La Segunda República Española: De la Esperanza al Conflicto (1931-1936)
Contexto Histórico
La Segunda República Española surge en un período de grandes tensiones sociales y políticas, marcado por la crisis económica de 1929. Mientras Estados Unidos adoptaba medidas proteccionistas con el New Deal (un intervencionismo económico estatal), en Europa se imponían regímenes totalitarios como el nazismo alemán de Hitler y el fascismo italiano de Mussolini. Se consolidaba la dictadura de un solo partido, prohibiendo la vida política y sindical, controlando las ideologías y persiguiendo a minorías como los judíos. La Sociedad de Naciones se mostraba incapaz de coordinar una respuesta efectiva. Se formaba el Eje Roma-Berlín, mientras Japón, con un nacionalismo exacerbado, llevaba a cabo una expansión por Asia. La Unión Soviética continuaba bajo la dictadura de Stalin. Las democracias europeas, en crisis, veían surgir los Frentes Populares.
Proclamación de la República y Gobierno Provisional
En España, las elecciones del 12 de abril de 1931 arrojaron un resultado desigual, pero el 14 de abril se proclamó la República en Eibar. Alfonso XIII suspendió la potestad real y se exilió. La República despertó grandes esperanzas de cambio en la distribución de la renta y la riqueza, pero también generó desconfianza entre terratenientes y empresarios, provocando la retirada de depósitos bancarios. Esta situación coincidió con la depresión mundial, que afectó gravemente al sector agrícola y agudizó la conflictividad social.
El Comité Revolucionario Republicano proclamó la República en la Puerta del Sol de Madrid e instauró un gobierno provisional. Este gobierno estaba formado por republicanos galleguistas, la derecha liberal, republicanos de izquierda, republicanos liberales, socialistas y nacionalistas catalanes. Quedaron fuera la derecha monárquica, los nacionalistas vascos, los comunistas y los anarquistas. Se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes con el objetivo de realizar reformas, entre ellas una reforma agraria.
Constitución de 1931 y Reformas
Las elecciones del 28 de junio dieron la mayoría a la coalición republicano-socialista. Las Cortes nombraron una comisión para elaborar un proyecto de constitución de carácter democrático y progresista, que definía al Estado como una «República de trabajadores de toda clase», basada en los siguientes principios:
- Estado con gobiernos autónomos.
- Poder legislativo en las Cortes.
- Admisión de la expropiación forzosa.
- Derechos y libertades fundamentales.
- Voto femenino.
- Separación Iglesia-Estado.
Se implementaron diversas reformas:
- Reforma del Ejército: Se promulgó la Ley de Retiro de la Oficialidad, se redujo el número de unidades y oficiales, y se cerró la Academia Militar de Zaragoza, sin lograr los objetivos esperados.
- Reforma religiosa: Se limitó la influencia de la Iglesia en la sociedad y se prohibió la enseñanza a las órdenes religiosas.
- Reforma agraria: Se implementaron medidas para proteger a los campesinos sin tierras, como la prohibición de ciertos contratos de arrendamiento y el establecimiento de la jornada laboral de 8 horas y salarios mínimos. El objetivo no era un cambio radical, sino la expropiación de latifundios y el asentamiento de campesinos. Sin embargo, la complejidad técnica, la lentitud, las dificultades burocráticas y la falta de presupuesto provocaron un aumento de la tensión social. Los propietarios se unieron a la oposición y los campesinos adoptaron posturas más revolucionarias.
- Reformas sociales y educativas: Se prohibió la Ley de Contratos de Trabajo y la de Jurados Mixtos, se crearon seguros sociales, se redujeron las jornadas laborales y se reforzó a los sindicatos. En educación, se promovió una educación liberal y laica.
Oposición y Bienio Conservador
Surgieron organizaciones de oposición como Acción Española (derecha) en 1932 y la CEDA al año siguiente. También se fundó Renovación Española, dirigida por Calvo Sotelo, que defendía un golpe de estado. Grupos nacional-socialistas y fascistas crearon las JONS, dirigidas por Primo de Rivera. El general Sanjurjo intentó un golpe de estado que fracasó. Paralelamente, las huelgas aumentaban por el descontento de los trabajadores.
Las elecciones de 1933 dieron la victoria a los partidos de centro-derecha, que se propusieron desmantelar las reformas. El gobierno se estructuró en torno al Partido Radical de Lerroux y la CEDA, liderada por Gil Robles. Se intentó contrarrestar la reforma religiosa, pero la reforma militar se mantuvo vigente. Hubo enfrentamientos entre Cataluña y el País Vasco.
Elecciones de 1936 y Golpe de Estado
En las elecciones de 1936 surgieron dos bloques antagónicos: la izquierda (republicanos, socialistas, comunistas), agrupados en el Frente Popular, y la derecha (CEDA, monárquicos, tradicionalistas), que formaban el Bloque Nacional. El triunfo del Frente Popular no fue aceptado por algunos sectores, que iniciaron una conspiración contra la República. El nuevo gobierno reanudó el proceso reformista, lo que, junto con la movilización popular, generó un clima de tensión social y nuevas huelgas.
La Falange ganó protagonismo con acciones violentas, y la idea de un golpe de estado militar empezó a tomar forma. El general Emilio Mola, jefe del golpe, ideó un pronunciamiento simultáneo. El jefe supremo de la sublevación sería José Sanjurjo. La conspiración, diseñada por los militares, contó con el apoyo de las fuerzas políticas más derechistas. De haber triunfado el golpe, el general Mola habría establecido una dictadura militar, a la que él llamaba «Dictadura republicana». El fracaso del golpe dio inicio a la Guerra Civil Española, que duraría tres años.