Fundamentos de la Metafísica: Del Ser a las Críticas Filosóficas


Objeto y Método de la Metafísica

La metafísica es la disciplina que estudia lo que está más allá del mundo físico. Se considera que toda rama de la filosofía está, en última instancia, basada en la metafísica. Sus temas centrales son el mundo, Dios y el alma.

Objeto de la Metafísica

El objeto de estudio de la metafísica se divide en dos:

  • El objeto material: Es el ente (ens), es decir, lo que está siendo, lo que existe. A su vez, se puede separar en dos categorías:
    • Entes reales: Aquellos que existen en la realidad, independientemente de la mente.
    • Entes de razón: Aquellos que existen solo porque son concebidos por la mente; son conceptos que no existen por sí mismos.
  • El objeto formal: Es el ente en tanto que ente, es decir, se estudia en su cualidad de existente. Aunque todo existe, no todo existe de la misma forma. La metafísica busca comprender el mundo que nos rodea y tratar de descifrar su estructura fundamental. Lo único que no es objeto de su estudio es el no-ente, la nada.

Método de la Metafísica

El método de la metafísica (la forma en que se estudia) es el inductivo-deductivo: un movimiento constante “de lo general a lo particular y de lo particular a lo general”. Para llegar a su objeto, la mente humana utiliza tres grados de abstracción:

  1. Ciencias particulares (Física): Abstraen de lo individual y concreto, pero no de la materia sensible. Se centran en la esencia de los objetos físicos.
  2. Matemáticas: Abstraen de la materia sensible y se centran únicamente en la cantidad (la materia inteligible). Es un nivel de abstracción mayor que el de las ciencias particulares.
  3. Metafísica: Es el grado más alto. Abstrae de toda materia y se enfoca en el ser en cuanto ser. Separa el ser (el acto de existir) de la esencia (lo que la cosa es).

Por lo tanto, el método que tiene la metafísica para hablar de los entes es mediante el tercer grado de abstracción, un método separativo.

*Los textos de Aristóteles y Heidegger son fundamentales para profundizar en este tema.

Críticas a la Metafísica

Nominalismo: Guillermo de Ockham (1285-1349)

Guillermo de Ockham fue un fraile franciscano y filósofo inglés que vivió en el siglo XIV. Es conocido como el fundador del nominalismo, una corriente que critica fuertemente la metafísica. Según Ockham, no existen los universales; es decir, ideas generales como “humanidad”, “justicia” o “amor” no tienen realidad fuera de nuestra mente. Lo único que existe verdaderamente son los individuos concretos que percibimos con los sentidos. Cuando usamos palabras generales como “hombre” o “animal”, en realidad estamos usando nombres o conceptos que agrupan cosas parecidas, pero esos conceptos no existen en el mundo real, solo en nuestro pensamiento.

La “Navaja de Ockham”

Ockham también formuló el principio conocido como la “Navaja de Ockham”, que establece que “no debemos multiplicar las explicaciones sin necesidad”. Esto quiere decir que, si dos explicaciones son posibles, la más simple suele ser la correcta. Este principio influenció muchas áreas como la ciencia, la medicina y la economía.

Crítica a la metafísica

Su postura crítica lo llevó a enfrentarse con la Iglesia. Para Ockham, la metafísica no puede demostrar la existencia de Dios ni hablar válidamente del alma o del ser, porque estas realidades no pueden percibirse por los sentidos. La única manera de aceptar la existencia de Dios, según él, es por la fe. Esto chocaba con la posición de la Iglesia medieval, que defendía que razón y fe debían armonizarse.

El pensamiento de Ockham representa una reacción escéptica y empirista frente al pensamiento medieval, y su filosofía fue precursora de corrientes como el empirismo de Hume y el positivismo. En resumen, Ockham rechaza los conceptos metafísicos porque no se basan en la experiencia y afirma que solo podemos conocer lo que percibimos directamente. Por eso, sostiene que lo real es lo individual. El positivismo, el nominalismo y el empirismo comparten esta raíz común.

Positivismo: Auguste Comte (1798-1857)

Auguste Comte fue un filósofo francés del siglo XIX y creador del positivismo, una corriente que sostiene que el único conocimiento válido es el que se basa en la experiencia y el método científico. Para Comte, todo lo que no pueda comprobarse con los sentidos y la razón no es verdadero conocimiento.

Desarrolló la “Ley de los Tres Estados” para explicar cómo evoluciona el conocimiento humano. El primer estado es el teológico, donde todo se explica por fuerzas divinas o sobrenaturales. El segundo estado es el metafísico, que busca explicaciones abstractas pero sigue sin basarse en la experiencia. El tercer y último estado es el positivo o científico, donde se buscan hechos observables y leyes que los rigen, dejando de lado especulaciones sobre causas invisibles.

Por esto, Comte critica la metafísica, porque plantea preguntas que no pueden ser verificadas científicamente. Para el positivismo, la metafísica es una disciplina sin valor porque no aporta conocimientos reales sobre la realidad. En cambio, la ciencia sí permite conocer y explicar el mundo de forma objetiva.

Criticismo: Immanuel Kant (1724-1804)

Immanuel Kant fue un filósofo alemán que buscó unir el racionalismo y el empirismo. Sostenía que el conocimiento nace de lo que percibimos por los sentidos, pero que la mente lo organiza según categorías innatas como tiempo, espacio o causalidad. Según Kant, conocemos fenómenos (cómo las cosas se nos presentan), pero no podemos conocer el noúmeno (la realidad en sí misma).

Kant distingue tres tipos de juicios: los analíticos a priori, que no aportan nueva información; los sintéticos a posteriori, que dependen de la experiencia; y los sintéticos a priori, que son necesarios, universales y aportan conocimiento nuevo. Estos últimos son la base de la ciencia.

Kant critica la metafísica porque intenta conocer realidades como Dios, el alma o el universo, pero estas no se pueden percibir ni comprobar empíricamente. Por eso, la metafísica no puede ser una ciencia. Sin embargo, en el ámbito moral, Kant afirma que debemos actuar según el imperativo categórico:

“Obra de tal modo que la máxima de tu voluntad pueda valer siempre, al mismo tiempo, como principio de una legislación universal”.

Aunque no podemos demostrar la existencia de Dios mediante la razón pura, Kant postula que debemos creer en él como un fundamento necesario para sostener la moral.

Nihilismo: Friedrich Nietzsche (1844-1900)

Friedrich Nietzsche fue un filósofo alemán que criticó profundamente la metafísica y la moral tradicional. Nació en 1844 en un entorno cristiano, pero con el tiempo se alejó de esa educación religiosa y comenzó a cuestionar todas las bases de la cultura occidental. Su pensamiento se puede dividir en tres grandes etapas.

En su primer período, defendió la importancia del arte y criticó el racionalismo. Creía que la vida debía ser vivida con pasión, como lo hacían los griegos antiguos. En esta etapa escribió El origen de la tragedia, influenciado por la música de Wagner, aunque después se distanció de él.

En su segundo período, se vuelve más racional y crítico. En obras como Humano, demasiado humano, analiza cómo muchas creencias y valores nacen de la costumbre o de la utilidad social, no de una verdad universal. Es aquí donde empieza a cuestionar la moral tradicional.

En su tercer período, desarrolla sus ideas más revolucionarias: la muerte de Dios y el superhombre (Übermensch). En Así habló Zaratustra presenta a un filósofo que propone crear nuevos valores y superar los heredados del cristianismo. Nietzsche proclama que “Dios ha muerto” para simbolizar que las creencias judeocristianas ya no sostienen la vida moderna, lo cual nos deja sin un sentido claro. Esto puede llevar al nihilismo, la idea de que nada tiene valor. Pero Nietzsche lo ve como una oportunidad: ya que los valores antiguos han caído, podemos crear otros nuevos y más auténticos.

También critica la moral tradicional al diferenciar entre dos tipos: la moral de los señores y la moral de los esclavos. La primera es la de las personas fuertes y creativas, que crean sus propios valores. La segunda es la de los débiles, que valoran la humildad, la obediencia y la igualdad. Para Nietzsche, la moral cristiana es una moral de esclavos porque reprime la fuerza y fomenta la mediocridad.

En resumen, Nietzsche propone romper con la metafísica, con las verdades absolutas y con los valores tradicionales. Invita a vivir afirmando la vida con valentía, creando nuestros propios valores y superando los límites impuestos por la moral y la religión.

Conceptos Fundamentales de la Metafísica Clásica

El Principio de No Contradicción (Aristóteles)

En su obra Metafísica (Libro IV, capítulo 3), Aristóteles establece que el principio más firme de todos es el principio de no contradicción. Es el más importante porque sin él no podemos conocer nada. Este principio afirma que “es imposible que algo sea y no sea al mismo tiempo y en el mismo sentido”. Por ejemplo, no puedo decir que una botella es verde y no es verde al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto. Esto es algo que se cumple siempre en la realidad.

Aristóteles distingue entre tener información y conocer realmente. Para conocer, debemos respetar este principio, porque la realidad no admite contradicciones: o algo es verdadero o es falso, no puede ser ambas cosas a la vez. Este principio es la base de cualquier ciencia o conocimiento, porque si lo negamos, todo sería confuso y no podríamos afirmar nada con certeza.

Propiedades Trascendentales del Ente

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El ente no puede ser definido en el sentido estricto, ya que una definición lo limitaría, y el ente abarca todo lo que es. Si algo existe, es un ente y, por tanto, posee las propiedades trascendentales.

RES (cosa)
Todo ente tiene una esencia, algo positivo que lo hace ser ese ente y no otro.
UNUM (unidad)
Todo ente es uno e indiviso en sí mismo. Aunque esté compuesto de partes, constituye una unidad.
ALIQUID (algo)
Cada ente es distinto de los demás. Su esencia lo diferencia de otros entes; no es simplemente lo opuesto a la nada.
VERUM (verdad)
Todo ente es inteligible, es decir, puede ser conocido por una inteligencia. Su verdad no se opone a la falsedad (sentido gnoseológico), sino que se refiere a su capacidad de ser comprendido.
BONUM (bondad)
Todo ente es apetecible o deseable en algún sentido. Mueve a la voluntad, ya sea para buscarlo o rechazarlo, porque se presenta como un bien.
PULCHRUM (belleza)
Algunos autores añaden esta propiedad. Se refiere a cualquier tipo de belleza. El ente es bello porque es verdadero y bueno. Se define como “aquello que, una vez visto, agrada”. Causa cierto placer cuando es aprehendido. Agrada al ser contemplado. Ejemplo: el goce intelectual al resolver un problema matemático.
  • Las propiedades trascendentales tienen la misma extensión que la expresión “ente”; son máximamente universales.
  • Son convertibles entre sí; se deducen unas de otras.
  • No son sinónimos entre sí, pues cada una añade un matiz de significado.
  • Se aplican a todo ente, sea material o inmaterial, y por eso se llaman trascendentales.

Esencia y Ser

En filosofía, especialmente con Aristóteles y Tomás de Aquino, se distingue entre ser y esencia. El ser es el acto mismo de que algo exista en la realidad; no es una cosa, sino el acto que hace que algo sea real. Sin el ser, nada existiría. Por otro lado, la esencia es lo que una cosa es, lo que la define y la distingue de las demás. Por ejemplo, la esencia de un triángulo es tener tres lados, y la del ser humano es ser un animal racional.

Entonces, el ser responde a la pregunta: ¿esto existe?, mientras que la esencia responde a: ¿qué es esto?

Además, las cosas no existen todas de la misma forma. Hay modos de ser:

  • Algunas cosas son contingentes, como las personas o los árboles: pueden existir o no existir, y su existencia depende de otros.
  • Otras son necesarias, y no pueden no existir. En filosofía, se argumenta que Dios sería un ser necesario.

También distinguimos entre lo posible (lo que puede ser), lo potencial (lo que puede llegar a ser) y lo actual (lo que ya es en realidad). Este paso de la potencia al acto explica cómo cambian o se desarrollan las cosas.

Gabriel Zanotti, estudiando a Tomás de Aquino, afirma que todo lo que existe está compuesto de esencia y ser. La esencia es lo que una cosa puede ser, y el ser es lo que la hace real. Como las cosas contingentes no se explican por sí mismas, su existencia necesita apoyarse en un ser necesario que exista por su propia naturaleza.

Composición de Sustancia y Accidentes en el Ente Finito

En los seres finitos, Aristóteles distingue entre sustancia y accidentes.

  • La sustancia es lo que “es en sí mismo”, lo que existe por sí solo y da soporte al resto de características.
  • El accidente es lo que existe “en otro”, es decir, lo que modifica a la sustancia sin cambiar su esencia.

Aristóteles propone que toda realidad es o una sustancia o uno de los nueve tipos de accidentes, que son formas de ser:

  1. Cantidad: Se refiere a las partes que forman un cuerpo, como tamaño o extensión. Es el primer accidente del cuerpo físico.
  2. Espacio: Incluye dos aspectos:
    • Ubi: El lugar donde está algo.
    • Situs: El orden de las partes en ese lugar.
  3. Tiempo: Es la medida del movimiento. Solo existe en seres físicos, como nuestra edad.
  4. Cualidad: Describe cómo es algo. Incluye:
    • Forma o figura (por ejemplo, redondo).
    • Disposición o hábitos (como las virtudes).
    • Capacidades naturales (como la voluntad).
    • Cualidades sensibles (como color, textura o emociones).
  5. Acción: Lo que un ente provoca sobre otro.
  6. Pasión: Lo que un ente recibe de otro. Estas dos van juntas y pueden generar cambios: de lugar, de forma o de cantidad.
  7. Relación: El vínculo con otro ente, que puede cambiar.
  8. Habitus: Lo que algo posee como añadido, por ejemplo, ropa, adornos o incluso sal en la comida.

En síntesis, para Aristóteles un ente es una sustancia que se manifiesta a través de distintos accidentes que no cambian su esencia, pero sí su modo de ser en el mundo.

El Ente como Concepto Análogo

La analogía es un modo de predicación que se aplica a términos que no son ni totalmente idénticos (unívocos) ni totalmente diferentes (equívocos), sino que guardan una proporción o semejanza.

Estructura de la Analogía
Analogado PrincipalAnaloganteRelación
Aquel que posee una propiedad en grado máximo. Es el referente.Aquellos a los que se atribuye la propiedad en referencia al analogado principal.Relación de dependencia o participación del analogante respecto al analogado.
Ejemplo: La salud en un ser vivo.Ejemplo: Una comida saludable (porque causa salud).La comida es saludable en relación a la salud del ser vivo.

La palabra “ente” es análoga, ya que se atribuye a toda cosa que existe, aunque no todas sean lo mismo. No todo existe de la misma manera y modo, aunque a todo lo llamamos ente. En la teología natural, el analogado principal del ser es Dios. Todo el resto de los entes somos y existimos por participación en el ser de Dios. Si Dios no existiese, la sustancia sería el analogado o referente principal.

Comparación de Propiedades
Propiedades TrascendentalesAtributos del Ente Finito
Se refieren a lo material e inmaterial; se aplican a todo tipo de ente, tanto al ente finito como al infinito.Se aplican solo al ente finito.

La Metafísica de Santo Tomás de Aquino

Análisis de las Cinco Vías de Santo Tomás de Aquino

Santo Tomás de Aquino presenta cinco vías para demostrar racionalmente la existencia de Dios, basándose en la filosofía aristotélica y la observacióndel mundo.

  1. La vía del movimiento: Sostiene que todo lo que se mueve es movido por otro. Pero no podemos retroceder hasta el infinito en esa cadena de motores. Tiene que haber un primer motor que mueva todo sin ser movido por nada: ese es Dios. Esta idea se basa en el paso de la potencia al acto de Aristóteles.
  2. La vía de las causas eficientes: Parte de que todo lo que existe tiene una causa. Nada es causa de sí mismo. Si no hubiera una primera causa, nada existiría ahora. Por eso, debe haber una primera causa no causada, que origina a todas las demás: ese es Dios.
  3. La vía de lo posible y lo necesario: Distingue entre seres contingentes (que pueden existir o no) y seres necesarios (que no pueden dejar de existir). Si todo fuera contingente, habría habido un momento en el que no existía nada, y de la nada, nada surge. Por eso debe existir un ser necesario por sí mismo, que da origen a los seres contingentes: Dios.
  4. La vía de los grados de perfección: Observa que hay grados de bondad, verdad o belleza en las cosas. Para que existan estos grados, debe haber un máximo de perfección que sirva como referencia. Ese ser sumamente perfecto es Dios.
  5. La vía del orden o del gobierno del mundo: Señala que incluso las cosas sin inteligencia actúan de forma ordenada y orientada a fines. Esto no puede ser casual. Debe haber una inteligencia suprema que ordena la naturaleza y dirige todo hacia sus fines: ese es Dios.

En conclusión, estas cinco vías no buscan probar al Dios de una religión específica directamente, sino mostrar que es racional pensar en un ser primero, causa de todo, necesario, perfecto y ordenador del universo. Aunque sus argumentos han sido debatidos, plantean cuestiones fundamentales sobre el origen y el sentido de lo que existe.

Descripción Esencial de Dios

Dios es entendido como la causa primera de todo lo que existe. No lo conocemos directamente, sino que deducimos sus atributos a partir de lo que observamos en el mundo; esta es la idea central en Santo Tomás de Aquino. Él afirmaba que es más lo que no podemos saber de Dios que lo que sí, pero hay ciertas características que la razón puede descubrir.

Según las cinco vías, Dios es:

  • El primer motor inmóvil, que da inicio a todo movimiento sin moverse.
  • La causa incausada, la primera de todas las causas.
  • Un ser necesario, que no puede no existir.
  • El ser perfectísimo, medida de toda perfección.
  • La inteligencia ordenadora del mundo, que guía todo hacia un fin.

Además, podemos deducir que Dios es eterno, único, infinito, simple (sin partes), omnipotente (con todo poder), inteligente y el “acto puro de ser”, sin potencialidad ni cambio. Solo hay una cosa que Dios no puede ser: contradictorio.

En su relación con el mundo, Dios actúa de cuatro maneras: crea todo desde la nada, ordena lo creado dándole esencia y límites, conserva las cosas en el ser, y trasciende su creación. Es decir, todo depende de Él, pero Él no depende de nada.

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