La Reconquista: Expansión de los Reinos Cristianos en la Edad Media
La Reconquista es el proceso de formación, consolidación y expansión de los reinos cristianos peninsulares a costa de al-Ándalus, que se prolongó durante ocho siglos. Sin embargo, fue durante los siglos XI al XIII cuando se produjo la mayor expansión territorial, impulsada por el crecimiento demográfico y el proceso de feudalización.
Principales Etapas de la Reconquista
Primera etapa: Expansión de los núcleos de resistencia (siglos VIII-XI)
Los cristianos consolidaron su territorio y avanzaron hacia el sur. En el siglo X, el Reino de León alcanzó territorios más allá del río Duero, tras la victoria de Simancas (939). En la zona oriental, el avance por el valle del Ebro fue más complejo.
Segunda etapa: Conquista de los valles del Tajo y del Ebro (siglo XI – primera mitad del siglo XII)
La conquista de Toledo en 1085, dirigida por Alfonso VI de Castilla, fue un hito fundamental, trasladando la frontera al sur del Tajo. Poco después, el Cid Campeador conquistó Valencia. Los soberanos de las taifas de Sevilla y Zaragoza pidieron ayuda a los almorávides del norte de África, que detuvieron el avance cristiano en la batalla de Sagrajas (1086) y recuperaron Valencia. No obstante, no pudieron evitar la conquista de Zaragoza en 1118 por Alfonso I de Aragón.
Tercera etapa: Conquista de los valles del Guadiana, Júcar y Turia (segunda mitad del siglo XII)
Fue una etapa de reajuste en los reinos cristianos. Se formó la Corona de Aragón, mediante la unión dinástica del Reino de Aragón y los Condados Catalanes. Poco después, consolidaron su frontera en Tortosa y Lérida. La Corona de Castilla y León experimentó a mediados del siglo XII una crisis política: se independizó el Reino de Portugal y, en 1157, Alfonso VII dividió el reino entre sus hijos, dando lugar a los reinos de León y Castilla. Quizás lo más significativo del periodo fueron los pactos de reparto y colaboración entre Castilla y Aragón, como el Tratado de Tudilén (1151) y el Tratado de Cazorla (1179). Fruto de estos acuerdos fueron las conquistas de Teruel por los aragoneses y de Cuenca por los castellanos.
Cuarta etapa: La gran expansión del siglo XIII
La coalición de Castilla, Aragón y Navarra, junto a muchos nobles europeos, derrotó al ejército almohade en la decisiva batalla de las Navas de Tolosa (1212). Lo que facilitó la conquista de Extremadura por Alfonso IX de León y la conquista de Andalucía y Murcia por Fernando III de Castilla, quien, además, reunificó definitivamente las coronas de Castilla y León en 1230. Su hijo, Alfonso X el Sabio, culminó la conquista de la Andalucía occidental. En la Corona de Aragón, Jaime I el Conquistador inició en 1229 la conquista de las Islas Baleares para controlar el comercio del Mediterráneo, y posteriormente del Reino de Valencia (1245), estableciendo la frontera con Castilla según lo pactado.
Quinta etapa: El Reino Nazarí de Granada (siglos XIII-XV)
El dominio musulmán en la península quedó reducido al Reino Nazarí de Granada, que pervivió como vasallo de Castilla hasta su conquista final por los Reyes Católicos en 1492.
El Descubrimiento de América y la Expansión Atlántica
En los siglos finales de la Edad Media, se generaron las condiciones propicias para los descubrimientos geográficos que marcaron la época del Renacimiento. Entre ellas destacan:
- El desarrollo de la cartografía, los instrumentos de navegación y las técnicas náuticas.
- La aparición de nuevas embarcaciones como la nao y la carabela.
- Un importante crecimiento del comercio internacional en los siglos XIV y XV.
- El colapso de la ruta comercial con las Indias a través de Oriente, lo que impulsó la búsqueda de una nueva.
La hegemonía europea basculaba hacia los países del Atlántico y la búsqueda de descubrimientos se vio impulsada por los intelectuales humanistas.
El Proyecto de Colón y las Capitulaciones de Santa Fe
Cristóbal Colón, un experimentado navegante, ofreció su proyecto de llegar a las Indias por el oeste a Portugal, pero fue rechazado por el Tratado de Alcáçovas-Toledo. Posteriormente, lo presentó a Castilla. Tras una larga negociación, el 17 de abril de 1492 se firmaron las Capitulaciones de Santa Fe. En estas, Colón era nombrado almirante, virrey y gobernador general, y obtenía el 10 % de los beneficios de las tierras descubiertas.
Los Viajes y sus Consecuencias
El 6 de septiembre, la expedición partió de las Islas Canarias con tres barcos bajo el mando de Colón. Tras varias semanas de travesía, el 12 de octubre de 1492 llegaron a tierra firme, a una isla del archipiélago de las Bahamas. Dos de los barcos regresaron, llegando a Lisboa el 4 de marzo. El 15 de abril, Colón se presentó ante los Reyes Católicos en Barcelona. Llevaba consigo oro, objetos exóticos y varios indígenas, siendo recibido de forma triunfal.
El papa Alejandro VI concedió a los Reyes Católicos la bula Inter Caetera, que otorgaba a Castilla el derecho sobre las nuevas tierras. Para resolver las disputas, Portugal y Castilla firmaron el Tratado de Tordesillas (1494), que otorgó a Portugal el derecho sobre Brasil. Poco después, otras potencias europeas comenzaron a enviar sus propias expediciones.
Colón realizó tres viajes más. Debido a su incapacidad para gobernar los nuevos territorios, los Reyes Católicos enviaron a otros administradores para gestionarlos. Se iniciaron entonces los llamados viajes menores o andaluces, con los que se completó el descubrimiento de las Antillas, la costa de América del Sur y el istmo de Panamá. En 1500, el navegante italiano Américo Vespucio reconoció la costa sur del continente, y su nombre fue propuesto para denominarlo: América.
Más tarde, Colón fue encarcelado acusado de abuso de poder. Murió en 1506, cansado y desilusionado. Sus herederos conservaron sus títulos, pero estos fueron desprovistos de poder real. Finalmente, en 1513, Vasco Núñez de Balboa descubrió el océano Pacífico.
El Imperio Hispánico de Felipe II (1556-1598)
En 1556, Felipe II recibió la herencia de su padre, Carlos I, que incluía los Países Bajos y las Coronas de Castilla y Aragón. Sus objetivos fundamentales fueron la defensa del catolicismo (lucha contra la herejía) y el mantenimiento de la hegemonía y la integridad de sus territorios.
Política Interior
Los problemas internos más importantes fueron:
- La rebelión de los moriscos en las Alpujarras (1568-1571), obligados a abandonar su lengua y sus costumbres, que fue duramente aplastada.
- La crisis de Antonio Pérez, su antiguo secretario, quien, procesado por conspiración, huyó a Aragón para acogerse a sus fueros y a la protección del Justicia Mayor. Felipe II utilizó a la Inquisición para detenerlo, lo que provocó una rebelión en Zaragoza (alteraciones de Aragón). La invasión de Aragón por el ejército real puso fin a la rebelión y supuso un recorte de los fueros aragoneses.
Política Exterior
La rebelión de los Países Bajos
La rebelión de los Países Bajos, de carácter político y religioso (calvinismo), fue el principal problema de su reinado. El Duque de Alba ejerció una dura represión que avivó el conflicto. Las provincias católicas del sur formaron la Unión de Arras, manteniéndose leales a Felipe II, mientras que las provincias protestantes del norte respondieron con la Unión de Utrecht, proclamando su independencia como las Provincias Unidas. El rey no reconoció al nuevo estado y la guerra continuó.
Conflicto con Inglaterra
Con la Inglaterra de Isabel I, las relaciones empeoraron a causa de la piratería de los corsarios ingleses en las colonias americanas y el apoyo inglés a los rebeldes de los Países Bajos. El intento de invasión con la Grande y Felicísima Armada (conocida como la Armada Invencible) en 1588 fracasó debido a la superior artillería inglesa y a las tempestades.
Lucha contra el Imperio Otomano
El avance de los turcos otomanos en el Mediterráneo, que conquistaron Chipre y Túnez, llevó a la formación de la Liga Santa, integrada por Venecia, el Papado y Felipe II. En la batalla de Lepanto (1571), la flota de la Liga derrotó a la armada turca, frenando su expansión por el Mediterráneo occidental.
Relaciones con Francia
Con Francia, tras la victoria en la batalla de San Quintín (1557), se firmó la Paz de Cateau-Cambrésis, que incluyó su matrimonio con Isabel de Valois. También intervino en las guerras de religión entre católicos y hugonotes (protestantes franceses).
La Unidad Ibérica
La unidad ibérica se logró tras la muerte sin descendencia del rey de Portugal. Felipe II, como hijo de Isabel de Portugal, reclamó el trono. En 1580, un ejército dirigido por el duque de Alba invadió Portugal. En 1581, las Cortes de Tomar reconocieron a Felipe II como rey de Portugal. La anexión se realizó bajo la promesa de respetar las leyes e instituciones portuguesas. Esta unión significó la fusión de dos inmensos imperios coloniales. Los reinos peninsulares permanecieron unidos bajo la misma corona hasta 1640.
La Política Exterior de los Borbones en la España del Siglo XVIII
La política exterior de los Borbones en el siglo XVIII se centró en dos objetivos principales: la recuperación de los territorios perdidos en la Paz de Utrecht (especialmente Menorca y Gibraltar) y la defensa del imperio colonial americano. En ambos objetivos, el principal enemigo fue Gran Bretaña y la aliada natural, Francia, debido a los lazos familiares.
El Reinado de Felipe V
Durante el reinado de Felipe V, la política exterior estuvo muy influenciada por su segunda esposa, Isabel de Farnesio, cuyo objetivo era conseguir tronos italianos para sus hijos. Esto llevó a una política intervencionista en Italia. Para contrarrestar el poderío británico, a partir de 1733 se firmaron con Francia los llamados Pactos de Familia. El Primer Pacto de Familia (1733) permitió la conquista de Nápoles y Sicilia para el infante Carlos (futuro Carlos III de España). La creciente penetración comercial británica en la América española desencadenó una guerra colonial (Guerra del Asiento, 1739). Con el Segundo Pacto de Familia (1743), España apoyó a Francia en la Guerra de Sucesión de Austria, consiguiendo para el infante Felipe los ducados de Parma y Piacenza.
El Reinado de Fernando VI
El reinado de Fernando VI fue un período de neutralidad y paz, dedicado a la reconstrucción interna, tras firmarse la paz con Inglaterra en 1749.
El Reinado de Carlos III
Carlos III abandonó la neutralidad y adoptó una política más beligerante contra Gran Bretaña. Firmó el Tercer Pacto de Familia (1761) y entró en la fase final de la Guerra de los Siete Años. La derrota fue costosa: España tuvo que ceder la Florida a Gran Bretaña, aunque en compensación recibió de Francia el vasto territorio de la Luisiana. Posteriormente, España, junto a Francia, entró en la Guerra de Independencia de las Trece Colonias norteamericanas en apoyo de los colonos rebeldes. Esta vez el resultado fue favorable. Por el Tratado de Versalles (1783), España recuperó Menorca y la Florida.
Balance del Siglo
En conjunto, la política exterior española del siglo XVIII, hasta la Revolución Francesa, tuvo resultados ambivalentes. Se logró el objetivo esencial de mantener el imperio colonial e incluso recuperar territorios, pero el enorme coste económico y el endeudamiento generado amenazaban la estabilidad futura de la monarquía.
