La España del siglo XIX: Historia, economía y sociedad


El sistema canovista: retorno de los borbones, Constitución de 1876, bipartidismo, turnismo, caciquismo y fraude electoral

El 29 de diciembre de 1874, el general Martínez Campos encabezó un alzamiento y se formó en Madrid un gobierno provisional presidido por Cánovas del Castillo.

Cánovas preparó la llegada de Alfonso XII (1875-1885) presentándolo como cabeza de una monarquía a través del Manifiesto de Sandhurst. En los años siguientes se pone fin a los conflictos como la tercera guerra carlista y la guerra de los 10 años en Cuba.

El nuevo sistema de restauración se basaba en el mantenimiento del orden social, la protección de la propiedad, la estabilidad política y la defensa de la monarquía que ejercía como árbitro de la política y tenía reconocidas amplias capacidades en la Constitución de 1876

La Constitución de 1876 se estructuraba en dos cámaras: el Senado y el Congreso de los Diputados. La Constitución remitía a futuras leyes electorales

El rey nombraba y revocaba los ministros y decidía cuándo debía ser sustituido el gobierno. En su título I, la Constitución definía los clásicos derechos y libertades individuales de forma muy parecida a la Constitución de 1869.

Sistema político bipartidista. El sistema de la Restauración sólo admitía dos partidos: el Partido Liberal Conservador, de Antonio Cánovas del Castillo, y el Partido Liberal Fusionista, de Práxedes Mateo Sagasta; emulando así al sistema británico que permitía la alternancia pacífica de dos opciones políticas.

El Partido Liberal Conservador dirigido por Antonio Cánovas del Castillo que fue asesinado en 1898. El origen del partido se encontraba en los alfonsinos. La ideología era un liberalismo conservador defensor del sufragio censitario y del inmovilismo social y la iglesia. Predominaban los grandes propietarios agrarios y la alta burguesía industria y financiera. Una vez desaparecido Cánovas, el liderazgo fue diputado por Francisco Silvela y Francisco Romero Robledo.

El Partido Liberal Fusionista dirigido por Práxedes Mateo Sagasta 1903. Defendía una ampliación del sufragio, el reformismo social, la ampliación de derechos y libertades y una sociedad laica sin privilegios para la iglesia. Hundía sus raíces sociales en el alto funcionariado y las clases medias

Ambos partidos se alternaban el poder a través del turnismo creado en 1814 no establecido hasta el pacto de 1885. Las votaciones no determinaban la composición del Congreso ni la composición del Ejecutivo.

Este sistema solo era posible gracias al caciquismo que se trataba de convencer o presionar a los electores en favor del voto hacia el candidato pactado mediante mecanismos como favores, coacciones, promesas económicas, sobornos… No solo fue un falseamiento de elecciones sino también una realidad cotidiana en la España rural.

La manipulación electoral y el turnismo pacífico continuaron después de 1890 cuando se aprobó el sufragio universal masculino. La voluntad de los electores estaba sometida a la manipulación y fraude electoral. Junto al caciquismo estaba la técnica del pucherazo que iba desde coacción al elector a la manipulación de los censos y de los resultados obtenidos de las urnas.

Las consecuencias para España de la crisis del 98 en los ámbitos económico, político e ideológico

Desde 1868 insurrecciones en Cuba permanentes como la guerra de los 10 años que terminó con la paz de Zanjón.

Entre 1896 y 1898 se desarrolló la guerra entre el Ejército español y grupos independentistas dirigidos por José Martí y generales Máximo González y Antonio Maceo. La insurrección fue duramente reprimida por el Ejército español dirigido por Martínez Campos y gejles

En el 1898 a partir de la explosión del acorazado Maine, se produce una intervención directa de EEUU que pretendía sustituir a los españoles en el control de la isla satisfaciendo los intereses de compañías azucareras. También en Filipinas hubo movimientos independentistas detenidos por EEUU que tenían intereses por la explotación del azúcar y del tabaco. En la guerra hispano estadounidense que acabó rápidamente gracias a las victorias navales de los americanos: la batalla de Cavite en las Filipinas y la batalla de Santiago en Cuba, todo terminó con la paz de París en 1898 en la que España reconocía la derrota y liquidaba su imperio colonial: Cuba, PR y Filipinas.

Consecuencias económicas:

  • Pérdida de mercados coloniales: muy negativo para la economía española ya que esas mercancías tuvieron que comprarse en el futuro a precios internacionales. Industria catalana afectada por la pérdida de mercados y la obtención de precios muy baratos de materias primas. Al perder mercados de ultramar: industria textil catalana obligada a comprar materias primas a países europeos e incremento del coste de los productos. Pérdida de las colonias: favoreció el viaje hacia el proteccionismo económico y la recuperación de capitales invertidos en colonias resultando un saneamiento de la Hacienda y el gran desarrollo de la banca.

Consecuencias políticas e ideológicas:

  • El sistema de la restauración entró en crisis tras el 98, crecieron las críticas hacia los militares, los políticos y el sistema. El Ejército se distanció de los políticos. La presencia de ultramar se intentó sustituir con una mayor atención al norte de África de forma que el africanismo se sustituyó por el colonialismo ultramarino. El desastre del 98 cambió la visión de los españoles sobre su nación y produjo, el regeneracionismo.

Regeneracionismo social: como respuesta a los problemas de España su representante fue Joaquín Costa autor de «Oligarquía y caciquismo». Consideraban la falta de educación como causa del atraso del país y cuestionaban el sistema de la restauración. Su lema era «escuela, despensa y 7 llaves al sepulcro del Cid». Otros autores: Lucas Mallada, Macías Picavea. El regeneracionismo caló en la pequeña y mediana burguesía.

Regeneracionismo político: influyó en políticos dentro del sistema de la restauración, pero sin plantearse su abandono. A comienzos de 1894 se formó un gobierno con clara voluntad regeneracionista dirigida por Francisco Silvela pero duró poco tiempo ya que Silvela presentó su renuncia antes de finalizar el año. La pérdida de las colonias y crisis del sistema de la restauración facilitó el avance del nacionalismo, republicanismo y movimiento obrero. El malestar popular ante el sistema de quintas unido al desastre militar generó un sentimiento antimilitarista. Muchos soldados españoles murieron en Cuba o volvieron heridos.

Regeneracionismo cultural: esta corriente se plasmó en la generación del 98.

En resumen, fue el inicio de una crisis de poder del estado que se caracterizó por la división interna de los partidos del régimen y por la inestabilidad politica. La Restauración aún atravesaría otros momentos críticos en el primer tercio del siglo XX: La Semana Trágica de 1909, la crisis de 1917, el Desastre de Anual de 1921 y el golpe de Primo de Rivera de 1923.


8.1. La evolución demográfica y la estructura de la población en el siglo ΧΙΧ.

Durante el siglo XIX el aumento de producción agrícola permitió alimentar a una población en constante crecimiento pero la limitada industrialización generó el éxodo rural y frenó el proceso de urbanización. El crecimiento demográfico no fue tan importante como en países industrializados se pasó de 10 como a 5 millones en 17978 18,6 millones en 1900 y no llegó a durar su población el giro gyet, Durante la mitad del siglo XIX la población siguió creciendo similar oh Europa occidental a pesar de las guerras periodos de hambre o epidemias. Durante la segunda mitad del siglo XIX tg et crecimiento anual acumulativo por las oleadas migratorias hacia América y fuertes mortalidades como la de Cólera 1885.

A mediados del XIX la mortalidad todavia se situaba en torno al 30%, mientras que en los paises industrializados de Europa Occidental comenzó a descender a consecuencia de las mejoras atimentarias, higiénicas y sanitarias. Al finalizar la centuria España continuaba con una tasa del 29%, la segunda más elevada de Europa por detrás de Rusia, y la esperanza media de vida no llegaba a los 35 años. Las tasas de natalidad españolas empezaron a descender en la última década del siglo XIX hasta situarse en una posición intermedia (35%) entre los países de Europa Occidental y los de Europa Oriental. Aunque seguían altas, resultaba insuficiente ante la alta mortalidad, sobre todo infantil, para permitir un fuerte crecimiento demográfico. Las razones de la alta natalidad son: socioeconómicas (pobreza), culturales, religiosas, dificil acceso a métodos anticonceptivos, etc…

Las causas que explicarian este moderado crecimiento demográfico, la alta mortalidad y la baja esperanza de vida serian varias:

-Las continuas guerras que mantuvo España dentro y fuera de sus fronteras.

Crisis de subsistencia.

-Las epidemias relacionadas con la digestión, que azotaron a la población española det siglo XIX

Enfermedades endémicas, como la viruela, el sarampión….

-Pésimas condiciones sanitarias

-Subdesarrollo económico y técnico que imposibilitó el aumento de la producción.


-Bajo nivel de vida, con una alimentación escasa, pobre vestimenta y deficiencias en la vivienda.

Elevada mortalidad infantil- Emigración: Entre 1882-1899 emigraron un millón de españoles, y el ritmo se aceleró en las dosprimeras, décadas del siglo XX. La constitución de 1869 reconoció el derecho a emigrar, Las razones de las limitaciones y prohibiciones residían en la consideración. También hubo emigraciones políticas.


8.2. Compara las desamortizaciones de Mendizabal y Madoz, y especifica los objetivos de una y otra.

La desamortización consistía en la expropiación por parte del estado de las tierras eclesiásticas y municipales (amortizadas) para su posterior venta en pública subasta. Era un principio económico básico del liberalismo, dentro del conjunto de medidas que pusieron en marcha los gobiernos burgueses para liberar las tierras de los vínculos juridicos que impedian su enajenación y venta. En España los primeros intentos se llevaron a cabo durante el reinado de Carlos IV, las Cortes de Cádiz y el Trienio Liberal, pero fueron los gobiernos liberales los que desarrollaron estas políticas más profundamente, mediante las dos grandes leyes de desamortización: la de Mendizábal de 1836 y la de Madoz en 1855.

Ambas leyes fueron promovidas por el Partido Progresista en el poder, en el primer caso durante el gobierno progresista de Calatrava en la Regencia de Ma Cristina y en el segundo durante el Bienio Progresista 1854-56.

La de Mendizábal (desamortización eclesiástica) afectó en principio a los bienes del clero regular y desde 1841 también del clero secular. Así todas las fincas rústicas y bienes urbanos desamortizados fueron subastados en los distintos ayuntamientos. Además, se suprimieron los monasterios y conventos de las órdenes religiosas. A la de Madoz se llamó desamortización general o civil porque afectaba a todas las propiedades de la Iglesia que no habían sido vendidas y sobre todo a las de propiedad municipal (de propios y comunales).

La situación de necesidad en la que se vio el gobierno progresista de Mendizabal, debido a las guerras carlistas, provocó que lo recaudado se invirtiera en ganar la guerra. Sin los apuros anteriores de Hacienda, en la de Madoz se dedicó a reducir deuda y a la industrialización del país, sobre todo a la expansión del ferrocarril.

La de Mendizabal se prolongó hasta 1844, mientras que la de Madoz sólo duró 2 años y fue la más importante en cuanto al volumen de ventas. De todo lo desamortizado, el 30 % pertenecía a la iglesia, et 20% a beneficencia y un 50% a las propiedades municipales, fundamentalmente de los pueblos. Los Objetivos de las desamortizaciones fueron diversos:

Objetivo económico: Ampliar la cantidad de tierra disponible en el mercado. Impulsar una agricultura de mercado,


Objetivo financiero: Mejorar la Hacienda pública a través del dinero recaudado.

• Objetivo político-social: crear una clase media agraria de campesinos propietarios que diera estabilidad al sistema. Ampliar el número de simpatizantes del liberalismo, creando un sector de propietarios que se sintieran unidos al régimen liberal isabelino, en el caso de la de Mendizábal.

En cuanto a las consecuencias las desamortizaciones no lograron cumplir la mayoría de los objetivos que se habían marcado. Aumentaron los ingresos del Estado, pero no se resolvió el problema de la Deuda Pública. Además, la finalidad fiscal primo por encima de la reforma social desaprovechando la oportunidad de repartir tierras entre los campesinos. Hubo un importante trasvase de propiedad de la tierra, pero no se consiguió una mejora en la productividad agraria, puesto que los nuevos propietarios no invirtieron en su modernización, sino que se limitaron al cobro de rentas. Asimismo, los campesinos sin tierra siguieron sin poder acceder a la propiedad por falta de dinero y por el sistema de venta. La desaparición de las tierras concejiles y comunales perjudicó al campesinado, ya que habían sido tradicionalmente una fuente de ingresos.


8.3. La industrialización de España y su dependencia exterior durante el siglo XIX.

La revolución industrial comenzó en Inglaterra en la segunda mitad del siglo XVIII cuando una serie de cambios comenzaron a transformar El Mundo del antiguo régimen.

La revolución agrícola es clave pues una serie de cambios en técnicas de cultivo rentabilizaron la agricultura en la primera mitad del siglo XVIII. Posteriormente fueron introduciendo innovaciones técnicas y financieras que permitió el despliegue industrial británico.

Mientras que Gran Bretaña o Alemania experimentaron un gran crecimiento demográfico y una revolución de transportes que les permitió aumentar el comercio interior y exterior permitiendo exportar sus productos.

En España la economía quedó desarticulada porque no disponíamos de una buena red de transportes tampoco hallaron mercado los productos industriales debido a su baja productividad y costes elevados fue poco competitivo y amenazado por los productos extranjeros.

Plaza comercial se mantuvo deficitaria con estructura de un país poco desarrollado se exportaban a Europa materias primas y productos semielaborados y se importaban productos industriales.

Gran Bretaña y Francia eran los principales clientes y abastecedores por ello españoles industriales presionaron a gobiernos para que aplicasen medidas proteccionistas.

Estas se pusieron de manifiesto en distintos aranceles proteccionistas que habrían de culminar en el llamado arancel Cánovas 1891.

El triunfo tardio del liberalismo en España provoco en 1869 un tardío proceso de industrialización la reforma agraria no Alcanzó los objetivos deseados ampliación del número de propietarios y cambiar la estructura latifundista de la propiedad.

La falta de burguesía fuerte selyg en Vizcaya y Cataluña y escaso interés de inversión junto con la persistencia de una sociedad mayoritariamente agrario, la escasez de materias primas fuentes de energia medios de transporte la escasez de población y el bajo nivel cultural frenó el proceso de industrialización en el siglo XIX.


El sector textil algodonero se expandió en Cataluña donde existia antes actividad

comercial y cultural manufacturera y artesanal basado en la lana. En el siglo XIX el algodón sustituye a la la no y el sector despegamos gracias a la fuerte inversión del empresariado catalán en nuevas máquinas y a la protección arancelaria por los gobiernos de Madrid lo que permite acceder al mercado nacional y en los territorios de ultramar. La industria de la lana continuó con menor producción al igual que la del algodón en Sabadell y Terrassa comunicadas por el ferrocarril con el puerto de Barcelona. A finales del sigto el sector se vio afectado, provocó la protesta de la burguesía catalana y se fortaleció nacionalismo catalán.

La industria siderúrgica se estableció en España cerca de las minas de hierro y carbón, fundamentales para su funcionamiento. Sin embargo, las dificultades de encontrar carbón de calidad y un mercado suficiente llevaron a cambios geográficos en su ubicación.

En el siglo XIX, las fábricas siderúrgicas se instataron en Málaga, pero su decadencia comenzó con la competencia de empresas en Asturias y luego en Vizcaya. En Asturias, el desarrollo se centró en Mieres-La Felguera debido a la disponibilidad de carbón. En Vizcaya, el intercambio de hierro por carbón británico de mejor calidad, junto con la financiación local, impulsó grandes empresas como Altos Hornos de Vizcaya.

El País Vasco se convirtió en pionero de nuevas formas de industrialización, como la concentración empresarial y et capitalismo financiero, respaldado por el proteccionismo estatal.

Aunque España tenía una langa tradición minera, su desarrollo significativo llegó en el siglo XIX. Sin embargo, la inversión extranjera fue esencial para la industrialización, especialmente en la mineria y siderurgia, donde empresas como las minas de Rio Tinto, controladas por capital inglés, desempeñaron un papel importante.

España se convirtió en el principal proveedor de mineral de hierro de Europa, pero dependía de la importación de carbón de Gales. A pesar de estos avances, el proceso de industrialización fue lento y España se mantuvo rezagada en comparación con los países de Europa occidental y Estados Unidos.


8.4. Los origenes y la evolución del movimiento obrero español durante el siglo XIX.

En la década de 1820, la introducción de nuevas máquinas, a las que se responsabilizaba de la pérdida de puestos de trabajo y de la bajada de los salarios, provocó las primeras acciones de protesta. En 1821, los trabajadores de las localidades vecinas a Alcoy asaltaron la ciudad y quemaron los telares mecánicos, aunque el incidente más relevante fue el incendio, en agosto de 1835, de la fábrica de Bonaplata de Barcelona, la primera fábrica movida por vapor que funcionó en España. Se trataba de acciones violentas, similares a otras realizadas en Europa que reciben el nombre de ludismo.

El movimiento obrero propiamente dicho comenzó en España en los años 40 del siglo XIX con las asociaciones de ayuda mutua, pero su desarrollo tuvo lugar a partir de 1868, amparado en la libertad de asociación establecida en la Constitución de 1869.

En 1868, Giuseppe Fanelli llegó a España como representante de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), siguiendo las tesis anarquistas de Mijail Bakunin. Estableció dos secciones en Madrid y Barcelona. Sin embargo, en 1871, Paul Lafargue, partidario del marxismo y cuñado de Marx, llegó a Madrid y se enfrentó a los anarquistas en el Congreso de Zaragoza de 1872, resultando en su expulsión de la AIT española.

En 1874, Serrano prohibió las asociaciones obreras, lo que las llevó a la clandestinidad durante el periodo de la Restauración. Las condiciones de vida de la clase obrera seguían siendo extremadamente difíciles, a pesar de algunas reformas legales durante el Sexenio que buscaban mejorar la salud y las condiciones laborales de mujeres y niños, pero que no se implementaron.

En 1883, las Cortes crearon una Comisión de Reformas Sociales que reveló la dura realidad de la situación obrera. Sin embargo, estas revelaciones no se tradujeron en mejoras debido a la oposición de terratenientes y propietarios de fábricas, quienes eran pilares del sistema de la Restauración.


En la clandestinidad, y con la censura de prensa, el movimiento obrero se redujo al mínimo. Además, ya estaba claramente escindido en dos corrientes, socialista y anarquista. Sin embargo, en 1881 el Gobierno de Sagasta volvió a permitir las asociaciones. Los ANARQUISTAS fundaron la FRTE: Federación de Trabajadores de la Región Española. Sus principales focos estaban en el campo andaluz, Cataluña, Aragón y Valencia. Los anarquistas rechazaban toda acción política por la vía parlamentaria y tenían distintas estrategias, como el anarcosindicalismo o el recurso a las acciones terroristas-bomba en el Liceo de Barcelona, motín de Jerez, asesinato de Cánovas – impulsadas por la crisis económica de los años noventa. El gobierno combatió el anarquismo con una fuerte represión pero nunca consiguió detener el crecimiento de organizaciones anarquistas.

EL SOCIALISMO español se originó en la Asociación de Tipógrafos, fundada por Pablo Iglesias en 1879 como el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Buscaba la emancipación de los trabajadores y la abolición de la propiedad privada. En 1888 se creó la Unión General de Trabajadores (UGT) como su brazo sindical. El PSOE se integró en la Segunda Internacional en 1889. Aunque menos influyente que el anarquismo, el socialismo comenzó a participar en la política democrática y también surgieron movimientos obreros católicos hacia finales del siglo

La encíclica Rerum, Novatum, de León XIII, denunció el socialismo y criticó moderadamente el sistema capitalista. Animó a los obreros a encauzar sus reivindicaciones a través del Evangelio. Estas asociaciones apenas arraigaron, pues los obreros identificaban a la Iglesia, gran soporte del sistema de la Restauración, con el poder.


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