Descubriendo las Habilidades Cognitivas Clave para el Aprendizaje
La Atención: El Foco de Nuestro Cerebro
Profesora: Hoy, en nuestra tutoría, vamos a hablar sobre algo muy importante para aprender: la atención. Vivimos rodeados de cosas que pueden distraernos, pero… ¿alguien sabe qué necesitamos para poder concentrarnos bien en una tarea?
Alumno 1: ¡Tenemos que prestar atención!
Profesora: ¡Exacto! ¿Y alguien se anima a decirme qué es eso de «atención»?
Alumno 2: Es como si nuestro cerebro tuviera un superpoder para concentrarse mucho en una sola cosa.
Profesora: ¡Muy bien explicado! La atención es esa capacidad que tiene nuestro cerebro para estar despierto y concentrado en lo que hacemos. ¿Sabíais que existen diferentes tipos de atención?
Alumno 3: ¡No! ¿Cuáles son?
Profesora: Vamos a verlos.
Tipos de Atención
- Atención Sostenida: Es cuando mantenemos la concentración durante bastante tiempo. ¿Se os ocurre cuándo puede pasar eso?
Alumna 4: Por ejemplo, cuando estoy leyendo muchas páginas de un libro por la tarde.
Atención Selectiva: Es cuando te centras en lo que estás haciendo aunque haya ruidos o distracciones a tu alrededor. ¿Algún ejemplo?Alumno 5: Sí, cuando estoy haciendo los deberes y mi hermanito está jugando cerca, pero yo sigo con lo mío.
Atención Alternante: Es la capacidad de cambiar el foco de atención de una actividad a otra sin problemas. A ver, ¿a quién le gusta jugar?Todos: ¡A mí!
Profesora: Imaginad que estáis jugando y, de repente, vuestros padres os llaman para ir a cenar. ¿Podríais dejar el juego y prestar atención a otra cosa?
Alumno 6: Sí, aunque a veces me cuesta un poquito.
Profesora: ¡Eso es normal! Pero se puede entrenar. Hay juegos que nos ayudan a fortalecer esa «atención superpoderosa», como:
- Las siete diferencias
- Dobble
- El Lince
La Percepción: Cómo Nuestro Cerebro Interpreta el Mundo
Profesora: Hoy vamos a descubrir algo muy curioso: ¿cómo es que nuestro cerebro entiende lo que pasa a nuestro alrededor? ¿Sabéis cómo se llama eso?
Alumno 1: ¿Ver las cosas?
Profesora: ¡Buena pista! Ver, oír, oler, tocar… Todo eso forma parte de algo que se llama percepción. Es la manera que tiene nuestro cerebro de entender lo que captan nuestros sentidos. ¿Quién me dice cuáles son esos sentidos?
Alumno 2: La vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto.
Profesora: ¡Muy bien! Gracias a ellos, el cerebro recibe información del mundo y la interpreta. Por ejemplo, si escucháis un timbre, ¿qué pensáis?
Alumno 3: Que es la hora del recreo.
Profesora: ¡Exactamente! Eso es percepción auditiva. O si veis una señal roja en la calle con una mano blanca…
Alumno 4: ¡Que hay que parar!
Profesora: Eso es percepción visual. Nuestro cerebro interpreta lo que vemos o escuchamos para ayudarnos a actuar. ¿Queréis jugar a un juego que entrene la percepción?
Todos: ¡Sí!
Profesora: Podemos usar juegos como:
- Veo, veo
- ¿Qué ha cambiado?
- Rompecabezas
La Memoria: Nuestro Almacén de Información
Profesora: Hoy vamos a hablar de algo que usamos todos los días, aunque a veces no nos damos cuenta. ¿Alguien recuerda qué hicisteis ayer por la tarde?
Alumno 1: Yo fui al parque con mis amigos.
Profesora: ¡Eso es! Si puedes recordarlo, es porque estás usando tu memoria. ¿Y sabéis qué es la memoria?
Alumno 2: Es como un cajón donde guardamos cosas en la cabeza.
Profesora: ¡Me encanta esa definición! La memoria es como una gran caja donde guardamos información: lo que aprendemos, lo que vivimos, incluso lo que sentimos. ¿Os imagináis no poder recordar cómo escribir vuestro nombre?
Alumno 3: ¡Sería un lío!
Profesora: Claro que sí. Y hay distintos tipos de memoria. Por ejemplo, la memoria a corto plazo nos ayuda a recordar cosas durante unos minutos. ¿Alguien ha memorizado un número de teléfono por un ratito?
Alumno 4: Sí, el de mi madre, cuando tuve que llamarla.
Profesora: Muy bien. Luego está la memoria a largo plazo, que es cuando algo se queda guardado mucho tiempo, como montar en bici o una canción que os gusta mucho. Para entrenar la memoria, podemos jugar a:
- Memory (el juego de cartas)
- Simón dice
- Repetir secuencias de palabras o movimientos
Funciones Ejecutivas: El Director de Nuestro Cerebro
Las funciones ejecutivas son aquellas capacidades que nos permiten canalizar la información y gestionar de forma eficiente nuestras acciones, pensamientos y emociones para alcanzar objetivos. A continuación, se describen algunas de las funciones ejecutivas más importantes:
- Activación: Capacidad de mantener el cerebro alerta y preparado para actuar.
- Dirección del flujo de conciencia: Habilidad para mantener el foco de atención en algo específico sin distracciones.
- Gestión de la motivación: Capacidad de mantener el interés y la energía necesarias para alcanzar una meta con entusiasmo y perseverancia.
- Gestión de las emociones: Habilidad para comprender, regular y expresar las emociones de forma adecuada.
- Control del impulso: Capacidad de pensar antes de actuar, evitando respuestas impulsivas.
- Elección de proyectos y metas: Capacidad de tomar decisiones realistas y planificar en base a objetivos concretos que se desean alcanzar.
- Iniciar la acción y organizarla: Habilidad para comenzar tareas y organizarlas de forma coherente en función del objetivo.
- Mantener la acción: Capacidad de continuar trabajando de manera constante, superando el cansancio o la pérdida de interés. Aquí intervienen la motivación y el esfuerzo.
- Gestión de la memoria: Capacidad de retener información tanto a corto como a largo plazo, facilitando el aprendizaje y seleccionando qué queremos recordar o aprender.
- Metacognición: Habilidad de reflexionar sobre nuestros propios pensamientos, emociones y comportamientos. Nos permite detectar errores y corregirlos para mejorar.
- Flexibilidad Cognitiva: Capacidad de adaptarnos a los cambios y buscar diferentes caminos para llegar a un mismo resultado. Nos permite pensar sin rigidez y modificar nuestras estrategias cuando sea necesario.
Actividades para Estimular la Flexibilidad Cognitiva
Una forma sencilla de trabajar esta habilidad es realizar pequeños cambios en las rutinas diarias. Por ejemplo:
- En clase, se puede cambiar el entorno donde se imparte una materia, como dar una clase en el patio.
- En casa, se puede modificar el orden de los asientos a la hora de comer, cambiando los lugares habituales de cada miembro.
Desde la escuela, los docentes deben proporcionar a los alumnos diversas estrategias para resolver problemas o realizar tareas. Muchos estudiantes tienden a repetir los mismos métodos que una vez les funcionaron, por eso es clave fomentar la flexibilidad.