Isabel Allende: Realismo Mágico y la Narrativa Hispanoamericana del Siglo XX


Isabel Allende en el Marco de la Narrativa Hispanoamericana de Fines del Siglo XX

Antecedentes de la Narrativa Latinoamericana

Hasta mediados del siglo XX, la narrativa del continente americano nos ofrece las siguientes posibilidades:

  1. Realismo regional o testimonial: La llamada novela indigenista.
  2. Ultrarrealismo mítico: Novelas en las que sus personajes parten de la realidad para alcanzar el plano de los mitos.
  3. La novela urbana: Centrada en la problemática de la gran ciudad.
  4. Narraciones fantásticas: Rompen todo nexo con la realidad.

De todas las corrientes novelísticas, nos centraremos en la importancia del realismo, que fue enorme en todas sus manifestaciones durante la primera mitad del siglo XX. Así, mientras unos escritores se centran más en seguir la técnica realista decimonónica, otros buscan nuevos rumbos: sin prescindir del realismo, lo modifican y lo deforman, impregnándolo de magia y maravilla. De ahí surgirán expresiones como Realismo Mágico o Real Maravilloso, que consideraremos como sinónimos.

El Fenómeno del Boom (1960)

A partir de 1960 se da el «Boom» o difusión masiva de jóvenes escritores hispanoamericanos. Cabe destacar la publicación de Cien años de soledad de Gabriel García Márquez.

Las causas de dicha eclosión habría que buscarlas en el campo de la sociología: el triunfo de la revolución cubana; ensayos revolucionarios, como en Colombia; episodios guerrilleros urbanos, como en Argentina; movimientos antidictatoriales (muerte de Trujillo en Santo Domingo); y la propagación de actitudes antinorteamericanas. Todo ello unido a una aguda crisis ideológica en Occidente que se materializa en el Mayo Francés del 68.

Isabel Allende y el Realismo Mágico

La publicación de la novela de Isabel Allende, La casa de los espíritus en el año 1982, la dio a conocer internacionalmente. Recibida como un brillante epígono del «Boom» de los 60, se convirtió en un best-seller en Hispanoamérica, España y otras naciones de Europa.

La corriente literaria en la que se enmarca es el realismo mágico, movimiento artístico y literario nacido en el siglo XX que se caracteriza por:

  • Mezclar hechos comunes y fantásticos (considerados estos dentro de la normalidad).
  • Distorsión del tiempo (el presente se repite, se parece al pasado).
  • Multiplicidad de narradores (tercera y primera persona).
  • Ambiente cargado de sentimientos, magia, extravagancia y manifestaciones fantásticas (las maldiciones y premoniciones se cumplen; espíritus y ánimas conviven con los personajes).

El realismo mágico de Isabel Allende es influencia directa de otros escritores, fundamentalmente de Gabriel García Márquez. La lectura de La casa de los espíritus (1982) evoca la novela de Gabriel García Márquez, Cien años de soledad. Es verdad que Isabel Allende tiene un estilo propio marcado por el torrente inagotable de su fantasía. Ambos comparten un objetivo común: denunciar los males de la sociedad, aunque lo hacen desde una perspectiva diferente al concretar los temas (amor, machismo, el tratamiento de lo masculino y lo femenino, el papel dentro de la sociedad, la violencia, etc.). Después de Gabriel García Márquez, ella es la gran expositora del género.

La Novela Post-Boom

La publicación en 1975 de la primera novela de Skármeta, Soñé que la nieve ardía, podría marcar el punto de partida del Post-Boom, que alcanzó su triunfo con La casa de los espíritus (1982) de Isabel Allende.

La narrativa denominada Post-Boom tiene una serie de características que podemos sistematizar del siguiente modo:

  1. Actitud no trascendente: Buscan su inspiración en lo cotidiano, huyen de la novela totalizadora y enciclopédica para centrarse en lo real y cercano.
  2. Vuelven a la narración ordenada y lógica, recuperando la estructura lineal con predominio de la trama. Aparece lo sobrenatural, pero con mucho menos protagonismo que en el Boom.
  3. Presencia de elementos de la cultura de masas o cultura popular: el folletín, el cine, la radio, el pop, etc. Componentes que suponen un distanciamiento de la alta literatura que los escritores del Boom habían priorizado.
  4. Interés por fomentar las identidades latinoamericanas, con mayor nivel de compromiso, con un tratamiento más directo de la realidad política y sociocultural a raíz de los regímenes dictatoriales que se sucedieron en el continente y con ellos las experiencias del desarraigo y el exilio. Recurrencia a la memoria y uso de hechos históricos y autobiográficos. Por este motivo, aumenta el número de novelas de tema histórico.
  5. Protagonistas que forman parte de la vida cotidiana. Son personajes sólidos cuyos conflictos tienen que ver, muchas veces, con su situación social.
  6. Literatura predominantemente urbana que incorpora elementos de la cultura juvenil (las drogas, el sexo, la marginalidad) y manifestaciones de la cultura popular como el bolero, el rock, la televisión, la moda, etc., que forman parte de la vida de los personajes y sus conductas y, por tanto, no son simples referencias extratextuales.
  7. Redescubrimiento del amor, que la propia Isabel Allende reivindica como muestra de la alegría de vivir de los escritores de su generación.
  8. Incorporación del humor a la narrativa con el fin de parodiar géneros literarios.
  9. Presencia de lo femenino, tanto por lo que se refiere a los personajes protagonistas y en consecuencia al universo de la mujer, como por el reconocimiento de la crítica literaria de escritoras (Laura Esquivel, Ángeles Mastretta, Rosario Ferré, Luisa Valenzuela, Isabel Allende, etc.).
  10. Optimismo: Narrativa que trasluce una actitud vitalista, fe en la lucha política y social, en la que siempre hay esperanza ante la vida y el futuro.
  11. Lenguaje de estilo sencillo y coloquial. Se incorporan modismos del habla latinoamericana; la sintaxis es poco complicada, con escasa utilización de subordinadas.

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