Teatro innovador y teatro que triunfa


1. TEATRO CONVENCIONAL (que triunfa). El público burgués, que es el que Entonces iba mayoritariamente al teatro, es bastante conservador y de gusto poco Exigente. Por tanto no está interesado ni en las innovaciones formales ni en los Problemas sociales y políticos. En consecuencia, el teatro que triunfa es un teatro Inmovilista, que repite, sin arriesgarse, las mismas fórmulas una y otra vez. Sus autores Se muestran ajenos a las profundas reformas que se están llevando a cabo en la escena Del resto de Europa, con dramaturgos como el joven Bertolt Brecht1 . 1.1. José Echegaray y su escuela (teatro neorromántico). A finales del Siglo XIX Todavía dominaba la escena española un teatro Romántico tardío, representado por José Echegaray (1832-1916). En él encontramos temas calderonianos (honor, adulterio, Traición, venganza), que resultaban ya anacrónicos en aquel momento, una época en Que se empezaban a conquistar derechos como el divorcio, el matrimonio civil o el voto De las mujeres. Por lo tanto, es un teatro alejado de la realidad. Desde el punto de vista Formal, es efectista, inverosímil y tiene un tono exaltado y melodramático. Ejemplo de Todo ello sería Mancha que limpia (1895), en prosa, y El gran Galeoto, que fue su mayor éxito escénico, en verso (1881) 1.2. Teatro en verso modernista. Desde el punto de vista formal, se inscribe dentro del Modernismo preciosista. Desde el punto de vista temático es un teatro desconectado de La realidad del momento, que exalta la historia de la España medieval e imperial, Ofreciendo una visión idealizada y nostálgica de nuestro pasado. Los personajes no se

1 B. Brecht fue un dramaturgo alemán que escribió su primera obra, Baal, en 1918 con solo 20 Años. En Tambores en la noche, experimentó con la ruptura de la ilusión escénica: la acción se Sitúa en los últimos años de la I GM. Al final, el protagonista se dirige al público para decirle: “Todo esto no es más que puro teatro, simples tablas y luna de cartón. Pero los mataderos que Se encuentran detrás, esos sí que son reales”. De esta forma, el autor busca turbar al público, Para que no olvide el mensaje político de la obra a los pocos minutos de haber salido del teatro. El teatro anterior a 1939 Caracterizan en profundidad, sino que son modelos de conducta. Lo cultivó, entre otros, Eduardo Marquina (Las hijas del Cid, En Flandes se ha puesto el sol). 1.3. La comedia burguesa. La figura más representativa es Jacinto Benavente (Madrid, 1866-1954), el autor más aplaudido de la época. Frente al drama neorromántico, Benavente creó un teatro cercano, verosímil y realista. En la primera obra que llevó a Las tablas, El nido ajeno (1894), planteó el tema del adulterio y la reparación del honor Del marido. La crítica era muy suave, sin embargo, fue considerada escandalosa, el Público manifestó su indignación y sólo consiguió estar en cartel las tres jornadas que Marcaba la ley. Por el contrario, los intelectuales de la Generación del 98, lo acogieron Con entusiasmo por la sobriedad y naturalidad de su lenguaje, frente a la altisonancia y La grandilocuencia que había imperado hasta entonces, y por su carga crítica. Tras el fracaso de El nido ajeno, Benavente se ve ante el dilema de mantener su Postura crítica y verse rechazado por el público, o suavizar sus ataques y hacer una Crítica amable para asegurarse el éxito comercial. Se decide por esto último y, a partir De entonces, censura en sus obras los defectos y vicios más anecdóticos de su sociedad (la avaricia, la cursilería, la hipocresía, el orgullo…) pero discreta y superficialmente, sin Plantear en ningún momento un cambio profundo en la estructura social. De esta Manera, no solo es tolerado, sino cada vez más aplaudido. Benavente escribió más de 172 obras, en las que repite sin cambios la fórmula Que lo había llevado al éxito: situaciones realistas, aunque prácticamente limitadas al Mundo burgués; carácter suavemente moralizador y didáctico, *y lenguaje natural y Elegante. Entre los títulos más conocidos se encuentran Lo cursi, La noche del sábado Y Rosas de otoño, que pertenecen al género que se denominó “comedia de salón”. La que se considera su obra maestra es Los intereses creados (1907), la cual se Aparta de su teatro más convencional. La acción no se sitúa en una época determinada, Aunque recuerda al Siglo de Oro, y sus personajes están construidos a la manera de los De la Comedia dell’arte italiana (Pantalón, Arlequín, Polichinela…). Los dos pícaros Protagonistas, Leandro y Crispín, consiguen hacerse mediante engaños con la gran Fortuna de Polichinela, padre de Silvia, a la que Leandro ha conseguido enamorar. Finalmente, la burla se descubre, pero todos prefieren llevarla hasta el final porque en El proceso se han creado tantos intereses que saldrían perjudicados si se hiciera justicia. La tesis que plantea es, en el fondo, profundamente pesimista (el interés es la fuerza Que mueve a los seres humanos, por encima de la moral) aunque este pesimismo queda Atenuado por el amor sincero que surge entre Leandro y Silvia

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