La Política de Unidad Religiosa y la Expulsión de los Moriscos en la Monarquía Hispánica
La minoría social y religiosa expulsada de España en 1609 fueron los moriscos.
La política de unidad religiosa, iniciada por los Reyes Católicos, buscó consolidar la lealtad a la Corona, fundamentada en el derecho divino. Por ello, en 1492 se decretó la expulsión de los judíos, y entre 1500 y 1502 se forzó a los mudéjares de Castilla a la conversión o al exilio.
Esta política de uniformidad religiosa se intensificó con la dinastía de los Austrias. En 1525, los mudéjares de Aragón fueron obligados a convertirse o a exiliarse. En 1570, tras la Rebelión de las Alpujarras, se procedió a la expulsión de los moriscos del Reino de Granada. Finalmente, en 1609, se decretó la expulsión definitiva de los moriscos de toda España.
Carlos I de España y V de Alemania: Un Imperio Global y su Legado
Carlos I de España y V de Alemania ostentó también el título de emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
Heredó un vasto imperio:
- Por vía materna (de los Reyes Católicos): la Corona de Castilla (incluyendo las posesiones americanas y Canarias) y la Corona de Aragón (con sus dominios italianos).
- Por vía paterna: los territorios de Austria, Flandes, el Franco Condado y los dominios alemanes.
A estos se sumaron conquistas como el Milanesado y los vastos imperios azteca e inca.
En 1556, Carlos I abdicó, dividiendo su herencia: a su hijo Felipe II le legó la Monarquía Hispánica (España, Países Bajos, Italia, América) y a su hermano Fernando, los territorios austriacos y la dignidad imperial. Falleció en 1558 en el Monasterio de Yuste (Cáceres).
La Política Exterior de Carlos V: Defensa del Catolicismo y Desafíos Europeos
El monarca que fue también emperador en Europa durante la Edad Moderna fue Carlos I de España y V de Alemania.
Su política exterior se fundamentó en la defensa del catolicismo y la aspiración a la Universitas Christiana, un ideal de unidad de la cristiandad bajo la autoridad del emperador y el Papa. Sus principales frentes de conflicto fueron:
- Francia: Rivalidad por la hegemonía europea, especialmente en Italia.
- Imperio Otomano: Amenaza constante en el Mediterráneo y por su expansión en Europa del Este.
- Príncipes alemanes protestantes: Conflicto religioso y político derivado de la Reforma Protestante.
Estos prolongados conflictos, sumados al desgaste personal, lo llevaron a abdicar en 1556, repartiendo sus vastos dominios entre su hijo Felipe II y su hermano Fernando.
Conflictos Internos en la España del Siglo XVI: Comunidades, Germanías y la Rebelión Morisca
Carlos I tuvo que afrontar las sublevaciones de las Comunidades (1520-1522), un movimiento de las ciudades castellanas contra el autoritarismo real y la injerencia flamenca, y las Germanías (1519-1523), un conflicto social en Valencia y Mallorca que enfrentó a la burguesía y clases populares contra la nobleza y los moriscos.
Felipe II, por su parte, se enfrentó a la Rebelión de las Alpujarras (1568-1571), un levantamiento de los moriscos del Reino de Granada provocado por la presión de la política de asimilación y cristianización forzosa.
En todos estos conflictos, la Corona logró imponer su autoridad, consolidando así el poder real.
La Hegemonía Española en el Siglo XVI: El Reinado de Carlos I y Felipe II
Los dos monarcas de la Casa de Austria que reinaron tras los Reyes Católicos durante casi todo el siglo XVI fueron Carlos I (1516-1556) y Felipe II (1556-1598).
La Monarquía Hispánica se consolidó como la principal potencia mundial gracias a la extensión de sus territorios y la inmensa riqueza proveniente de América. Ambos monarcas se erigieron en defensores del catolicismo: Carlos I frente a la Reforma Protestante y Felipe II como adalid de la Contrarreforma.
Sus políticas exteriores estuvieron marcadas por enfrentamientos con potencias como Francia, Inglaterra y el Imperio Otomano. El ingente esfuerzo militar y económico necesario para mantener esta hegemonía provocó un progresivo agotamiento de los recursos, sentando las bases para la crisis del siglo XVII.
Felipe II y la Defensa del Catolicismo: La Batalla de Lepanto y la Política Exterior
La Batalla de Lepanto tuvo lugar durante el reinado de Felipe II (1556-1598).
La política exterior de Felipe II se caracterizó por la defensa a ultranza del catolicismo y el mantenimiento de la hegemonía hispánica. Sus principales frentes fueron:
- Francia: Lucha contra los hugonotes (protestantes franceses), con victorias como la de San Quintín (1557).
- Inglaterra: Rivalidad por el control marítimo y el apoyo inglés a los rebeldes flamencos. Culminó en el fracaso de la Armada Invencible en 1588.
- Imperio Otomano: Amenaza en el Mediterráneo, que se saldó con la victoria de la Liga Santa (España, Venecia, Papado) en la Batalla de Lepanto (1571).
- Países Bajos: Rebelión de las provincias protestantes del norte, que derivó en una larga guerra y la eventual independencia de las Provincias Unidas.
Este despliegue militar constante supuso un enorme coste económico, llevando a la Monarquía Hispánica a declarar varias bancarrotas.
La Armada Invencible y las Diferencias en la Política Exterior de Felipe II y Carlos I
La derrota de la Armada Invencible ocurrió durante el reinado de Felipe II.
Mientras su padre, Carlos I, defendía el ideal de la Universitas Christiana, que buscaba la unidad de la cristiandad bajo la autoridad del emperador y el Papa, Felipe II, aunque también un ferviente defensor del catolicismo, abandonó este ideal de unidad supranacional. Su política se centró en la defensa de la hegemonía de la Monarquía Hispánica en Europa y en la lucha contra el protestantismo, que ya se había consolidado como una fuerza imparable.
Los Validos y la Decadencia de la Monarquía Hispánica en el Siglo XVII
Uno de los validos más influyentes fue Gaspar de Guzmán, Conde-Duque de Olivares, quien ejerció como valido de Felipe IV.
La figura del valido (o privado) surgió en el siglo XVII como un ministro de confianza del rey, a quien este delegaba gran parte de las funciones de gobierno. Aunque su función era aliviar la carga del monarca, a menudo su poder derivó en prácticas de corrupción, nepotismo y favoritismo, lo que generó descontento y contribuyó a la inestabilidad política.
Dos hechos relevantes que evidenciaron la decadencia de la Monarquía Hispánica entre 1640 y 1659 fueron:
- Las sublevaciones de Cataluña y Portugal en 1640: Provocadas por la política centralizadora del Conde-Duque de Olivares, especialmente su proyecto de la Unión de Armas, que buscaba que todos los reinos contribuyeran equitativamente a los gastos militares. Mientras Cataluña fue sometida en 1652, Portugal logró su independencia en 1668.
- La Gran Peste de 1647-1652: Una epidemia devastadora que causó una elevada mortalidad y una significativa despoblación en la Península Ibérica, agravando la crisis demográfica y económica.