Los Héroes de la Mitología Griega: Valor y Legado
Los grandes héroes suelen ser hijos de un dios y una mortal (Heracles, Perseo…), aunque otros eran hijos de simples mortales (Odiseo, Edipo…). Son de carácter variado: hay héroes civilizadores que limpian el mundo de monstruos (Heracles, Jasón); otros son héroes guerreros (Aquiles, Agamenón); o lo uno y lo otro, como Odiseo. Pero lo que les distingue es su valor sobrehumano y su arrojo, su anhelo de gloria. Suelen recibir culto en lugares concretos, donde son venerados como héroes fundadores de estirpes (como Teseo). Llevan a cabo empresas imposibles para los humanos, como viajes fantásticos (Jasón) o la bajada al mundo de los muertos (como Orfeo o Heracles), lo que a veces les otorga la inmortalidad o la gloria eterna.
Los Ciclos Míticos Más Importantes
El Ciclo Troyano: La Épica de la Guerra y el Retorno
Conjunto de mitos relativos a la Guerra de Troya y el regreso a la patria de los héroes que intervinieron. A él pertenecen los mitos en torno a la boda de Tetis y Peleo, el juicio de Paris y los héroes Aquiles, Agamenón y Odiseo, entre otros, contados principalmente en la Ilíada y la Odisea de Homero, y en obras trágicas como la trilogía de la Orestíada de Esquilo.
Fundamentalmente, el mito narraba cómo todo tuvo su origen en las bodas de Tetis y Peleo, y en el rapto de Helena, reina de Esparta y mujer de Menelao, hermano de Agamenón. La bella Helena fue seducida por el bello Paris, hijo de Príamo, quien la llevó consigo en su nave hasta Troya. Los reyes griegos se unieron luego bajo el mando de Agamenón para vengar la afrenta y recuperar a Helena. Tardaron diez años en tomar la ciudad amurallada de Troya tras un tenaz asedio. Y los sobrevivientes tuvieron un penoso regreso a sus hogares: así, Ulises, que anduvo errante por el mar diez años antes de regresar definitivamente a su patria Ítaca; o Agamenón, que murió asesinado por su propia mujer y su amante nada más pisar el suelo de Micenas. Odiseo, el astuto, fue quien ideó, en el mito, el truco que permitió la conquista de Troya: la invención del caballo de madera, en el que se escondieron unos cuantos guerreros que, una vez los troyanos lo introdujeron en la ciudad, abrieron sus puertas para la conquista.
El Ciclo Tebano: Tragedia y Destino de los Labdácidas
Conjunto de mitos, narrados tanto en la Epopeya como en el Teatro trágico, en torno a la figura de la familia de los Labdácidas: Cadmo, el antepasado; Lábdaco, el fundador de la estirpe; y sus descendientes Layo, Edipo (con su madre y esposa Yocasta) y sus hijos Eteocles, Polinices, Antígona e Ismene.
La historia sería más o menos como sigue: Cadmo fundó Beocia, cuya capital es Tebas, donde se establecería después de purificarse por haber matado un dragón, animal de Ares. Este dios, agradecido por su comportamiento, le dio como esposa a Harmonía (hija de Ares y Afrodita). Cadmo y Harmonía tuvieron varios hijos, como Sémele, la madre de Dioniso, y Polidoro. De Polidoro nació Lábdaco (el de las piernas desiguales como la letra lambda, es decir, «el cojo»), y de él nacería Layo (laios, «el zurdo» o «el torcido, el de conducta desviada»). Según el mito, fue quien inventó la homosexualidad entre los hombres; se enamoró, raptó y violó al joven Crisipo, hijo de Pélope. Esta acción provocó la maldición de Pélope y la desgracia sobre Layo y sus descendientes. Se casó con Yocasta. Un oráculo les advirtió que no debían tener hijos, porque su destino era, si los tenían, que el padre muriera a manos de su hijo y que, tras ello, el hijo se casara con su propia madre, con la que tendría una descendencia abominable. Un día en que Layo bebió más de la cuenta se unió a su mujer y de esa unión nació un hijo, Edipo.
El Nacimiento y Abandono de Edipo
Para que no se cumpliera el oráculo, cuando nació el niño, le taladraron los talones con una fíbula y se lo entregaron a un sirviente de palacio para que lo abandonara en el monte Citerón. En ese monte lo recogió un pastor de la región limítrofe, Corinto, y se lo llevó a su rey, Pólibo, que no tenía hijos y lo adoptó. Al ver el estado de los pies del niño le puso como nombre Edipo («el de pies hinchados»). Allí se crio hasta que un día, en una fiesta con los amigos, le llamaron «espurio», por lo que consultó sobre su origen a la que consideraba su madre, y para confirmar lo que le decía se fue al oráculo de Delfos. Este le dijo que su destino era «matar a su padre y casarse con su madre». Para evitarlo, decidió no volver a Corinto, junto a los que consideraba sus padres, y emprendió el camino que lo llevaría a Tebas. Ya cerca de la ciudad, en una encrucijada, se encontró con un carro en el que iba el rey de Tebas, Layo, camino de Delfos, con sus criados. El palafrenero del rey ordenó a Edipo que dejara el camino libre y, como no le hizo caso, le hirió un caballo. Edipo se enfadó, les hizo frente y mató a todos menos a un servidor que salió huyendo.
Edipo y la Esfinge: El Enigma Resuelto
Edipo llegó, al fin, a las inmediaciones de Tebas, donde se encontró con un monstruo, la Esfinge, que proponía un enigma a los que pasaban por allí y, en caso de no acertar, los devoraba, por lo que era grande el temor en que vivían los tebanos. Edipo acertó el enigma, la Esfinge se suicidó y los tebanos agradecidos le dieron como premio la mano de la reina que se acababa de quedar viuda. Se casaron así Edipo y Yocasta, y de esa unión nacieron Eteocles (eteos «bueno» y kléos «fama»), Polinices (polú «mucho» y neikoi «disputa»), Antígona (anti «en frente, en contra» y goné «nacida») e Ismene.
La Maldición de Edipo y el Conflicto Fratricida
Al cabo de un tiempo se desencadenó una peste en Tebas. Se consultó al adivino Tiresias y este indicó que, según el oráculo, la peste no terminaría mientras no se castigara al asesino de Layo. Después de múltiples peripecias, se descubrió todo y, ante el horror, Yocasta se ahorcó y Edipo se sacó los ojos y maldijo a sus hijos, indicando que el uno moriría a manos del otro. Edipo se fue al exilio, teniendo como lazarillo a Antígona, quien, una vez muerto su padre en Colono, regresó a Tebas.
Entretanto, se hizo cargo del gobierno en Tebas primero Creonte (hermano de Yocasta) y después de él los hijos de Edipo, quienes, para que no se cumpliera la maldición de su padre, decidieron turnarse anualmente en el mando, haciendo un sorteo para ver a quién le tocaba ocupar el trono en primer lugar. Salió beneficiado Eteocles, y Polinices, para no causar problemas, se marchó a Argos, donde se casó con la hija del rey. Al cumplirse el año regresó a Tebas y reclamó el mando, pero Eteocles no lo cedió y se inició la lucha. Tebas estaba amurallada y tenía siete puertas. Hasta ella llegó el ejército de Polinices, de los llamados «siete contra Tebas». En cada puerta se colocó para defenderla a un excelente defensor y en la principal se situó Eteocles. Por su parte, el ejército atacante eligió para cada puerta a los seis mejores y reservó para enfrentarse a Eteocles a su hermano Polinices. Se enfrentaron los dos hermanos y ambos se mataron entre sí.
Y aquí es donde da comienzo nuestra Antígona…