Conceptos Clave en el Pensamiento de Nietzsche y Marx


Nietzsche

Dios y la Religión

Para Nietzsche, la religión es un invento que los débiles han proyectado para justificar su visión acerca de la realidad. Los científicos también creen en un «Dios» que son las leyes de la naturaleza. Es una negación a la vida y hay que acabar con ella. Él critica al cristianismo. El cristianismo nos dice que los buenos van a ser premiados en otra vida y que Dios es el fundamento de nuestros valores y existencia. Todo lo que intensifica la vida es pecado. Los valores que aprueba la religión son la prudencia, la caridad, la falta de ostentación y la humildad. La religión pone la realidad en otro mundo, despreciando este.

Nietzsche nos dice que Dios ha muerto y que muchas personas se están dando cuenta de esto. No hay nada que sea el fundamento de nuestros valores y existencia; esto se llama nihilismo. El nihilismo nos conduce al pesimismo y la confusión, pero nos permite afirmar y crear valores nuevos. Tenemos que afirmar los valores que sustentan la vida.

El Ser Humano

Nietzsche nos dice que el ser humano es un animal débil; nuestra inteligencia es el único recurso del que nos podemos beneficiar, ya que nos permite sobrevivir, aunque nuestra inteligencia no siempre nos ha ayudado a vivir con plenitud, ya que permite refugiarnos en un mundo ideal inventado por nosotros. Debemos vivir una vida plena e intensa y afirmar el valor de cada instante. Nietzsche nos dice que el ser humano debe ser capaz de amar el destino (amor fati) y poner por encima la voluntad de poder. La voluntad de poder es el deseo de afirmar la plenitud vital, es un esfuerzo de autoexigencia vital.

Él menciona que el ser humano tiene dos dimensiones; esto lo escribe en su libro El espíritu de la tragedia. Las dos dimensiones son lo apolíneo y lo dionisíaco. Lo apolíneo está relacionado con el dios Apolo, que es el dios de la belleza, el arte, la medida, la razón y la luz; y lo dionisíaco está relacionado con el dios Dioniso, que es el dios de la noche, el vino, la pasión, el desenfreno…

Para saber si somos capaces de afirmar nuestra voluntad de poder, tenemos que conocer el concepto del eterno retorno. El eterno retorno nos pregunta: imagínate si tu vida va a volver idénticamente infinitas veces. ¿Volverías a repetir tu vida si esta se repitiese infinitas veces idénticamente? Quien dice que no es porque no vive con plenitud, intensidad vital, y quien dice que sí es un superhombre. El superhombre es la persona capaz de afirmar la vida y repetirla igual infinitamente. Los superhombres aceptan lo que la vida les traiga y viven con total intensidad. Nietzsche nos dice que el ser humano es un puente tendido sobre el abismo, un puente entre el animal y el superhombre.

Ética

Platón es el gran despreciador del cuerpo. Según Nietzsche, su filosofía es un enorme error que se ha extendido a lo largo de la filosofía occidental, ya que esta es una negación a la vida, pone lo valioso en otro mundo, despreciando este y condenando todos los elementos dionisíacos (pasión, desenfreno…). Ha habido una inversión de los valores.

Nietzsche intenta descubrir los valores y las creencias que aceptamos mediante la genealogía. Nuestros valores vienen de lo que los cobardes tienen envidia de los que sí se atreven a vivir, y hay que darle la vuelta a las cosas; esto se llama la transvaloración de los valores. Para esto hay que creer que Dios ha muerto; entonces la gente se da cuenta de que lo que creíamos estaba apoyado en una mentira (nihilismo). ¿Por qué los seres humanos hemos creído en la religión? Porque no todos somos capaces de afirmar los valores vitales y esto no siempre nos hace felices. Los que pueden afirmar los valores vitales son los señores.

Nietzsche nos habla sobre dos morales:

  • La primera es la moral de esclavos, que es la moral de los débiles, ya que no se atreven a vivir plenamente y se consuelan creyendo en un mundo trascendente e ideal. Los valores de esta moral son la prudencia, la caridad, la falta de ostentación y la humildad.
  • La segunda moral es la moral de los señores, que es la moral de los fuertes, ya que se atreven a vivir con plenitud e intensidad. Los valores de esta moral son la valentía, el lujo, la riqueza y la excelencia.

En su libro Así habló Zaratustra cuenta una historia llamada las tres transformaciones, donde un camello se transforma en león, y luego en un niño que juega a la orilla de un arroyo. Con esta historia, Nietzsche nos quiere decir que tenemos que decir sí a la vida y amar el destino (amor fati) incluso ante el eterno retorno.

Marx

Política y Sociedad

Marx habla sobre la política en su libro La ideología alemana. Marx es un filósofo materialista; dice que la auténtica realidad es material. Critica a Hegel por su idealismo, aunque acepta su planteamiento sobre la dialéctica (realidad cambiante y dinámica). Lo que impulsa el cambio es la lucha entre elementos contrarios.

Para entender la historia, tenemos que entender cómo las personas producen materialmente la economía; a esto se le llama materialismo histórico. En una sociedad se puede distinguir la infraestructura y la superestructura. La infraestructura (economía) permite explicar la superestructura (ideas y manera de vivir). La superestructura es producto de la infraestructura. Para comprenderla, hay que distinguir entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. Las fuerzas productivas son los elementos que nos permiten crear la riqueza, y las relaciones de producción es el reparto de tareas para obtener riqueza.

A lo largo del tiempo han existido distintos modos de producción (esclavismo, feudalismo, capitalismo…). Pero, ¿cómo se ha pasado de unos sistemas a otros? Se ha pasado por la tensión entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, y por los enfrentamientos entre distintas clases sociales (clase social explotadora y clase social explotada). Esta lucha es la que mueve la historia. El sistema actual cambiará debido a las contradicciones entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, y las contradicciones entre los explotados y explotadores.

Marx critica el capitalismo, que es el sistema social y económico en el cual los medios productivos están en manos privadas. El capitalismo puede ser deshumanizante y explotador. Es deshumanizante porque es un sistema alienante, ya que el obrero no es propietario de lo que produce. Los obreros se sienten automatizados porque no pueden realizar su esencia humana, que es el trabajo creativo. Es explotador porque los obreros crean la riqueza, pero el salario que se paga es inferior (plusvalía). Por eso hay que acabar con el capitalismo, sustituyéndolo por el comunismo (sistema en el que los medios de producción están socializados).

Hay un elemento de la superestructura que explica por qué las personas mantienen su situación de explotación sin rebelarse, que es la ideología (visión distorsionada de la realidad que todos comparten). Tiene una misión, que es mantener la desigualdad. La ideología del capitalismo no es la libertad, y la libertad no es la misma para todos. Hay una clase social que no tiene una visión distorsionada (porque son los que viven la explotación). Esta clase son los proletarios (obreros), que deben hacer una revolución y establecer el comunismo para que los obreros decidan el proceso productivo y puedan realizar su esencia humana.

El comunismo no es explotador ni alienante. No es explotador porque no habrá nadie que se apropie de la plusvalía generada por otro. El comunismo no será sustituido nunca por otro sistema porque desaparecen las clases sociales y con ello se para la lucha (que es el motor de la historia).

El Ser Humano

El hombre supone un problema para Marx porque no puede aceptar una esencia genérica, ya que, como no hay teoría pura, lo ideal depende de lo material. Entonces, la “esencia” “hombre” es algo ideológico. En primer lugar, el hombre es un ser inmediatamente natural que se diferencia del animal únicamente porque modifica la naturaleza con su acción. Es decir, trabaja. Es Homo Faber (hombre que fabrica), por lo que su “esencia” es la actividad productiva. Es, además, un ser histórico porque, aparte de producir el mundo produciendo productos, se produce a sí mismo y supone el conjunto de las relaciones sociales.

Sin embargo, el hombre no es consciente de esta situación debido a la concepción de alienación. Alien significa “otro”, por lo que la alienación supone la concepción de lo propio como ajeno. Marx distingue tres tipos:

  1. En primer lugar, la alienación económica o del trabajo, que es la alienación fundamental de la que depende el resto. Esta alienación se manifiesta respecto al producto de su trabajo (ya que pierde su ser propio y percibe las mercancías como ajenas a él), respecto al acto de trabajar (ya que el hombre pierde su identidad y se siente humano cuando realiza actividades animales) y respecto a su vida genérica (ya que se deshumaniza y se cosifica como instrumento para el capitalista).
  2. En segundo lugar, la alienación ideológica, que es la falsa autoconciencia que hace al hombre considerar la dominación como natural. Ocurre porque la ideología es un pensamiento favorecedor de la clase dominante y, por ello, funciona como instrumento de dominación que se hace pasar por “natural”, justificando la situación actual y naturalizando la injusticia. Es por esta alienación que la clase que es poder material dominante es también poder espiritual dominante.
  3. Y, en tercer lugar, la alienación religiosa. La religión es para Marx un modo de existencia intrínsecamente falseada (el “opio del pueblo”) que provoca una disociación interna en el hombre y sirve de justificación trascendente de las injusticias reales (materiales).

Por todo ello, Marx concluye que acabar con la falsa conciencia (alienación) y adquirir verdadera conciencia de clase es necesario para que la praxis revolucionaria provoque el tránsito al Modo de Producción Comunista.

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