Territorios heredados por carlos i


EL IMPERIO DE CARLOS V (1516-1556)


Territorios gobernados por Carlos V

Carlos V gobernó territorios muy diversos, cuyo vínculo de unión era únicamente la persona del Príncipe. De sus padres Felipe y Juana heredó ( aun en vida de ésta, por causa de su reconocida incapacidad y confinamiento) los territorios que a estos les legaron sus abuelos:


·De Fernando el Católico: la corona de Aragón (los Reinos de Catalunya, Aragón  y Valencia) y los territorios de Italia ( Nápoles, Cardeña y Milán desde 1525).


·De Isabel la Católica: La Corona de Castilla ( que incluía las recientes conquistas: Granada, Navarra y las Indias).


Carlos fue proclamado rey de España en 1516 y electo emperador en 1519, frente a otros candidatos como Francisco I de Francia, Enrique VIII de Inglaterra y Federico de Sajonia. En 1520 fue coronado Rey de Romanos en Aquisgrán ( título previo al de emperador, dependiente del reconocimiento pontificio). Y finalmente fue coronado emperador en Bolonia en 1530.


El poder y el propio carácter de Carlos le llevaron a promover la “idea imperial”, procurando primero la elección y reforzando después la figura del emperador. Carlos fue un hombre profundamente religioso


Entre las oposiciones que provocaron el fracaso final  de la idea imperial, podemos señalar las siguientes:



Políticas: el auge de los Estados Nacionales europeos y la falta de autoridad efectiva en la Cristiandad


Religiosas: el cisma protestante y la necesidad de reforma de la Iglesia Católica


Ideológicas: los particularismos nacionalistas de Petrarca, Maquiavelo y Erasmo


Los conflictos internos en los Reinos Hispánicos:



La llegada a la Península y la elección imperial


Al morir su abuelo Fernando el Católico, en 1516, Carlos de dieciséis años de edad, era ya rey de los Países Bajos inmediatamente se hizo coronar rey de Castilla y Aragón y ­emprendió viaje hacia la Península.


El nuevo rey había sido educado en Borgoña y no conocía el castellano. Llegó rodeado por consejeros flamencos  que ocuparon pronto los cargos más importantes de la Cortey de la Iglesia. Las Cortes, convocadas para ratificar alnuevo rey y para pedirles que votaran impuestos, protestaron enérgicamente, y recordaron al monarca la obligación, de residir en Castilla y de respetar las leyes del país


La rebelión de las Comunidades de Castilla: 1520-1521:  Zonas por las que se extiende y protagonistas de los acontecimientos:


-Levantamiento de las ciudades y villas de Castilla la Vieja y la Nueva, encabezadas por Toledo, contra el monarca Carlos V,



-Participan las clases medias y pequeña nobleza urbana, algún miembro del clero


Reivindicaciones: Políticas: -Limitación de la autoridad del monarca y mayor participación de las Cortes en el gobierno del reino. -Defensa de lo castellano:   Frente al  monarca extranjero(Carlos V) El monarca debe residir permanentemente en Castilla, los cargos más importantes del reino deben ser ocupados sólo por castellanos. Económicas y fiscales: -Proteccionismo económico: Prohibición de la salida de oro y plata y lana hacia otros países. Potenciación de la industria artesanal de las villas y ciudades castellanas. -Disminución de la presión fiscal .Sociales: Carácter antiseñorial. Limitar las propiedades señoriales, evitar que villas y ciudades de realengo puedan pasar a control señorial.


El desarrollo de los acontecimientos:



Desencadenante: La reacción frente a un rey extranjero y el reparto de cargos y prebendas entre sus colaboradores flamencos.


El levantamiento se inicia en Toledo en mayo de 1520 (Juan de Padilla), pronto se extiende a otras ciudades y villas de Castilla, siempre contra las autoridades de la Corona y contra los procuradores que habían aprobado los servicios al rey.


En el Siglos XIX y XX:



• Para los sectores conservadores, los comuneros eran gentes ancladas en un pasado medieval incapaces de ver la modernidad que el autoritarismo del rey representaba.


Para los sectores progresistas, los comuneros fueron unos adelantados a su tiempo, predecesores de la revolución liberal y burguesa del S XIX. Se levantan contra el autoritarismo del monarca y exigen una mayor participación política de la burguesía en el gobierno del reino


Las Germanías de Valencia y Mallorca (1519-1523):



Revueltas de carácter social:



·Reacción de las clases populares urbanas (artesanos) organizados en la Germanía frente a los grandes burgueses y caballeros en las ciudades exigiendo una mayor participación en el gobierno y la democratización de los municipios.


·En Valencia (1519) se hacen con el gobierno de la ciudad. Extensión de la revuelta a otras villas y ciudades del reino. En 1521 la revuelta se extiende también entre los campesinos, adquiriendo un carácter más radical.


·Las revueltas de los pequeños contra los grandes en Mallorca se inician en Palma y se extienden a toda la isla entre 1521 y 1523.


CONSECUENCIAS DE LOS CONFLICTOS INTERNOS


El retorno a la Península y el cambio de actitud de Carlos V


·En Julio de 1522Carlos V regresó a Castilla. Ordenó la eje­cución de los principales presos comuneros e impuso fuertes indemnizaciones al resto, antes de dictar un Perdón General. La nobleza recuperó su dominio señorial, las ciudades quedaron sometidas a la autoridad real, y se anularon las restricciones a la exportación de lana, en perjuicio de los artesanos. En Valencia, la represión quedó en manos de los virreyes y la nobleza, hasta que e 1528 se dictó también un Perdón real.


Política exterior:



La política imperial de Carlos V

El enorme conjunto de reinos recibidos y los intereses patrimoniales de la casa de Austria marcaron decisiva­mente la actuación política de Carlos V. Ésta obedeció a dos ideas básicas. Por un lado, tenía la convicción de que su obligación era mantener la unidad de la Cristiandad y luchar contra el Islam. Por otro lado, consideraba su deber conservar toda la herencia recibida, sin pérdida alguna. Estas dos convicciones las mantuvo toda su vida, y las transmitió a su hijo Felipe.


La lucha contra Francia


De los distintos frentes de lucha, el conflicto con Fran­cia fue el de más larga duración. Entre las causas, la princi­pal fue, sin duda, de tipo estratégico: los territorios de Car­los V rodeaban la frontera oriental del reino francés, impidiendo su expansión y constituyendo una amenaza para la monarquía francesa. Estaba también la ya larga ri­validad con Aragón por el control de Italia, y las guerras contra losReyes Católicos. El interés por Nápoles no había disminuido, pero sobre todo era la Lombardía, con su capital, Milán, el territorio en disputa: era el enlace que permitía unir los reinos de los Austrias, y por tanto la llave del dominio de Europa. En tercer lugar, estaba el contencioso por Borgoña, en poder de Francia y reclamada por Carlos V


Un total de siete guerras enfrentaron a ambos. En ellas, los franceses tuvieron casi siempre una posición de inferioridad militar, equilibrada por el carácter compacto de su te­rritorio y sus grandes recursos, demográficos. En 1525, tras la victoria de Pavía; Carlos llegó a tener prisionero en Madrid a su rival, al que liberó tras la firma de un tratado.


A partir de 1544 la tensión entre ambos poderes se sua­vizó, entre otras cosas por el agotamiento financiero. Pero_­en 1552 Enrique II de Francia, el nuevo rey, se alió con los príncipes alemanes para derrotar a Carlos V. Al  final del reinado se llegó a una situación de equilibrio: ni Carlos pudo vencer a su rival, ni Francia romper el cerco, aunque la pérdida del control del emperador sobre Alemania aliviaba sus fronteras.


La lucha contra los turcos


La lucha contra el Islam era continuación natural del espíritu de cruzada, pero también respondía a un hecho concreto: el ­avance del Imperio turco, que había conseguido reunificar el Islam y amenazaba en Europa y el Mediterrá­neo a los  Estados de los Austrias. Los turcos disponían de un ejército considerable, pero eran ante todo una potencia naval gracias a sus reservas en madera y a contar con el apoyo de los piratas berberiscos.


Estos últimos habían conquistado Argel. Desde allí y desde otras ciudades de la costa africana se dedicaron a atacar los puertos cristianos, y de manera particular las costas españolas.


En 1535 las tropas de Carlos V reconquistaron Túnez, que había sido tomada por los turcos un año antes. Fue sin duda su mayor victoria contra los musulmanes. Pero en 1541 el emperador fracasó en el intento de conquistar Ar­gel. A partir de entonces, la falta de recursos y los proble­mas europeos impidieron a Carlos V cualquier iniciativa.


EL FIN DEL REINADO: REPARTO DE LA HERENCIA Y RETIRADA A YUSTE


En 1555, un Carlos V enfermo y desilusionado por los fracasos en Alemania y Francia tomó la decisión de abandonar el poder. Su único éxito reciente había sido el matri­monio de su hijo Felipe con la reina de Inglaterra, la católica  Maria Tudor. En octubre, en una ceremonia emotiva, entregó a Felipe la Corona de los Países Bajos, y en enero de 1556 hizo lo mismo con las de Castilla y Aragón. El nuevo rey quedaba excluido de la herencia alemana, que queda­ba en manos de Fernando, hermano de Carlos V, aunque la relación familiar obligara a mantener una política de defensa mutua.


II- LA MONARQUÍA HISPÁNICA DE FELIPE II (1556-1598). LA UNIDAD IBÉRICA:




La herencia de Felipe II




Carlos V deja a su hijo Felipe en herencia todos sus estados , menos los reinos austriacos y el título de emperador que los hereda su hermano Fernando. Durante su reinado se produce la  anexión de Portugal.


Se conoce a este conjunto de territorios como Monarquía Hispánica o Imperio Hispánico



LA MONARQUÍA HISPÁNICA DE FELIPE II. LA UNIDAD IBÉRICA


Los primeros años del reinado


Felipe II tenía veintinueve años cuando, en 1556, se hizo cargo de la corona de los reinos hispánicos. Educado en Castilla para regir el Imperio, cuando recibió la herencia es­taba perfectamente preparado para gobernar.


Sus primeros años de reinado transcurrieron en Euro­pa, en la guerra contra Francia y el Papado. En 1557 sus ge­nerales derrotaron en San Ouintín a los franceses, pero és­tos respondieron con la toma de Calais a los ingleses. Ambos bandos habían llegado a una situación de agota­miento.


Ese mismo año Felipe II retornó a la Península, en donde dos problemas requerían intervención urgente. El primero era la aparición de grupos luteranos en Sevilla y Valladolid, que fueron duramente reprimidos por la Inquisición. El se­gundo problema era el financiero: en 1557 se había decla­rado la bancarrota de la Hacienda, y se había iniciado una larga negociación con los prestamistas genoveses.


La muerte del príncipe Carlos y la rebelión de los moriscos



En 1568 se produjo la muerte del príncipe Carlos, here­dero del trono, cuya personalidad trastornada había ido acentuándose con el tiempo. Fue su padre quien ordenó su detención, al comenzar el año, al conocerse los contactos que había establecido con los nobles flamencos que se ha­bían rebelado. Meses después don Carlos moría en prisión, y Felipe II tuvo que defenderse toda su vida de la acusación de haber sido responsable de su muerte


La conquista de Portugal


En 1578, al morir sin descendencia el rey de Portugal, varios candidatos optaron al trono, entre los que Felipe II. tío del fallecido, era el más importante. Los grupos dirigentes portugueses no veían mal la unión que beneficiaba a Portugal tanto como a Castilla. Pero la candidatura española no era bien aceptada por las clases populares. En consecuencia, en 158o se decidió la invasión de Portugal, dirigida por el duque de Alba, que en pocas semanas alcanzó Lisboa, sin apenas resistencia. La anexión significaba la suma de dos inmensos imperios coloniales, y una enorme extensión de los dominios de Felipe II, cuyo peso basculaba de forma definitiva hacia el Atlántico.


El Problema de Antonio Pérez y la rebelión aragonesa


 Felipe II tuvo que afrontar una grave crisis interna en el final de su reinado. Antonio Pérez, uno de sus secretarios, alcanzó una posición privilegiada en la corte, despachando  con él los principales asuntos de Estado. Pero su ambición le llevó a intrigar y engañar al monarca, convenciéndole de que D. Juan de Austria le traicionaba por medio de su secretario Escobedo, en1579 el monarca ordenó detenerle.


Entonces estalló una rebelión en Zaragoza, durante la cual el virrey fue asesinado y Pérez devuelto a la prisión del Jus­ticia. Felipe II respondió enviando un ejército de 12.000 hombres, que en pocas semanas restableció el control real. Los líderes de la rebelión, incluido el Justicia, fueron ejecu­tados, pero no se pudo evitar que Pérez huyera a Francia.


La rebelión de Zaragoza obedecía, en realidad, al des­contento que producía entre los aragoneses el dominio se­ñorial de los nobles y la tensión por la crisis económica causado por la política europea.


LA POLÍTICA EUROPEA DE FELIPE II


Felipe II mantuvo los dos objetivos fundamentales de su padre: el mantenimiento de la herencia recibida en su integridad y la defensa del catolicismo frente a la herejía, contra la que se mostraba intransigente, en especial fren­te al protestantismo. Personalmente, era muy religioso, y entre sus consejeros más influyentes estuvieron siempre los confesores. Pero nunca confundió la defensa de la re­ligión con sus intereses patrimoniales, que estuvieron siempre por delante a la hora de tomar las principales de­cisiones de su política europea.


La rebelión de los Países Bajos


La rebelión en los Países Bajos habría de ser el mayor de los problemas políticos y militares del reinado. Felipe II no había sido bien acogido como rey de los Países Bajos, don­de le veían como un rey extranjero. Había dejado allí una gobernadora nativa, su hermana Margarita de Parma, pero rodeada de un consejo que dejaba de lado a los nobles fla­mencos y que dirigía el cardenal Granvela, al que odiaban.


La respuesta de Felipe II fue brutal. En 1567 envió a los tercios al mando del duque de Alba. Éste organizó un tribu­nal que comenzó a dictar sentencias y a ejecutar a todos aquellos que habían participado en la revuelta. Algunos no­bles, como el príncipe de Orange, optaron por huir y prepa­raron un ejército en Alemania que entró en los Países Bajos. Pero Alba consiguió expulsar con sus tropas a las de Orange, convertido ya en el líder de la rebelión contra los españoles.


En la década de 1570, la guerra de los Países Bajos experimentó un giro importante. Alejandro Farnesio, el nuevo gobernador, era un buen negociador y diplomático y, posiblemente, el mejor general de su época. En pocos meses consiguió que los Estados católicos del sur firmaran unacuerdo, la Unión de Arras (1579) por el que se garantizaban los derechos de los flamencos a cambio de su lealtad a la Corona y la salida de los tercios.


Lepanto



La batalla tuvo lugar junto al golfo de Lepanto, en octubre de 1571. La flota cristiana, mejor posicionada, tuvo una victoria absoluta y destruyó la armada turca. Pero las consecuencias de la victoria no fueron inmediatas, porque los turcos rehicieron su escuadra, al tiempo que la Liga se disolvía. Sin embargo, Lepanto ayudó a terminar con el dominio turco del Mediterráneo: había acabado con la invenci­bilidad de su armada, y la atención del sultán giraba por entonces hacia las fronteras asiáticas de su Imperio. Pronto se iniciaron negociaciones secretas que condujeron a una tregua definitiva.


La lucha contra Inglaterra y la Armada Invencible


En 1558 murió María Tudor, tercera esposa de Felipe II. Y subió al trono Isabel I, protestante. Desde entonces las relaciones entre Inglaterra y la monarquía española se fueron tensando en torno a dos cuestiones básicas: América y los paises Bajos.


Respecto a América, Inglaterra y Francia habían re­chazado las bulas papales y el Tratado de Tordesillas, que daban  el monopolio de la explotación del continente a españoles y portugueses. Pronto, corsarios como los inglesesHawkins y Drake se dedicaron a asaltar los barcos , regresaban del Caribe, y obligaron a las autoridades de algunos puertos americanos a comerciar con ellos. De­mostraban así que el monopolio era vulnerable, pese al sistema de flotas y escoltas navales establecido por Felipe II.


La intervención en Francia y el fin del reinado


En 1584 estalló una guerra civil en Francia entre católi­cos y hugonotes (protestantes). En ella Felipe II suministró armas y dinero a los católicos. Pero en 1589 Enrique de Na­varra, líder de los hugonotes, se pasó al catolicismo y se convirtió en el rey Enrique IV. Aunque Felipe II envió sus tro­pas, que durante varios años sostuvieron al bando católico, éste fue finalmente derrotado.


La Leyenda Negra y la polémica en torno a Felipe II:




 La personalidad de Felipe II  es muy diferente a su padre Carlos I (hombre de acción). Tiene un carácter reservado, solitario, taciturno, celoso de la aplicación de la legalidad, con gran sentido del deber, hombre de despacho, no de acción, lento a la hora de tomar decisiones.


Es el defensor del catolicismo, el rey cristianísimo, el soberano del gran imperio hispánico


Sin embargo, para sus enemigos es  “El demonio del mediodía”



III.- EL MODELO POLÍTICO DE LOS AUSTRIAS:





Existe una fuerte tensión institucional entre dos elementos :




·La teoría política: autoritarismo monárquico. Visión de la monarquía como defensora de la seguridad de sus territorios y guardianes de sus súbditos.



·Realidad constitucional de los diferentes reinos y señoríos de la monarquía, dotados cada uno de sus propias leyes e instituciones, cada uno con mayor o menor autonomía o independencia.


Los territorios de la monarquía son un entramado social y político de reinos y señoríos, dónde el ejercicio del poder de la Corona estaba limitado:



La base de la monarquía era la unión de la Coronas de Castilla y Aragón:



En la Corona de Castilla, un único Consejo real, unas cortes y un mismo sistema fiscal facilitan la unidad de los territorios, pese a las diferencias de rasgos que presentaban algunos de los territorios del norte (Galicia, Guipúzcoa)


Toda la autoridad se concentraba de manera directa en la figura del monarca. Para asesorarle en la toma de decisiones estaban los Consejos, formados en su mayoría por altos funcionarios, letrados, pero también por algunos miembros de la nobleza y de la Iglesia. Todos actuaban en la corte, junto al rey y eran meramente consultivos, porque la decisión correspondía siempre al monarca.


 El Consejo de Estado: único órgano común a todo el imperio, se encargaba de coordinar a todos los consejos, estaba constituido por miembros de la aristocracia, con experiencia en la diplomacia, las armas o la carrera eclesiástica.


IV.- ECONOMÍA, SOCIEDAD Y CULTURA EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI. LA INQUISICIÓN




1. La expansión económica del siglo XVI: etapa de fuerte crecimiento demográfico y económico


• La población creció un 50%



• Se amplió el espacio de cereal y viñedo: se gana espacio a base de roturar los bosques. El aumento de la producción agrícola permite la creación de excedentes para alimentar a poblaciones que ya no vivan directamente de la tierra.


• La ganadería trashumante sigue ocupando el papel principal dentro de la economía castellana



• Las actividades artesanales siguieron siendo escasas, salvo la industria textil las amas y los astilleros



• Una peligrosa subida de precios: la subida de precios se debió al fuerte crecimiento de la demanda generada por América, y la masiva llegada de oro y plata.



2. La sociedad española del siglo XVI:



La intolerancia religiosa: paralelo a la consolidación del protestantismo en buena parte de Europa, se fue abriendo paso en España una progresiva intolerancia ideológica, con dos consecuencias fundamentales.


El peso de la Inquisición:



Reconvertida en tiempos de Felipe II en un instrumento de lucha contra la Reforma protestante y contra cualquier heterodoxia religiosa.


Actuará contra todas las clases sociales e instituciones, incluida la jerarquía eclesiástica (el propio arzobispo de Toledo, B. Carranza será detenido y acusado en 1559 de publicaciones heréticas, Fray Luís de León será encarcelado por sus escritos).


Los años más duros son los de 1560 a 1580, sirven para imponer los dogmas de la contrarreforma religiosa establecidos en el Concilio de Trento.


Los reinos hispánicos se cierran a la cultura europea por el miedo al contagio protestante


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