Los Austrias del Siglo XVII: Gobierno de Validos y la Crisis de 1640
El Gobierno de los Validos
En la política del siglo XVII destaca la figura del valido o privado, hombre proveniente de la aristocracia que contaba con la confianza del rey, en quien este delegaba sus atribuciones regias. Los validos actuaban al margen de los consejos, y su posición favoreció la corrupción, especialmente mediante la distribución del patronazgo. Este modelo de gobierno se inicia con Felipe III (1598-1621) y el Duque de Lerma. Bajo su reinado se produjo la expulsión de los moriscos en 1609 y la política exterior estuvo marcada por el concepto de Pax Hispanica, tras la firma de la Tregua de los Doce Años con las provincias flamencas rebeldes.
El Conde-Duque de Olivares, valido de Felipe IV (1621-1665), impulsó un ambicioso plan que pretendía uniformizar las leyes y los impuestos de los reinos al modelo de Castilla para que la autoridad real saliera reforzada (Gran Memorial de 1624). Su proyecto de la Unión de Armas, para hacer frente a los gastos derivados de la entrada de España en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), pretendía que todos los reinos aportaran al ejército de la monarquía. Sin embargo, estas iniciativas fracasaron debido a la oposición, entre otras, de las cortes aragonesas.
La Crisis de 1640
En política exterior, España entra en la Guerra de los Treinta Años en apoyo de la casa Habsburgo de Austria. 1640 fue un año de grave crisis, cuando coinciden:
- La rebelión en Cataluña, llamada Guerra de los Segadores (Guerra dels Segadors, 1640-1652), iniciada con el asesinato del virrey y liderada por el presidente de la Generalitat, Pau Claris (llegando a ofrecer el condado a Luis XIII de Francia).
- La crisis de Portugal, sometida al hostigamiento de sus colonias y buques por los enemigos de la monarquía y recelosa de la castellanización de sus instituciones.
El conflicto catalán culmina en 1652 con su definitiva reocupación por las tropas reales, mientras que la crisis portuguesa culmina con su secesión definitiva en 1668.
El reinado de Carlos II (1665-1700), de gran inestabilidad política a causa de las luchas de poder entre el valido jesuita Nithard y Juan José de Austria, así como la ausencia de un sucesor a la Corona, supone además el fin de la casa de Austria en España.
Factores de la Crisis Demográfica y Económica del Siglo XVII y sus Consecuencias
Bajo el reinado de los Austrias del XVII (Felipe III, Felipe IV y Carlos II) se produjo, junto a la pérdida de la hegemonía política europea, una profunda crisis demográfica y económica.
Crisis Demográfica
En el ámbito demográfico, la principal consecuencia será un crecimiento negativo debido a:
- Factores estructurales: relacionados con el modelo demográfico antiguo (altas tasas de natalidad y mortalidad).
- Factores coyunturales:
- La emigración a las Indias.
- Las continuas guerras emprendidas en el siglo XVII.
- Las epidemias de peste.
- Las crisis de subsistencia.
- La expulsión de los moriscos en 1609.
Junto al declive demográfico, se produjo una redistribución de la población del interior peninsular (que comenzó a despoblarse) hacia la periferia.
Crisis Económica
La economía también entró en crisis, lastrada de base por la mentalidad rentista de los grupos de poder. La escasa burguesía existente aspiraba a ennoblecerse. Las dificultades más intensas y duraderas se produjeron en Castilla, con un fuerte descenso de la producción agrícola. La industria textil también sufrió grandes pérdidas. Las dificultades económicas afectaron igualmente al comercio interior, ya muy limitado por las malas condiciones de los transportes, la red de comunicaciones y las barreras aduaneras. Más profundas fueron las dificultades del comercio exterior, fundamentalmente americano, por el bloqueo de los rivales europeos, la piratería y la competencia comercial. La Hacienda Real sufrió numerosas bancarrotas.
Consecuencias
Las consecuencias del impacto económico fueron:
- El desplazamiento del dinamismo económico desde el centro a la periferia.
- La concentración de la riqueza en manos de la alta nobleza y oligarquías locales.
- La aplicación de soluciones ineficaces (devaluación de la moneda de vellón, aumento de impuestos, venta de títulos nobiliarios y cargos).
- El aumento del bandidaje y la mendicidad.
La Guerra de los Treinta Años y la Pérdida de la Hegemonía Española en Europa
El siglo XVII significará para la monarquía hispánica la pérdida de la hegemonía europea.
La Pax Hispanica
No obstante, bajo el reinado de Felipe III (1598-1621) y su valido el Duque de Lerma se desarrolló una política exterior pacifista (Pax Hispánica), paralizando sus conflictos con Francia, Inglaterra y Países Bajos (Tregua de los Doce Años, 1609-1621).
La Guerra de los Treinta Años (1618-1648)
Pero con Felipe IV (1621-1665) y su valido el Conde-Duque de Olivares, se trata de restaurar el prestigio militar, involucrando a España en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648). España apoyó al emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Fernando II de Habsburgo (de la rama austriaca de la familia), contra la rebelión de príncipes protestantes alemanes y de su líder, el elector del Palatinado, Federico V. Fue una guerra librada principalmente en Europa central y, aunque aparentemente fue un conflicto religioso (entre protestantes y católicos), lo que en realidad estaba en juego era la hegemonía de los Habsburgo (de España y de Austria) en Europa frente a potencias emergentes como Francia, Inglaterra, Dinamarca y Suecia, así como el creciente poder de los príncipes alemanes frente al del emperador.
La guerra para España comienza con éxitos iniciales (toma de Breda, liberación de Génova, batalla de Nördlingen), pero la entrada de Francia en la guerra (1635) contra los intereses españoles y las sucesivas derrotas (Mantua, Las Dunas, Rocroi), junto a la crisis interior (Cataluña y Portugal, 1640), precipitaron el fin del conflicto.
Las Paces y el Fin de la Hegemonía
La Paz de Westfalia (1648) y la Paz de los Pirineos (1659), firmada con Francia, son los tratados que ponen fin a la hegemonía de los Habsburgo y, por ende, de la monarquía española. Estos acuerdos suponen:
- La confirmación del fracaso de la política en Flandes (reconocimiento de la independencia de las Provincias Unidas).
- La cesión de territorios a Francia (Rosellón, Cerdaña y algunas plazas en los Países Bajos).
- El matrimonio de la infanta María Teresa de Austria con Luis XIV de Francia.
Las pérdidas continúan bajo el reinado de Carlos II; en 1668 se produce la definitiva secesión de Portugal. El siglo culmina con una Guerra de Sucesión tras la que España queda definitivamente relegada a un segundo plano internacional.
Crisis y Decadencia de la Monarquía Hispánica: El Reinado de Carlos II y el Problema Sucesorio
El Reinado de Carlos II (1665-1700)
El último de los Habsburgo españoles, Carlos II (Madrid 1661-1700), era hijo de Felipe IV y Mariana de Austria. Su carácter débil y enfermizo le valieron el apodo de “El Hechizado”. Fue proclamado rey con 4 años, ejerciendo la regencia una junta presidida por su madre, la reina Mariana de Austria, que confió el gobierno en el valido jesuita Nithard, enfrentado a los intereses del hermanastro de Carlos, Don Juan José de Austria. En 1668 se firma el Tratado de Lisboa, aceptando la independencia de Portugal.
Ya con Carlos II al frente de la corona (1675-1700), la delegación del poder pasó a manos de Juan José de Austria, tras su demostración de poder al mando de un ejército con el que se dirigió a Madrid. Enfrentado a la corte y al posterior valido Fernando de Valenzuela, murió al poco tiempo. La inestabilidad política fue en aumento, con conflictos como la revuelta de los Barretines en Cataluña (1688-1689), la Segunda Germanía en Valencia (1693) y el Motín de los Gatos en Madrid (1699).
En el exterior, las guerras contra la Francia de Luis XIV continuaron y España cedió el Franco Condado y diversas plazas de Flandes, lo que acentuó la crisis final de la dinastía.
El Problema Sucesorio
Pero el problema sucesorio fue el más importante. Carlos II había desposado primero a María Luisa de Orleans, sobrina de Luis XIV, y tras la muerte de esta, a Mariana de Neoburgo. Al no existir descendencia, la cuestión sucesoria se convirtió en un asunto de la política europea. Se perfilaron dos candidaturas principales al trono:
- La austracista: partidarios del archiduque Carlos de Habsburgo (de la rama austriaca).
- La borbónica: que defendían la candidatura de Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia.
Poco antes de morir, Carlos II dejó como heredero en su testamento al candidato francés, Felipe de Anjou, esperando que Francia, la potencia hegemónica del momento, supiera conservar mejor la integridad territorial de la monarquía. Sin embargo, no pudo evitar que, a su muerte en 1700, se iniciara un gran conflicto europeo y civil, conocido como la Guerra de Sucesión Española (1701-1714), que acabará desmembrando el Imperio español en Europa con la firma del Tratado de Utrecht en 1713.