Sin título 2


Isaías 40:27-28

Israel, pueblo de Jacob,

¿Por qué te quejas? ¿Por qué dices: El Señor no se da cuenta de mi situación; Dios no se interesa por mí? ¿Acaso no sabes? ¿No lo has oído? El Señor, el Dios eterno, el creador del mundo entero, no se fatiga no se cansa; su inteligencia es infinita.

JOB

Un día los miembros de la corte celestial llegaron para presentarse delante del Señor, y Satánás vino con ellos. El Señor le preguntó a Satánás: ¿de dónde vienes? Satánás le respondíó: he estado recorriendo la tierra, observando todo los que ocurre. El Señor contesto a Satánás: ¿Te has fijado en mi siervo Job? Es el mejor hombre en toda la tierra; es un hombre intachable y de absoluta integridad. Tiene temor de Dios y se mantiene apartado del mal.

Responde Satánás: Sí, pero Job tiene una buena razón para temer a Dios. Siempre has puesto un muro de protección alrededor de él, de su casa y de sus propiedades. Has hecho prosperar todo lo que hace. ¡Mira lo rico que es! Extiende tu mano y quítale todo lo que tiene, ¡ten por seguro que te maldecirá en la cara!

Puedes probarlo dijo el Señor. Haz lo que quieras con todo lo que tiene, pero no le hagas ningún daño físico.

Satánás salíó de la presencia de Dios e hizo a Job lo siguiente:

  1. Amo, nos asaltaron los sabeos y se llevaron los bueyes y los burros, mataron a los sirvientes a filo de espada. Solo yo he quedado para contártelo.

Aun no terminaba el primero de hablar cuando llegó el segundo y dijo: Amo, cayó fuego del cielo y mató  todas las ovejas y a todos los pastores; solo yo he quedado para contártelo.

Aun no terminaba el segundo cuando llegó el tercero y dijo: Amo, tres bandas de saqueadores caldeos robaron tus camellos y mataron a todos tus sirvientes;  solo yo he quedado para contártelo.

Aun no terminaba de hablar el tercero cuando llegó el cuarto y dijo: Amo, tus hijos e hijas estaban en una fiesta en la casa de tu hijo mayor y de pronto, un fuerte viento del desierto llegó y azotó la casa por los cuatro costados. La casa se vino abajo y todos ellos murieron; yo soy el único que he quedado para contártelo.

Job se levantó y rasgó su vestido en señal de dolor; después se rasuró su cabeza y se postró en el suelo para adorar y dijo: “desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré allá. “Jehová dio y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito”.

Nuevamente se presentó Satánás delante de Jehová. Dios le dijo: ¿de dónde vienes? Respondíó Satánás: de rodear la tierra y de andar por ella. Jehová dijo a Satánás: ¿ te has fijado en mi siervo Job? No hay nadie en la tierra como él, que me sirva tan fielmente y viva una vida tan recta y sin tacha, cuidando de no hacer mal a nadie. Y aunque tú me hiciste arruinarlo sin motivo alguno, él se mantiene firme con su conducta intachable.

Satánás respondíó: cuando no le tocan a uno en su propia carne, todo va bien. El hombre está dispuesto a sacrificarlo todo por salvar su vida. Tócalo en su carne y verás cómo te maldice en tu cara.

Dios respondíó: bien, has con él lo que quieras, pero no le quites la vida.

Satánás saliendo de la presencia de Dios, e hirió a Job con una sarna maligna desde la cabeza hasta la plantas de los pies. Job se rascaba con un tiesto (tapa de olla). Vino su mujer a Job y le dijo: ¿Aún te empeñas en seguir siendo bueno? ¡Maldice a Dios y muérete!

Job dijo: ¡mujer, no digas tonterías! ¿Recibiremos de Dios el bien y el mal no lo recibiremos?

Tres amigos de Job; Elifaz, Bildad y Sofar. Decidieron ir a consolar a Job en su dolor. Estuvieron junto a Job siete días y siete noches sin decir palabra alguna, porque veían que el dolor de Job era muy grande.

Los amigos de Job lo reprenden diciendo: ¿qué pecado cometiste que vino sobre ti tan grande mal? Comenzaron a juzgar a Job y a culparlo por todo lo que le había acontecido.

Job comenzó a defenderse diciendo que él no había cometido pecado alguno y que los tres amigos eran unos calumniadores.

Desde un torbellino se presentó Jehová a Job,

Jehová dijo a Job: ¿Dónde estabas tú cuando hice el universo, la tierra, el mar, etc.?  Con muchas palabras reprendíó Jehová a Job

 ¿Pretendes declararme injusto y culpable, a fin de que tú aparezcas como inocente?

¿Acaso eres tan fuerte como yo?

¿Es tu voz de trueno,  como la mía?

Job reconoce la sabiduría de Dios: Yo sé que tú puedes todo y que no hay nada que no puedas hacer. ¿Quién soy yo para dudar de ti?

Yo estaba hablando de cosas que no entiendo, cosas tan maravillosas que no puedo comprender.

Hasta ahora de oído te conocía, mas ahora te veo con mis propios ojos. Por eso me arrepiento en polvo y ceniza.

Cuando terminó de hablar Jehová con Job, se dirigíó a habar con Elifaz amigo de Job, y le dijo: estoy muy enojado contigo y con tus dos amigos, porque no dijeron la verdad acerca de mí, como lo hizo mi siervo Job. Tomen siete becerros y siete carneros   y vayan a ver a mi sirco Job y ofrézcanlos como holocausto por ustedes. Mi siervo Job orará por ustedes y yo aceptaré su oración y no les haré ningún daño.

Elifaz, Bildad y Sofar fueron e hicieron lo que el Señor les ordenó y el Señor aceptó la oración de Job.

Quitó Jehová la aflicción de Job, cuando el hubo orado por sus amigos; aumentó al doble todas las cosas que había perdido.

Vivíó Job ciento cuarenta años y vio a sus hijos y a los hijos de sus hijos, hasta la cuarta generación.

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