Anfiteatros Romanos en Hispania
LOS ANFITEATROS son también numerosos en la Península Ibérica, con seis en la Citerior, siete en la Bética y seis en la Lusitania. Se pueden considerar una reduplicación de la cávea teatral y de la orchestra, aunque con una forma ovalada. Los anfiteatros son edificios típicamente romanos, sin precedentes directos, destinados a albergar los espectáculos más apreciados por los romanos: los ludi gladiatori.
Durante la República, y antes, en Roma, los ludi gladiatori se realizaban principalmente en lugares especiales para este tipo de eventos, donde se construían armazones de madera que permitían estas actividades. Concretamente, se ubicaban en el Foro Romano, frente a la Isla Tiberina, y en la zona donde posteriormente se construiría el Circo Flaminio. De este modo, eran anfiteatros efímeros. El primero en ser permanente, aunque de madera, fue el de Estatilio Tauro en el Campo de Marte.
Anfiteatros Destacados en Hispania
Anfiteatro de Emerita Augusta
El anfiteatro de Emerita Augusta es uno de los más conservados de la Península Ibérica, construido a finales del siglo I d.C. No obstante, existe un debate historiográfico debido a un epígrafe que indica una fecha de c. 8-9 d.C., lo que sugiere la existencia de un anfiteatro de madera precedente.
Anfiteatro de Tarraco
El de Tarraco también es bastante notable, mostrando claramente el esquema del anfiteatro, con fosa bestiaria, gradas, arena y dos puertas principales: la porta principalis (por donde entraba el cortejo de gladiadores) y la porta limitinaria (por donde salían los gladiadores derrotados o muertos). El anfiteatro de Tarraco data del siglo II d.C., aunque fue reformado en 221 d.C. en tiempos de Heliogábalo, y presenta la inscripción más larga del mundo. En el interior de la arena se hallan dos edificios eclesiásticos. El más antiguo de ellos data del siglo VI d.C. y fue construido conmemorando el martirio de San Fructuoso y sus diáconos en 259 d.C., transformándose posteriormente en el siglo XII.
Anfiteatro de Córdoba
El anfiteatro de Córdoba también es interesante, datando del siglo I d.C., en época Julio-Claudia. Este anfiteatro se construyó en el perímetro de la ciudad, aunque no presenta las innovaciones técnicas introducidas por el Anfiteatro Flavio (Coliseo).
Anfiteatro de Carmona
Otro anfiteatro relevante es el de Carmona, de tipología similar al de Pompeya, lo que denota la llegada a la Bética de influjos campanos.
Anfiteatro de Itálica
El más imponente de Hispania es el anfiteatro de Itálica, que denota una enorme disponibilidad financiera de la ciudad en el siglo II d.C., con élites vinculadas a Trajano y Adriano. Se inspiró en el Anfiteatro Flavio de Roma y coincidió con el proyecto de renovación urbana de la ciudad. El anfiteatro está construido sobre subestructuras de enorme calado que sostienen la cávea, mediante bóvedas de opus caementicium, con una arena delimitada por un podio con dos puertas y una gran fosa bestiaria. Muestra una organización perfecta, de modo que cada espectador accedía por donde debía. Se trata de una construcción sobredimensionada para una ciudad que buscó convertirse en colonia en el siglo II d.C.
Otros Anfiteatros en Hispania
- Carthago Nova: Situado bajo la plaza de toros, lo que dificulta su estudio. Durante el siglo XVIII se convirtió en cementerio, como demuestran la gran cantidad de restos humanos, y también en cárcel, entre otros usos.
- Emporiae: Caracterizado por su estructura pétrea, frágil, a medio camino entre lo pétreo y lo lignario. Este anfiteatro se conoce por las estructuras radiales que sustentaban la cávea.
- Contributa Iulia: La planimetría arqueológica ha demostrado que el anfiteatro ocupa un área extrapomerial y ha sido excavado parcialmente. Al igual que el de Emporiae, tenía una estructura base de piedra y una estructura superior de madera para la cávea.
- Torreparedones: Igualmente situado en el área extrapomerial, con unas dimensiones de 69x65m, similares a las de Contributa. La mitad fue construida con gradas pétreas sobre la ladera de una colina, y la otra mitad, de madera.
- Segobriga: De época Flavia, localizado junto a una de las puertas de acceso y vecino al teatro, aprovechando parte de la pendiente del cerro y con dimensiones similares a los anteriores. Este anfiteatro muestra una técnica edilicia perfectamente homologable a la de los edificios anfiteatrales de las grandes ciudades hispanas.
Circos Romanos en Hispania
Los circos también se hallan presentes en la Península Ibérica, principalmente en la Citerior, donde se encuentran seis, además de dos en la Baetica (Carteia y Corduba) y dos en la Lusitania (Emerita y Migobriga). LOS CIRCOS son los mayores edificios para espectáculos de la Antigüedad, herederos de los hipódromos griegos. Necesitaban, al menos, 300 metros lineales para carreras de bigas y cuadrigas; esta necesidad de espacio condicionó su construcción, que no fue tan frecuente como la de los anfiteatros.
Durante la época monárquica y republicana, en Roma, los ludi se realizaban en estructuras efímeras en el Vallis Murcia, con ludi circenses en simples entarimados de madera. Inicialmente se usaban simples explanadas donde realizar carreras de carros e, incluso, juegos de caza, y, más tarde, se incorporaron los graderíos pétreos. Presentan un componente simbólico, pues las carreras estaban asociadas con el tiempo y su celebración, con los ciclos de los cultivos y las deidades que protegían estas actividades. El Circo Máximo de Roma era un espacio simbólico, pues dar un giro completo implicaba el giro que el Sol daba en torno a la Tierra. Asimismo, bajo la estructura de la spina (espacio sacralizado) se hallaba un almacén de grano. Todos estos elementos explican el carácter “cosmológico” de este edificio.
Circos Relevantes en Hispania
Circo de Tarraco
Desde el punto de vista monumental, el circo de Tarraco, de finales del siglo I d.C. (época Flavia), se hallaba muy integrado en el actual paisaje urbano de Tarragona. En su interior, se hallaban 325 metros lineales (290 m disponibles para la arena). Se hallan estructuras del lado curvo conservadas, con parte de la cávea y las subestructuras de opus caementicium.
Circo de Corduba
El circo de Corduba se hallaba paralelo a la Vía Augusta, formando parte del complejo de culto imperial de la Baetica. Es de época de Domiciano, aunque se abandonó a finales del siglo II d.C., lo que plantea el interrogante de dónde se celebraban las carreras de caballos ofrecidas por los flamines en el siglo III d.C., posiblemente en una simple explanada.
Circo de Emerita Augusta
Por su parte, el de Emerita Augusta es el más canónico de todos los circos hispanos. Se trata de un circo pequeño con una spina central, carceres (donde aguardaban las bigas y cuadrigas) al fondo y una cávea de piedra que rodea la arena.
Circo de Valentia
El de Valentia presentaba 350 metros de largo y unos 70 de ancho, con una cronología del siglo II d.C., y fue descubierto recientemente, abriendo la cuestión de cuántos circos faltan por descubrir. Presentaba una spina central, una cávea de piedra, entre otros elementos.
Circo de Toletum
En Toletum se halla otro circo del siglo I d.C. (época Augusto-Tiberio), conservándose fundamentalmente las subestructuras de la arena (de más de 300 metros de longitud) y la cávea.
Circo de Segobriga
Por otro lado, el de Segobriga se hallaba extramuros, pero cercano al núcleo urbano. Posteriormente, en la segunda mitad del siglo II d.C., se construyó extramuros un gran circo en madera y piedra, amortizando parte de una necrópolis anterior. En esta necrópolis, se han encontrado hallazgos escultóricos y estelas bajo la arena del circo, como la estela de Caecilius Victor (siglo II d.C.).