Fundamentos de la Fe Cristiana: Sacramentos, Virtudes y Moral


Compendio de la Doctrina y Práctica Cristiana

Sacramentos y sus Signos Principales

1. Bautismo

El agua es el signo principal del sacramento del Bautismo. El agua es fuente de vida, fecunda, regenera y purifica. Simboliza la vida de Dios.

2. Confirmación

La imposición de manos es el signo principal del sacramento de la Confirmación. Esta imposición y la invocación a Dios expresan que el don que reciben los confirmados proviene de Dios. Fortalece para ser testigos de Jesús y crea un compromiso.

3. Matrimonio

La entrega mutua de los esposos es el signo principal del sacramento del Matrimonio. Dios bendice ese amor esponsal, edificando y poniendo las bases para el futuro. Significa amor y fidelidad a ejemplo de Jesús, con un consentimiento mutuo.

4. Unción de Enfermos

El óleo es el signo principal del sacramento de la Unción de Enfermos. Es un acto litúrgico por el cual un presbítero signa con óleo sagrado a un fiel que se encuentra enfermo, en edad avanzada o en peligro de muerte.

Administración y Roles en los Sacramentos

5. Administración del Bautismo

Normalmente, el Obispo, un Presbítero o un Diácono administra el sacramento del Bautismo. En caso de necesidad, cualquier cristiano, e incluso cualquier persona, puede bautizar, siempre que derrame agua sobre la cabeza del candidato diciendo: «Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu».

6. Papel de los Padrinos

En el Bautismo, el papel de los padrinos es asistir en la iniciación cristiana al adulto que se bautiza, y, juntamente con los padres, presentar al niño que va a recibir el bautismo y procurar que después lleve una vida cristiana congruente con el bautismo y cumpla fielmente las obligaciones inherentes al mismo.

En la Confirmación, un padrino acompaña al receptor del sacramento. Su función es testimonial y también debe procurar que el confirmado lleve una vida cristiana y cumpla fielmente las obligaciones inherentes al mismo.

El Crisma y su Uso Sacramental

7. Definición de Crisma

El Crisma es un aceite consagrado usado en determinadas ceremonias, compuesto de aceite de oliva (que representa la fortaleza) y una pequeña cantidad de bálsamo (cuyo aroma representa el suave olor de la vida cristiana).

8. Sacramentos con Unción de Crisma

Hay unción con el Crisma en tres sacramentos:

  • En el Bautismo: en la cabeza.
  • En la Confirmación: señal de la cruz en la frente.
  • En el sacramento del Orden: unción con el crisma en las manos.

Sacramento de la Reconciliación y el Amor Conyugal

9. Obras del Penitente en la Reconciliación

Las obras del penitente en el Sacramento de la Reconciliación son:

  • Examen de conciencia: recapitulación interna de los pecados.
  • Arrepentimiento: sentir interiormente la culpa por los pecados cometidos.
  • Contrición: deseo de reparar el daño hecho por los pecados cometidos y de no repetirlos.
  • Confesión: expresión delante de un sacerdote que, según la fe católica, tiene el poder concedido por Jesucristo mismo de absolver los pecados.

10. Bienes y Exigencias del Amor Conyugal

Los bienes y exigencias del amor conyugal son:

  • Unidad e indisolubilidad del matrimonio.
  • La fidelidad del amor conyugal.
  • La apertura a la fecundidad.

El Sacramento del Orden y la Eucaristía

12. Grados del Sacramento del Orden

Los tres grados del sacramento del Orden son: el Episcopado, el Presbiterado y el Diaconado.

13. Partes de la Celebración de la Eucaristía

La celebración de la Eucaristía se puede esquematizar en las siguientes partes:

  • Nos reunimos como comunidad.
  • Escuchamos y acogemos la Palabra de Dios.
  • Celebramos el signo sacramental, la Eucaristía.

14. Momento Culminante de la Eucaristía

El momento cumbre de la Eucaristía es la Plegaria Eucarística, donde el pan y el vino se convierten en Cuerpo y Sangre de Jesucristo. Dentro de esta plegaria, la Doxología final es la parte más importante.

15. Significado de la Fórmula de Despedida en la Eucaristía

Cuando el celebrante nos despide con la fórmula «¡Podéis ir en paz!», en realidad es Cristo mismo quien nos envía para anunciar y extender el reino de Dios.

16. Vivir una «Vida Eucarística»

Significa salir de sí mismo, de los estrechos límites de la vida, y crecer en la amplitud de la vida de Cristo. Significa comenzar a preocuparse de las cosas del Señor.

Antropología Teológica: El Ser Humano

17. El Hombre como Imagen de Dios

Ser imagen de Dios le da al ser humano un puesto y una dignidad únicos e incompatibles:

  • El hombre está llamado a entrar en diálogo con Dios.
  • Es un ser único, irrepetible e insustituible.
  • No es autónomo, depende de su Creador y es digno de amor.
  • Es persona (individuo que tiene un fin en sí mismo, anterior e independiente del de la especie, debido a su componente espiritual e inmortal).

Por consiguiente: Ningún hombre puede estar en función de nada, ningún ser humano puede ni debe «utilizar» a otro simplemente como medio o instrumento para conseguir sus propios fines. El hombre, cada hombre, tiene valor por sí mismo.

En consecuencia: Si Dios es el Tú del hombre, y a su vez, el hombre es el Tú de Dios en este mundo. El otro no puede ser para mí una cosa, sino una persona, un Tú para Dios, por quien Dios está seriamente interesado. Cada hombre se comporta respecto a Dios, según se comporta respecto a su semejante, que es imagen suya.

18. La Condición Moral del Ser Humano

La raíz de la condición moral del ser humano está en que, para vivir, tiene que ir haciéndose su propia vida, mientras que al animal se la dan programada y hecha. El ser humano no se ajusta al medio en el que vive; a cada paso lo rebasa, y puede y tiene que elegir esto y dejar aquello. El hombre, como persona, es protagonista de su propia vida. A través de determinados actos humanos, el hombre confirma su propia vida en un sentido u otro, se hace a sí mismo. A través de ellos, el ser humano como tal se logra o se pierde, se hace bueno o malo, justo o injusto, digno o indigno.

19. Condiciones de la Libertad Humana

El hombre es libre, pero lo es limitadamente. La libertad humana no es absoluta: el hombre nace en un contexto de condiciones genéticas, culturales, políticas, geográficas, etc., que no ha escogido, le son dadas. A lo largo de su vida, ejerce siempre su libertad dentro de un marco de condiciones y referencias. Tales condiciones limitan la libertad pero no la destruyen; es más, interpelan al hombre y estimulan y sostienen el uso de su libertad.

La libertad del hombre es libertad de un ser creado: don magnífico que se ha de acoger y hacer madurar con la conciencia del deber.

La libertad puede crecer o disminuir, madurar o languidecer, y de ello depende que la persona se logre o se malogre. La libertad es fundamento de la dignidad de la persona humana. En la verdad y en el amor se afirma y crece la libertad: una libertad madura es una libertad responsable y comprometida. No de todos sus actos es igualmente responsable el hombre, porque no todos le son igualmente imputables: la libertad hace al hombre responsable de sus actos en la medida en que estos son voluntarios.

20. La Conciencia: Definición y Fiabilidad

Dios ha puesto en lo profundo del corazón del hombre un saber «práctico» que dicta lo que es bueno o malo. Este saber es propio de la persona humana y participa de la dignidad de esta. A este saber lo llamamos conciencia moral. En el campo de la conciencia moral se juzga, para bien o para mal, la vinculación viva y efectiva de la libertad del hombre con la verdad. La verdad moral que dictamina la conciencia es interior a la propia conciencia, es su verdad, y por otro lado, la trasciende. La conciencia es activa: se hace para sí misma un juicio sobre la bondad o maldad del acto realizado y requiere convicción personal. La conciencia es la norma próxima de la moralidad personal. De ahí que el hombre está obligado a seguir lo que le dicta su conciencia, aunque por un error invencible esté equivocada.

Fiabilidad de la Conciencia

La conciencia no es infalible, a veces se equivoca. Está sometida a la verdad moral, y a ella ha de orientarse siempre. En esa orientación consiste su dignidad: cuando juzga rectamente, su dignidad es la de la verdad objetiva; cuando se equivoca, le viene su dignidad de aquello que el hombre, equivocándose, cree verdadero. No solo somos responsables ante nuestra conciencia, lo somos también de nuestra conciencia: hemos de formarla, hacerla adulta, lo cual requiere un compromiso serio y sincero con la verdad. La conciencia necesita y precisa de la vigilancia y el discernimiento: el hombre habrá de mantener una vigilante distancia respecto a todo lo que pueda falsearla y oscurecerla.

Las Virtudes

21. Definición y Grupos de Virtudes

Las virtudes son actitudes o disposiciones firmes y constantes de la persona humana para obrar el bien moral. Las virtudes humanas se dividen en:

  • Virtudes morales: las adquiridas por el esfuerzo humano.
  • Virtudes teologales: las infundidas por Dios en el hombre.

Virtudes Cardinales

En la tradición cristiana, junto a las 3 virtudes teologales (fe, esperanza y caridad), juegan un papel importante las 4 virtudes cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza. Reciben este nombre de la palabra latina «cardo» (quicio) porque en torno a ellas gira toda la vida moral del hombre. Además de las 4 virtudes cardinales existen muchas otras virtudes morales, por ejemplo, la sinceridad, la honradez… sin embargo, los moralistas las exponen reduciendo cada una de ellas a la cardinal correspondiente.

22. La Prudencia y la Justicia

Prudencia

Consiste en la disposición firme para obrar aprendiendo lo que en cada caso es verdaderamente razonable. Es propio de la prudencia el juicio práctico acertado sobre una situación moral concreta, es decir, aplicar los principios y criterios morales a cada situación individual. Dispone en el hombre su razón práctica para discernir. Para acertar en la elección, el hombre prudente:

  • Guarda en su memoria las experiencias de su vida pasada, cernidas y rememoradas con la mayor objetividad posible.
  • Se deja guiar humildemente por la verdad de la realidad y por otras personas; es una mente siempre abierta de antemano a la realidad.
  • Se mantiene en toda ocasión alerta, por si la situación cambia, para dar nuevas respuestas a situaciones nuevas.
Justicia

Es la disposición firme y constante de dar a cada uno lo suyo. El objetivo es darle a cada uno aquello a lo que tiene derecho. La justicia regula la vida social; mientras las otras virtudes cardinales perfeccionan al hombre, esta afecta a las relaciones del individuo con el otro y con la comunidad, y viceversa. Es una virtud eminentemente social. Como comunidad solidaria, la humanidad ha de estar orientada al bien de todos y cada uno de los hombres, particularmente de los más desfavorecidos. Lo exige la dignidad inviolable de cada uno. Formas de justicia: conmutativa, distributiva y legal.

23. La Fortaleza y la Templanza

Fortaleza

Nos hace capaces de vencer el temor a los males (reales o imaginarios) que nos amenazan, incluso la muerte, y nos da ánimos para sobrellevar las pruebas de la vida y las persecuciones por seguir el camino del bien o por la fidelidad a Dios. Tal valor se muestra en el aguante y en la resistencia, y no en el ataque violento. Es el caso del coraje de tantos en el testimonio de la fe o en la defensa de la causa justa. Conduce a lo que podemos llamar «valor cívico», libertad y valentía para defender públicamente las propias convicciones, independientemente de lo que se opina comúnmente. «La fortaleza es la virtud moral que asegura, en las dificultades, la firmeza y la constancia en la búsqueda del bien».

Templanza

Es la moderación en la satisfacción de nuestras necesidades y apetitos. Conduce al dominio de sí mismo para encontrar la recta medida en el disfrute de los bienes de este mundo. El hombre se fija unos límites que favorecen su realización, frente a unas apetencias disparadas sin límites. Así, el hombre conforma responsable y libremente su vida. La moderación es necesaria, además, para favorecer la justicia social que procure la distribución equitativa de los bienes superfluos, y aun los necesarios, en la sociedad.

La Ley Natural y el Decálogo

24. La «Ley Natural» y sus Características

La ley natural es la luz de la inteligencia en nosotros dada por Dios y sirve para distinguir el bien del mal. Sus características son la universalidad (es universal y su autoridad se extiende a todos los hombres) y la inmutabilidad (la existencia de normas objetivas de moralidad válidas para todos los hombres de todas las épocas).

25. El «Decálogo» y sus Dos Tablas

El Decálogo es un resumen de las prescripciones morales de la ley antigua. Se presenta grabado en dos tablas. La primera contiene los mandamientos que se refieren a la relación de los hombres con Dios (I-III). La segunda contiene los que se refieren a la relación de los hombres entre sí (IV-X). Esta representación pone de manifiesto la estructura binaria de la moral del Decálogo: el amor a Dios y el amor al hombre están indisolublemente unidos entre sí en la ley antigua.

El Mensaje Moral de Jesucristo

26. El Concepto de «Prójimo» en Jesús

Encontramos el significado de esta palabra en la parábola del Buen Samaritano. La introducción de esta parábola nos lleva a plantearnos el amor de Dios y al prójimo como semejantes. Jesús decía que su prójimo pobre y sufriente va a ser el que tenga al lado en su puerta, el que se le acerca y le implora por la calle, el que se encuentra diariamente en necesidad. Jesús decía que el prójimo no solo tiene que ser una persona cercana, del clan, de la raza… sino que el prójimo también es la víctima que me necesita en cualquier parte del mundo. Por lo tanto, es prójimo aquel que, ante el escándalo y la vergüenza humana que supone la pobreza en el mundo, la miseria y la indefensión de más de media humanidad, se para y tiende su mano ofreciendo no solo su compañía, sino su pan, para facilitar el seguimiento al Maestro.

27. El Pecado: Definición, Descripción y Tipos

El pecado es un pensamiento, una acción o una omisión que va en contra de la voluntad de Dios. Que sea contrario a cualquiera de los 10 mandamientos, o bien que sea contrario a cualquiera de las enseñanzas de la Iglesia en materia de moral, o bien, que sea contrario a aquello que consideramos que debemos hacer o evitar.

Criterio 1: Según el Principio por el cual Procede el Pecado
  • Pecado original: Lo tiene como propio todo ser humano, ya que lo hereda de Adán y Eva. Es un estado que implica carencia de la gracia de Dios y causa desorden en nuestras vidas, inclinándonos a otros pecados.
  • Pecado actual: Es todo acto voluntario de pensamiento, palabra, obra u omisión contrario a la recta razón.
Criterio 2: Según la Gravedad del Pecado
  • Pecado grave o mortal: Es aquel que separa a la persona de la amistad de Dios. Implica un pecado que se hace con suficiente conciencia y libertad; la consecuencia es la pérdida de la gracia santificante y la participación de la vida divina que Cristo nos mereció, por eso es llamado mortal, porque produce la muerte de la propia alma.
  • Pecado venial: Es una ofensa que no rompe la relación con Dios (no produce la muerte de la propia alma), pero sí la debilita.

28. Las «Virtudes Teologales»

Son tres: fe, esperanza y caridad. Fueron infundidas por Dios en nuestra alma el día de nuestro bautismo, pero como semilla que había que hacer crecer con nuestro esfuerzo, oración y sacrificio.

  • Fe: Es un don, una luz divina por la cual somos capaces de reconocer a Dios.
  • Esperanza: Es la virtud teologal por la cual deseamos a Dios como Bien Supremo y confiamos firmemente alcanzar la felicidad eterna y los medios para ello.
  • Caridad: Es la virtud por la que podemos amar a Dios y a nuestros hermanos por Dios.

29. Características del Mensaje Moral de Jesucristo

Mencionamos y comentamos cinco características del mensaje moral vivido y predicado por Jesucristo:

  1. En la moral cristiana, el «ser» es más importante que el «actuar»: El interior condiciona la calidad moral de la acción externa de la persona, por lo que lo más importante del ser es la persona, la tendencia que tenemos en nuestro interior y nos hace ser quienes somos.
  2. El «interior del hombre» condiciona y determina la calidad moral de la acción exterior: Dependiendo de cómo una persona se eduque personalmente en su interior y vaya creciendo, adquiriendo unos principios y una ética, se verá reflejado en sus actos y, con ello, la calidad moral que le definirá.
  3. La moral predicada por Jesús no se mide por la ley de «lo justo» sino de «lo perfecto»: La moral de Jesús propone alcanzar la plenitud y no solo condena los pecados graves, sino las faltas pequeñas. Viene postulada por la necesidad de cumplir la voluntad de Dios, que no admite excepciones.
  4. La moral predicada por Jesús supone el premio y el castigo (no de parte de Dios, sino derivado de nuestra propia conducta). El juicio de Dios es «amor y misericordia»: Esto quiere decir que Dios no premia o castiga; el ser humano se castiga con la propia acción negativa que realiza, puesto que en el modo de actuar definimos nuestra propia conducta.
  5. La moral cristiana está referida al «presente» pero contempla la vida futura del hombre: Todo aquello que realiza el hombre en su vida presente (amar, odiar, todo lo que aprenda o padezca) le servirá para su propia construcción personal y para la elaboración de su futuro.

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