis Leroy:
—¿Qué representa esta tela?
—Mire el catálogo: Impresión, sol naciente.
—Impresión, estaba seguro de ello. Me decía también, porque estoy impresionado, que allá dentro debe de haber alguna impresión… ¡Y qué libertad, qué soltura en la factura! El papel pintado en estado embrionario está aún más acabado que esta marina. Y es un cuadro provocador, doblemente provocador, puesto que se presentó en una exposición alternativa al Salón oficial (el estudio de Nadar), el que le proporcionó al Impresionismo el nombre y el olor a azufre».
Fue una exposición poco visitada en la que muchos espectadores se mostraron divertidos. La crítica se dividió: alguna pensó que la pintura fue puesta a pistoletazos sobre los lienzos, otra admiró la fugacidad de los cuadros.
Estaba clara la intención de Monet: llamar la atención. El título era provocador (ya en 1861 el pintor Daubigny, de la escuela de Barbizon, había sido criticado por un cuadro que parecía impreciso). En esta obra se nos presenta un Monet más esquemático y sucinto que otras veces. Proclamaba así que importaba más la pintura que lo pintado, la impresión de la realidad que la realidad misma, lo instantáneo que lo permanente. Se diría que la imagen pintada es apenas un parpadeo visual; es, pues, justo hablar de impresión.