Sociedad española en los 60


Uno de los aspectos del desarrollismo económico fue el desigual crecimiento de los sectores de producción forjándose una espectacular expansión de los sectores industrial y terciario, que contrasta con el atraso del primario, lo que causa la emigración; “Este cambio se hizo patente […] en la disposición de la gente a emigrar y dejar el pueblo en el que habían vivido […] para buscar trabajo y bienestar en un entorno diferente”, serán numerosos los españoles que emigrarán a los países más prósperos y democráticos de Europa como Alemania, Suiza y Francia, con un impulso de búsqueda de prosperidad y bienestar. Este movimiento migratorio afectó a los sectores sociales con rentas más bajas y a los varones adultos de las zonas rurales menos desarrolladas. La disposición a emigrar llevó a miles de españoles a dejar sus localidades de nacimiento. En total fueron 1.500.000 personas dejaron España para encontrar empleo en el extranjero. Junto a un fuerte éxodo rural que ocasionó problemas, dadas las pocas prestaciones sociales, como la expansión desordenada de las ciudades, la aparición de chabolismo y la excesiva concentración urbana, sobre todo, en las ciudades industriales. Otras consecuencias serán el despoblamiento del medio rural, la acentuación de los desequilibrios interregionales y la concentración del crecimiento económico en determinadas zonas.

 Estos acontecimientos se desarrollan en un momento en el cual el régimen desarrolla una política pronatalista “baby boom”, lográndose un aumento total de la población. Las clases medias urbanas experimentaron un crecimiento considerable, procedente en su mayoría del éxodo rural “la aspiración de muchas familias de clase baja de asegurarles a sus hijos mejores posibilidades de educación”, conscientes de la necesidad de educación como posibilidad de mejora social y económica.
La escolarización de los hijos en los niveles de enseñanzas medias tenía mejor cobertura en las ciudades que en el ámbito rural, esto impulsó a familias a dejar el campo para ver satisfechas las necesidades de educación de sus hijos, de empleo, de bienestar familiar y como signo de progreso. Los avances sociales son apreciables en distintos aspectos, como son la expansión del uso del SEAT 600 por muchas familias españolas como signo de

prosperidad.  La sociedad española paulatinamente se fue europeizando y modernizando. Las mujeres empezaron a incorporarse al mundo laboral, universitario y a dejar de estar subordinadas al varón, por otro lado, el analfabetismo disminuyó y las plazas universitarias aumentaron considerablemente. “El analfabetismo descendió de un 19 % en 1940 a un 9% en 1970. Entre 1960 y 1975 el número de alumnos de enseñanza media creció en siete veces”; “lo mismo puede decirse de las universidades”. El gobierno franquista había duplicado sus inversiones en educación en los años sesenta, creando miles de plazas para alumnos de primaria y secundaria, inaugurando centenares de institutos públicos y construyendo nuevas

universidades técnicas. Los jóvenes abrazaron posiciones ideológicas y vitales de mayor rebeldía. Ellos, se beneficiaron del aumento de la permisividad y de la relajación de la severa disciplina existente anteriormente en los hogares y en los centros educativos. Los años sesenta son reflejo de la evolución de una sociedad de mentalidad conservadora que empieza a hacer uso del bikini, a demostrar el gusto por el rock and roll, en contraposición con la música tradicional española, la copla, a una sociedad moderna.

 Finalmente afirma que no sólo son las transformaciones económicas el origen a las transformaciones sociales, sino la disposición de los españoles a cambiar para mejorar las condiciones de vida lo que impulsará el cambio de mentalidades del segundo franquismo “la disposición mental a cambiar la propia vida para mejorar las condiciones materiales forma parte, pues, del desarrollismo de los sesenta; éste fue, por tanto, un hecho económico y, al mismo tiempo, una actitud mental”  Como conclusión, ni las transformaciones económicas y ni de mentalidad de la mayoría de los ciudadanos españoles, tienen reflejo en la política del régimen. En la España de los sesenta, la política estaba centrada en las Leyes Fundamentales del Movimiento Nacional, que el dictador se negaba a cambiar o modificar. La inmensa mayoría de los españoles rechazaba la retórica fascista de los falangistas y el ultracatólico lenguaje de los tradicionalistas. Este rechazo, se explícita en la acentuación de los movimientos

de protesta universitarios con los “infiltrados” del PCE, junto a la presión del grupo terrorista ETA. Se producen enfrentamientos entre los distintos grupos que apoyaban al régimen, que deja de ser un bunker. También se deterioraron las relaciones con la Iglesia católica a raíz del Concilio Vaticano II y sobre todo, durante el mandato en la Conferencia Episcopal del cardenal Tarancón. A esta descomposición lenta del régimen se suma el declive físico del dictador, la formación de grupos de oposición como la Junta Democrática y la llamada Plataforma de Convergencia Democrática, de los grupos terroristas FRAP y GRAPO. Será tras el asesinato de Carrero Blanco, la crisis económica de 1973 y la posterior reclamación del Sahara por parte de Marruecos, cuando el régimen sufre su peor crisis, y precisamente es en este delicado momento cuando se produce le muerte del dictador, el 20 de noviembre de 1975.

 Definitivamente el texto pretende demostrar cómo el desarrollismo fue la mayor transformación en todos los sectores que ha experimentado nuestro país. Esta etapa demostró el carácter camaleónico del franquismo que supo adaptarse a los cambio y camuflar el régimen adaptándolo a cada época. Todos estos cambios fueron los que sustentaron la dictadura y los que pusieron las bases a la posterior transición democrática.

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