San Ignacio de Loyola: Vida, Obra y Legado Jesuita


Vida de San Ignacio de Loyola

Nació en 1491 en la casa de Loyola (País Vasco). A sus primeros 26 años de vida los resumió con la frase “fue hombre dado a las vanidades del mundo, y principalmente se deleitaba en el ejercicio de las armas, con un grande y vano deseo de ganar honra”. En su deseo de ganar honra fue a defender la ciudad de Pamplona que era atacada por los franceses, allí sufrió la quebradura total de una pierna a causa de una bala de cañón y la ciudad fue tomada por Francia.

Fue cuidado por médicos franceses y luego devuelto a Loyola donde pasó por una larga convalecencia. Durante su inactividad en ese tiempo, leyó los únicos libros que había en la casa: La vida de los Santos y una Vita Christi. Mientras pasaba el tiempo se dio cuenta de que cuando pensaba en aquello del mundo, se deleitaba mucho; pero cuando se cansaba, lo dejaba y se sentía seco, descontento; y cuando pensaba en hacer los rigores que habían hecho los santos, no solo se consolaba cuando estaba en esos pensamientos, sino que después de haberlos dejado se quedaba contento y alegre. Sus deseos de honra fueron convirtiéndose en deseos de entregarse a Dios completamente aunque no estaba totalmente seguro. Deseaba ir a Jerusalén.

Terminada su convalecencia, arrancó la zanella y partió a Jerusalén. En su primera parada fue en el monasterio de Montserrat, donde el 24 de marzo de 1522 ofreció su espada y puñal delante del altar de Nuestra Señora de Montserrat, donde tenía determinado dejar sus vestidos y vestir las armas de Cristo. Pasó la noche en vela y desde allí se dirigió a Manresa, donde pensaba pasar unos días y estuvo casi un año. Allí vivió como un peregrino, mendigando para cubrir sus necesidades básicas y ocupándose en la oración. Al principio estaba todo de miedo, pero pasado el tiempo experimentaba fuertes tentaciones. Finalmente volvió a la paz, reflexionando acerca del buen y el mal espíritu que estaban detrás de las experiencias como esa y reconoció que su libertad para responder a Dios estaba influenciada por los sentimientos de consolación y de desolación.

El peregrino aprendió a responder en libertad al amor de Dios luchando para remover los obstáculos de esa misma libertad. Pero el amor se debe poner más en las obras. La plena libertad de Ignacio tomaba forma de un servicio por amor, una total dedicación al servicio de Cristo que era ahora su Rey. Ya que esto era una respuesta al amor de Dios, no podía decir basta, la lógica del amor pedía una respuesta siempre mayor (“magis”). Durante su experiencia a orillas del río Cardoner, confirmó su conversión al servicio de Dios. Aunque no tuvo una visión, se le abrieron los ojos para entender y conocer tanto de cosas espirituales como de cosas de la fe y letras.

Ignacio tenía la práctica de anotar sus experiencias desde su convalecencia en Loyola, al principio esas notas eran solo para uso personal, pero luego entendió que podían tener una aplicación más amplia, las cosas que observaba en su alma y encontraba útiles le parecía que podrían serles útiles a otros. Había descubierto a Dios y al sentido de la vida, y llevaba a otros a experimentar el mismo descubrimiento. Pasado el tiempo, sus notas tomaron forma más estructurada y así fueron la base de los Ejercicios Espirituales, publicado para ayudar a conducir a hombres y mujeres a través de una experiencia de libertad interior que lleva a un servicio a los demás en servicio de Dios.

Abandonó Manresa en 1523 para dirigirse a Jerusalén y allí visitar los Santos Lugares aunque no se le permitió debido al estado de inseguridad en aquella ciudad. Por esto entendió que era voluntad de Dios que él no estuviera allí. Aunque tuviera 30 años estudiaba, y en sus tiempos libres enseñaba el camino de Dios y daba EE. La Inquisición no toleraba esto sin la debida preparación. En vez de callarse se fue a otra universidad. Finalmente dejó España en 1528 y se fue a París.

Estuvo 7 años allí. Compartía el cuarto con Pedro Fabro y Francisco Javier, a quienes ganó para el servicio de Dios a través de los EE. Atraídos por esto se sumaron 4 más, constituyeron un grupo compacto que habría de durar toda la vida de todos ellos.

Estos 7 en 1534 fueron a una capilla en Montmartre, donde Fabro (sacerdote) celebró una misa en la que todos consagraron sus vidas mediante votos de castidad y pobreza. Allí decidieron sus próximos planes: ir a Venecia y Jerusalén. En Venecia el resto se convirtieron en sacerdotes.

Las guerras entre cristianos y musulmanes evitaron el viaje a Jerusalén. Un año después siguieron sin poder ir, por esto fueron a Roma y se pusieron a disposición del Papa.

Mediante un voto de obediencia, se constituyó la orden religiosa de los Compañeros de Jesús, y así crearon un vínculo que los unía aunque estuviesen físicamente separados debido a que se les encomendaba una misión en diferentes lugares.

La Compañía de Jesús fue aprobada formalmente en 1540, Ignacio fue elegido Prepósito General. Venía con dolores de estómago, se agravan en Roma. En 1556 empeoró pero pensaron que se recuperaría. El 30 de julio pidió la bendición del Papa, Polanco (el que lo cuidaba) no le prestó atención, a media noche Ignacio empeoró, Polanco corrió al Vaticano pero no llegó, se murió. Ignacio fue beatificado el 27 de julio de 1609 y canonizado por el Papa Gregorio XV el 12 de marzo de 1622, junto a San Francisco Javier. El 31 de julio se recuerda su muerte.

Los Ejercicios Espirituales de San Ignacio

En 1548, Francisco Borja pide a Paulo III aprobar los EE. Fueron aprobados ese año por “ser útiles para el progreso espiritual de los fieles”.

Ignacio y sus compañeros ya practicaban estos ejercicios, aunque ya le habían traído problemas (cárcel).

San Ignacio no los considera como suyos, sino como un don de Dios para la Iglesia. Los experimentó por primera vez en una cueva en Manresa durante 1 año donde “Dios lo trataba de la misma manera que un maestro de escuela a un niño”.

Por esto dice que los EE hay que “hacerlos”, no leerlos. Menos charlas, más oración.

Cómo se llevan a cabo los EE (son experimentación): preparar y disponer el alma para quitar todas las afecciones desordenadas, y después de quitarlas buscar y hallar la voluntad divina.

El fin: ordenar la vida según el proyecto de Dios. Deben ser dados en “casas de ejercicios”.

Las Misiones Jesuíticas

Los jesuitas fundaron pueblos misionales (misiones/reducciones jesuíticas guaraníes), que tenían como fin evangelizar a los nativos de Misiones, norte de Corrientes y partes de Paraguay y suroeste de Brasil.

Fueron establecidas en el siglo XVII, eran territorios pertenecientes a la Gobernación del Río de la Plata y del Paraguay. Formaban parte de los obispados católicos de Buenos Aires y de Asunción. Pertenecían a la Provincia Jesuítica del Paraguay.

Reducciones: sinónimo de “comunidad” ya que significa reunir o congregar.

En 1549 San Ignacio envió a Nóbrega y 6 más a Brasil para evangelizar nativos.

Ya antes el trabajo evangelizador había comenzado por los Franciscanos en Paraguay, organizaban a los indios en asentamientos. Los indios fueron muy receptivos al cristianismo.

Todo esto se complicó con las colonizaciones ya que en estas se capturaban indios y los vendían o usaban como esclavos. Para proteger a estos crearon comunidades separadas de las zonas colonizadas, allí podrían vivir con libertad y dignidad aunque tuvieran que pagar tasas.

Llegaron a administrar 30 pueblos en la zona del río Paraná, hasta 1768 cuando el rey de España los expulsó.

Los jesuitas defendían a los indios insistiendo en que la obra misionera caía dentro de la competencia del Papa y no del rey. Trataron de mantenerlos aislados de los colonizadores para protegerlos de la esclavización y para aislarlos de la inmoralidad común entre los europeos.

Apoyados en los Ejercicios Espirituales, entre 50 y 60 sacerdotes, llegaron a gobernar a más de 140.000, impartiéndoles el evangelio y lo mejor de la cultura europea.

Sistema de vida: el ideal que se enseñaba era el amor a Cristo, a la Iglesia y la moral cristiana, se basó en comunidades libres. Cada indio tenía su vida privada y propiedades, también había bienes comunes, los pueblos se centraban en una gran plaza, junto a esta la iglesia (construcción más importante), una escuela donde se impartía la formación religiosa y humana. También había un refugio para huérfanos y viudas, talleres, fábricas de instrumentos, escuelas de diferentes rubros y un cementerio.

Los jesuitas respetaban la cultura de las misiones y al mismo tiempo la enriquecían con las cosas buenas de la cultura europea. Prohibieron la pena capital y el canibalismo, visitaban a los enfermos y trabajaban con ellos.

La Compañía de Jesús

  • Finalidad: Perfección cristiana, propia y ajena, para gloria y servicio de Dios.
  • Lema: “A mayor gloria de Dios” (A.M.D.G.).
  • Orden religiosa: Es un cuerpo religioso importante en la Iglesia, una orden. Es la última fundada.
  • Católica: La Compañía pertenece a la Iglesia Católica. No es una secta, sino un cuerpo de fidelidad y obediencia a la fe y al Papa.

Los Jesuitas

Así se los conoce a los miembros de la Compañía (sacerdotes o hermanos llamados por Cristo). Ser jesuita es “reconocer que uno es pecador, y sin embargo, llamado a ser compañero de Jesús como Ignacio”.

Jesuitas sacerdotes

Además de servir a la Compañía, se sienten llamados para la vocación de servicio eclesial a Dios y la humanidad.

Jesuitas hermanos

Asumen la misión de la Compañía pero no se sienten llamados a ser sacerdotes.

Conceptos Clave Ignacianos

Consolación

Estar en paz, alegría y con fe. Puede ser dolorosa pero constructiva.

Indiferencia Ignaciana

Desprenderse y disponerse de todas las cosas en manos de Dios.

Ejercicios Espirituales

Ejercicios de oración creados por San Ignacio para ayudar a la persona mediante la oración a examinar su vida y su relación con Dios.

Significados (Abreviaturas)

  • S.I.: Compañía de Jesús
  • A.M.D.G.: A mayor gloria de Dios
  • I.H.S.: Jesús salvador de los hombres
  • Magis: Más

En todo amar y servir

Consigna de San Ignacio que especifica la finalidad de la orden y la actitud de sus miembros en el servicio apostólico.

Discernimiento espiritual

Búsqueda interior, lo que conviene hacer o elegir entre varias posibilidades. La capacidad de seguir al espíritu de Jesús. Elegir lo bueno (lo que nos lleva a Dios). Diferenciar lo bueno de lo malo.

La salvación es nuestra felicidad, la conciencia de que la vida tiene sentido.

Las mociones son los deseos profundos del alma. El Señor nos habla mediante estos deseos. Hay mociones buenas que son del Espíritu Santo acompañadas de consolación y existen mociones del mal espíritu acompañadas de tentaciones o engaños.

Consejos para la oración

No el mucho saber harta y satisface el alma, sino el gustar las cosas internamente.

Examinar la oración (ver cómo me ha ido).

La Naturaleza Humana y la Responsabilidad

Dios creó al hombre libre y responsable

Como dice en el Génesis, Dios creó al hombre con cuerpo y alma. Lo creó a su imagen y semejanza (imagen de Dios).

El hombre es un ser inteligente

Se distingue de los demás seres vivos por su inteligencia.

El hombre es un ser libre

Puede elegir a diferencia de los animales que siguen instinto.

El hombre es rey y señor del universo

Dios entregó el mundo al hombre para que lo sometiera y transformara.

El hombre es imagen de Dios sobre todo por la gracia

A través del bautismo, nos entrega la gracia que nos eleva a la dignidad de hijos suyos.

Usar la inteligencia y la voluntad para el bien

Los hombres por ser libres pueden actuar como quieran, si quieren pueden usar su inteligencia y voluntad para hacer el mal o el bien. Pero cuando actúan así se pierden de ser felices porque al elegir no hacer el bien se pierden la felicidad.

El hombre depende de Dios

Todo lo recibimos de Dios, nos mantiene el ser y nos concede regalos, sobre todo la gracia que recibimos en el bautismo.

El hombre es responsable de sus actos

La tierra no es responsable

El planeta cumple con las leyes físicas, no tiene inteligencia ni libertad.

Los animales tampoco son responsables

No saben lo que hacen, siguen su instinto. Tampoco es responsable de las cosas buenas que hace a su dueño.

El hombre tiene la teka

Somos responsables de lo que hacemos porque podríamos no haber hecho algo que sí hicimos.

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