Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812: Un Legado Liberal en la España del Siglo XIX


Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812

Las Cortes de Cádiz

Durante la Guerra de la Independencia, los diputados se reunieron en Cádiz. La mayoría fueron elegidos por las Juntas Provinciales. Predominaba la clase media con formación intelectual y académica. Entre los diputados surgieron tres tendencias:

  • Liberales: Influyeron notablemente en la labor de las Cortes.
  • Jovellanos: Propuso reformar y mejorar el sistema político español, limitando los poderes del rey e introduciendo novedades. Se oponían a la revolución y a la soberanía nacional.
  • Absolutistas (o «serviles»): Eran contrarrevolucionarios que defendían el viejo absolutismo monárquico y se oponían a las medidas legislativas reformistas de los liberales.

En septiembre de 1810, las Cortes iniciaron sus sesiones. Se aprobó una declaración que reconocía a Fernando VII como rey, pero se rechazó el absolutismo y el origen divino del monarca. Ante la necesidad de ofrecer una respuesta a las reformas del Estatuto de Bayona, se abordó la reforma de las instituciones políticas, económicas y jurídicas, además de redactar una constitución. Se aprobaron una serie de decretos importantes:

  • Libertad de imprenta y supresión de la censura de prensa.
  • Supresión del régimen y los derechos señoriales.
  • Abolición de la Inquisición.
  • Eliminación de gremios e introducción de la libertad económica, comercial, de trabajo y de fabricación.
  • Supresión de privilegios.
  • Incautación y venta de los bienes de jesuitas y órdenes militares.

La Constitución de 1812

Esta constitución de carácter liberal constaba de 384 artículos. Entre sus diputados destacados se encontraban Agustín de Argüelles, Evaristo Pérez de Castro y Diego Muñoz Torrero.

Principios Fundamentales de la Constitución de 1812:

  1. Soberanía Nacional: El poder residía en la Nación.
  2. División de Poderes:
    • Legislativo: Las Cortes.
    • Ejecutivo: El Gobierno.
    • Judicial: Los tribunales.
  3. Sistema Político Parlamentario: Se recortaron las atribuciones y prerrogativas del monarca. El monarca perdía el poder judicial y la capacidad de establecer impuestos o alianzas diplomáticas, quedando estas bajo el control de las Cortes durante dos años. El monarca conservó la atribución de designar ministros, con el apoyo de las Cortes, lo que se conocía como «doble confianza».
  4. Sufragio Universal (masculino): Los hombres mayores de 25 años podían votar y reunirse en juntas provinciales.
  5. Igualdad de todos los ciudadanos ante la ley: Significó el fin de las diferencias estamentales y de los privilegios fiscales, militares y jurídicos que habían beneficiado a la nobleza durante siglos.
  6. Afirmación de los derechos y libertades individuales: Su reconocimiento aparecía disperso en varios apartados, incluyendo la libertad de imprenta, la inviolabilidad del domicilio y el derecho de propiedad. La proclamación del catolicismo y la negación de la libertad religiosa fueron gestos condicionados por la guerra y la necesidad de conservar la colaboración del clero en la lucha contra los franceses.
  7. Reorganización del Ejército: Se distinguía entre el Ejército y la Milicia Nacional, un nuevo cuerpo militar eventual formado por ciudadanos armados.

La Constitución no tuvo vigencia continua, aplicándose durante el Trienio Liberal (1820-1823) y unos meses de 1836. No obstante, otros textos posteriores se encargarían de hacer avanzar a la sociedad española en la conquista de sus derechos individuales y colectivos.

La Práctica del Despotismo Ilustrado con Carlos III (1759-1788)

Carlos III fue el prototipo de gobernante ilustrado, llevando a cabo una serie de reformas e implantando lo que se conocía como Despotismo Ilustrado. Las reformas se iniciaron desde arriba, para lo cual se rodeó de ministros muy valiosos que deseaban mejorar la economía y someter a los privilegiados al poder real.

Emprendió reformas económicas, especialmente en la agricultura, con el fin de aumentar la producción, lograr un mercado libre y elevar los ingresos de Hacienda. Muchas de estas reformas no se aplicaron en su totalidad, pero impulsó proyectos como el regadío en Castilla, la construcción del Canal de Castilla y el intento de colonizar comarcas despobladas como Sierra Morena. Se construyeron obras públicas que mejoraron el transporte.

Para financiar la deuda pública, se expulsó a los Jesuitas en 1767. La educación adquirió gran importancia con la creación de academias y las Sociedades Económicas de Amigos del País. Contó con ministros de Nápoles como Squilache y Sabattini, y entre los españoles destacaron el Conde de Aranda.

La Ilustración en España

La Ilustración es una corriente cultural que surge en Francia en el siglo XVIII y se difunde por toda Europa. Los ilustrados españoles, aunque pocos en número, tuvieron gran importancia en los procesos de renovación de la vida, buscando soluciones para la decadencia económica y social del país. No eran revolucionarios, sino intelectuales y artistas, perteneciendo en su mayoría a la nobleza (hidalgos) y a la burguesía.

Criticaron los valores tradicionales (políticos, religiosos, económicos y sociales) y propusieron un nuevo régimen basado en principios liberales como la Soberanía Nacional y la separación de poderes. Defendieron la igualdad de las personas ante la ley y el liberalismo económico.

En la primera mitad del siglo, destaca el fraile Feijoo y Montenegro, quien realizó una crítica a los prejuicios tradicionales y las supersticiones. Se crearon las principales Academias, instrumentos clave para la difusión de las «luces». Tras el impulso reformista de Fernando VI, la Ilustración alcanzó su apogeo durante el reinado de Carlos III. Sus ministros (Campomanes, Jovellanos…), con un espíritu renovador, intentaron elevar el nivel económico y cultural del país, creándose las Reales Sociedades Económicas de Amigos del País.

El interés por la educación y el progreso se concretó con la creación de instituciones de enseñanza y la reforma de las universidades. En literatura, destacaron Cadalso, Meléndez Valdés y Fernández de Moratín. El estilo artístico predominante fue el Neoclasicismo, cuya influencia se plasmó en las reformas urbanísticas realizadas en Madrid por Carlos III. En pintura, destaca la obra de Goya.

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