La crisis final de la restauración: el impacto de la I Guerra Mundial y el agotamiento del sistema político


9.1. Alfonso XIII y la crisis del sistema político de la Restauración: los partidos dinásticos. Las fuerzas políticas de oposición: republicanos, nacionalistas, socialistas y anarcosindicalistas.
El primer tercio del Siglo XX en España coincidíó con la mayoría de edad de Alfonso XIII (1902) y estuvo marcado por la crisis definitiva del sistema de la Restauración. Se caracterizó por los siguientes aspectos: 
•Relevo generacional en el liderazgo de los partidos. Las pugnas y divisiones internas entre los partidos del turno provocaron constantes cambios de gobierno.
•Insuficiente y muy desigual industrialización del país que generó grandes desigualdades sociales y un aumento de la conflictividad social.
•Incremento y desarrollo de la oposición política. 
•Intervencionismo de Alfonso XIII lo que incrementó su desprestigio.
•Reaparición del intervencionismo del ejército. 
Los primeros años del reinado de Alfonso XIII estuvieron marcados por los intentes de reforma o regeneración. Dentro de las corrientes reformistas pueden diferenciarse varias tendencias:
•Desde el propio sistema de la Restauración, Maura del Partido Conservador trataba de hacer un revolución desde arriba, desde el poder, para evitar que se produjera una revolución desde abajo.
•Desde los partidos marginados del sistema. Objetivo era movilizar a la opinión pública para desbancar definitivamnete a los partidos del turno.
•Desde el regeneracionismo intelectual que propónía reformas económicas y educativas para modernizar la sociedad.
El primer intento modernizador fue de Francisco Silvela, del Partido Conservador y dejó paso a un nuevo líder conservador, Maura. Intentó configurar un Estado fuerte y eficaz. Su proyecto pretendía poner fin al caciquismo con la Ley de Administración Local y la Ley Electoral. También pretendíó integrar el catalanismo a partir de la concesión de una mayor autonomía a ayuntamientos y diputaciones. Por otra parte, se adoptaron medidas proteccionistas para impulsar la actividad industrial española y se mejoró la legislación laboral.  El talante autoritario de Maura, su falta de entendimiento con el Partido Liberal, y, sobre todo, la dura represión de la Semana Trágica en 1909 supusieron el fin de su principal etapa al frente del Gobierno. La Semana Trágica se produjo tras el embarque de reservistas a Marruecos, que derivó en una fuerte represión con ejecuciones y su principal consecuencia fueron la disolución de las Cortes y la caída del Gobierno. El Partido Liberal, bajo el liderazgo de José Canalejas, también intentó llevar a cabo su programa regeneracionista. Planteó la separación de la Iglesia y el Estado, y promovíó la denominada Ley del Candado, que prohibía temporalmente la implantación de nuevas órdenes religiosas.
La Ley de Mancomunidades, permitía que varias diputaciones provinciales se unieran para la gestión de servicios públicos, fue aprobada por el gobierno de Dato. Canalejas se mostró inflexible ante las huelgas y conflictos laborales. Su asesinato en un atentado anarquista en 1912 marcó el final de la etapa regeneracionista promovida desde el propio sistema. La oposición a la Restauración estuvo representada por el republicanismo, el carlismo, los nacionalismos y el movimiento obrero.
El republicanismo constituyó la minoría parlamentaria de oposición más numerosa. La Uníón Republicana, intentaba agrupar a los diferentes grupos republicanos alrededor de Salmerón. El acercamiento entre Uníón Republicana y el catalanismo dio lugar a la fundación del Partido Republicano Radical, liderado por Lerroux.
En Cataluña los partidos nacionalistas aumentaron su influencia. La Lliga Regionalista, liderada por Prat de la Riba y Cambó. Una coalición electoral, Solidaritat Catalana, consiguió una clara victoria electoral frente a los partidos del turno. En el País Vasco, el Partido Nacionalista Vasco, pasó a denominarse temporalmente Comunión Nacionalista Vasca.
El nuevo siglo comenzó con un intenso ciclo de agitaciones obreras, el anarquismo promovíó la fundación de la Confederación Nacional de Trabajadores (CNT), que se convirtió en la principal organización obrera del país. El anarquismo vivíó unos años de enfrentamientos con las fuerzas del orden público (época del pistolerismo). El PSOE entró en el juego parlamentario, y sus principales líderes eran Iglesias, Besteiro y Largo Caballero, que estaba al frente del sindicato socialista, la UGT. Su rechazo a integrarse en la Internacional Comunista provocó una escisión del Partido Comunista de España (PCE).


9.2. La intervención en Marruecos. Repercusiones de la Primera Guerra Mundial en España. La crisis de 1917 y el trienio bolchevique.
La conferencia de Algeciras y el posterior Tratado Hispano-Francés supusieron el establecimiento de un protectorado Franco-español en Marruecos. A España se le concedíó una franja en el Norte, el Rif, y un enclave en la costa atlántica (Ifni y Río de Oro). La presencia española en esta área fue contestada por las tribus bereberes (cabilas). Los continuos ataques obligaron a mantener una fuerte presencia militar.
Una importante derrota en el Barranco del Lobo, decidíó incrementar el número de soldados españoles.
El envío de un contingente de fuerzas reservistas provocó un importante movimiento de protesta popular en Barcelona, conocido como la Semana Trágica. Los incidentes comenzaron durante el embarque de las tropas en el puerto barcelonés. La revuelta se prolongó durante una semana, dando lugar a un movimiento que adquiríó un fuerte componente antimilitarista y de rechazo a la Iglesia. Se produjeron enfrentamientos con las fuerzas del orden y se incendiaron edificios religiosos. 
Las autoridades respondieron declarando el estado de guerra.
El balance de los enfrentamientos fue de más de 100 muertos. La represión posterior fue muy dura y se dictaron condenas de muerte, el más conocido fue el de Ferrer Guardia. 
La Semana Trágica tuvo consecuencias políticas como la caída del gobierno de Maura. El rey disolvíó las Cortes y entregó el gobierno al líder liberal José Canalejas, hasta su asesinato en 1912. En el Partido Conservador tomó el mando Eduardo Dato, que murió víctima de un atentado en 1921.
El dominio del protectorado de Marruecos era fuertemente sostenido por una parte del ejército, los llamados africanistas, y por el propio Alfonso XIII. Empresas españolas también mostraron su interés por la construcción de ferrocarriles y la explotación de los recursos mineros de la zona. Hubo un momento crítico en 1921, cuando las tropas españolas iniciaron un avance desde Melilla con el general Silvestre, pero que finalizó con una derrota en Annual que ocasiónó más de 13.000 muertos. 
El desastre de Annual provocó una terrible impresión den una opinión pública que ya era contraria a la guerra. Los diputados republicanos y socialistas, reclamaron en el Parlamento el abandono de Marruecos. La comisión militar de investigación, presidida por el general Picasso, puso de manifiesto grandes irregularidades, corrupción e ineficacia.  Poco antes de que el Congreso emitiera su dictamen sobre el informe (Expediente Picassso), el Golpe de Estado de Primo de Rivera impidió conocer las conclusiones. Instauró una política de orden público muy represiva, que se dirigíó hacia la CNT. La represión redujo drásticamente los conflictos laborales y puso fin a la violencia social y el pistolerismo. 
Primo de Rivera intentó resolver la cuestión de Marruecos e intervino en el Rif. Los ataques dirigidos por el líder rifeño Abd el-Krim propiciaron la colaboración militar entre España y Francia, que se concretó en el desembarco español en la bahía de Alhucemas. Estas acciones militares conjuntas supusieron la derrota definitiva del líder Abd el-Krim y el final de la guerra de Marruecos. 
Las repercusiones de la I G.M. (durante la guerra) fueron: España se declaró neutral, fuerte demanda exterior y aumento de las exportaciones, subida de precios y escasez de productos básicos, enriquecimiento de empresarios y empobrecimiento de clases populares (protestas).
El fin de la Primera Guerra Mundial supuso la reducción de las exportaciones y una profunda crisis, en la que miles de personas perdieron su empleo. La crisis tuvo un especial impacto en Cataluña. El movimiento huelguístico más importante tuvo lugar en 1919 en La Canadiense, la empresa que abastecía de electricidad a Barcelona, una radicalización de las posturas derivó el pistolerismo. 
A comienzos de 1917, en España existía una situación de descontento social que se vio agravada por la coyuntura de la Primera Guerra Mundial, que supuso un empeoramiento del nivel de la vida de las clases populares. La crisis estalló en Marzo de 1917, cuando la CNT y la UGT convocaron una huelga. Durante el verano, el Gobierno tuvo que hacer frente a una crisis generalizada. 
·Las organizaciones sindicales convocaron una huelga general (conflicto obrero).
·Los militares, en desacuerdo con el sistema de ascensos que beneficiaba a los militares africanistas, se organizaron en unas Juntas de Defensa (conflicto militar).
·Los partidos opositores se reunieron en la Asamblea de Parlamentarios, convocada por la Lliga Regionalista (Barcelona), (conflicto político).
La reacción del Gobierno fue represiva: la huelga obrera fue duramente reprimida por el ejército. Las Juntas de Defensa militares fueron disueltas y el Gobierno prohibíó la reuníón de diputados y senadores.
Entre 1918 y 1921 se produjeron movilizaciones en el Sur de España, Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura. Se exigía el reparto de tierras por los campesinos siguiendo el ejemplo de la Revolución rusa, por lo que ese periodo se conoce como trienio bolchevique. Promovidas por grupos anarquistas, las revueltas incluían la ocupación de tierras, la toma de ayuntamientos y formación de comités de huelgas. El Gobierno reacciónó declarando el estado de guerra, encarcelando a los líderes campesinos e ilegalizando las organizaciones obreras. 

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