La Ontología de la Palabra: El Valor Subjetivo del Lenguaje y la Creación de la Realidad


Introducción: El Asombro ante la Tradición y el Lenguaje

A veces me pongo a pensar… El judaísmo me parece muy curioso (¡me maravilla realmente!). Hace generaciones, generaciones y generaciones se transmite una idea. Esa idea está expresada en un texto, en un conjunto de palabras que formaron la mentalidad de millones de personas por muchísimos años.

El Poder Creador de la Palabra: La Revelación en el Bereishit

El primer libro de la Torá se llama Bereishit, que en español significa “El Principio”.

Nos cuenta sobre cómo (según esta creencia) Dios creó todo el universo a través de simples palabras que terminan no siendo tan simples o tan insignificantes como parecen.

La Fuerza de la Declaración: «Que Haya Luz»

«Que haya luz»: estas simples tres palabras fueron la base de toda la creación del planeta en el que ahora vivimos.

Cuando aprendí esto, no generó un impacto tan grande dentro de mí porque recordé, por ejemplo, los dioses de la mitología griega. En esta, los dioses son megapoderosos. Tenemos a:

  • Ares, dios de la guerra.
  • Poseidón, dios de los mares.
  • Zeus, dios del cielo y el trueno.

Podría seguir nombrando de la misma manera en la que yo seguí pensando, pero luego me di cuenta de que el Dios de la religión judía es mucho más poderoso. Los dioses griegos, para tener sus poderes, tienen que mover cielo y tierra (¡literalmente!) a través de increíbles y atrapantes escenas de acción. Pero este Dios de la Torá, a través de una simple conformación de tres palabras, crea el mundo en el que hoy vivimos. Desde ese entonces, nace una cosmovisión en función del uso de las palabras.

La Cosmovisión del Lenguaje y la Crítica Semántica

Es por esto que, desde el primer día de la creación, nuestra sociedad mantiene esta cosmovisión. Nuestra cultura se basa en las palabras. Tenemos claros ejemplos como libros, poemas, canciones, diarios, diplomas, pero el único que concentra y que literalmente habla de la palabra es: el diccionario.

El Límite del Diccionario: Denotación vs. Connotación

Creo que la mayoría de los seres humanos usamos el diccionario para encontrar el significado de una palabra, pero yo me puse a pensar: ¿el diccionario realmente puede llegar a determinar qué significa cada palabra para mí? Definitivamente no, y es por una única respuesta: el diccionario simplemente explica consensos, no el valor subjetivo de cada palabra; no describe experiencias individuales.

Yo no estoy diciendo que las palabras no tengan un significado gramatical (tal y como lo plantea el diccionario). Yo hago más referencia a lo que contienen y lo que significan para cada individuo, cómo las usamos según:

  • Contexto
  • Edad
  • Lugar
  • Tiempo

…y otros miles de factores que, sin darnos cuenta, determinan quiénes somos. Pero el diccionario no lo sabe.

Las Palabras Determinan Quiénes Somos

Nuestras palabras pueden determinar quiénes somos. Por ejemplo, en una entrevista de trabajo muy importante, no es lo mismo decir:

«Yo debería obtener el empleo, ya que considero y afirmo estar altamente capacitado para estar al nivel de las exigencias»

que:

«Por favor, contrátenme porque necesito el trabajo»

Por mejor traje o reloj que estés usando, tus palabras dicen bastante; para ser más precisos, revelan lo que no podemos esconder.

La Ética del Discurso: Coherencia e Impacto Social

Ahora que ya dejamos en claro que las palabras siempre dicen nuestra verdad y es por eso que debemos confiar en ellas, hablemos un poco de cómo nosotros ponemos en práctica nuestras palabras. Quiero que pensemos en las siguientes preguntas:

  1. ¿Pensamos siempre lo que vamos a decir?
  2. ¿Creemos que siempre es coherente lo que decimos?
  3. ¿Creemos que hacen un impacto con lo que decimos o simplemente es ignorado?

Respuestas Automáticas y la Devaluación del Lenguaje

Ahora que ya pensaron, les voy a decir lo que creo yo: la mayoría de las personas (incluyéndome) decimos lo primero que viene a nuestra cabeza, algo así como (1- ¡Hola! 2- ¡Holaa! 1- ¿Todo bien? 2- ¡Sí, todo bien!). Hay veces que, sin darnos cuenta, tenemos «respuestas automáticas».

Yo creo que deberíamos pensar lo que vamos a decir y cómo eso puede impactar en el otro, que nuestras palabras sean lo suficientemente coherentes y valiosas para hacer un impacto en la sociedad. Esto no está ocurriendo hoy en día. Puede que parezca un poco dramático lo que estoy diciendo con una conversación de «hola y todo bien», pero escuchen mi experiencia:

El Ejemplo del «Te Amo»

El otro día, segundos antes de arrancar el examen, la compañera que tenía sentada detrás de mí me dice: «¡Alan!, me olvidé el cuaderno, ¿me prestas hojas?». Se las di, por supuesto, a lo que recibo de respuesta: «¡Gracias!, te amo, me salvaste».

Me quedé impresionado. Me puse a pensar: hay personas que tardan meses o años en decirle a la persona que aman «te amo», lo que hace de esta una palabra muy valiosa. Esta persona a mí me la dijo solo porque le presté una hoja. Me atrevo a decir que malgastó la palabra.

Conclusión: ¡Valoremos las Palabras!

Puede que suene raro el concepto de «malgastar una palabra», pero es real. Le estamos quitando valor a esa palabra y yo digo: «¡Valoremos las palabras!». A lo largo de la historia, miles de personas cambiaron el mundo con sus palabras; de hecho, construyeron el mundo en el que hoy vivimos.

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