Doris Lessing: Una Exploración de la Identidad y la Crítica Social
El estilo de Doris Lessing no puede clasificarse estrictamente como realista, modernista o posmodernista, ya que ella ha abordado una vasta gama de temas y aspectos de la vida contemporánea. Entre ellos se incluyen la degeneración mental, las infancias difíciles y el racismo. Su obra se centra en la búsqueda de un auténtico yo a través del proceso de despertar sexual, lo que refleja un claro rechazo a las nociones de decoro victoriano.
La Búsqueda de Identidad en La Habitación 19
En la novela corta La Habitación 19, Lessing se enfoca en la búsqueda interior de su personaje, Susan, por un yo auténtico, arraigado en el momento histórico de la década de 1960. Este fue un periodo en el que las mujeres se esforzaban por encontrar una identidad más allá de la esfera doméstica. La protagonista experimenta una batalla interna entre la aceptación de su papel tradicional como esposa y madre, y su anhelo de libertad absoluta.
Es crucial recordar que, durante la Segunda Guerra Mundial, se animó a las mujeres a aceptar trabajos para reemplazar a los hombres en los campos de batalla. Sin embargo, al finalizar la guerra, se vieron obligadas a abandonar sus puestos y, con ellos, su sentido de independencia. Esta situación impulsó a las mujeres a luchar por sus derechos, culminando en la promulgación de la Ley de Derechos Civiles en Estados Unidos en la década de 1960, que prohibía la discriminación sexual y racial en el empleo.
En la trama, Matthew se casa con Susan porque es lo que se considera una decisión «inteligente», lo que la sumerge aún más en una complejidad de sentimientos. Esta historia, como dice el narrador, es «una historia… sobre un fallo en la inteligencia». Lo que finalmente lleva a Susan a cometer suicidio es el hecho de que lo ve como la única forma de ser libre.
El Cuaderno Dorado (1962): Un Examen Radical de la Forma Novelesca
El Cuaderno Dorado es un examen radical de la forma novelesca. La novela incluye una sección titulada Mujeres Libres, una novela corta convencional que podría sostenerse por sí misma, pero que está dividida en cinco tramos, intercalados con secciones de cuatro cuadernos. Estos cuadernos son llevados por Anna Wulf, un personaje central de Mujeres Libres. Los fragmentos de estos cuadernos constituyen El Cuaderno Dorado.
La Estructura y el Propósito de la Novela
El objetivo de Lessing fue dar forma a un libro que pudiera comunicarse a través de su propia estructura. La obra rompe con todas las convenciones del realismo clásico; la novela se declara abiertamente reflexiva y, tanto temática como formalmente, explícita e implícitamente, plantea interrogantes sobre la naturaleza y función de la novela. La crítica al realismo es evidente en su estructura, lo que la convierte en una novela densa y compleja.
Las secciones tituladas La Mujer Libre representan una novela convencional y van seguidas de extractos de cuatro cuadernos para mostrar cuánto de la vida real queda fuera de la novela convencional:
- El cuaderno negro se relaciona con Anna la escritora.
- El cuaderno rojo, con lo político.
- El cuaderno amarillo, con las historias de las experiencias de Anna.
- El cuaderno azul, con su intento de llevar un diario.
Subjetividad y Discurso en la Obra de Lessing
Lessing estaba profundamente preocupada por la cuestión de la subjetividad. Anna, alejada de la realidad externa y objetiva, se da cuenta de que la única realidad es la percepción subjetiva del individuo. Ella afirma que escribir sobre uno mismo es escribir sobre los demás, porque el dolor, las emociones y los problemas no pueden ser solo suyos, lo cual sugiere que la subjetividad misma es una construcción social.
Anna, la autora, llama la atención del lector sobre las limitaciones de los propios cuadernos y tiene la sensación de que son completamente falsos cuando los lee. Cada cuaderno actúa como una versión diferente de la realidad; son la realidad codificada en un discurso que funciona según sus propias convenciones. El lector se enfrenta a distintos tipos de discurso: literario, político, psicoanalítico y sexual.
Los problemas que Anna encuentra al intentar narrar su experiencia desde el punto de vista de estos discursos demuestran cómo cada discurso tiende a fijarla en una posición específica, que es siempre una posición marginada: una mujer, una artista, una ex-colonial, de izquierda en la política. El sujeto es, al mismo tiempo, construido y dividido por el discurso. La multiplicidad de los discursos en El Cuaderno Dorado es una demostración de la división, que es un tema central de la novela.
La Construcción de la Identidad Sexual y la Ideología
En las notas del cuaderno amarillo, Anna describe el proceso de división implicado en la construcción de la identidad sexual. La figura de la sombra es el «tercero» en la relación de la protagonista (Ella) con su amante. Ella quiere convertirse en la sombra ideal para conseguir el amor y la aprobación de Pablo. Adopta una nueva personalidad, creada por el discurso de él sobre ella, y ha rechazado su verdadero yo porque descubre que él ama la creación en la que ella se convierte.
No solo las mujeres se someten a la ideología; los hombres también lo hacen, pero son capaces de mantener su poder. Por ejemplo, Pablo también está dividido porque es capaz de reírse de su discurso psicoanalítico y, al mismo tiempo, se siente enfadado porque Ella intenta vincular sus tres personalidades diferentes.
El discurso puede definirse en términos de lo que incluye y lo que excluye. Cada discurso se inscribe con los valores de una ideología particular y no parece haber un lugar donde se pueda oír la voz individual. La noción de libertad de expresión es una ilusión, y el individuo ya está moldeado por un sistema; sus elecciones no son libres, sino el resultado de una falsa dicotomía ya impuesta por nuestra cultura.
Las Limitaciones del Lenguaje y la Búsqueda de la Verdad
Podemos ver cómo, cuando Anna intenta registrar la realidad objetiva de su existencia en el cuaderno azul, no lo logra. En lugar de ser algo personal, el diario se sustituye con noticias. Incluso cuando intenta resumir sus entradas para ser más objetiva, percibimos que la ausencia de subjetividad no nos acerca a la verdad.
Anna intenta comunicar algo más subjetivo a través de la psicoanalista a quien apoda Madre Azúcar, pero esta última le dice que el problema es que ella está reprimiendo su subjetividad. La solución que Anna se da es otro tipo de discurso: el lenguaje del psicoanálisis.
Anna quiere capturar su realidad subjetiva individual en sus propios términos y decide escribir un diario de un día en particular de la forma más honesta posible. Sin embargo, luego percibe que el hecho de escribir estos eventos transforma su naturaleza y aporta una conciencia a los acontecimientos que no estaba presente originalmente, lo que resulta en una falsificación de la emotividad. Así, Anna descubre que todas las palabras pierden su sentido y que, al final, todas las experiencias caen en un patrón.
La única manera de continuar utilizando un lenguaje que no esté ya inscrito en las ideologías es mediante el uso de la parodia. Sin embargo, Anna pronto se da cuenta de que incluso esto fallará y que el escritor no tiene forma de controlar cómo se lee este discurso, a menos que el lector tenga una inclinación previa a distanciarse de las prácticas ideológicas, o a menos que el escritor produzca un contexto con el cual pueda medirse la parodia, es decir, el discurso ofrecido en múltiples formas en El Cuaderno Dorado.