Técnicas Narrativas de la Generación del 98: Unamuno (Nivola) y Baroja (Novela Abierta)


Miguel de Unamuno (1864-1936): La Invención de la Nivola

Miguel de Unamuno (1864-1936) manifestó un interés constante por la novela a lo largo de toda su vida.

Obras Narrativas Clave y la Ruptura con el Realismo

Su producción inicial se acerca a las formas tradicionales, pero rápidamente evoluciona hacia la experimentación:

  • Paz en la guerra (1897): Relata, con técnica todavía próxima a la novela realista y con abundantes elementos autobiográficos, el cerco carlista en 1874 de la ciudad de Bilbao, defendida por los liberales.
  • Amor y pedagogía (1902): Novela que rompe con las formas de narración tradicionales y se aproxima al género del ensayo.

El Concepto de «Nivola» y la Metanovela

Lo extraño de Amor y pedagogía hizo que parte de la crítica no la considerase una auténtica novela, por lo que Unamuno acuñó para sus peculiares relatos posteriores el término de nivola. Este subtítulo lleva Niebla (1913), en la que el propio autor se convierte en personaje de ficción con quien se encara el protagonista de la novela exigiéndole ser dueño de su futuro. El personaje parece, así, escapar a su destino de ente ficticio al colocarse al nivel de su autor real, Miguel de Unamuno, desdibujándose con ello las fronteras entre realidad y ficción.

Otras novelas fundamentales son Abel Sánchez (1917), La tía Tula (1921) y San Manuel Bueno, mártir (1930). Esta última cuenta la historia de un cura de pueblo que ha perdido la fe, pero que, aparentando tenerla, desarrolla una actividad vivísima para que sus feligreses mantengan intactas sus creencias religiosas.

Características de la Narrativa Unamuniana

Las novelas de Unamuno suponen una ruptura con la novela realista. El novelista juega con las técnicas narrativas, con la estructura de los relatos y con la concepción de los personajes.

Foco en la Interioridad y el Diálogo

Como en estos relatos lo importante es la interioridad de los personajes, adquieren gran relevancia el monólogo y el diálogo para plasmar las ideas e inquietudes de los protagonistas.

La Participación Activa del Lector

Además, fue costumbre en Unamuno exigir la participación del lector con prólogos, posprólogos y epílogos, en los que se proponen interpretaciones contradictorias de las obras o se polemiza sobre diversos aspectos de ellas. Las novelas son, entonces, un juego intelectual que propone al lector múltiples interrogaciones.

Concentración de la Acción y Espacio Subjetivo

Otros rasgos definitorios de estas novelas son la concentración de la acción y la ausencia de descripciones, porque lo importante no es el decorado realista, sino el desarrollo de los conflictos íntimos de los personajes. Por eso, el tiempo y el espacio externos suelen ser imprecisos, ya que lo que interesa es el tiempo vivido en el ámbito de la conciencia. Pero ello no evita que muchos de los relatos se localicen en un espacio y tiempo concretos: la España provinciana de principios de siglo.

Pío Baroja (1872-1956): El Novelista por Antonomasia y la Novela Abierta

Pío Baroja (1872-1956) fue el novelista por antonomasia de su época, con más de sesenta novelas. En esta vasta producción pueden señalarse tres etapas, según las distingue él mismo en sus memorias:

Las Etapas de la Producción Narrativa de Baroja

  1. Primera Etapa (1900 a la Guerra Mundial)

    Esta es la etapa más importante literariamente. Sus protagonistas, que en muchos rasgos son trasuntos biográficos del escritor, se caracterizan por su inadaptación y su enfrentamiento con el mundo. Aparecen en ella obras muy significativas:

    • Camino de perfección
    • El mayorazgo de Labraz
    • La lucha por la vida (trilogía compuesta por La busca, Mala hierba y Aurora roja)
    • El árbol de la ciencia

    En esta época escribe también algunas novelas de acción y aventuras que preludian sus novelas posteriores: Aventuras, inventos y mixtificaciones de Silvestre Paradox, Zalacaín el aventurero y Las inquietudes de Shanti Andía.

  2. Segunda Etapa (Desde la Guerra del 14)

    Baroja publica numerosas novelas que insisten en los modos y técnicas narrativas anteriores, como La sensualidad pervertida y Los pilotos de altura. Pero lo más ambicioso de este periodo es el intento de escribir novela histórica, un poco en la estela de los Episodios nacionales de Galdós. Al igual que hacen Valle-Inclán o Unamuno, también Baroja se interesa por la historia española del siglo XIX, a la que dedica las veintidós novelas que integran las Memorias de un hombre de acción. Tienen cierta unidad por el tema, el ambiente y el protagonista, Eugenio de Aviraneta, antepasado de Baroja, conspirador liberal y espía, que participó en las intrigas de la España de Fernando VII e Isabel II.

  3. Tercera Etapa (Últimos Veinte Años)

    Después de la Guerra Civil, la capacidad creativa de Baroja decae, aunque en esta época escribe sus memorias, Desde la última vuelta del camino, la obra más importante de este periodo.

Pensamiento y Teoría de la Novela

Pesimismo Existencial e Individualismo Ideológico

Respecto a su pensamiento, el rasgo esencial es su pesimismo existencial, su desconfianza en el hombre y en el futuro. Pero bajo el desengaño, el escepticismo y la desilusión, hay una cierta esperanza de raíz romántica, que se advierte también en la minoritaria pero real presencia de personajes positivos en sus novelas. Políticamente, aunque Baroja muestra en su juventud cierta simpatía por el anarquismo, lo característico de su ideología es su individualismo y su desconfianza en la acción política. Ese individualismo, que en su juventud le aproximaba a los grupos republicanos y radicales, con los años se convirtió en un escepticismo absoluto, bastante conservador en el fondo.

La Novela Abierta y la Amenidad

En lo referente a su teoría de la novela, frente a la novela orgánica y cerrada del realismo, Baroja propone una novela abierta y cambiante, cuyo rasgo fundamental debe ser su amenidad, lo que tiene importantes consecuencias formales:

  • Estructura Fragmentaria: «Mi preocupación es hacer la novela poco aburrida, para lo cual dejo los capítulos breves y los párrafos cortos».
  • Dinamismo Narrativo: Otras características relacionadas con el deseo de entretener al lector son la acción ininterrumpida, los rápidos cambios de escenario, la profusión de personajes y la concentración de escenas dialogadas.
  • El Personaje como Eje: Las novelas de Baroja no son fruto de un plan riguroso y, muchas veces, el personaje central es el único principio constructor de un relato con apariencia de fragmentario.

Estilo y Narrador Subjetivo

Habitualmente, son novelas contadas en presente y con escasas vueltas atrás en el tiempo. El narrador está muy lejos del principio naturalista de la impersonalidad y objetividad; por el contrario, comenta los sucesos que narra y adjetiva machaconamente a sus personajes, que quedan así definidos antes de que el lector pueda formar una opinión propia sobre ellos.

Estilísticamente, la prosa de Baroja es decididamente antirretórica: párrafos cortos, frases breves, léxico común, reducido uso de los nexos sintácticos, etcétera.

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