El Palacio de Versalles: Historia, Arquitectura y Jardines
Orígenes y Ampliaciones
El Palacio de Versalles tuvo su origen en un palacete de caza con planta en U, construido para Luis XIII. Más tarde, Luis XIV encargó a Louis Le Vau su ampliación. Jules Hardouin Mansart realizó la última gran ampliación. También intervinieron Charles Le Brun y André Le Nôtre.
Versalles integra el palacio y sus vastos jardines. Cuenta con tres avenidas principales que confluyen en el Patio de Honor, justo enfrente de la habitación del rey. El palacio se encuentra inmerso en la naturaleza.
La ampliación de Louis Le Vau conservó el primitivo palacete de Luis XIII. Cuando el rey decidió que Versalles fuera la sede permanente de la corte, Jules Hardouin Mansart llevó a cabo una importante ampliación. Construyó dos alas, uniéndolas perpendicularmente a las alas laterales del patio, alineándolas con el acceso principal al patio y no con la fachada que da al parque.
El Corazón del Palacio: Cour de Marbre y Galería de los Espejos
El corazón del palacio es el Cour de Marbre (Patio de Mármol).
En el interior, destaca la Galería de los Espejos, un espacio de 75 metros de largo con 17 grandes ventanales y otros tantos espejos enfrentados, todos rematados por arcos de medio punto.
La Fachada Exterior
El exterior del palacio presenta una notable austeridad. La fachada se articula en tres pisos: el inferior, con un sobrio almohadillado; la planta principal, con ventanales que funcionan como puertas; y el superior, un ático con ventanas casi cuadradas. Una elegante balaustrada remata el edificio.
Los Jardines de Le Nôtre
Los jardines, diseñados por André Le Nôtre, eran el escenario de los placeres de la corte y constituyen un espacio meticulosamente estructurado.
Cerca del palacio, en un primer nivel, se encuentran los jardines decorativos. A los pies de la Galería de los Espejos, hay dos grandes estanques.
Desde aquí, una gran avenida conduce hasta el Gran Canal, delimitada por las impresionantes fuentes de Latona y Apolo. A ambos lados de esta avenida, en un segundo nivel, se extienden pequeños bosquecillos.
En el tercer nivel, se encuentra un estanque en forma de cruz, por el que el rey navegaba en góndolas. En su conjunto, Versalles escenifica el poder absolutista de la monarquía francesa.
La Escultura Barroca Española: Realismo y Devoción
Características Generales y Comitentes
La escultura barroca española está estrechamente unida a la realidad social del siglo XVII. Se trata de una escultura predominantemente religiosa, al servicio de las ideas del Concilio de Trento, caracterizada por su realismo e intenso contenido emocional, buscando fomentar la devoción popular.
Los principales comitentes fueron los monasterios, las parroquias y las cofradías. La proliferación de imágenes devocionales (Cristos, Vírgenes y Santos), lo que conocemos como imaginería, responde a la importancia que la Contrarreforma otorgó a las imágenes, rechazadas por los protestantes.
Tipologías Destacadas: Imaginería, Pasos Procesionales y Retablos
Los pasos procesionales son otra tipología destacada. Con ellos, nace la costumbre de sacar las imágenes en procesión, especialmente pensadas para la conmemoración de la Pasión de Cristo durante la Semana Santa.
Otra tipología que alcanzó gran desarrollo es el retablo.
Materiales y Técnicas
El material más utilizado fue la madera policromada, un material económico y más ligero, ideal para los pasos que se transportaban en hombros. Además, permitía conseguir un gran realismo, utilizando a menudo cabellos reales, uñas, dientes de asta, ojos y lágrimas de cristal, e incluso ropas auténticas en algunas imágenes.
Escuelas y Maestros del Barroco Español
Destacan dos grandes escuelas:
- La Escuela Castellana, con su foco más importante en Valladolid y la figura de Gregorio Fernández.
- La Escuela Andaluza, con un foco en Sevilla (Martínez Montañés) y otro en Granada (Alonso Cano, a quien le sigue su discípulo Pedro de Mena en el siglo XVIII).
También es notable la importancia de la escuela murciana con Francisco Salzillo.
La Inmaculada Concepción: Un Ejemplo Emblemático
La representación de la Inmaculada Concepción adquirió gran importancia en este periodo. La obra en cuestión se realizó para el oratorio de la Catedral de Granada, específicamente para el remate del facistol del coro.
La talla, de madera de cedro policromada, representa a la Virgen casi niña. Viste una túnica verde con un manto azul oscuro que presenta numerosos pliegues, creando intensos contrastes de luz y sombra. Su rostro es infantil, con ojos rasgados, nariz fina y boca pequeña. El cabello, liso y suave, le cae sobre los hombros y la espalda. Los dedos de las manos son finos y largos. En la nube que sirve de apoyo, se aprecian tres cabezas de ángeles.
Escuela Castellana: Gregorio Fernández
Gregorio Fernández: Se trasladó a Valladolid, atraído por la estancia de la corte en la ciudad. Su obra se caracteriza por un extraordinario realismo. En su producción destacan numerosos retablos y pasos procesionales, como La Piedad, que refleja un profundo dramatismo del dolor y una comprensión del sufrimiento humano. Su aportación más interesante son las imágenes de devoción, como el Cristo Yacente.
Escuela Andaluza: Alonso Cano y Pedro de Mena
Alonso Cano: Posee la personalidad más singular de su tiempo, siendo un artista polifacético. Nació en Granada, pero se estableció en Sevilla, donde se formó como pintor y escultor. Su concepto de belleza está lleno de serenidad e idealización.
Pedro de Mena: Colaborador de Cano y sucesor de su estilo, aunque sus obras son más realistas y menos contenidas. Destacan sus imágenes ascéticas, tratadas con frialdad y una intensa dramaticidad. Un ejemplo notable es La Magdalena Penitente.
Escuela Murciana: Francisco Salzillo
Siglo XVIII: Gran importancia de la escuela murciana.
Francisco Salzillo: Gozó de amplio prestigio y popularidad. Posee un innato sentido de la elegancia y un excelente conocimiento anatómico. Destacan sus pasos procesionales, que narran casi toda la Pasión. También es notable su actividad como belenista. Su obra La Oración en el Huerto es particularmente célebre.
El David de Donatello: Icono del Renacimiento
Donatello: Maestro del Quattrocento
Donatello: Figura clave del Quattrocento y uno de los artistas más influyentes del Renacimiento, junto a Miguel Ángel. Nació y murió en Florencia. Se formó en el taller de Ghiberti. La figura humana es el eje de su actividad escultórica. Aunque busca la belleza ideal, sus obras poseen un extraordinario realismo y una profunda psicología.
La Obra: Simbolismo y Composición
El David de Donatello es el primer desnudo realizado en bronce a tamaño natural desde la Antigüedad. La escultura representa a David justo después de haber decapitado a Goliat.
Según el relato bíblico, el gigante Goliat desafió a los israelitas a una pelea cuyo resultado decidiría la victoria en el enfrentamiento entre ambos pueblos. David, un joven pastor y futuro rey de Israel, se ofreció para este desafío y mató a su adversario lanzándole una piedra con su honda y cortándole después la cabeza.
Donatello presenta a David justo después de haber dado muerte al gigante. El joven se apoya sobre su pierna derecha y tiene la izquierda flexionada sobre la cabeza de Goliat. La mano derecha sujeta la espada, con la que acaba de cortar la cabeza del enemigo, mostrando una ligera torsión en el brazo. En la mano izquierda, lleva la piedra con la que le ha dado muerte. La cabeza, cubierta con el petaso (sombrero de pastor), está levemente girada.
La composición se ajusta a un esquema en «S», que le confiere cierta sensualidad. David muestra una actitud reflexiva, y su rostro expresa dulzura. Su cuerpo, desnudo, presenta formas todavía adolescentes. La estatua está realizada en bronce.
Detalles Escultóricos
La figura de David simboliza el triunfo de la inteligencia y la astucia sobre la fuerza bruta de Goliat. Además, posee una lectura política: el yelmo de Goliat alude a los duques de Milán, quienes amenazaban la ciudad de Florencia.
El Nacimiento de Venus de Botticelli: Belleza y Simbolismo Neoplatónico
Sandro Botticelli: Pintor de la Belleza Ideal
Sandro Botticelli: Nació en Florencia, donde desarrolló la mayor parte de su trabajo. Estuvo vinculado al círculo neoplatónico de los Médici. Sus obras más famosas incluyen La Primavera y El Nacimiento de Venus. Aunque los temas religiosos constituyen la mayor parte de su producción, Botticelli se despreocupa de la representación realista del espacio. Su concepción de la pintura es más poética que científica. Sus cuadros poseen un profundo lirismo, melancolía y refinamiento espiritual.
La Obra: Narrativa y Composición
El Nacimiento de Venus es la primera pintura de tema mitológico de gran formato que se conserva desde la Antigüedad clásica.
Botticelli representa el momento en que la diosa, flotando en el mar sobre una concha, llega a la playa, empujada por Céfiro (el viento del oeste), a quien abraza su esposa Cloris, entre una lluvia de rosas. Su soplo la impulsa hacia la isla.
En la orilla, la Primavera, una de las Horas que junto a las Gracias forman parte del séquito de Venus, la acoge con un manto bordado de flores.
Venus aparece representada como Venus Púdica, cubriéndose con sus largos cabellos. Según la tradición, el rostro de Venus es el de Simonetta Vespucci, considerada una de las mujeres más hermosas de su tiempo.
El eje de la composición lo marca la figura central de Venus. A un lado, el grupo formado por Céfiro y Cloris, y al otro, la Primavera, crean un conjunto equilibrado, aunque con movimiento sugerido por el viento.
Las figuras se dibujan con nitidez; Botticelli es un maestro en el uso de la línea y delimita con precisión los contornos de las figuras. No hay una preocupación evidente por la representación de la profundidad espacial.
Simbolismo y Significado
La obra representa el triunfo del Amor en la Naturaleza. Además, el mito del nacimiento de la diosa se corresponde con la creencia neoplatónica de la regeneración del alma por el agua del bautismo, sugiriendo que la verdadera belleza es la del espíritu.
La obra está llena de símbolos: las rosas que caen sobre la diosa hacen referencia al amor (implican alegría, pero también dolor por las espinas); la concha nos remite a la fertilidad; y la guirnalda de mirto que lleva la Primavera simboliza el amor eterno.