La Tercera Vía: El Argumento de lo Necesario y lo Contingente
La tercera vía de Tomás de Aquino explica por qué existen las cosas y por qué el mundo no puede estar formado únicamente por seres que aparecen y desaparecen. En su argumento, Tomás parte de una idea sencilla: muchos seres del mundo son contingentes, es decir, que pueden existir o no existir. Lo vemos constantemente: las personas nacen y mueren, los animales también, y lo mismo sucede con las plantas, los objetos e incluso las estrellas.
Tomás afirma que, si todo fuese contingente, tendría que haber existido un momento en el que no hubiera nada. Pero si en algún momento no hubo nada, entonces tampoco habría nada ahora, porque de la nada, nada sale. Para evitar esta contradicción, concluye que debe existir un ser que no sea contingente, sino necesario: un ser que existe por sí mismo y que da el ser a todo lo demás. Ese ser es Dios.
Relación con la Metafísica Tomista
Este argumento se fundamenta en la observación empírica del mundo. Tomás parte de la experiencia al observar que la realidad cambia continuamente y que lo que existe es limitado y puede dejar de existir. Esta idea está conectada directamente con su conocida distinción entre esencia y existencia. Los seres creados tienen una esencia (lo que son), pero no poseen la existencia por sí mismos, sino que la reciben. Por eso son contingentes. El argumento refleja exactamente esta dependencia: como no tienen el ser por naturaleza, necesitan una causa que se lo otorgue.
Dios, en cambio, es el único ser cuya esencia es existir, y por ello es necesario. El fragmento analizado cobra todo su sentido dentro de esta metafísica. Además, la vía se relaciona con su idea de participación. Para Tomás, las criaturas existen porque “participan” del ser de Dios, de la misma forma que una luz débil procede de una fuente de luz más fuerte. Lo contingente no puede ser autosuficiente; si existe, es porque depende de algo que sí tiene el ser por sí mismo.
Fundamentos en su Teoría del Conocimiento
Esta vía presupone su teoría del conocimiento. Para afirmar que todos los seres contingentes tienen algo en común, necesitamos captar un universal: el concepto de contingencia. Tomás defiende que la inteligencia humana puede hacerlo porque el mundo es inteligible y nosotros podemos abstraer universales a partir de los datos de los sentidos. El argumento encaja totalmente con esta idea: solo si entendemos lo que significa “ser contingente” podemos llegar a la conclusión del razonamiento.
Influencias y Contrastes Filosóficos
- Aristóteles: Su distinción entre potencia y acto es clave. Lo contingente es lo que está en potencia de existir o de no existir. Tomás adapta esta idea para afirmar que solo un ser que sea acto puro, sin ninguna potencia, puede ser necesario. Además, el hilemorfismo aristotélico (los seres materiales son un compuesto de materia y forma) ayuda a entender por qué Tomás considera que todo lo material es corruptible y, por tanto, contingente. La influencia aristotélica es palpable, aunque Tomás la completa postulando un ser inmaterial, simple y eterno: Dios.
- Platón: Aportó la idea de que el mundo cambiante necesita un fundamento estable (las Ideas). Aunque Tomás no acepta la existencia de un mundo de Ideas separado, coincide en que las realidades cambiantes requieren una explicación estable. En este argumento, ese fundamento no es una Idea, sino un ser necesario. El razonamiento es similar: un ascenso de lo que cambia hacia lo que permanece.
- Sócrates y los Sofistas: Sócrates defendía que la verdad es objetiva y alcanzable por la razón, mientras que los sofistas sostenían que todo es relativo a la opinión. La tercera vía se alinea con la postura socrática, presentando un razonamiento que se pretende objetivo y universal, contradiciendo así el relativismo sofista.
- Agustín de Hipona: Sostenía que las criaturas solo existen porque participan del Ser supremo, que es Dios. Aunque su enfoque es más introspectivo (desde el alma), la idea central coincide: el ser creado no es autosuficiente. Tomás sistematiza esta idea con un argumento basado en la observación externa.
- Guillermo de Ockham: Se opone radicalmente a este tipo de argumento. Ockham, como nominalista, negaba la existencia real de los universales (como «contingencia»). Por ello, no acepta el paso lógico de “existen seres contingentes” a “debe existir un ser necesario”, afirmando que la razón humana no puede demostrar la existencia de Dios. El contraste con la confianza de Tomás en la razón es evidente.
Conclusión de la Tercera Vía
En resumen, la tercera vía sostiene que los seres contingentes no se bastan a sí mismos para existir, por lo que debe haber un ser necesario que explique su existencia. Esta idea se entiende mejor al relacionarla con la metafísica tomista, su teoría del conocimiento y el diálogo con autores como Aristóteles, Platón, Sócrates, Agustín y Ockham, pues todos ellos ayudan a contextualizar cómo Tomás intenta mostrar que el mundo tiene una estructura racional que apunta a Dios.
La Quinta Vía: El Argumento Teleológico o del Orden del Mundo
En la quinta vía, Tomás de Aquino intenta mostrar que razón y fe pueden ir juntas porque el mundo exhibe un orden inteligible. El argumento parte de una observación accesible a cualquiera: los seres que no tienen conocimiento —como plantas, animales o elementos naturales— actúan siempre de formas que parecen dirigidas a un fin. Como explica el fragmento, esto no puede deberse al azar, porque lo que ocurre por casualidad no sucede siempre de la misma manera. Por eso, Tomás concluye que si estos seres actúan con una finalidad sin tener inteligencia, es porque hay una inteligencia superior que los guía. A esa inteligencia la identifica con Dios.
La Finalidad en la Naturaleza y su Metafísica
Tomás analiza el mundo fijándose en patrones que se repiten: las semillas crecen de la misma forma, los astros siguen sus ciclos y los animales se comportan de manera coherente. Para él, este comportamiento finalista se explica porque cada cosa tiene una esencia que la orienta hacia su finalidad, y esa esencia no se la dan a sí mismos. Aquí entra de nuevo su distinción entre esencia y existencia: los seres creados tienen una esencia, pero no poseen la existencia por sí solos, sino que la reciben de Dios. Por tanto, la finalidad que observamos en la naturaleza también depende de Dios, quien la ha inscrito en sus criaturas.
El Papel de la Teoría del Conocimiento
La forma en que Tomás llega a esta conclusión se relaciona con su teoría del conocimiento. Él defiende que podemos conocer universales a través de la experiencia; es decir, observando muchos casos particulares podemos comprender leyes generales. Esto es clave para entender el argumento, porque si no fuéramos capaces de captar este orden y estas repeticiones, no podríamos llegar a la conclusión de que existe una finalidad. La quinta vía se basa, precisamente, en la confianza en que la razón humana puede entender el mundo.
Influencias y Contrastes Filosóficos
- Aristóteles: Es una influencia fundamental. Aristóteles ya afirmaba que todo en la naturaleza actúa con un fin (causa final) y que los cambios son el paso de la potencia al acto. Tomás toma estas ideas, pero va un paso más allá. Mientras que el Motor Inmóvil de Aristóteles mueve el mundo sin conocerlo ni dirigirlo, el Dios de Tomás es una inteligencia que ordena y guía activamente toda la creación hacia su fin.
- Platón: Ayuda a entender esta vía a través de su teoría de las Ideas. Para Platón, las Ideas son modelos perfectos que explican por qué el mundo sensible tiene un orden. Tomás no acepta un mundo de Ideas separado, pero coincide con Platón en que el orden visible de la naturaleza necesita un fundamento estable e inteligente. Para Tomás, ese fundamento es Dios.
- Sócrates y los Sofistas: Sócrates creía en una verdad objetiva que la razón puede descubrir. Los sofistas, en cambio, defendían el relativismo. La quinta vía se alinea con Sócrates: si la naturaleza actúa siempre de la misma manera, es porque existe una verdad objetiva sobre su funcionamiento. El argumento rechaza la visión sofista al mostrar que la realidad posee un orden que no depende de la opinión de cada uno.
- Agustín de Hipona: También afirmaba que todo el orden del universo procede de Dios. Aunque Agustín lo explica desde una perspectiva más interior y espiritual, la idea central es la misma: Dios es la causa del orden. Tomás ofrece una demostración más sistemática y basada en la observación externa de la naturaleza.
- Guillermo de Ockham: Choca frontalmente con esta vía. Al negar la existencia de universales y esencias reales en las cosas, Ockham rechaza que se pueda inferir una finalidad intrínseca en la naturaleza. Para él, la razón no puede demostrar la existencia de un Dios ordenador, y la confianza de Tomás en la racionalidad del mundo es injustificada.
Conclusión de la Quinta Vía
En resumen, la quinta vía argumenta que los seres sin inteligencia actúan orientados hacia un fin, lo cual solo se explica si existe un ser inteligente que los dirige. Este ser es Dios.
La Cuarta Vía: Los Grados de Perfección
La cuarta vía parte de una observación sencilla: en el mundo encontramos distintos grados de perfección. Unas cosas son más buenas, más verdaderas, más nobles o más justas que otras. El argumento sostiene que estos grados no tendrían sentido si no existiera un ser que poseyera estas cualidades en su máximo grado. Además, si hay seres que tienen perfecciones de forma limitada, debe existir un ser que sea la fuente de toda perfección. A ese ser, Tomás lo llama Dios.
Los Grados de Perfección y la Metafísica Tomista
Tomás analiza el mundo y constata que todas las cosas tienen límites; nada de lo que vemos es absolutamente perfecto. Esto conecta directamente con su distinción entre esencia y existencia. Los seres creados tienen una esencia que les permite ser lo que son, pero su existencia es recibida y, por tanto, limitada. El argumento expresa justamente esto: los grados de perfección remiten a un máximo. Para Tomás, ese máximo solo puede ser Dios, el único ser cuya esencia es existir y que, por ello, es la perfección misma.
Esta vía también se basa en la idea de participación. Tomás afirma que las criaturas “participan” del ser y de la perfección de Dios. Por eso observamos grados: porque unas cosas participan más y otras menos de esa perfección original. Las perfecciones no provienen de las criaturas mismas, sino de un ser perfecto del que todo procede.
La Abstracción de Universales como Base
La cuarta vía también requiere su teoría del conocimiento. Para comparar grados de perfección, necesitamos tener un concepto universal de “bondad”, “verdad” o “nobleza”. Tomás explica que nuestra inteligencia puede formar estos conceptos universales a partir de la experiencia. El argumento presupone esta capacidad, pues si no pudiéramos captar esos conceptos, no podríamos afirmar que algo es “más” o “menos” perfecto que otra cosa.
Influencias y Contrastes Filosóficos
- Aristóteles: Influye a través de su metafísica. Él sostenía que las cosas son más perfectas cuanto más acto tienen y menos potencia. Las criaturas siempre están en potencia respecto a la perfección completa. Tomás utiliza esta idea para argumentar que debe existir un ser que sea acto puro, sin ninguna carencia. Además, el hilemorfismo aristotélico ayuda a explicar la imperfección de las criaturas, ya que la materia limita la perfección de la forma.
- Platón: Es una referencia clave. Platón resolvió el debate entre Heráclito y Parménides postulando la existencia de Ideas perfectas, de las cuales las cosas del mundo sensible participan en distintos grados. Tomás adapta este esquema: la perfección no reside en un mundo de Ideas, sino en un único ser subsistente, Dios. El movimiento del razonamiento es el mismo: de lo imperfecto ascendemos a lo perfecto.
- Sócrates y los Sofistas: La vía coincide con la postura de Sócrates, quien defendía la existencia de un Bien objetivo que podemos conocer. Los sofistas, en cambio, afirmaban que todo es relativo. Al postular un criterio real y máximo de perfección, el argumento rechaza el relativismo sofista.
- Agustín de Hipona: Es un precursor importante. Agustín decía que las cosas son buenas en la medida en que participan del Bien supremo, que es Dios. La cuarta vía expresa esta misma idea, pero desde la observación externa del mundo, mientras que Agustín la desarrollaba desde una perspectiva más interior.
- Guillermo de Ockham: Se opone totalmente a esta vía. Al negar la existencia real de universales como “bondad” o “perfección”, rechaza que se pueda pasar lógicamente de “hay grados de perfección” a “existe un ser máximamente perfecto”. Para él, la razón no puede demostrar la existencia de Dios, en claro contraste con la confianza de Tomás.
Conclusión de la Cuarta Vía
En resumen, la cuarta vía afirma que la existencia de grados de perfección en el mundo implica la existencia de un ser absolutamente perfecto que es la causa de todas las perfecciones limitadas de las criaturas. Para entenderla correctamente, es necesario relacionarla con los conceptos de esencia-existencia, participación, los universales y el diálogo filosófico con autores como Aristóteles, Platón, Sócrates, Agustín y Ockham.
