Castilla apoya a felipe v y la corona de aragón apoya a carlos guerra de sucesión




El REINADO DE FELIPE V: Centralismo, reformas administrativas y el regalismo


Al instalarse los borbones en el trono, a principios del siglo XVIII impusieron el modelo de absolutismo implantado en Francia en el siglo XVII. El monarca absoluto constituía la encarnación misma del Estado: a él pertenecía el territorio y de él emanaban las instituciones. Su poder era prácticamente ilimitado pues era fuente de ley, autoridad y cabeza de la justicia. La justificación de este poder absoluto de los reyes se basa en la teoría legitimista que dice que el poder de los reyes proviene directamente de Dios (Bossuet), además, el poder absoluto es la única garantía frente a la guerra civil (Hobbes). Los monarcas, secundados por consejeros fieles y competentes, combatieron las pocas limitaciones que aun actuaban sobre las prerrogativas de la Corona.
Los primeros borbones españoles, Felipe V y Fernando VI, asumieron la tarea de unificar y reorganizar los diferentes reinos peninsulares. Felipe V mediante los Decretos de Nueva Planta (Valencia, Aragón, Mallorca y Cataluña) impuso la organización político-administrativa de Castilla a los territorios de la Corona de Aragón, que perdieron su soberanía y se integraron en un modelo uniformador y centralista. Con esto, se trataba de castigar a aquellos reinos que se han opuesto a los borbones, además de imitar el modelo francés. Excepto Navarra y el País Vasco, los territorios de Castilla y Aragón constituyeron una única estructura de carácter uniforme. La Nueva Planta abolió las Cortes de los diferentes reinos, integrándolas en las de Castilla, que se convirtieron en las Cortes de España.
Solo se reunían a petición del rey para jurar al heredero. También se suprimió el Consejo de Aragón, y el Consejo de Castilla asumió sus funciones. Sin embargo, el Consejo de Castilla y el resto de consejos de la época de los Austrias pasaron a ser menos órganos consultivos y perdieron peso en el gobierno.Sobre todo, estaba el poder del monarca que intervenía y decidía en todos los asuntos del Estado. Su labor era auxiliada por las Secretarias, que sustituyen a los Consejos, a cuyo frente se situaban los secretarios de despacho. En 1714 se crearon las de Estado (asuntos extranjeros), Justicia y Guerra y Marina y en 1754 la de Hacienda. Los secretarios eran nombrados y destituidos por el rey y eran auxiliados por funcionarios, encargados de ejecutar las órdenes del rey y de controlar la administración.
Los borbones también reorganizaron el territorio: eliminaron los antiguos virreinatos y crearon demarcaciones provinciales, gobernadas por capitanes generales, ya que presidian las Reales Audiencias, que se implantaron en todos los territorios. España se dividía por criterios militares o judiciales, en capitanías generales o audiencias. Po último, se generalizó la institución de los corregidores castellanos.Otra introducción importante fue el cargo de intendente, que eran delegados del rey para asuntos fiscales y también ejercen un control sobre los ayuntamientos. Estos funcionarios dependía directamente del rey, gozaban de amplios poderes y tenían como misión la recaudación de impuestos y la dinamización económica del país: controlar a las autoridades locales, impulsar el desarrollo de la agricultura, la ganadería y la industria, realizar censos, etc.También intentaron realizar la reorganización de la Hacienda ya que comprendía que era imprescindible que todos los habitantes pagasen en relación a su riqueza, incluyendo en cierta medida a los privilegiados. Lo intentaron imponer en los territorios de la Corona de Aragón, donde se implantaron el equivalente y la talla en Valencia, la única contribución en Aragón y el catastro en Cataluña. Se trataba del establecimiento de una cuota fija por parte de la Administración. Con este sistema se recaudaba más y era más ágil y menos gravoso para el conjunto de la población. En los años siguientes se intentó extender por todos los territorios de España pero las fuertes resistencias de los privilegiados impidieron su aplicación.

EL REINADO DE FERNANDO VI: Los proyectos del Marqués de la Ensenada


Fernando, hijo de la primera mujer de Felipe V, reinó de 1746 a 1759.Su ministro más importante fue el Marqués de la Ensenada, que puso en marcha una serie de reformas que continúan la línea reformista de Felipe V. La más importante es la creación de una marina de guerra y, para ello, construyó una serie de arsenales (puertos) entre los que destacan el de Ferrol y el de Cartagena, que siguen siendo los puertos militares más importantes. La segunda fue la mejora de las comunicaciones:
La comunicación de Madrid con el norte, puertos (el de Barcelona), carreteras de montaña, la navegación del Ebro desde Zaragoza hasta Tortosa, etc. Otra medida importante fue la creación del giro real, una especia de banco público que servía para financiar y controlar intercambios comerciales con el extranjero (fue el primer paso para la creación del Banco de España). También en el ámbito fiscal se elaboró un catastro general, un inventario de los bienes destinados a mejorar la recaudación de Hacienda.

Ensenada reforzó el comercio con América y eliminó las aduanas interiores

Asimismo se le atribuye la creación y fomento de instituciones culturales como la Real Academia de San Fernando.Por último, tomó una serie de medidas de control de orden público entre las que destacó la llamada Gran Redada, una orden de detención de todos los gitanos que habitaban en el reino. Entre 10 y 15 mil gitanos acabaron condenados a trabajos forzados o en instituciones penitenciarias para su “reeducación”.

EL REINADO DE CARLOS III: FASE REFORMISTA Y GIRO CONSERVADOR


Carlos III (1759-1788) accedió al trono español al morir su hermanastro Fernando VI sin descendencia directa. Ya había gobernado en Nápoles y había entrado en contacto con las ideas ilustradas. Al iniciar su reinado se mostró partidario de seguir algunas de las ideas de progreso y racionalización ilustradas.La Ilustración consistía en una ilimitada confianza en la razón, tenían un interés por la ciencia y el progreso, hicieron de la educación un objetivo prioritario y se preocupaban por la cuestión económica. Por otra parte, el despotismo ilustrado aceptaba que la debilidad de la burguesía y la ignorancia de las clases populares hacían imposible cualquier programa de cambio que no fuera asumido por un poder fuerte de la monarquía.Carlos III introduce ideas ilustradas que hagan más felices a la gente sin alterar el modelo absolutista del gobierno.Para llevar a cabo su programa, contó con una serie de ministros y colaboradores, que desde diversos puestos del gobierno, auxiliaron al monarca, y fueron, en realidad, los responsables de las reformas. Cabe destacar a Pedro Rodríguez Campomares, al conde de Floridablanca, y al conde de Aranda.
Junto a ellos, y desde otros puesto públicos, ilustrados como Pablo de Olavide y Francisco Cabarrús estudiaron, informaron y propusieron una serie de medidas tendientes a la modernización y racionalización del Estado. Estos ministros son representativos de la ilustración española, que era más moderada y en general, convivió con los principios del catolicismo. El primer gobierno de Carlos III estuvo formado por sus colaboradores italianos, como el marqués de Esquilache.
Las medidas que adoptó encontraron fuerte resistencia y desencadenaron un motín en 1766 que obligó al rey a destituir a Esquilache. A partir de la llegada de los ilustrados españoles, poco a poco se retoman las reformas. Eran regalistas, es decir, defensores de la autoridad y las prerrogativas del rey frente a la Iglesia. Carlos III reclamó el derecho al nombramiento de los cargos eclesiásticos, al control de la Inquisición y a la fundación de monasterios y combatió el intento de la Iglesia de tener poder en el Estado. Ocurrió la expulsión de los jesuitas en 1767, una orden religiosa de enorme poder, de directa obediencia al papado y probable instigadora de los motines contra Esquilache. Además, se impuso exequátur, la posibilidad de paralizar la publicación de los documentos papales. En educación, se inició una tímida reforma de los estudios universitarios y de las enseñanzas medias, se fundaron las escuelas de artes y oficios, ligadas a conocimientos prácticos, y se impulsó la obligatoriedad de la educación primaria. Se promovió la fundación de Academias dedicadas a las letras y a las ciencias. En el terreno social, en 1783 se declararon honestas todas las profesiones y se admitieron las actividades profesionales de alta utilidad pública. En el terreno económico, se establecieron las siguientes medidas: Limitación de los privilegios de la Mesta, apoyo a las propuestas de Olavide de colonización de nuevas tierras (Sierra Morena) e impulso los proyectos de reforma agraria.Fomento de la libre circulación de mercancías en el interior como la libre circulación de granos y la liberalización progresiva del comercio colonial.Apoyo a la actividad industrial, con el recorte de competencias de los gremios y abandonando la gestión directa de las Reales Fábricas.Moderación de la política impositiva y búsqueda de nuevos sistemas de ingresos, como la lotería.Puesta en marcha del banco de San Carlos que emitió el primer papel moneda de España.Política de infraestructuras. Se diseño la red radial de carreteras, desde Madrid se trazan las principales carreteras hacia la costa y se fomentó el regadío (construcción del canal Imperial de Aragón).Otra iniciativa importante, al margen de la labor de gobierno, fue la creación por grupos ilustrados de las Sociedades Económicas de Amigos del País, con el objeto de fomentar la agricultura, el comercio y la industria, traducir y publicar libros extranjeros e impulsar la difusión de las ideas fisiócratas y liberales.

Pese a todas estas reformas, la Ilustración se encontró con una serie de obstáculos:
La nobleza, que se había visto desplazada de los centros de decisión, paralizó reformas económicas como la agrariaUna parte importante de la Iglesia estaba preocupada por la política regalista y utilizó como arma la Inquisición (proceso y encarcelamiento de Pedro de Olavide).Las clases populares rechazaron los intentos de cambiar sus hábitos y costumbres , como se ve en el motín de Esquilache.



La guerra de sucesión y el Tratado de Utrecht


Carlos II murió sin descendencia directa. Los principales candidatos a ocupar el trono eran Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia y la princesa española María Teresa de Austria, y el archiduque Carlos de Habsburgo, hijo del emperador de Austria, y ligado también a la dinastía española.El testamento de Carlos II designaba como sucesor al candidato Borbón, que fue proclamado rey en 1700 con el nombre de Felipe V, y juró su cargo antes las Cortes en 1701. Esto provocó un conflicto grave en el equilibrio del poder entre las potencias europeas. El acceso de Felipe V al trono español fortalecía la influencia de los borbones en Europa, y rápidamente, Gran Bretaña, Holanda y Portugal, contrarias a tal situación dieron su apoyo al candidato Austriaco y entraron en guerra contra Francia y España.En España la cuestión sucesoria también había dividido los territorios peninsulares.
Castilla se mostró fiel a Felipe V, a excepción de una parte de la nobleza. En cambio, en la Corona de Aragón, especialmente en Cataluña, las instituciones representativas de los diversos sectores sociales y las clases populares respaldaron al candidato austriaco. Los motivos pudieron ser el temor de las instituciones a perder su poder ante las tendencias centralizadoras y uniformadoras de la nueva monarquía, y el mal recuerdo dejado por las tropas francesas en Cataluña durante el levantamiento de 1640. Esto derivó una guerra civil que se desarrolló durante casi una década.En cuanto al desarrollo de la guerra, la iniciativa la llevaron los aliados que siempre dominaron en los enfrentamientos fuera de España. Los borbones consiguieron en España dos victorias importantes: la batalla de Almansa (1707) que permitió la invasión del reino de Valencia y la batalla de Brihuega (1710) que expulsó a los austriacos de Castilla y Aragón.En el plano internacional, las fuerzas de ambos candidatos estaban bastante equilibradas y los Borbones se mostraron incapaces de derrotar a los ejércitos aliados. Pero en 1711, un hecho hizo cambiar el curso de los acontecimientos: el 17 de Abril moría el emperador de Austria, José I, y ocupaba el trono el archiduque Carlos. El peligro para el equilibrio europeo la constituía un Habsburgo en el trono de dos reinos tan importantes. Los ingleses y los holandeses manifestaron su interés en acabar la guerra y reconocer a Felipe V como rey.La paz se firmó con los Tratados de Utrecht y Rasdat pero a cambio de importantes cesiones a Austria, que se quedo con Milanesado, Flandes, Nápoles y Cerdeña, y a Gran Bretaña que recibió Gibraltar y Menorca como compensación.La resistencia de los reino de la Corona de Aragón fue sofocada progresivamente entre 1706 y 1710. Cuando se firmó el Tratado de Utrecht en 1713 únicamente resistían Barcelona y algunas otras ciudades de Cataluña y Baleares. Las Cortes Catalanas decidieron luchar frente a los ejércitos borbónicos. En 1714 las tropas de Felipe V tomaron Barcelona y en 1715 ocuparon Mallorca.

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