El Establecimiento del Estado Liberal en España (1833-1868)
Este periodo es crucial en la historia de España, ya que supuso la implantación definitiva del Estado liberal y el fin del Antiguo Régimen. Esta compleja y larga etapa se caracterizó por la inestabilidad política, el papel central del ejército y las Guerras Carlistas, que conllevaron a la inestabilidad del reinado. Dicha inestabilidad produjo la constante creación de gobiernos, la promulgación de constituciones, pronunciamientos militares y levantamientos sociales.
Estructura del Reinado de Isabel II
El reinado de Isabel II se divide en tres grandes etapas:
- Minoría de Edad de Isabel II (1833-1843): Dividida entre las regencias de su madre, María Cristina, y la del general Espartero.
- Mayoría de Edad de Isabel II (1843-1868): Se subdivide en:
- La Década Moderada (1844-1854), liderada por el general Narváez.
- El Bienio Progresista (1854-1856), con Espartero y O’Donnell.
- Los Últimos Años del Reinado (1856-1868).
El Conflicto Ideológico: Carlismo vs. Liberalismo
El Carlismo: Tradición y Absolutismo
El carlismo es una ideología opuesta al liberalismo, motivada por Don Carlos, que defendía el absolutismo propio del Antiguo Régimen. Su lema identificaba la idealización del medio rural y la tradición frente a la sociedad urbana e industrial emergente, constituyendo un enfrentamiento campo-ciudad.
Contaban con el apoyo del clero, la nobleza agraria y el campesinado, quienes veían amenazadas su economía y tradiciones por las reformas liberales (impuestos e igualdad jurídica).
El Liberalismo
Los liberales defendían un Estado liberal y un modelo de desarrollo urbano, a diferencia del carlismo. Su base social estaba formada por:
- Burgueses de clase alta y media.
- La gran nobleza.
- Parte del clero.
- El campesinado sin tierra.
La Primera Guerra Carlista (1833-1840)
El conflicto se desarrolló en tres frentes principales, enfrentando al ejército liberal contra las fuerzas carlistas:
- País Vasco y Navarra: Donde Tomás de Zumalacárregui organizó el ejército carlista.
- El Maestrazgo (Aragón y Valencia): Bajo el mando del general Cabrera.
- Cataluña.
Fases de la Guerra
- 1833-1836: Iniciativa Carlista. Zumalacárregui organizó la Expedición Real (o Marcha Real), que fracasó. Espartero derrotó a los carlistas en Luchana. Zumalacárregui murió durante el asalto a Bilbao.
- 1836-1840: Iniciativa Liberal y División Carlista. Se produjo una división ideológica entre los carlistas: los transaccionistas (partidarios de pactar con los liberales) y los intransigentes (partidarios de mantener la guerra).
La guerra finalizó con la firma del Convenio de Vergara en 1839 entre Maroto (carlista) y Espartero (liberal). Este acuerdo admitió a los oficiales carlistas en el ejército y pactó el mantenimiento de los fueros vascos y navarros. Don Carlos rechazó el convenio, y los campesinos radicales continuaron la lucha hasta la derrota definitiva de Cabrera en 1840.
La Regencia de María Cristina (1833-1840)
Inicialmente, el gobierno mantuvo un carácter conservador. En 1833, Javier de Burgos realizó la división territorial en provincias, muy semejante a la actual.
Gobierno Moderado (1833-1835)
Este primer gobierno liberal moderado tuvo que hacer frente al inicio de la Guerra Carlista y elaboró el Estatuto Real de 1834, un reglamento de convocatoria de Cortes que estableció unas Cortes bicamerales:
- Estamento de Próceres: Nombrado por la reina.
- Estamento de Procuradores: Elegidos mediante sufragio censitario, restringido a personas de alto nivel de renta (permitiendo votar solo al 0.16% de la población).
Gobierno Progresista y la Constitución de 1837
Los progresistas llegaron al poder tras el Motín de la Granja (1836). Proclamaron la Constitución de Cádiz y convocaron elecciones a Cortes Constituyentes, que elaboraron la Constitución de 1837 (de carácter progresista). Con ella se implantó definitivamente el liberalismo, estableciendo:
- Soberanía nacional.
- Reconocimiento de derechos individuales.
- División de poderes (aunque concedía mucho poder al rey).
- Cortes bicamerales (Congreso y Senado).
- Sufragio censitario.
Durante este periodo también se procedió a la abolición del régimen señorial, la supresión de mayorazgos y la Desamortización Eclesiástica de Mendizábal (1837).
La Regencia del General Espartero (1840-1843)
Espartero comenzó su gobierno con tintes autoritarios. Se impulsó legislación librecambista que favorecía las relaciones comerciales con Gran Bretaña. En 1842, ocurrió el bombardeo de Barcelona para sofocar una insurrección popular.
En 1843, el apoyo a los moderados y a parte de los progresistas disidentes creció, lo que llevó a un pronunciamiento que forzó la caída de Espartero. Ese mismo año, se declaró la mayoría de edad de Isabel II, quien comenzó a gobernar a los 13 años, dando inicio a la segunda etapa de su reinado.
La Mayoría de Edad de Isabel II (1843-1868)
La Década Moderada (1844-1854)
Este periodo estuvo protagonizado por el general Narváez, cuyo objetivo principal era clausurar la etapa progresista. Se caracterizó por una política fuertemente centralizadora y una interpretación restrictiva de la Desamortización.
Reformas y Legislación
El hito principal fue la elaboración de la Constitución de 1845 (moderada), que estableció:
- Soberanía compartida entre el Rey y las Cortes.
- Sufragio censitario muy restringido.
- Libertades y derechos reducidos.
Otras reformas importantes incluyeron:
- La Ley de Administración Local (que centralizaba el nombramiento de alcaldes).
- Reformas fiscales y de Hacienda.
- La Ley de Instrucción Pública y el Código Penal.
En 1851, se firmó el Concordato con la Santa Sede, que supuso la paralización de la desamortización y el establecimiento de un presupuesto estatal para el sostenimiento del culto y el clero. Además, el País Vasco y Navarra conservaron sus derechos forales por temor al resurgimiento del carlismo.
El Bienio Progresista (1854-1856)
El Bienio se inició con el pronunciamiento de O’Donnell en Vicálvaro. El levantamiento fue capitalizado por los progresistas, quienes llamaron a Espartero para formar gobierno. O’Donnell proclamó el «Manifiesto de Manzanares», prometiendo reformas como la mejora de la ley electoral y de imprenta, la rebaja de impuestos y la restauración de la Milicia Nacional.
En las ciudades, estallaron revueltas populares encabezadas por progresistas y demócratas, que trataron de formar Juntas Revolucionarias para exigir reformas más profundas.
Reformas Clave del Bienio
- Surgimiento del Banco de España.
- Inicio de la construcción de los ferrocarriles (Ley General de Ferrocarriles).
- La Desamortización Civil de Madoz (1855).
- Se inició la redacción de la Constitución progresista de 1856 (la Non Nata), más avanzada que la de 1837, pero que no llegó a entrar en vigor.
Los Últimos Años del Reinado (1856-1868)
Durante este periodo se alternaron en el poder los unionistas (liderados por O’Donnell) y los moderados (liderados por Narváez). El carácter conservador se ejemplificó con la restauración de la Constitución de 1845 y la represión de los movimientos populares.
Se desarrolló una política internacional de prestigio con intervenciones militares en Indochina, México y Marruecos, que, aunque sin grandes consecuencias territoriales, otorgaron gran prestigio al general Prim.
La oposición al régimen creció, manifestándose a través de una larga serie de pronunciamientos progresistas (su única vía de acceso al poder), constantes a partir de 1861 (como la Revuelta Campesina de Loja).
Nuevos Grupos Políticos Opositores
- Demócratas: Defendían el sufragio universal masculino.
- Republicanos: Abogaban por la abolición de la monarquía.
Conclusión: El Fin del Reinado
La implantación del liberalismo en España fue un proceso extremadamente difícil, marcado por la necesidad de lidiar con la Guerra Carlista y la profunda división interna del propio liberalismo (Moderados vs. Progresistas). Estas facciones se enfrentaron en temas cruciales como la Milicia Nacional, los juicios por jurados, las libertades públicas, la organización de los ayuntamientos y el papel de la Iglesia.
Los militares jugaron un papel decisivo en la política a través de los pronunciamientos. Mientras tanto, el pueblo permanecía excluido de la vida política, sufriendo graves problemas sociales derivados de impuestos indirectos (consumos), el servicio militar obligatorio (quintas) y la incipiente industrialización.
El reinado de Isabel II terminó abruptamente con la Revolución Gloriosa de 1868, fruto del Pacto de Ostende entre Progresistas y Demócratas. Este evento fue el equivalente español de las revoluciones democratizadoras que habían sacudido Europa en 1848, abriendo paso al Sexenio Democrático.