El Desafío al Turnismo: Oposición Política y Social en la Restauración Española (1874-1923)


La Oposición al Sistema de la Restauración

Introducción: El Monopolio Político y el Turnismo

El sistema de la Restauración, establecido en 1874, se fundamentó en el monopolio político de dos partidos dinásticos: el Partido Liberal, liderado por Sagasta, y el Partido Conservador, encabezado por Cánovas. Este sistema, conocido como turnismo, no dejaba cabida a otras tendencias políticas significativas.

Existían, sin embargo, otras fuerzas políticas que intentaban participar parlamentariamente. Las principales eran los nacionalismos periféricos (el catalán, representado por la Lliga Regionalista, y el vasco, con el PNV), el PSOE (representante del movimiento obrero y el socialismo), además de las corrientes republicanas y carlistas.

El sistema del turnismo marginaba a los partidos opuestos y daba paso a la manipulación electoral, a pesar de la existencia del sufragio masculino. Esta manipulación se realizaba mediante el reparto territorial conocido como encasillado. A los partidos de la oposición no se les otorgaba más representatividad que un 20%.

Desarrollo de las Corrientes Opositoras

El Carlismo: Declive y División

El carlismo, situado a la derecha del espectro político, sufrió un declive durante la Restauración debido a la derrota militar y la pérdida de apoyo de la Santa Sede.

  • El gobierno de Cánovas heredó del Sexenio Democrático la Tercera Guerra Carlista (1872-1876), que finalizó con las victorias de Montejurra y Estella.
  • Durante el Sexenio, el carlismo fue apoyado por el Vaticano y el catolicismo radical, rechazando las opciones liberales.

Los acuerdos de la Santa Sede con la Restauración dejaron al carlismo sin apoyo, lo que provocó su división en dos grupos:

  1. Los Carlistas Integristas: No eran partidarios de participar en la política del país y defendían la monarquía absoluta.
  2. Los Carlistas Moderados: Participaban en política, surgiendo la Unión Católica, que colaboró en los gobiernos de Cánovas. Algunos carlistas fueron elegidos diputados gracias a su participación política.

El Republicanismo: Fragmentación y Activismo

Con la Restauración, el republicanismo quedó dividido en varias facciones:

Republicanismo Radical y Revolucionario

Liderado por Zorrilla, con el nombre de Partido Republicano Progresista, atrajo a un gran número de republicanos y a algunos mandos del ejército. Intentó derribar a la monarquía mediante pronunciamientos, destacando el del brigadier Villacampa en Madrid (1886). Otros republicanos participaron en procesos electorales, dirigidos por Salmerón, creador de la Unión Republicana. De este grupo destacó la figura de Lerroux.

Republicanismo Moderado y Federal

  • Republicanismo Posibilista: Más moderado, encabezado por Castelar. Una vez aprobado el sufragio universal masculino, se integró en el Partido Liberal.
  • Republicanismo Federal: Liderado por Pi i Margall con el Partido Republicano Federal, que se integró en movimientos nacionalistas.

El Movimiento Obrero: Anarquismo y Socialismo

Las posibilidades de acción del movimiento obrero durante los primeros años de la Restauración fueron limitadas debido a la restricción de las libertades de asociación y reunión, además de la división interna entre el anarquismo y el socialismo marxista.

El Movimiento Anarquista en España

Durante los primeros años de la Restauración, el gobierno conservador de Cánovas llevó a cabo una política de represión contra la Federación de la Región Española (FRE), de tendencia anarquista, surgida en Barcelona en 1870. La represión y la clandestinidad provocaron una radicalización revolucionaria que aumentó la violencia campesina y los atentados terroristas, sufriéndolos el rey Alfonso XII entre 1878 y 1879.

En la década de los 80, los liberales de Sagasta (quienes gobernaron entre 1881-1883 y 1885-1890) permitieron, a partir de la Ley de Asociaciones, una mayor actuación del movimiento obrero. Los grupos anarquistas se reunieron en Barcelona para crear la FTRE (Federación de Trabajadores de la Región Española), cuyo objetivo era defender al proletariado y las ideas anarcosindicalistas mediante un sindicato. Sin embargo, siguió existiendo una tendencia anarquista violenta frente al poder.

El gobierno acusó de actos violentos y asesinatos a una supuesta asociación terrorista anarquista, La Mano Negra, y acusó a la FTRE de estar detrás de este grupo, provocando así la desarticulación política y el auge de la vertiente terrorista, que culminó con asesinatos como el del presidente del gobierno Cánovas del Castillo en 1897.

El Socialismo Español

Aunque el movimiento obrero había sido predominantemente anarquista, esta tendencia comenzó a cambiar con la fundación del PSOE (Partido Socialista Obrero Español) por Pablo Iglesias en Madrid en 1879, de ideología marxista. En Barcelona surgió la UGT (Unión General de Trabajadores).

El partido y el sindicato ganaron mayor apoyo en las ciudades y núcleos industriales. El socialismo influyó en España mediante huelgas y manifestaciones de la UGT y con la participación electoral del PSOE. El primer resultado positivo fue la reducción de la jornada laboral a 10 horas y el aumento salarial en Cataluña. El socialismo se inclinó por reformas a corto plazo sin renunciar a sus objetivos finales, lo que les llevó a pactar con los republicanos.

El Surgimiento de los Nacionalismos Periféricos

Las bases del nacionalismo periférico se asentaron sobre varios pilares:

  • Renacimiento Cultural y Lingüístico: Se impulsó el gallego, el catalán y el vasco, favorecido por movimientos como Euskalerria, la Liga Gallega y el Centre Català, influidos por las ideas federalistas.
  • Proteccionismo Económico: Contó con el apoyo de la burguesía catalana y vasca.
  • Tradicionalismo e Identidad: La llegada de población foránea a Cataluña y el País Vasco influyó en el tradicionalismo y el deseo de reafirmar su identidad, definiendo el hecho diferenciador.

La crisis de la Restauración y, especialmente, la crisis del 98, facilitaron el auge del nacionalismo.

El Catalanismo

El catalanismo surge a partir del federalismo de Pi i Margall, con figuras como Valentí Almirall. Se creó el Diari Català y se celebró en Barcelona el primer congreso catalanista, el Memorial de Greuges, que defendía los intereses de Cataluña.

El movimiento político catalán se plasmó con la creación de la Unió Catalanista. Tras la crisis, la burguesía catalana pasó a apoyar al catalanismo con una coalición que desembocó en el origen del partido catalanista conservador, la Lliga Regionalista de Catalunya, cuyo objetivo era conseguir la autonomía política de Cataluña dentro de España.

El Nacionalismo Vasco

La abolición de los regímenes forales del Norte dio paso al crecimiento de un régimen de conciertos económicos en estos territorios. El nacionalismo quería ver restaurado el antiguo sistema foral. El fuerismo fue el primer movimiento vasquista, que propuso la creación de Euskal Herria, formada por las tres provincias vascas y Navarra.

El crecimiento económico causó el desarrollo de la burguesía vasca y un nuevo proletariado. El nacionalismo vasco se inició con Sabino Arana, quien creó el Partido Nacionalista Vasco (PNV). Este tenía un carácter marcadamente racista, defendiendo la superioridad vasca frente a la inferioridad española, y promovía las tradiciones vascas como la lengua, la religión católica y la tradición foral. Buscaban la independencia de Euskalerria. El PNV participó en elecciones y Arana fue elegido diputado por Vizcaya. A su muerte, la tendencia se moderó hacia posturas más españolistas.

El Nacionalismo Gallego

Tuvo un desarrollo menor y se dividió en dos tendencias: la tradicionalista de Brañas, de carácter antiliberal, y la liberal democrática de Martínez Murgia.

Conclusión: La Maduración de la Oposición

Durante el reinado de Alfonso XII y la regencia de María Cristina, la oposición al sistema de la Restauración fue ganando madurez y organización. La Restauración configuró una España basada en el liberalismo conservador, y esta situación provocó un rechazo creciente por parte de la sociedad.

Con la crisis del 98, surgieron posturas regeneracionistas que evidenciaron las profundas contradicciones del país:

  • Frente a una España católica, apareció otra atea.
  • Frente al centralismo, surgió el nacionalismo.
  • A la monarquía se le opuso el republicanismo y, al conservadurismo, la revolución obrera.

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *