Tecnicas que facilitan el diagnostico de la realidad social


9.1.1. Modelos de intervención comunitaria y procedimientos metodológicos implicados


A) Modelos tradicionales.


Modelo de Desarrollo de la Comunidad: trata de potenciar como valores la participación y el liderazgo, utilizando como principal instrumento de intervención el trabajo con grupos de la comunidad. Se centra en el proceso de construcción de la comunidad. El profesional asume el rol de capacitador y facilitador.

Modelo de Acción Social: la participación es el principal valor: el profesional trabaja con grupos y organizaciones, asumiendo el rol de líder, que anima a la gente para trabajar en una determinada dirección.

Modelo de Planificación Social: el profesional centra sus esfuerzos, tanto en la coordinación de los servicios sociales de zona, como en el desarrollo de programas y la planificación de acciones para el bienestar social.
Por esta segunda acción, el trabajador comunitario asume el papel de experto, y utiliza como estrategia la colaboración con la Administración pública sin perder el espíritu de crítico.

B) Modelos alternativos:  El modelo crítico-dialéctico

Vinculado a la Sociología Crítica, este modelo constituye una importante propuesta de intervención que pone el énfasis en la transformación de la realidad. Esta propuesta cristaliza en la Investigación-Acción Participativa, que encierra un compromiso político e ideológico.

El modelo de análisis de necesidades

Persigue el ajuste de la intervención a las necesidades de la comunidad, por lo que es un modelo fundamentalmente centrado en la planificación. Para ello, propone el trabajo organizado en torno a una serie de fases: toma de contacto, estudio y análisis de necesidades, planificación de la intervención, puesta en práctica y seguimiento del plan, evaluación y toma de decisiones.   Estas fases nunca constituyen un proceso lineal (vertical), sino sistémico (circular), en el que se vuelve constantemente de unas fases a otras, ajustando permanentemente la intervención a las necesidades de la comunidad. La planificación es el procedimiento metodológico más extendido y generalizable.

El modelo de planificación integral.


Este modelo, basado en la cooperación entre recursos públicos y privados, parte del supuesto básico de la existencia de un sistema de servicios sociales articulado y formado por un conjunto de organizaciones públicas y privadas de acción social. La calidad de la intervención se estima en la medida en que ésta ha conseguido crear un entorno sistema viable para conseguir la coordinación entre estas organizaciones. El objetivo es potenciar y asegurar la sociedad del bienestar.    Los principios en los que se basa la Planificación Integral son Globalidad, Integración, Participación y Coordinación.
Las fases que se siguen en un Plan Integral son:  Organización; Diagnóstico (análisis DAFO); Definición del objetivo central y de las líneas estratégicas; Elaboración de objetivos y medidas más importantes para cada una de las líneas estratégicas

El modelo ecosistémico.


Se concibe el ambiente en que se desarrolla la persona como un conjunto de niveles o estructuras imbricadas que son: microsistemas o “redes sociales” (familia, escuela, amigos, trabajo, barrio…); mesosistema (relaciones entre esos entornos o redes inmediatas a la persona); exosistema (la persona no está presente activamente, pero es influida por lo que ocurre a ese nivel: región, país…); macrosistema (factores socioeconómicos y culturales generales: europeos, internacionales…).

El modelo ecosistémico se centra en el análisis de las “redes sociales” para identificar y comprender los procesos de adaptación e inadaptación de las personas y los factores que median en esos procesos. Es quizá el modelo cuyo enfoque se adecua más a la intervención en problemas de inadaptación social.


9.2.1. La intervención en el ámbito de la familia

A)

La interacción Familiar:

  En la socialización del menor tienen mucha importancia los modelos de interacción presentes en la convivencia familiar (sobre todo paterno-filial y materno-filial), en torno a tres dimensiones bipolares: autoridad-permisividad; aceptación-rechazo; autonomía-sobreprotección.     Las situaciones más educativas, socializadoras de personalidades estables y sólidas, se dan con la autoridad democrática de los padres y el desarrollo de la autonomía desde los primeros años de vida.

B) Los modelos y estilos de vida

Los padres y otros miembros cercanos de la familia, suponen para el menor “modelos” de comportamiento que éste aprenderá a imitar desde la infancia. Si el niño no dispone de modelos normalizados, o se enfrenta a modelos antagónicos, comenzará a manifestar un comportamiento igualmente arbitrario y contradictorio.  

C) El sistema de refuerzos

Los refuerzos, positivos o negativos, que recibe la conducta del menor, no sólo actúan como estímulos o inhibidores de la misma, sino que configuran su concepto de sí mismo y refuerzan o debilitan su autoestima.

9.2.2. La mediación social


Por mediación social se entiende aquél proceso de negociación, generalmente voluntaria, entre dos partes en conflicto, dirigido imparcialmente por un profesional, con el fin de ayudar a las partes a disponer de unas condiciones que les permitan llegar a la adopción y cumplimiento de acuerdos que les permitan superar positivamente la situación conflictiva.  Una mediación bien realizada puede ser preventiva de futuros conflictos.   El educador social habrá de intervenir como mediador en Conflictos de una familia que afecten a menores;  Mediación comunitaria por conflictos entre grupos sociales; Mediación entre jóvenes marginados.   

Etapas de la Mediación


1ª.- Reunión inicial entre el mediador y las partes en conflicto

Explicitar la voluntad de las partes; Establecer un clima adecuado y de confianza;  Informar a las partes de las reglas 2ª.- Intercambio de información y opiniones sobre los asuntos. 
Clarificar las causas del enfrentamiento, posición y expectativas de las partes. 

3ª.- Discusión y negociación de opciones o alternativas posibles para resolver el conflicto.  4ª.- Redacción y firmar del acuerdo. 

Negociar la redacción del acuerdo en todos sus aspectos. 

5ª.- Cumplimiento del acuerdo.  6ª.- Evaluación del proceso y resultados de la mediación

9.2.3. La animación sociocultural como estrategia para enseñar y aprender a convivir

El animador sociocultural ha de ser un auténtico educador que promueva el desarrollo personal y social de la infancia y juventud en riesgo. La animación sociocultural es una metodología diseñada para provocar cambios en la actitud y en la conducta de las personas y colectividades ante la realidad cultural y social que las rodea. De modo que comparte las mismas funciones que el educador de calle, pero en el marco de las instituciones (escuela, asociaciones, centro de educación de adultos y servicios comunitarios).

9.2.4. La educación de calle: intervención en el medio abierto

El educador de calle es un educador o trabajador social, cuyo marco de trabajo es fundamentalmente la calle, por ser este un ámbito esencial de socialización al que no llegan las instituciones. Su acción educadora va dirigida a niños y jóvenes con problemas de inserción social.  Es un adulto que sirve de punto de referencia al menor; su función es facilitarle los medios necesarios para que pueda tomar conciencia de sí mismo y de su situación en el entorno, y atender a sus demandas más urgentes a todos los niveles.   Tanto la intervención socio-familiar, como la educación de calle, la animación sociocultural o la mediación social, son distintas estrategias, que pueden constituir por sí mismas un espacio profesional, dirigidas a prevenir e intervenir en problemas de intervención social.  Ninguna de estas estrategias será eficaz, si no se hace desde una plataforma de trabajo multiprofesional y bien coordinada en torno a un Plan Integral de Intervención Sociocomunitaria.

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *