Las infraclases en la estructura social


  • Nos relacionamos en función del significado que atribuimos a nuestras acciones, al entorno y a las acciones de los otros. Cada objeto puede tener significados infinitos, que dependen de la orientación que cada persona mantiene en su relación con él.
      • La acción conjuntas de las personas se basa en los marcos de interpretación previa que comparten, y que proceden de otros anteriores: son históricos, y los transformamos en un proceso complejo a través de la práctica.

Erving Goffman, discípulo de Blumer, desarrolló su perspectiva dramatúrgica basándose en la tensión entre lo que las personas quieren hacer y lo que los demás esperan que hagan. Las personas actúan para sus audiencias sociales. Adoptó una perspectiva de la vida social como si fuera una serie de actuaciones dramáticas que se asemejan a las representadas en el escenario. Goffman se centra en el análisis de los procesos que han posible su construcción o su destrucción. Se interesó por los encuentros, interacciones cara a cara en las que las personas están siempre físicamente presentes. No era determinista. Autor de La presentación de la persona en la vida cotidiana. Las personas también pretenden influir en la audiencia. Define las actuaciones como “toda actividad individual que sirve para influir en la audiencia que participa de ese encuentro”. Frente a Blumer, la obra de Goffman se caracteriza por su negativa sistemática a formular una gran teoría.

Los etnometodólogos se centra en el estudio del “cuerpo de conocimiento de sentido común y de la gama de procedimientos y consideraciones (métodos) por medio de los cuales los miembros de la sociedad dan sentido a las circunstancias en las que se encuentran, hallan el camino a seguir en esas y actúan en consecuencia”. El análisis de la intersubjetividad, y de los presupuestos que la guían y hacen posible, es esencial para entender el orden social, y cómo se reproduce. El principal representante es Harold Garfinkel. Autor de Studies in Ethnometodology. Triple objeto de estudio:

  • el objeto de investigación es el conocimiento tácito que las personas emplean para dar sentido a la realidad, influir en ella y dirigir su acción sobre la misma (el significado de3 los objetos, las prácticas sociales y los conceptos depende del contexto en el que surgen y en el que se utilizan).
  • El orden social es fruto de los procedimientos compartidos (es una consecución de la interacción de personas hábiles, en base a la capacidad de interpretación y previsión de las acciones de los otros sujetos).
  • La acción se basa en la capacidad de la persona para predecir respuestas.

Los enfoques objetivo-estructurales y subjetivo-simbólicos remiten a las dos grandes orientaciones metodológicas del Trabajo Social con grupos en el siglo XX.

3. La interacción social y los retos de la sociedad emergente

Nos encontramos inmersos en una sociedad caracterizada por la innovación tecnológica y por la transformación y adaptación de las formas de interacción social a un nuevo contexto. Se exigen mayores habilidades sociales, competencias técnicas y capacidad de adaptación, a la vez que aumenta la inestabilidad familiar y laboral. Todo en un contexto de individualización en el que se debilitan los lazos sociales. El Trabajo Social con grupos, permite recuperar o fortalecer nuestras capacidades de interacción social. Dos propuestas teóricas que analizan la nueva sociedad emergente. Después, abordaremos el nuevo entorno laboral en el que tienen que integrarse los ciudadanos del siglo XXI, ya que la integración, o la falta de la misma. En el mercado laboral constituye un factor crucial de inclusión o exclusión social.

3.1. La interacción social en un nuevo modelo de sociedad: riesgo y red

Para Ulrich Beck, es necesario abordar los nuevos problemas emergentes con nuevas categorías, ya que las estrategias clásicas de las sociedades del siglo XIX se han quedado obsoletas. La cuestión central es “… exigir, o bien una política de interpretación contraria masiva y dirigida, o un replanteamiento y reprogramación del paradigma válido de modernización”.

Para abordar esta nueva problemática social, este autor desarrolla la noción de “sociedad de riesgo” (aquella sociedad en la que la lógica de la producción de riesgos domina a la lógica de la producción industrial).

El análisis de las transformaciones que estamos viviendo, y de las tendencias de futuro que se vislumbran en la sociedad actual, debe tener en cuenta las estructuras sociales de poder y reparto, las burocracias, las normas y racionalidades dominantes, y debe partir de los contenidos y consecuencias reales que conlleva la culminación de la sociedad industrial y los riesgos que se presentan tras su realización completa.

El desarrollo de nuevas tecnologías, la microelectrónica y la automatización avanzada permiten sustituir empleo en una proporción creciente, dando lugar a la disminución del empleo tradicional industrial, seguro y pagado, y la desregulación de los mercados de trabajo tiene a generar un sistema de infraocupación y empleo inestable, denominado por Beck “la brasileñización de Occidente”.

El análisis prospectivo es una necesidad. La evaluación de las nuevas tecnologías y sus impactos sociales debe partir de la producción de riesgos, y de la transformación de las estructuras básicas de las sociedades modernas: “Las cuestiones del desarrollo y aplicación de las tecnologías son sustituidas por cuestiones de la “gestión” política y científica y de los riesgos de las tecnologías a aplicar”.

El análisis de los riesgos supone cuestionarse el horizonte normativo de seguridad perdida y afrontar los conflictos que se dan entre la racionalidad científica y la social.

El análisis del futuro se convierte en una cuestión clave para asegurar la supervivencia y la viabilidad del presente. La lógica de la producción de la riqueza acaba provocando la sociedad del riesgo.

Para Beck, lo fundamental es analizar esa tendencia de futuro y desvelar los patrones que gobiernan el desarrollo tecnológico, captando una dinámica que puede estar oscurecida por progresos materiales momentáneos en diversos lugares del globo terráqueo.

El punto de partida es la reestructuración del capitalismo, la revolución organizacional y la revolución en las tecnologías de la información. Su posición teórica se fundamenta en una doble negación:

  • En primer lugar, la negación del discurso propio de la cultura y la teoría postmoderna. Su teoría se propone nadar “contra estas corrientes de destrucción, y se opone a varias formas de nihilismo intelectual, de escepticismo social y de cinismo político”. A pesar de una larga tradición de errores intelectuales, observar, analizar y teorizar es un modo de ayudar a construir un mundo diferente y mejor.
  • En segundo lugar, parte de una negación explícita del determinismo tecnológico. La tecnología es un producto social, y la interacción entre tecnología y sociedad marca el destino de ambas. Ante la emergencia de un nuevo modelo de sociedad, basada en la revolución de las tecnologías de la información y en la reestructuración del capitalismo, hay que tener presentes la historia, la cultura y las instituciones de cada sociedad concreta. El análisis científica debe partir de la posibilidad de trayectorias tecnológicas y sociales diferentes.

Para Castells, es a partir del nuevo modelo de desarrollo informacional, que surgirán nuevas formas históricas de interacciones, control y cambio sociales. El factor que moldea y da forma a la tecnología de la información es el proceso de reestructuración capitalista. La conjunción de ambas variables, revolución tecnológica y reestructuración capitalista, da origen al nuevo sistema tecnoeconómico, el capitalismo informacional. Junto a estas dos variables, debe destacarse una tercera: el cambio organizativo centrado en la flexibilidad y adaptabilidad. La interacción de estas tres variables, con la diversidad cultural, histórica e institucional de cada sociedad concreta, da lugar a diversos tipos de sociedades informacionales que pueden observarse en nuestro contexto histórico.

Nos encontramos ante un nuevo paradigma sociotécnico indeterminado y en el que confluyen dos tendencias relativamente autónomas: el desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y el intento de la antigua sociedad de reequiparse mediante el uso del poder de la tecnología para servir a la tecnología del poder.

Castells: En esta nueva sociedad, nos encontramos ante una “nueva estructura social dominante: la sociedad red; una nueva economía: la economía informacional/global; y una nueva cultura: la cultura de la virtualidad real”.

3.2. Interacción social y mercado de trabajo

La labor profesional de los trabajadores sociales con grupos tiene como objetivo prioritario potenciar las capacidades de interacción de las personas a través de la dinámica grupal. Para ello, deben realizar un correcto diagnóstico de la situación a la que se hace frente, y de las habilidades que se requieren en la situación a la que se hace frente, y de las que se requieren en cada contexto social para poder superar retos y problemas.

El trabajo en equipo, las habilidades sociales que se refuerzan en la dinámica de grupos, se convierten cada vez más en un requisito para acceder a un empleo, y los trabajadores sociales deben conocer algunos rasgos básicos del mercado de trabajo en las sociedades contemporáneas.

La incertidumbre derivada de la innovación acelerada, y de la caducidad igualmente acelerada de las soluciones tecnológicas y organizativas que se aplican, nos sitúa en un nuevo medio. Se redefinen las fortalezas y debilidades de las empresas, a la vez que se presentan nuevas oportunidades y se plantean nuevas amenazas en el entorno. El Trabajo Social con grupos tiene en este ámbito un extenso campo de actuación: numerosos cursos de formación en las empresas utilizan la dinámica de grupos para fortalecer en cada trabajador los requisitos básicos de un sistema de organización basado en el trabajo en equipo. Tenemos que preguntarnos, en primer lugar, por lo que ha cambiada, para después abordad las posibilidades e incógnitas que se abren en el futuro inmediato.

Podemos destacar dos características de las transformaciones en curso: la aceleración de la innovación y la convergencia de tecnologías.  Ambas tienen como resultado una mayor integración de los sistemas de diseño, comunicación y producción y venta. En este nuevo medio, las organizaciones empresariales se adaptan y, dado que el conocimiento se convierte en la principal fuente de ventaja competitiva, la capacidad de aprendizaje, innovación y adaptación da como resultado lo que se denomina la “organización inteligente”: una organización que aprende, que innova y que se adapta a un contexto en continuo cambio.

El trabajador debe tener un conjunto de habilidades sociales básicas para poder trabajar en equipo.

Las principales tendencias de la economía y el mercado de trabajo, y las nuevas habilidades que se demanda, y que abren un campo de especialización para el trabajador social con grupos son:

Tendencias positivas

Tendencias negativas

Contexto económico

Sistema de producción flexible.

Globalización.

Apertura de mercados.

Aumento de la competencia.

Adaptación a los cambios de la demanda.

Aumento de la productividad globalmente considerada.

Diversificación de las actividades económicas.

Deslocalización y aumento del dumping socioeconómico.

Turbulencias financieras.

Distribución desigual de recursos y de la riqueza.

Aumento del proceso de concentración del capital.

Aparición de barreras para la obtención de economías de escala.

Contexto organizacional

Flexibilidad organizacional.

Descentralización.

Disminución de las estructuras jerarquizadas.

Mayor participación en la definición y ejecución de tareas.

Estructura matricial.

Externalización de actividades.

Cooperación sin vinculación patrimonial.

Pérdida del poder de negociación de las empresas subcontratadas, debido a la atomización de empresas.

Disminución de las posibilidades de carrera profesional dentro de la empresa.

Aumento de la individualización de las relaciones laborales.

Contexto laboral

Aumento de la flexibilidad contractual.

Aumento de la responsabilidad del trabajador.

Enriquecimiento de las tareas.

Mayor polivalencia.

Nuevas habilidades y selección por competencias.

Facilidad para acceso a formación continua en la red.

Degradación de las condiciones y contratos de trabajo.

Reducción de plantillas y aumento del riesgo de paro estructural.

Aumento de la intensidad y ritmo de trabajo.

Mayor carga de trabajo para los que tienen empleo.

Obsolescencia de la formación adquirida.

Aumento de los subempleos.

Aumento de los trabajadores de bajo salario.

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