El Teatro hasta la Guerra Civil
A principios del siglo XX, el género que domina la escena es el «género chico», aunque siguen representándose obras de autores del siglo anterior como Galdós y Echegaray. Surgen tendencias y autores afines al Modernismo. En esta línea, comienza su carrera Jacinto Benavente, vinculado inicialmente a la estética simbolista. Su primera obra, El nido ajeno, alejada de la grandilocuencia del teatro de Echegaray, fue alabada por los jóvenes modernistas.
Sin embargo, el Modernismo acabó por estereotiparse estéticamente en una tendencia teatral que se prolongará durante bastante tiempo: el teatro poético, que reivindica una vuelta a la tradición teatral española y se inspira en las comedias barrocas y en los dramas románticos. A esta línea pertenece Eduardo Marquina con Las hijas del Cid y El Gran Capitán.
Valle-Inclán: Innovación y Esperpento
El dramaturgo más importante es, sin embargo, Valle-Inclán, creador de un teatro cada vez más personal y alejado de la convencional escena española de su época. Simplificando, podemos dividir su producción dramática en dos etapas: la del primitivismo y la de los «esperpentos».
Etapa del Primitivismo
A la primera etapa se le atribuyen las «Comedias Bárbaras», en las que nos presenta la violencia, crueldad, barbarie, pasiones desbordadas, así como el mundo rural con sus leyendas, mitos y supersticiones populares.
Etapa de los Esperpentos
De la segunda etapa destacan Divinas palabras, con un mundo sórdido y miserable dominado por la avaricia y la lujuria. Pero indudablemente es Luces de bohemia la obra clave de su producción dramática y un hito en la historia del teatro contemporáneo. A lo largo de quince escenas, la obra cuenta las últimas horas de Max Estrella, un poeta ciego y retrasado que, en compañía del cínico Don Latino de Híspalis, recorre durante una noche «un Madrid absurdo, brillante y hambriento» hasta que muere en el propio portal de su casa.
Federico García Lorca y la Generación del 27
A la Generación del 27 pertenece Lorca y su teatro, que se separa de los moldes dramáticos dominantes. Lorca estuvo desde muy pronto inclinado al teatro, al que se le asignó una doble función didáctica y social. Su producción dramática es muy variada: escribió farsas para guiñol, como Tragicomedia de Don Cristóbal o La Señora Rosita, en la línea del teatro popular de títeres, y farsas.
Pero sus obras más importantes son tres tragedias:
- Bodas de sangre
- Yerma
- La casa de Bernarda Alba
La Literatura después de la Guerra Civil
La Poesía desde 1939
Poesía en los años 40: Arraigada y Desarraigada
Pese a la pobreza general de la cultura durante la primera década de la posguerra, es quizá la poesía el ámbito en el que hay mayor riqueza y diversidad artística. Los poetas de la revista Garcilaso, dentro de la órbita ideológica de los vencedores, defendieron una poesía tradicional, clasicista, de «buen gusto» y verso cuidado, con el soneto como estrofa preferida. Es una «Poesía Arraigada», según expresión de Dámaso Alonso, porque pretendía mostrar una visión serena y ordenada del mundo, sin que la penosa realidad del momento tuviera cabida en sus versos. En esta línea destacaron José García Nieto, el más destacado representante de la estética garcilasista, Dionisio Ridruejo, Luis Rosales, Leopoldo Panero, entre otros.
En 1944 se producen dos hitos importantes: la publicación de Hijos de la ira de Dámaso Alonso y la aparición de la revista Espadaña. Estas publicaciones suponen el punto de partida de la obra de unos poetas que van a mostrar su disconformidad con el mundo circundante, su desasosiego existencial y los primeros indicios de protesta social y política. Esta «Poesía Desarraigada», otra vez en expresión de Dámaso Alonso, caló hondo en muchos de los poetas de la época e influyó decisivamente en la orientación de la poesía en los años 50. Frente al esteticismo garcilasista, su estilo es directo, desgarrado y antiformalista. Los máximos representantes fueron Dámaso Alonso y Eugenio de Nora.
La Poesía Social en los años 50
En la década de los 50 continúa una lírica que es testimonio de las angustias del escritor, pero la tendencia dominante corresponde a la poesía social, cuyo propósito era reflejar el compromiso del poeta con la realidad histórica y denunciar la injusticia desde la solidaridad con el sufrimiento ajeno. Contribuir a cambiar la sociedad, lo que explica el uso de adornos retóricos. Los autores más representativos son:
- Blas de Otero con Ancia y Pido la paz y la palabra.
- Gabriel Celaya con Tranquilamente hablando.
La Poesía de Miguel Hernández
Tras unos inicios formalistas, a partir de El rayo que no cesa, el poeta comenzó a tratar sus temas predilectos: la vida, la muerte y el amor, sobre todo en forma de sonetos. Durante la guerra escribió Viento del pueblo, con un estilo más popular, sobre temas patrióticos y bélicos. Su libro póstumo, Cancionero y romancero de ausencias, es un conjunto de poemas sencillos sobre la cárcel y la angustia por el destino de su esposa y de su hijo.